Conóceme

En España, en la ciudad de Barcelona y sus alrededores los inviernos son cálidos, pero el invierno de 1986 no fue así.

El viento, las nubes y las lluvias constantes hacían que el lujoso edificio donde mi padre, que tenía 3 trabajos limpiaba, se manchara tanto que después de clase algunos viernes, iba a ayudarle para que terminara más temprano y pudiéramos cenar juntos.

Aquel viernes del mes diciembre de 1986 lo recuerdo como si fuera ayer, me encantaba ayudar a mi cariñoso padre, él es un hombre humilde y trabajador a quien considero mi héroe. Así que salí de clase, dejé los libros en casa y caminando me fui a buscarlo en su trabajo.

Hoy estaba muy emocionada, papá me había prometido que si llegaba a tiempo me dejaría usar una escoba nueva con púas rojas que acababa de comprar. Al llegar me dio un abrazo y me dijo: — Lo prometido es deuda — entregándome el cepillo rojo.

Mientras barría el suelo de mármol del séptimo piso con mi escoba recién estrenada, escuché que dos vecinas salían del ascensor y susurraban en voz tan baja que no las podía entender.

Discretamente me acerqué, es que a las españolas nos encanta el chisme y no quería perderme los últimos cotilleos del vecindario. Así que barriendo en silencio me fui arrimando hasta que encontré un buen rincón donde ellas no me veían, pero yo si podía oírlas bien.

La sorpresa de lo que estaban diciendo me paralizó, esta vez, a diferencia de las otras veces, no estaban hablando de la elegante Sra. García del piso 10, lo que escuché cambió mi vida, la cambió para siempre.

  • — ¿La has visto? —
  • — Sí, viene varias veces al mes—
  • — Se parece a su padre, y limpia como él —-
  • —“De tal palo tal astilla” — comentaron entre risas —

  • Estaban hablando de mí…

    Aún era una niña cuando esto ocurrió, pero las palabras de aquellas dos mujeres me indignaron tanto que ese viernes día 5 de diciembre de 1986 tomé una decisión determinante para mi vida.

    En mi diario aquella noche escribí:

    5 de diciembre de 1986

    “No soporto a la gente arrogante que juzga a los demás por lo que tienen, no por lo que son… Ojalá fuera millonaria”


    Aún no sabía cómo alguien se convierte en millonario pues apenas tenía 12 años, pero lo que tenía claro era que jamás dejaría que el dinero definiera mi opinión y respeto por los demás. Claro… para demostrarlo primero tenía que ser rica y así empezó mi historia…

    Cuando aún era muy joven me fui a vivir a los Estados Unidos para seguir mi sueño y dejar atrás los demonios que me perseguían. Los años pasaron y mi sueño ya no era el mismo que cuando era niña.

    Ser millonaria ya no me preocupaba…

    Ahora la ciencia no solo era mi trabajo sino una verdadera pasión, dedicada a ayudar a sobrevivientes de cáncer, mi misión era transformar vidas mediante la alimentación saludable.

    En mi trabajo veía a pacientes moribundos que se habían sometido a tratamientos agresivos de quimioterapia y radioterapia que querían explorar cómo una alimentación saludable podía ayudarles.

    Con un protocolo de alimentación sano y el apoyo de elementos vitamínicos, minerales y antioxidantes aislados muchos pacientes transformaban sus vidas en unos meses, pero otros, aunque mejoraban, no progresaban con la misma rapidez.

    Eso me preocupaba, así que analicé uno por uno los casos que no mejoraban a un ritmo normal. Estudié su alimentación, sus rutinas y medicaciones, finalmente decidí evaluar los suplementos que tomaban.

    Enseguida algo me olió mal lo que me instó a indagar más, quería descubrí la raíz del problema.

    En mi investigación algo me sorprendió, la mayoría de marcas importantes de vitaminas que se consiguen en las farmacias, las que yo recetaba por ser las mejores, eran subsidiarias de grandes compañías farmacéuticas.

    Las grandes farmacéuticas tienen un solo fin: ganar dinero, y descubrir que las mismas farmacéuticas que fabrican medicamentos tóxicos estaban detrás de las marcas de los suplementos que estaba recetando me dio muy mala espina.

    Pero no quería llegar a ninguna conclusión sin antes analizar los ingredientes uno por uno. Para ello solicité certificados de análisis, fichas de datos de seguridad, origen de los ingredientes y un sin fin de papeles que pude conseguir de muchas marcas.

    Lo que descubrí me dejó de piedra, lo que había estado recetando era totalmente sintético y en lugar de ayudar entorpecía. No era de extrañar que los pacientes que más necesitaban los suplementos eran los que menos progreso estaban haciendo.

    En estas vitaminas encontré subproductos de plásticos usados como coagulantes para tabletas, edulcorantes sintéticos, colorantes tóxicos y un sin fin de basura que no pertenece en un producto hecho para la salud.

    ¿Cómo podía haber sido tan ingenua? Indignada, me vi obligada a tomar cartas en el asunto, tenía que hacer algo para garantizar que mis pacientes recibieran lo que merecían incluso si eso significaba crear mis propios suplementos.

    La cuesta arriba…

    Empezar un negocio siendo mujer, extrajera y sin dinero, no fue fácil. Para lograrlo me me vi obligada a hipotecar mi casa y pedir varios préstamos. Pero no me quedaba otra opción, mis pacientes merecían lo mejor y sabía que este era el único modo de garantizarlo.

    Mis días se pasaban entre consultas y laboratorio inventando preparaciones con ingredientes puros. Mi compromiso con la calidad y con mis pacientes finalmente recibió su reconocimiento en la industria de los suplementos en Estados Unidos

    Después de muchos años creando fórmulas de calidad para mis pacientes, otras marcas que querían ofrecer mejores fórmulas me pidieron que colaborara en sus proyectos. Así que además de crear suplementos para mis pacientes, mis formulas actualmente se venden bajo cientos de marcas en Estados Unidos, Asia y Europa.

    Ser testigo de tantas transformaciones de salud, no tiene precio, además. con los años fui pagando mis deudas hasta que en el año 2010 las había liquidado por completo aquel día escribí en mi diario:

    7 de abril del 2010

    “Soy la mujer más rica del mundo, no por el dinero acumulado sino por conocer a Dios que me dio una conciencia disciplinada para ser honrada y humilde en todo lo que hago

    Me siento bendecida por tantas cosas … pero principalmente por mi familia, mi marido, mis dos hijos maravillosos y por la oportunidad que tengo diariamente de poner mi granito de arena en ayudar a tantas personas. Que generosa que ha sido la vida conmigo.”.

    Todo era perfecto, casi demasiado perfecto hasta …aquel sábado en el mes de noviembre

    Este año en Minnesota aún no hacía frío, por la mañana habíamos estado en el parque jugando con Micah y Marco en los toboganes y los columpios. “Más alto, más alto decían mientras los empujábamos”.

    A Micah de 6 años, le encantaba corretear por el parque persiguiendo a Marco que con solo 2 años tenía dificultad para moverse con la misma facilidad. “A que no me pillas… le decía Micah a Marco mientras desaparecía detrás de los arbustos”

    Pero ahora de pie con la mirada anclada hacia el oeste, lo único que podía hacer era contemplar como el viento soplaba y barría las hojas de otoño iluminadas por la luz del sol de la tarde…

    Luces, ambulancias, policía, médicos, enfermeras, bullicio y mi pregunta ¿Por qué? Mientras abrazaba el cuerpo de mi hijo SIN VIDA ¿Por qué? Porque Marco y no yo, porque mi hijo de 2 años.

    El dolor de su pérdida todavía me tortura, pero el pesar más grande que aún tengo es que la mayor parte de sus dos años los pasé trabajando para transformar vidas, sin saber que la vida que realmente necesitaba transformación era la mía.



    Vida SIN Marco

    No hay palabras que puedan expresar el vacío que nos dejó como familia no tener a Marco entre nosotros. Mike y yo habíamos perdido a nuestro hijo, Micah había perdido a su hermano, todos éramos víctimas de una perdida.

    Para no concentrarnos en la angustia, nos propusimos normalizar nuestras vidas y poner nuestros esfuerzos en dos objetivos. El primero mostrarle a Micah que, a pesar del dolor y la tristeza, estábamos ahí para él, sus padres no se habían desvanecido con Marco.

    El segundo, darle a Micah otro hermanito.

    Casi un año después de haber escrito sobre mi éxito profesional, sobre haber saldado mis deudas y haber ayudado a tantas personas hice la siguiente entrada en mi diario:

    6 de Marzo 2011

    “Hoy se cumplen cuatro meses desde que perdimos a Marco. Cuanto lo extraño, que vacío tan grande tengo. El no poder mecerlo, abrazarlo, besarlo, como puede una madre estar preparada para algo así …

    Hoy igual que ayer, igual que todos los días desde hace cuatro meses, no me hubiera levantado, el pensar en enfrentarme a no ver a mi hijo me hunde pero tengo que mantenerme positiva para darle a Micah mucho amor y un hermanito”.

    Así que ese mismo día con la ilusión de un bebé nos aventuramos en una nueva fase, volver a ser padres. ¿Superaría algún día esta pérdida tan grande? Cuanto necesitaba volver a tener un bebé.

    Mis embarazos anteriores con Micah y Marco habían sido muy fáciles, tan pronto como nos lo propusimos me quedé en cinta, nunca tuve ningún problema para concebir, así que estaba emocionada por volver a ser mamá.

    Sin embargo, algo había cambiado esta vez, llevábamos más de un año intentándolo y no había podido concebir. El tiempo continuó pasando y nada, no había manera de que quedara en cinta.

    El estrés de no poder quedarme embarazada se hacía una montaña imposible de escalar. Desconcertada por la incertidumbre y la tristeza, finalmente consultamos con un especialista en fertilidad quien sugirió que probáramos la fecundación in-vitro.

    La fecundación in-vitro es un viaje emocional de medicaciones que requiere pinchazos diarios con distintas hormonas, el proceso es fatigoso física y emocionalmente, pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para volver a ser madre.

    Me sometí a un primer ciclo, falló, a un segundo, un tercero… también fallaron, volvimos a intentarlo… no había manera. Finalmente después del último ciclo fracasado, el Dr. Corfman nos dijo:

    “Su sistema reproductivo está totalmente estropeado, es peor que si hubiera sido una víctima nuclear de Chernobyl, jamás podrá quedarse embarazada, la única manera de que tengan otro bebé será adoptar”

    ¿Adoptar? Escuchar esa condena fuer aterrador. Salí del consultorio abrazada a mi marido dolida, deprimida, llorando inconsolablemente y preguntándome ¿por qué?


    A pesar de ser científico y haber dedicado mi vida al estudio e investigación de las enfermedades, mi énfasis siempre había sido ayudar a los demás, quizá como escape para evitar tener que ayudarme a mí misma.

    Pero ahora, no me quedaba más remedio, que analizarme como paciente y enfrentarme a lo que más temía, los demonios de mi pasado. De ellos el más oscuro era el abuso sexual, del que había sido víctima por una década y que me impulsó a salir de España tan joven.


    Siempre fui muy buena embotellando mis sentimientos, echándolos en ese baúl que todos tenemos. Pero ahora tenía que liberarlos de su prisión y analizarlos uno por uno si quería sanarme, para ello necesitaba ayuda de quienes conocían el tema mejor que yo.

    Algunos de mis mentores fueron Dr. Hammer y el Dr. Dispenza de quienes aprendí sobre el vínculo entre el choque emocional y la fisiología de nuestros órganos y como afecta a su funcionamiento. Entendí que el dolor acumulado por diez años de abuso sexual culminó al perder a Marco. Poco a poco puede hacer cambios en mi modo de pensar.

    Tuve que estudiar mis emociones pasadas una por una, noté que estaban cargadas de sentimientos y pensamientos negativos. Tuve que reemplazarlos por emociones nuevas, de esperanza, de perdón y de liberación.

    Un organismo repleto de emociones suprimidas es un organismo tóxico, desequilibrado.

    Recordando lo que estaba aprendiendo de mis nuevos mentores me propuse aplicar algunas técnicas de relajación y meditación para transformar mi mente.

    Reemplacé la ira por la compasión, el miedo por la valentía y la tristeza por la libertad. Me deshice de algunas amistades tóxicas y me rodeé solamente de quienes creían en mí, y me apoyaban incondicionalmente.

    Finalmente analicé con detalle como la realidad frustrada en la que había estado viviendo me había dejado estancada en un estilo de vida y de alimentación que no eran óptimos para producir salud, eso también iba a cambiar.

    Substituí alimentos poco nutritivos, por alimentos vivos que vibraban con nutrientes frescos. Empecé a preparar mis comidas en casa a diario. Substituí los granos por vegetales reemplacé los refrescos por agua pura, el azúcar por stevia…

    También incluí el protocolo de desintoxicación de 21 días que había usado con éxito para mis pacientes por varios años y formulé algunos suplementos que me ayudarían a regular las hormonas y sus receptores…

    Siguiendo mis instintos, me imaginaba volviendo a ser madre, sosteniendo a mi bebé entre los brazos, dándole de mamar, me veía en mi mente como una mujer sana, sin problemas de salud, llena de energía y vitalidad…

    Inundada de amor y positivismo sabía que iba a triunfar. NO tenía ninguna duda, me convencí de que iba a hacerlo y me lo repetía vez tras vez.

    Pasaron los meses y cada día me sentía mejor física y emocionalmente alimentaba mi mente con pensamientos positivos y mi cuerpo con alimentos sanos.

    Un día.. algo inesperado ocurrió, estaba embarazada y lo había conseguido de forma totalmente natural, a pesar de la sentencia que había recibido de uno de los mejores especialistas en fertilidad solamente unos meses antes.

    Cuando Prince Luca Alexander nació y por fin pude abrazarlo mi corazón se llenó de agradecimiento a Dios por su gran misericordia. No quería ser egoísta, a mis casi 40 años ser madre se consideraba todo un logro, pero dejé mi imaginación volar.

    Mi misión de salud

    Mi misión es inspirar a mujeres que como yo fueron víctimas del abuso sexual o que recibieron sentencias médicas inesperadas a que consigan sus metas y puedan lograr salud física, mental y espiritual.

    Algo que junto a mi familia nos hace muy felices, es ser voluntarios de una organización internacional sin ningún fin lucrativo dedicada a compartir verdades espirituales y guías prácticas basadas en la Biblia para ser mejores padres e individuos en la sociedad.

    A lo largo de los años he tenido el privilegio de participar en muchísimos programas de televisión y radio tanto en inglés como en español. También he sido autora de varios libros tanto en inglés como en español, pero el privilegio más grande que tengo es el de tú me permitas ser parte de tu vida.

    Espero que disfrutes explorando mi blog y que juntas podamos compartir el día a día por las redes. En Instagram publicó mis cenas diarias y mis trucos caseros, en Facebook artículos de salud y en mi canal de YouTube remedios sencillos para toda la familia.

    Recibe todo el cariño de tu nueva amiga

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