Se ha hablado que las emociones tienen relación con las enfermedades crónicas. Algunas emociones negativas, como la ira, tristeza, miedo, estrés y ansiedad se consideran factores de riesgo para el desarrollo de ciertas enfermedades. Incluso, los expertos han determinado que dichas emociones no solo ocasionan la enfermedad, sino que también influyen de forma sustancial sobre su desarrollo y cronificación.
De este tema, que ocasionalmente no es percibido en su justa dimensión, voy a hablar a solicitud de Rosie. Ella es una seguidora de Utah, ex-consultora empresarial, madre de familia y ahora abuela a tiempo completo, con costumbres muy latinas de apego. Para Rosie, resultaba muy gratificante estar rodeada de su familia, en especial de sus nietos.
Rosie trabajó por muchos años en una empresa transnacional. Esto involucró en su vida útil laboral, muchas horas despierta, falta de sueño, comidas irregulares; además malas posturas y mucho tiempo sentada al frente de un escritorio. Después de este tiempo, su dolor se volvió caótico.
Asistió a un médico traumatólogo ortopedista para saber qué tenía. Luego de una serie de analíticas y exámenes radiológicos, le informó que no había muestras para que sintiera tanto malestar. Su dolor físico agudizaba y aunado a la ausencia de sus nietos, potenciaron su aflicción, tristeza y soledad, a pesar de estar acompañada de su esposo.
Después de tanto tiempo, Rosie le fue diagnosticada fibromialgia. Ciertamente, los sentimientos de ausencia y tristeza pudieron ir deteriorando poco a poco su salud. Finalmente, ella comentó que acudió a un especialista en comportamiento humano.
Es cierto que las emociones tienen una gran influencia en las enfermedades crónicas. Para reforzar lo dicho, preparé un informe sobre hallazgos recientes en relación a este tema. Dada la importancia de este trastorno en la sociedad actual, consideré importante compartir esta información aquí en mi blog.
Hablando acerca de las enfermedades crónicas
Según la OMS, las enfermedades crónicas son “aquellas de larga duración, progresión generalmente lenta y que no se transmiten de una persona a otra”.
Las enfermedades crónicas, también conocidas como enfermedades no transmisibles (ENT), son, entre otras, la diabetes tipo 2, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades pulmonares crónicas.
De hecho, muchas de estas enfermedades se consideran las principales causas de muerte y discapacidad en los Estados Unidos.
De acuerdo con los expertos, dichas patologías son ocasionadas por la participación conjunta de diversos factores: ambientales, de comportamiento, genéticos y fisiológicos.
Según los especialistas, las enfermedades cardiovasculares constituyen el 50% de los decesos ocasionados por las ENT a nivel mundial. Una forma significativa de controlar las enfermedades crónicas es reduciendo los factores de riesgo asociados a estas patologías.
Al considerar las estadísticas, se puede observar que seis de cada diez adultos estadounidenses presentan una enfermedad crónica y cuatro de cada diez padecen de dos o más de ellas.
Factores de riesgo más frecuentes para el padecimiento de enfermedades crónicas
Existen algunos comportamientos de riesgo comunes, que propician la aparición de las enfermedades crónicas. Entre ellos destacan:
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Sedentarismo
Según el Centro Nacional de Prevención de Enfermedades Crónicas y Promoción de la Salud, el sedentarismo ocasiona diversos efectos negativos. Dentro de ellos se inscriben ciertas enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 (DT2), el cáncer y cardiopatías.
De acuerdo con los especialistas, una insuficiente actividad física podría generar la presencia de patologías cardiovasculares, incluso en personas que no presentan otros factores de riesgo. Además de ello, incide sobre la presencia de una mayor propensión al desarrollo de cardiopatías, a saber: hipercolesterolemia, DT2, obesidad e hipertensión.
Diversos estudios han permitido determinar que, cuando no se realiza suficiente actividad física, se incrementa el riesgo de desarrollar DT2. Según los expertos, la actividad física favorece el control de la glucosa sanguínea, la tensión arterial y el peso. Además, promueve el incremento del colesterol HDL (bueno) y la reducción del LDL (malo).
Diversos organismos recomiendan practicar al menos una media hora de actividad moderada durante cinco días a la semana. Ello favorecería la disminución de las probabilidades para padecer cardiopatías, lesiones nerviosas e incluso diversos tipos de cáncer.
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Tabaquismo
De acuerdo a la Asociación Americana del Pulmón, fumar cigarrillos puede causarte la muerte. Sin embargo, antes de morir, podrías padecer ciertas enfermedades y trastornos graves, como ciertas enfermedades crónicas.
Entre ellas destacan el cáncer de pulmón, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma, la DT2 y las patologías cardiovasculares.
De acuerdo a los especialistas, la EPOC es una enfermedad que puede acarrear procesos de discapacidad grave a largo plazo. De hecho, puede llegar a impedir la realización de actividades cotidianas dentro del hogar. Además de ello, incide de forma importante en la muerte prematura.
De acuerdo a las estadísticas, la EPOC es la sexta causa de muerte en los Estados Unidos.
Es importante señalar, que el tabaquismo deteriora la casi totalidad de nuestros órganos, en especial el corazón y las arterias. Ello ocasiona una disminución del flujo sanguíneo al corazón, por efecto del estrechamiento y obstrucciones a nivel arterial.
Vale destacar, que cuando disminuyó el consumo de cigarrillos en los Estados Unidos, también lo hicieron los niveles de cardiopatía. Sin embargo, las cardiopatías encabezan la lista de las causas más frecuentes de muerte en los Estados Unidos.
El consumo de cigarrillos también está asociado con ciertos efectos peligrosos a nivel cerebral como los ictus o derrames. Estos procesos suelen ser ocasionados por una obstrucción temporal del suministro de sangre cerebral. Es considerada la quinta causa de muerte en los Estados Unidos.
De acuerdo a diversas investigaciones, el asma suele complicarse en personas que fuman cigarrillos al irritar las vías respiratorias. Esto puede promover ataques repentinos de asma, que podrían agudizarse.
Cabe destacar, que quienes fuman poseen entre un 30 y un 40% mayor probabilidad de padecer DT2 que quienes no fuman. Incluso, el cigarrillo ocasiona complicaciones cardíacas, circulatorias, visuales, nerviosas y renales.
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Abuso de bebidas alcohólicas
Mediante diversas investigaciones se ha logrado determinar, que el consumo prolongado y excesivo de alcohol puede acarrear diversas patologías crónicas. Además de ello, puede estimular la presencia de problemas de salud mental, memoria y aprendizaje.
Existen además, otras enfermedades crónicas y lesiones que pueden desencadenarse por el consumo desmedido de alcohol. Entre ellas destacan, las cardiopatías, accidentes cerebrovasculares e hipertensión arterial.
Debemos señalar, que el consumo excesivo de alcohol también afecta la función hepática. Este desequilibrio podría generar esteatosis o hígado graso, cirrosis, fibrosis y hepatitis.
Asimismo se ha comprobado, que la ingesta desmedida de bebidas alcohólicas fermentadas o destiladas, pueden ocasionar diversos tipos de cáncer. Dentro de ellos podemos señalar, cáncer de mama, recto, colon, hígado, boca, garganta, laringe y esófago.
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Contaminación ambiental
Según los expertos, la contaminación atmosférica presenta una mezcla compleja de polvo, vapores y gases. Estos compuestos químicos, podrían causar ciertas enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Un estudio reciente mostró una asociación entre la contaminación del aire y la incidencia y gravedad de ciertas enfermedades como las respiratorias y cardiovasculares. Entre ellas destaca el COVID-19.
Dicho efecto contribuye a que la contaminación del aire exterior, sea actualmente más importante que en el pasado. Dicho estudio fue publicado en Environmental Research el 2022. De acuerdo a los responsables del mismo, se logró la detección de ciertos componentes atmosféricos producidos por la contaminación industrial.
Cabe destacar, que una gran mayoría de ellos son responsables de la presencia de diversas enfermedades crónicas. A saber, DM2, además de diversas patologías respiratorias, cardiovasculares e inflamatorias.
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Inadecuada alimentación
Según los especialistas de la UCLA, las inferencias sobre alimentos específicos no es una tarea sencilla. Por esta razón, los investigadores estudian los patrones alimentarios.
Esto permite cuantificar la exposición acumulativa de los diferentes componentes de la dieta. Este efecto posee un mayor impacto positivo sobre la salud que cualquiera de los componentes por separado.
Es importante señalar, que el sodio y el potasio son elementos frecuentes en muchos alimentos. Como sabemos, ellos favorecen el mantenimiento de los fluidos y el volumen sanguíneo e influyen de forma opuesta sobre la tensión arterial. Por ello, un consumo muy elevado de sodio y bajo de potasio favorece el incremento de la tensión arterial.
Este efecto negativo puede afectar el adecuado desempeño de la función visual, renal, cardíaca y cerebral. De hecho, esto ocasiona diversas afecciones cardiacas con efectos mortales.
Se ha establecido, que a nivel mundial más del 88% de la población adulta consume al menos un gramo más de sodio que las recomendaciones diarias establecidas de dos gramos.
Diversos alimentos poseen sal oculta, más allá de las carnes, comidas precocidas y alimentos procesados. Entre ellos destacan el pan de las tiendas, pollo, queso y comidas de restaurantes.
Muchos investigadores han observado una vinculación estrecha entre el sodio dietético y la presencia de enfermedades crónicas. A saber: enfermedades renales, cardiovasculares e hipertensión.
Debemos señalar, que el consumo elevado de azúcar, carbohidratos refinados y grasas saturadas ocasionan diversas patologías crónicas. Podemos destacar el síndrome metabólico, obesidad y DT2, además del incremento del riesgo de enfermedades renales y hepáticas.
Debemos resaltar, que dentro de los alimentos que deben priorizarse para prevenir enfermedades crónicas resaltan las verduras, frutas, frutos secos, pescado y cereales integrales. Además de ello, reviste mucha importancia de disminuir el consumo de azúcares añadidos, carnes rojas, alimentos procesados, grasas saturadas y sodio.
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Estrés emocional
Hasta ahora se han mostrado diversos factores de riesgo para el padecimiento de enfermedades crónicas. Sin embargo, durante las últimas décadas se ha realizado un seguimiento exhaustivo a ciertos efectos relacionados con las emociones.
Vale destacar, que ello ha permitido corroborar que el estrés emocional se asocia de forma sustancial con diversos trastornos físicos.
De acuerdo con los expertos, dichas asociaciones poseen una considerable importancia de índole individual y también para la salud pública. De esta forma, el estrés emocional y los procesos depresivos se consideran factores de riesgo causales de enfermedades crónicas.
Los mismos pueden incrementar los trastornos físicos asociados a elevados costos financieros, procesos incapacitantes e incremento del riesgo de mortalidad.
Vale destacar, que las emociones negativas tales como la ansiedad, el estrés, la ira y el miedo, son factores de riesgo notorios en la génesis de determinadas enfermedades. Vale destacar, que existen ciertas variables cognitivas relacionadas con la interpretación y afrontamiento de sucesos problemáticos.
Según los expertos, las emociones además de promover las patologías determinan también su desarrollo, intensificación y cronificación.
Dentro de ellas destacan la DT2, enfermedades cardiovasculares, cáncer, hipertensión, trastornos respiratorios, asma, artritis y diversos tipos de dolor crónico. De acuerdo con la experiencia, la protección frente a enfermedades crónicas debe considerar en todo momento el apoyo personalizado.
Ello permitirá el control de los factores estresantes. Además de ello se deben incluir ciertas modificaciones en el estilo de vida, con énfasis en el ejercicio físico, la dieta y la desintoxicación.
Ahondando acerca de las emociones y su efecto sobre las enfermedades crónicas
Según los especialistas, las emociones son procesos que generalmente se activan cuando nuestro organismo percibe desequilibrios, peligros o amenazas. Esto ocurre con la finalidad de activar los recursos de los que dispone una persona para lograr controlar dichos problemas.
De acuerdo con los expertos, las respuestas dependen de las experiencias individuales. Diversas reacciones emocionales, como el miedo, la tristeza, la ansiedad, la ira, la hostilidad, la depresión y estrés, poseen efectos fisiológicos.
Esto ocurre debido a complicados mecanismos que son activados por efectos del sistema nervioso. Cuando ellos se ponen en marcha, ocurren ciertas afecciones a nivel de las secreciones glandulares, los músculos, la sangre, los órganos y los tejidos.
En las nuevas concepciones terapéuticas, se ha planteado que las emociones constituyen una de las variables a tratar. De hecho, la nueva concepción de salud contempla que la misma no es solo un estado de bienestar físico. Es también social y mental, considerándose como un todo y no simplemente la ausencia de patologías.
Vale destacar, que ciertos estados emocionales representan un factor de riesgo muy especial cuando se cronifican. Sobre todo porque llegan a afectar la salud mediante la inducción de hábitos poco saludables. Entre ellos destacan la escasa actividad física, la dieta poco variada y rica en grasas, la ingesta de alcohol y el consumo de tabaco.
Como se vio anteriormente, todos estos hábitos indeseables han sido catalogados como factores de riesgo para el padecimiento de enfermedades crónicas.
Las emociones y la actitud frente a las enfermedades
Si se muestra la otra cara de la moneda, podría decirse que las emociones no adaptativas, incluyendo las patológicas, incrementan el sufrimiento cuando se padece una enfermedad crónica. De hecho inciden sobre su agravamiento, y pueden llegar incluso a trastocar el tratamiento médico prescrito.
Ello puede ocurrir en muchas ocasiones, por efecto de una respuesta ante un diagnóstico. Si dichas reacciones se presentan de forma frecuente, prolongada y de alta intensidad, afectarán sustancialmente la progresión de la enfermedad.
Estos efectos negativos pueden transformar las enfermedades, aunque estas sean comunes (inofensivas), agudas, crónicas o terminales. Por ejemplo, podrían transformar las enfermedades transitorias en crónicas e incluso podrían perturbar la recuperación, tornándola en recaída.
Las emociones incluso podrían ocasionar efectos negativos sobre las actitudes del paciente con respecto a quienes tienen a su cargo el cuidado de su salud. Además de ello, pueden perturbar las relaciones con su propia familia e incluso sobre el cumplimiento de las prescripciones médicas.
De hecho, el paciente podría tomar decisiones que pueden impedir su proceso de curación al ignorar la adhesión al tratamiento. Este incumplimiento podría afectar negativamente el tratamiento, en especial el de enfermedades crónicas.
De acuerdo con los especialistas, la Psicología posee un papel fundamental sobre el diseño de tratamientos que logren transformar las consecuencias negativas derivadas de la relación entre emoción y enfermedad.
Ello debe incluir también el estudio de las disfunciones cognitivas. Tanto los problemas de procesamiento cognitivo como la dificultad para expresar las emociones.
Según las investigaciones, la falta de control de las emociones y también su ocultamiento podrían ser considerados factores de riesgo que incrementan la vulnerabilidad hacia el padecimiento de diferentes patologías.
Por ello, muchos expertos coinciden en que la esperanza, alegría, empatía y solidaridad podrían ayudar a preservar nuestra salud física y mental.
Concluyendo
De acuerdo a lo mostrado, el sedentarismo, tabaquismo, exceso de alcohol, alimentación desequilibrada, estrés y contaminación ambiental son factores de riesgo para el padecimiento de enfermedades crónicas.
De acuerdo a la OMS, las enfermedades crónicas se denominan también enfermedades no transmisibles. Entre ellas destacan la diabetes tipo 2, el cáncer, enfermedades cardiovasculares y pulmonares crónicas.
Vale destacar, que en las últimas décadas la ciencia ha determinado que existe un factor de riesgo que condiciona la presencia de enfermedades crónicas. Se trata de diversas reacciones emocionales como miedo, tristeza, ansiedad, ira, hostilidad, depresión y estrés, con notables efectos fisiológicos.
Según la ciencia, ello ocurre por efecto de complicados mecanismos que pueden activarse con el concurso del sistema nervioso.
Cuando dichos mecanismos se ponen en marcha, ocasionan afecciones a nivel de las secreciones glandulares, los músculos, la sangre, órganos y tejidos. Es importante destacar, que cuando los estados emocionales se cronifican inducen una serie de hábitos poco saludables que magnifican la intensidad de las enfermedades crónicas.
Las nuevas concepciones terapéuticas plantean que las emociones constituyen una de las variables a tratar para evitar las enfermedades crónicas. Para muchos especialistas, la psicología posee un rol destacado sobre el diseño de tratamientos que logren transformar las consecuencias negativas derivadas de la relación entre emoción y enfermedad.
Para Rosie la información recibida, la cual comparto en el post, representó un conocimiento que le ayudó a enrumbarse. De hecho, ella me comentó que nunca habría imaginado que mantener por mucho tiempo estos pensamientos negativos indujeran hábitos peligrosos.
Ella se sintió muy agradecida, y decidió desterrar esos sentimientos que en poco tiempo comenzarían a deteriorar su salud.
“El panorama es muy complejo porque el estrés crónico parece afectar a las funciones de órganos y sistemas a múltiples niveles. Sin embargo, si se identifican los procesos bioquímicos específicos afectados por el estrés crónico, será posible prever soluciones para estimular la resiliencia y controlar las enfermedades dependientes del estrés”
Dra. Agnese Mariotti, PhD
Escritora científica en Lausana, Suiza
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5876976/
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5137920/
https://www.bmj.com/content/361/bmj.k2396
https://www.paho.org/en/topics/noncommunicable-diseases
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https://www.cdc.gov/chronicdisease/resources/publications/factsheets/physical-activity.htm
https://bmcprimcare.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12875-017-0692-3
https://digitalcommons.aaru.edu.jo/cgi/viewcontent.cgi?article=1088&context=dusj
https://www.uclahealth.org/news/when-it-comes-to-nutrition-and-chronic-disease-focus-on-the-basics