Efectos Del Sueño Sobre Las Enfermedades Crónicas

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El sueño posee una importancia vital y determinante sobre la salud y bienestar de las personas. Muchas veces, los trastornos de sueño, son ocasionados por la presencia de enfermedades crónicas. Sin embargo, diversas investigaciones han descubierto que los trastornos de sueño ocasionan patologías crónicas.

De este tema, que literalmente les roba el sueño a las personas, voy a hablar a solicitud de Marly, una seguidora de Indiana. Ella es una mujer de mediana edad y madre de familia. Marly me comentó, que desde hace unos quince años, su esposo trabaja como ejecutivo en una empresa de alquiler de vehículos.

Y aunque suene paradójico, a pesar de su contacto a diario con los vehículos, le estresa manejar. Sin embargo, el mundo donde él se mueve, es muy competitivo y necesariamente debe conducir su automóvil. Ella me dijo, que hace unos meses sufrió un percance mientras manejaba a su casa.

Este proceso negativo que experimentó, le mantuvo un poco exaltado y se dedicó a trabajar un mayor número de horas en casa, descuidando su descanso.

Marly me comentó, que su esposo “descubrió” que al tomar bebidas con cafeína y comer más a menudo, le permitía permanecer más horas despierto. Esta situación tenía muy afectada a Marly, sobre todo porque su esposo debía desplazarse en su vehículo hasta el trabajo.

Por ello, decidió hacer contacto conmigo y solicitarme información acerca de las consecuencias de la falta de sueño sobre la salud. Ella me comentó que, necesitaba mayor cantidad de elementos científicos, para convencer a su esposo de descansar adecuadamente.

Así, a fin de honrar su solicitud, le incluí información sobre los efectos negativos de los trastornos de sueño sobre el  organismo. En especial, los asociados con la presencia de enfermedades crónicas. Dado lo frecuente de esta anomalía, consideré importante compartirlo en mi  blog.

¿Qué ocurre mientras dormimos?

Es importante recordar, que antes de la década de 1950 se pensaba que el sueño era una actividad pasiva. De hecho llegó a creerse, que el cerebro y el cuerpo permanecían inactivos.

No obstante, durante el sueño el cerebro realiza diversas actividades fundamentales para la supervivencia. Las mismas, se relacionan de forma directa con una adecuada calidad de vida.

De acuerdo a los hallazgos científicos realizados hasta ahora, el cerebro transita por dos tipos diferentes de sueño. Ellos son, el sueño REM (movimientos oculares rápidos) y el sueño no REM.

Se sabe, que la primera parte del ciclo está constituida por el sueño no REM. Ella está integrada por cuatro etapas. La primera de ellas, se refiere al lapso de tiempo transcurrido entre estar despierto y quedarse dormido.

La segunda, comprende el sueño ligero, la regulación del ritmo cardíaco, respiración y descenso de la temperatura corporal. A su vez, la tercera y cuarta etapas corresponden al sueño profundo.

Anteriormente se pensaba, que el sueño REM era la fase del sueño más importante para el aprendizaje y memoria. Sin embargo, según investigaciones recientes, se ha visualizado que el sueño no REM es más relevante para abordar estas actividades. Incluso se cree, que constituye la fase del sueño más reparadora.

Según los especialistas, cuando se inicia la fase REM, los ojos se mueven de forma muy rápida. Además, la frecuencia de las ondas cerebrales, se incrementa, alcanzando niveles similares a cuando estamos despiertos. También, se eleva la frecuencia respiratoria y nuestro cuerpo permanece paralizado mientras soñamos.

Este ciclo se repite de cuatro a cinco veces por noche. Pero en cada ciclo disminuye el tiempo que duran las fases profundas tres y cuatro, incrementándose el tiempo de la fase REM.

¿Cuáles son los controles del sueño que posee el organismo?

Diversas investigaciones realizadas hasta la fecha, indican que los genes pueden afectar al reloj del sueño. Entre ellos destacan el gen período y el gen criptocromo.

Ellos contienen las instrucciones para la producción de ciertas proteínas específicas, que se acumulan en el núcleo de las células. Este proceso ocurre durante la noche, y los niveles de estas proteínas van disminuyendo a lo largo del día.

Según estudios de laboratorio estas proteínas favorecen la activación de las sensaciones de alerta, vigilia y somnolencia. No obstante, ciertas condiciones ambientales también afectan los ritmos circadianos. Por ejemplo, al exponerse a la luz a otras horas del día, es posible reajustar la hora en que el organismo activa los genes período y criptocromo.

Recientemente fue identificado un gen capaz de regular el ritmo circadiano del sueño. Ciertos expertos en sueño de la Universidad Johns Hopkins, identificaron recientemente un gen que participa en la regulación circadiana del ritmo del sueño.

El mismo aún se encuentra en fase de estudio, a los fines de llegar a profundizar de qué forma los mecanismos celulares internos, inciden sobre la capacidad del ser humano para dormir.

De acuerdo a los investigadores, existen dos procesos principales capaces de regular el sueño. Ellos son, los ritmos circadianos y el impulso del sueño. De acuerdo a la ciencia, el reloj principal presente en el cerebro se encarga de coordinar todos los relojes biológicos y mantenerlos sincronizados.

Importancia de los ritmos circadianos y el deseo de dormir

El cuerpo humano posee un reloj principal, conformado por un grupo de unas 20.000 neuronas. Ellas constituyen una estructura denominada núcleo supraquiasmático (NSQ). Este se encuentra en el hipotálamo (zona cerebral) y puede recibir información directa de los ojos.

Dentro de las funciones más importantes de este reloj, destaca el incremento de la producción de melatonina durante la noche. Este efecto ocurre como respuesta a las señales luminosas. De esta forma, la producción de esta hormona se anula cuando se detecta la luz.

Diversos estudios han determinado, que las personas que poseen ceguera total, experimentan dificultad para conciliar el sueño, Ello se debe principalmente, a su incapacidad de detectar la presencia de la luz.

Vale destacar, que el deseo de dormir (impulso del sueño) también participa activamente sobre el sueño. Así como el cuerpo posee deseos de comer, también los tiene por dormir. Cabe destacar, que al tener hambre, el cuerpo no puede hacer nada por remediarlo.

Por ello, en condiciones normales a lo largo del día se incrementa el deseo de dormir. De hecho, cuando llega a cierto punto, el cuerpo experimenta episodios de microsueño, aún con los ojos abiertos. Esto puede ocurrir mientras la persona está en una reunión, pero puede poner su vida en peligro, si está conduciendo un automóvil.

Muchas personas han experimentado una noche sin dormir adecuadamente.  Ello ocurre, porque el sueño es fundamental para mantener una adecuada plasticidad cerebral, es decir la capacidad para adaptarse a los estímulos.

Se sabe, que al dormir poco, se disminuye la capacidad de procesar adecuadamente lo aprendido durante el día. Esto incide negativamente a futuro, porque ocasiona problemas para recordar. Incluso, no dormir lo suficiente incrementa los riesgos sobre la salud y presencia de diversas enfermedades crónicas.

Los descubrimientos de la ciencia acerca del sueño

Uno de los procesos que más ha llamado la atención de los investigadores, es la capacidad que posee el cerebro de “lavarse” mientras se duerme.

Dicho proceso llamado autofagia consiste en la eliminación de ciertos residuos nocivos que se producen a causa del metabolismo cerebral.  Las células eliminan los productos de desecho.  En particular, es la forma en que el cerebro se desintoxica.

Este proceso es efectuado por el sistema glinfático (sistema de eliminación de desechos vasculares en el cerebro). Un estudio reciente de laboratorio mostró, que si se optimiza el funcionamiento de este sistema, se podrían obtener fármacos más eficientes para tratar el Alzheimer.

Por ello, muchos especialistas coinciden en que no funciona limpiar la casa diariamente, si luego no se desecha la  basura. Es decir, a pesar de la efectividad de las terapias actuales para eliminar las placas proteicas acumuladas en el cerebro, estas no tendrían efecto, si las “cañerías” están defectuosas.

Muchos estudios han logrado confirmar, que los trastornos de sueño se asocian de forma directa con diversas enfermedades crónicas. Y precisamente, este desequilibrio contribuye al inadecuado funcionamiento del sistema glinfático, propiciando la aparición de diversas enfermedades neurodegenerativas.

Incluso se sabe, que la eliminación de estos tóxicos se realiza de forma más eficiente  al estar dormida la persona.

Investigaciones recientes han permitido establecer, que al dormir los vasos sanguíneos cerebrales se dilatan y contraen siguiendo ciertas pautas. Actualmente se sabe, que estos productos de desecho son eliminados mediante ciertos canales denominados «vasos de la glía», que los conducen hacia los ganglios linfáticos y a la sangre.

Ellos se ubican en los espacios existentes entre las células nerviosas, y están envueltos por células gliales. Además, funcionan como tejido de soporte neuronal.

La limpieza cerebral no es exclusiva del sueño profundo

Muchos investigadores creían hasta ahora, que el sueño profundo era el más importante para la limpieza de los residuos cerebrales. Pero según estudio publicado en Nature Communications, en febrero de 2023 este efecto ocurre durante el ciclo completo del sueño.

Ello incluye el sueño REM, sueño profundo, además de los cortos despertares que ocurren en el sueño nocturno. En el estudio mencionado se observó, que las arterias se dilataban y contraían lentamente.

No obstante, cuando los mamíferos de laboratorio pasaban al sueño REM, las oscilaciones disminuían en la medida que las arterias se dilataban lentamente. No obstante, al finalizar este ciclo de sueño REM ocurría una contracción rápida de las mismas. Incluso, dichas contracciones también sucedían en los breves despertares que se producen mientras dormimos.

Según los responsables de este estudio, el movimiento de fluidos y eliminación de residuos cerebrales difieren entre quienes duermen y quienes están despiertos. Además de ello, lograron detectar el mecanismo de los vasos sanguíneos que ocurre durante el sueño.

Para estos científicos, esto debe ser visto como un objetivo potencial para la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Incluso, puede coadyuvar a mejorar las técnicas actuales para la administración de fármacos a nivel cerebral.

Efectos del sueño sobre las enfermedades crónicas

Las investigaciones realizadas a nivel mundial permiten detectar, que las enfermedades crónicas han incrementado su participación en la salud global. Es decir, ellas cada vez más se constituyen en patologías comunes con incidencia sobre muertes prematuras.

Diversos estudios acerca del sueño realizados en los últimos años, han permitido el incremento del interés acerca del rol del sueño sobre el desarrollo y manejo de ciertas enfermedades crónicas. Entre ellas han sido muy bien documentadas las enfermedades cardiovasculares, depresión, obesidad y diabetes tipo 2.

Diabetes tipo 2

Según la ciencia, el sueño insuficiente está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Incluso, dormir hasta cinco horas por la noche sigue siendo insuficiente. Además de ello, se demostró que la privación de sueño, incide sobre la forma en que el cuerpo procesa la glucosa, además de la cantidad de insulina producida.

De hecho, según algunos expertos, tan solo una noche de sueño perdido puede crear un estado prediabético en una persona sana.

Vale destacar, que la duración y la calidad del sueño se podrían considerar como factores determinantes sobre los niveles de la prueba A1C (hemoglobina gli cosilada). Mediante esta prueba se cuantifica la cantidad de hemoglobina en la sangre que posee glucosa adherida.

Esta prueba arroja un promedio de las lecturas de glucosa sanguínea, durante los últimos tres meses. La misma, es empleada para controlar los niveles de azúcar sanguíneo, además del diagnóstico y detección de prediabetes y diabetes.

Según investigaciones recientes se corroboró, que optimizar la duración y calidad del sueño, son una forma conveniente para mejorar el control glicémico en personas que padecen diabetes tipo 2.

Enfermedades cardiovasculares

De acuerdo a los especialistas, las personas que padecen apnea del sueño, posen mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. De hecho, las arritmias, accidentes cerebrovasculares, enfermedades coronarias e hipertensión, ocurren de forma más frecuente en quienes padecen trastornos de sueño.

Incluso, la apnea del sueño y el endurecimiento arterial (aterosclerosis), presentan ciertas características fisiológicas comunes. Ello podría ser un indicativo, de que la apnea del sueño, puede considerarse como un factor predictivo de mucha relevancia, para las enfermedades cardiovasculares.

Algunos estudios han revelado, que quienes duermen menos de cinco a seis horas presentan mayor propensión al padecimiento de hipertensión. Incluso, en quienes ya presentan hipertensión, puede ocurrir un incremento de la misma.

Vale destacar además que, el sueño favorece un adecuado desempeño del sistema hormonal, incluyendo la hormona del estrés. De hecho, un descanso inadecuado conlleva al incremento de los efectos del estrés sobre nuestro organismo.

También se ha comprobado, que la privación de sueño por un tiempo prolongado eleva los niveles de tensión arterial. Incluso, afecta la frecuencia cardíaca y propicia la aparición de procesos inflamatorios y la aparición de coágulos sanguíneos.

De acuerdo a ciertos investigadores, los procesos inflamatorios sobrecargan innecesariamente la función cardíaca. Incluso, podrían considerarse como el desencadenante de ciertos procesos de alto riesgo como los accidentes cerebrovasculares y ataque cardíaco. Los investigadores creen que, el sueño insuficiente desequilibra algunas zonas cerebrales responsables del control del sistema circulatorio.

Obesidad

Mediante diversas investigaciones de laboratorio y estudios epidemiológicos se ha comprobado, que el sueño de corta duración ocasiona modificaciones metabólicas. Esto podría ocurrir en diversos grupos de edad. Sin embargo, estudios realizados en niños, muestran niveles pronunciados de obesidad y sueño de corta duración.

Los expertos consideran, que durante la infancia y la adolescencia el sueño posee mucha relevancia sobre el desarrollo cerebral. Además se ha comprobado, que un bajo número de horas de sueño, podría afectar negativamente el funcionamiento del hipotálamo. Esta región cerebral está asociada con la regulación del apetito y gasto energético.

Depresión

De acuerdo a la ciencia, los problemas presentes a la hora de dormir, bien podrían existir como enfermedad aislada. No obstante, muy frecuentemente están asociadas con patologías físicas o mentales.

Diversos estudios han determinado, que las alteraciones de sueño constituyen un síntoma relevante asociado a la depresión. Investigaciones recientes muestran, que los síntomas depresivos podrían minimizarse tratando eficientemente la apnea del sueño y restableciendo un sueño adecuado.

Según los especialistas, la interrelación existente entre el sueño y depresión implica la necesidad de realizar la evaluación de suficiencia de sueño en personas que sufren de estados depresivos. Pero es también muy importante vigilar los síntomas de depresión entre quienes padecen de trastornos del sueño.

Concluyendo

De acuerdo a lo mostrado, no cabe duda de que los trastornos de sueño bien podrían existir como enfermedad aislada. Sin embargo, en la sociedad actual coexisten frecuentemente con enfermedades físicas o mentales. De hecho, existen una serie de condiciones crónicas que pueden presentarse a causa del deterioro de la calidad del sueño.

Es importante resaltar, que uno de los procesos que más ha llamado la atención de los investigadores es la capacidad que posee el cerebro de “lavarse” mientras se duerme.  Mediante este proceso, se logran eliminar los residuos nocivos producidos a causa del metabolismo cerebral.

No obstante, cuando se produce una deprivación de sueño y se duermen muy pocas horas, el metabolismo sufre ciertas modificaciones.

Esto ocasiona, entre otras cosas que se acumulen desechos y toxinas a nivel cerebral. Además de ello, se produce una alteración del sistema hormonal, acarreando diversos efectos negativos. Dentro de ellos, destacan trastornos de índole física y psicológica.

De hecho, se ocasionan ciertas patologías consideradas crónicas. Dentro de ellas destacan, diabetes tipo 2, depresión, obesidad y enfermedades cardiovasculares.

Para Marly la información recibida, la cual corresponde a la que comparto en el post, fue realmente muy útil. Ella, se comunicó conmigo, para agradecerme por esta información que logró sacudir de forma positiva a su esposo.

Ciertamente, me comentó, que su esposo cuando retomó nuevamente su descanso logró borrar la ansiedad, volviendo a tener su alimentación saludable tradicional de siempre.

“Nuestros hallazgos sugieren que el aumento de la ingesta de alimentos durante el sueño insuficiente es una adaptación fisiológica para proporcionar la energía necesaria para mantener la vigilia adicional (…) Estos resultados demuestran que el sueño desempeña un papel clave en el metabolismo energético. Y lo que es más importante, demuestran mecanismos fisiológicos y conductuales por los que un sueño insuficiente puede contribuir al sobrepeso y la obesidad”

Rachel R. Markwald

Universidad de Colorado

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