Existen ciertos hábitos que pueden afectar la salud después de los 50 años. La OMS ha planteado una nueva visión del envejecimiento saludable, enfocándolo desde un sentido más global e integral. Esto lo ha llevado a superar la perspectiva biomédica tradicional, exaltando el desarrollo de la persona en relación con su entorno, como expresión de salud y funcionalidad.
De este tema, que preocupa a muchas personas, voy a hablar a solicitud de Arlene. Ella es una seguidora de Dakota del Sur, quien hace unos meses alcanzó sus primeras cinco décadas.
Ella me comentaba, que ahora que alcanzó esa edad, muchas ideas pasan por su mente y cree que nunca es tarde para enmendar ciertas conductas que afectan la salud. De hecho, me confesó que, padeció de sobrepeso en la mediana edad y luego de probar diversos tipos de alimentación, logró obtener un peso aceptable.
No obstante, algunos viejos hábitos que aún no han sido desterrados, le estaban comenzado a preocupar.
Por esta razón, a sabiendas de mi preocupación e interés genuino que las personas tengan una adecuada nutrición y estilo de vida saludable, decidió efectuar contacto conmigo.
Arlene me solicitó principalmente, que le mostrara cuáles son los hábitos más riesgosos que pueden afectar su salud. Especialmente ahora que había arribado a sus cincuenta años de vida.
Las personas merecen tener un envejecimiento saludable. En función de esta premisa, elaboré este artículo, en el cual incluyo los cambios que ocurren en el cuerpo cuando las personas van envejeciendo. De igual manera, los hábitos negativos que lesionan la salud y los hábitos positivos que la favorecen.
Cambios que experimenta el cuerpo al llegar a los cincuenta años
Al llegar a los 50 años, el cuerpo humano comienza a experimentar muchos cambios que pueden afectar el aspecto, salud y bienestar de las personas. Si no se tiene un estilo de vida saludable, se puede correr el riesgo de que el organismo adquiera estos hábitos negativos que lesionan al cuerpo y por ende a las personas:
Piel flácida y cambio de textura en el cabello
De acuerdo a los especialistas, a esta edad la piel se torna más fina, menos elástica y pierde turgencia. Ello ocasiona que se vuelva más propensa a las arrugas y la flacidez.
A su vez, el cabello pierde su color original y se torna gris o blanco. Estos cambios, obedecen a una disminución de la producción de colágeno, grasa y melanina en las células de la piel y el cabello.
Pérdida de densidad de huesos, articulaciones rígidas y músculos con poca resistencia
En esta fase de la vida, los huesos pierden densidad y masa, lo que los hace más débiles y frágiles. Además de ello, las articulaciones se vuelven más rígidas y menos flexibles, ocasionando dolor e inflamación. A su vez, los músculos pierden fuerza, resistencia y tono, afectando sustancialmente el equilibrio y la coordinación.
Según los expertos, estos cambios están causados por una disminución en el reemplazo de células óseas, cartílago y fibras musculares.
Variaciones en el sistema cardiovascular
El proceso de envejecimiento ocasiona, que los vasos sanguíneos y las arterias se vuelven más rígidos y estrechos. Ello obliga al corazón a esforzarse y trabajar más para lograr bombear la sangre. A su vez, el ritmo cardíaco no se incrementa tanto como antes, cuando realizamos actividad física.
Todos estos desequilibrios, incrementan el riesgo de hipertensión, cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. De acuerdo a las investigaciones, dichos efectos negativos obedecen principalmente a la acumulación de placa en los vasos sanguíneos. Se suma además, la disminución de la elasticidad del músculo cardíaco.
Sistema inmunológico más lento
Nuestro sistema inmunitario se vuelve más lento y menos eficaz a la hora de combatir infecciones y enfermedades. También es más probable que ataque a nuestras propias células por error. Producimos menos células “combatientes” que puedan destruir a los invasores dañinos.
Estos cambios aumentan el riesgo de contraer gripe, neumonía u otras enfermedades. Estos cambios están causados por una disminución de la función y número de células inmunitarias.
Deficiencia progresiva del sistema auditivo
Se ha establecido, que una de las causas principales de la pérdida de audición es la edad. Esto está relacionado con la muerte de las células ciliadas del oído interno. De acuerdo a los especialistas, la pérdida de audición progresiva debida al envejecimiento puede iniciarse a partir de los 30 o 40 años.
No obstante, cuando se alcanzan los 50 años la pérdida de audición por envejecimiento afecta cada vez a más personas. De hecho, su presencia es mayor en personas de 60 y 70 años, donde se puede experimentar dificultad para oír sonidos agudos o para seguir conversaciones en entornos ruidosos.
Según los especialistas, la pérdida de audición relacionada con la edad se denomina presbiacusia y puede mejorar empleando audífonos.
Deficiencia del sistema visual
Al envejecer, también se ve afectada la visión. Por lo general, la misma se hace menos nítida y clara cuando envejecemos. Incluso, es frecuente presentar problemas para ver con poca luz o para enfocar objetos cercanos. Estos cambios se deben al deterioro de las células.
A manera de ejemplo, podemos destacar que el cristalino incrementa de volumen a lo largo de toda la vida.
Ello incluso ocurre durante el envejecimiento. De hecho, al alcanzar los setenta años puede haber elevado su grosor en 1 mm y esto produce ciertos efectos negativos. Entre ellos la pérdida de transparencia y desarrollo de una miopía progresiva.
Hábitos negativos que pueden afectar la salud después de los 50 años
Los hábitos y conductas negativos pueden lesionar severamente la salud física o mental de las personas.
Son muchos los riesgos que acarrean estos hábitos. Se pueden mencionar el desarrollo de condiciones crónicas, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, diabetes, obesidad. De igual manera, afectan los procesos cognitivos y mentales de las personas de esa edad.
Dentro de los mayores hábitos negativos de salud se encuentran:
Sedentarismo
El sedentarismo, es uno de los hábitos que afecta negativamente la salud, después de arribar a los 50 años.
Vale destacar, que según los especialistas, la falta de actividad física puede incrementar el riesgo de caídas. Ello puede también, elevar la propensión a sufrir fracturas, procesos depresivos y deterioro de la función cognitiva.
De acuerdo a los especialistas, la mayoría de las personas al envejecer tienden a experimentar un comportamiento sedentario. Por ello se considera, que el ejercicio es fundamental para impedir que se produzca el deterioro muscular denominado sarcopenia. De hecho, la presencia de sarcopenia impide realizar actividades rutinarias.
Tabaquismo y alcoholismo
De acuerdo a la OMS, el consumo de ciertas sustancias nocivas afecta el adecuado funcionamiento de nuestro organismo. Dentro de dichas sustancias destacan el tabaco y alcohol. Según los especialistas, los fumadores están muy expuestos a padecer daños muy graves a nivel pulmonar y cardiovascular.
Asimismo, presentan mayor propensión al padecimiento de algunos tipos de cáncer.
Existen diversos programas para ayudar que los fumadores abandonen el tabaco, tales como la terapia de sustitución de la nicotina. Es posible también, dejar de fumar mediante el empleo de medicación y ciertos programas de apoyo como las asesorías personalizadas.
Otro hábito pernicioso, que suele afectar la salud a partir de los 50 años, es el consumo de alcohol. De acuerdo a los expertos, el alcohol posee efectos negativos sobre el adecuado desempeño cerebral, cardiovascular, hepático y pancreático.
Igualmente, posee efectos demostrados sobre el incremento de episodios violentos o riesgosos, que involucran lesiones mortales como los accidentes automovilísticos. Incluso, el alcohol, puede ocasionar interferencia con ciertos medicamentos y empeorar los síntomas de algunas patologías.
Por ello, debemos buscar ayuda en caso de no poder abandonar el alcohol con nuestras propias fuerzas. Un programa que ha favorecido a muchas personas es el de Alcohólicos Anónimos.
Comida chatarra
Consumir comida chatarra es otro hábito que puede perjudicar la salud después de los 50 años. Este tipo de comida, aporta elevados niveles de calorías, grasa, azúcar y sal, pero pocos nutrientes, fibra y antioxidantes.
De acuerdo a los especialistas, el consumo de este tipo de alimentos, posee un elevado efecto proinflamatorio, lo cual ocasiona diversas enfermedades que afectan el metabolismo.
Se destacan las condiciones de obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión e hipercolesterolemia, entre otros. Por ello, es mejor evitar su ingesta, en especial si la persona tiene más de cincuenta años.
Aislamiento Social
En la medida que las personas envejecen, suelen experimentar menos deseos de realizar o participar en eventos sociales con familiares o amigos.
De acuerdo a los CDC, el aislamiento social y sensación de soledad son importantes riesgos para la salud pública. Estos factores afectan a un elevado número de personas en los Estados Unidos.
Se ha determinado, que sentirse solo y aislado socialmente podría incrementar el riesgo de desarrollar demencia y otras patologías de salud graves. Cabe destacar, que de acuerdo a ciertas investigaciones, el aislamiento social considerado individualmente, puede incrementar las probabilidades de morir prematuramente.
Dormir poco
Muchas personas creen, que los adultos mayores necesitan dormir menos que los jóvenes. Esto sucede, porque a muchas personas mayores les cuesta conciliar el sueño, sin embargo, ello no significa que necesiten dormir menos. De hecho, los adultos necesitan dormir al menos siete horas cada noche.
Según los expertos, se estima que del 40 al 70% de los adultos mayores presentan problemas crónicos de sueño. Dentro de los factores más frecuentes a los que hay que prestarle atención destacan: los dolores, nicturia, apnea del sueño y la somnolencia diurna.
Hábitos positivos que pueden favorecer la salud después de los 50 años
Muchos de los cambios que ocurren en el organismo a partir de los 50 años, no son inevitables o irreversibles. De acuerdo a los especialistas, una forma de evitar el deterioro de la salud, es incorporar ciertos hábitos saludables. Dentro de ellos se pueden señalar:
1. Mejorar el régimen nutricional
Algunos estudios han logrado demostrar, que quienes han seguido una alimentación antiinflamatoria (por ejemplo, con alubias, verduras, frutas, café o té), mostraron un menor riesgo de demencia a futuro.
Asimismo, se ha documentado que el consumo frecuente de frutas, verduras, grasas saludables, proteínas magras y cereales integrales, protegen contra el envejecimiento precoz y enfermedades crónicas.
Ello se debe principalmente, a una serie de micronutrientes como las vitaminas y minerales, además de diversos fitoquímicos con efecto bioactivos.
2. Aumentar el nivel de actividad física
La OMS recomienda, que los adultos mayores de 50 años realicen como mínimo unos 150 minutos semanales de ejercicio aeróbico de intensidad moderada.
También puede servir, realizar unos 75 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad vigorosa a la semana.
Se ha determinado, que la actividad física es crucial para mantener la movilidad de las articulaciones y la potencia muscular. Además de ello, favorece la integridad de la densidad ósea, equilibrio, coordinación de movimientos y salud mental.
Si la persona ha alcanzado los cincuenta años es importante incluir en tus rutinas físicas, ejercicios de fuerza. Este tipo de ejercicio, puede ayudar a reducir la mortalidad, porque incrementa o mantiene la masa muscular. Y una adecuada cantidad de masa muscular, ayuda a evitar lesiones como las caídas y fracturas de cadera.
3. Tener un sueño de calidad
Los expertos recomiendan lo siguiente para lograr un sueño adecuado:
- Mantener una rutina. Ello implica acostarse a la misma hora todas las noches y levantarse a una fija al día siguiente
- Mantenerse activo: esto es muy importante realizarlo, aunque te sientas cansado. Debemos caer en cuenta, que la actividad física y social le indica a tu cuerpo permanecer despierto y coadyuvan a estar más preparados para que nuestro cuerpo duerma adecuadamente por la noche
- Evitar las siestas: las siestas logran disminuir el impulso del equilibrio del sueño. Por ello, si realmente deseas hacer una siesta, procura que esta sea antes de las dos de la tarde y no se prolongue más de media hora
- Hacer un uso mínimo o eliminar por completo el alcohol, cafeína y nicotina: después de los cincuenta años, es casi imposible metabolizar estos compuestos, por ello es mejor suspender su empleo
- Evitar los medicamentos de venta libre: estos fármacos a la larga ocasionan somnolencia, confusión y problemas metabólicos. Por ello es preferible emplear tratamientos naturales (manzanilla, pasiflora, valeriana), o bien prueba mi SLEEPING BOMB KIT, que contiene la cantidad de melatonina que recomienda la ciencia.
4. Evitar episodios de estrés
Diversos estudios han logrado establecer, que el estrés crónico vinculado con acontecimientos vitales estresantes, incrementan el riesgo de enfermedades.
De acuerdo a los expertos, una forma de alcanzar un envejecimiento exitoso, se vincula con resultados de salud óptimos. Además de ello, deben incluirse ciertas adaptaciones proactivas, o bien incorporar ciertos mecanismos que permitan superar los retos de la vida.
Ciertos síntomas de estrés, tales como falta de energía, acontecimientos traumáticos, estresores crónicos y estresores o molestias diarias, se han asociado a un peor desempeño físico desde la mediana edad. De hecho, los acontecimientos vitales estresantes, poseen un efecto negativo sobre la salud mental y el bienestar. Dentro de ellos podemos mencionar, abusos, agresiones y conflictos conyugales.
Vale destacar, que existen diversos factores psicosociales estresantes en las últimas etapas de la vida. Ellos pueden ocasionar muchas dificultades sobre la calidad de vida, vinculada con una adecuada salud. Debemos destacar, que este es un factor fundamental para envejecer sanamente.
Diversos especialistas coinciden, en que el Mindfulness es un mecanismo que permite una autorregulación efectiva y la reducción del estrés. De hecho se ha establecido, que los estresores psicológicos son considerados una preocupación que atañe a la salud pública, debido a su vinculación con una inadecuada salud física y mental.
Para los expertos, disponer de recursos psicosociales puede facilitar la adaptación a las pérdidas que se producen al final de la vida. Es decir, la implementación de mecanismos de adaptación podrían protegernos de una serie de acontecimientos que afectan sustancialmente la salud.
De hecho, la atención plena (Mindfulness), podría considerarse un factor de protección adecuado para reducir los peligros del estrés vital.
5. Socializar
La falta de contacto con otros seres humanos acrecienta los problemas y puede exacerbar su crecimiento. De hecho, se llega a perder la perspectiva y las enfermedades pueden tomar una nueva dimensión. De allí la importancia de socializar en todo momento, sobre todo al arribar a los cincuenta años.
Ello permite incrementar la esperanza de vida, disminuir el sentimiento de soledad, mantener la mente activa y mejorar el bienestar físico y emocional. Ello se traduce en una mejora de la calidad de vida.
Concluyendo
De acuerdo a lo planteado, cuando se arriba a los cincuenta años, ocurren una serie de desequilibrios. Ellos se manifiestan en cambios a nivel de la piel, cabello, huesos, articulaciones, sistema auditivo, sistema cardiovascular y sistema inmunitario.
No obstante, estos cambios a pesar de que van a ocurrir tarde o temprano, es posible revertir o frenar sus efectos, manteniendo ciertos hábitos saludables.
Lamentablemente, muchas personas que ya han alcanzado los cincuenta años no caen en cuenta que ciertas rutinas erróneas pueden profundizar diversas afecciones subyacentes e incluso atentar contra su vida.
Dentro de los hábitos saludables que podemos mencionar para contrarrestar estas rutinas encontramos: incrementar el nivel de actividad física, evitar episodios de estrés, combatir el tabaquismo y alcoholismo, mejorar el régimen nutricional, Socializar y tener un sueño de calidad.
Para Arlene la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran utilidad. Sobre todo, porque logró visualizar muchos de sus errores habituales, que estaban afectando directamente su salud.
Cuando se comunicó conmigo, estaba muy emocionada porque había notado que no solo sus hábitos alimentarios, sino además su renuencia a la práctica de ejercicio, le estaba afectando grandemente.
Me alegré mucho por ella, porque logró hacer gala de la sabiduría que debe poseer toda persona de cinco décadas.
“Algunos posibles mecanismos subyacentes a los efectos positivos de la actividad física en el envejecimiento son la mejora del bienestar psicológico, el control de los factores de riesgo cardiovascular, la captación máxima de oxígeno, la mejora de la función muscular esquelética y la salud ósea”
Dra. Rocío Fernández-Ballesteros
Universidad Autónoma de Madrid, España
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8854179/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7700832/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC10083484/
https://www.nia.nih.gov/health/loneliness-and-social-isolation-tips-staying-connected
https://www.nia.nih.gov/health/facts-about-aging-and-alcohol
https://www.nia.nih.gov/health/quitting-smoking-older-adults
https://scitechdaily.com/unhealthy-relationship-food-addiction-affects-1-in-8-americans-over-50/
https://www.sleepfoundation.org/aging-and-sleep
https://www.aarp.org/health/healthy-living/info-2022/good-habits-can-make-you-older.html