Cómo Tener Una Buena Digestión Y Evitar La Inflamación

La buena digestión tiende a evitar la inflamación.  Posiblemente, algunas personas no se han dado cuenta de que existen ciertas patologías crónicas que se producen a consecuencia de procesos inflamatorios a nivel estomacal e  intestinal. Dentro de ellos destacan el estreñimiento crónico, procesos depresivos, síndrome premenstrual y niveles irregulares de glucosa sanguínea.

De acuerdo con los expertos, muchos de estos problemas pueden solventarse manteniendo una adecuada digestión y evitando la inflamación.

De este tema, que ha llamado la atención de la ciencia durante la última década, hablaré a solicitud de Jocelyn, una seguidora de Dakota del Sur. Ella es una mujer de mediana edad, muy dinámica en su entorno familiar y en sus actividades como administradora agrícola.

Para Jocelyn prácticamente no existen las vacaciones, porque siempre está ocupada en alguna actividad, tanto a nivel de su hogar como en su vida laboral. Ella me comentó que posiblemente su ritmo de vida, o mejor dicho el que eligió, últimamente no le estaba favoreciendo.

Y esto, en muchos momentos, lo veía reflejado en la presencia de situaciones estresantes que le estaban provocando muchos episodios de estreñimiento.

Por ello, decidió efectuar contacto conmigo y solicitarme algunas estrategias que le permitieran lograr un funcionamiento más equilibrado de su función digestiva. Lo primero que le manifesté fue que su tren de vida podría estarle produciendo situaciones estresantes fluctuantes.

Ello, por supuesto, aunado posiblemente a las diversas exigencias profesionales, estaba impactando su salud emocional y ocasionaba diversas alteraciones digestivas.

En el mundo actual, es frecuente que ciertas conductas que son correctas en apariencia, minen poco a poco la salud de las personas.  Por ello, consideré importante compartir esta información acerca de los procesos inflamatorios y sus causas..   De igual forma, algunas sugerencias para mantener un adecuado proceso digestivo,

 

Generalidades acerca del proceso digestivo

El sistema digestivo se encarga de descomponer los alimentos en sustancias absorbibles, capaces de ser utilizadas por el cuerpo humano.  Los órganos que conforman este sistema, realizan conjuntamente, seis procesos principales: ingestión, propulsión, digestión mecánica, digestión química, absorción y defecación.

La ingestión es la entrada de los alimentos en la boca, donde se mastican y se mezclan con la saliva. La saliva contiene una serie de enzimas, que le permite comenzar a descomponer los carbohidratos y algunas proporciones de lípidos. Al masticar los alimentos, se incrementa su superficie, lo cual coadyuva a formar un bolo del tamaño adecuado.

Una vez conformado el bolo alimenticio, es impulsado hacia el esófago, mediante un acto voluntario apoyado por la lengua y los músculos faríngeos. Este movimiento de los alimentos, es denominado propulsión y es responsable del traslado de los alimentos por el sistema digestivo. Según los expertos la masticación, la deglución y la defecación son los únicos actos voluntarios del proceso digestivo.

El resto de los movimientos, a través del tubo digestivo, se realiza de forma involuntaria, gracias a la contracción y relajación de los músculos lisos. Este proceso, es denominado peristaltismo.

Los alimentos en nuestro sistema digestivo, sufren dos tipos de digestión, la mecánica y la química. La digestión mecánica, descompone físicamente los alimentos en trozos más pequeños mediante la masticación, el batido y la segmentación. La digestión química a su vez, consiste en la descomposición enzimática de los alimentos. Este proceso permite la formación de moléculas más simples que pueden ser absorbidas.

A su vez, la absorción es el paso de los nutrientes digeridos y el agua del lumen del tracto gastrointestinal a la sangre o los vasos linfáticos. La defecación es la eliminación de los restos de alimentos no digeridos en forma de heces. en forma de heces.

Algunos factores que afectan una buena digestión

En el proceso digestivo influyen muchos factores, como el tipo y la cantidad de alimentos que ingerimos, la velocidad de la digestión, la presencia de enzimas digestivas y hormonas, y la salud de los órganos digestivos. Algunos de los factores que pueden alterar el proceso digestivo son:

pH incorrecto

El sistema digestivo tiene diferentes niveles de pH, en las distintas etapas, permitiendo optimizar la digestión de los alimentos.

El pH ácido permite que los alimentos se descompongan en el estómago y luego pasen al intestino.  Vale destacar, que el pH gástrico es una medida de la acidez del jugo gástrico, el cual se forma dentro del revestimiento del estómago. El pH gástrico desempeña un papel clave en el proceso digestivo, ya que activa las enzimas digestivas que descomponen las proteínas en aminoácidos.

El pH gástrico también elimina los microorganismos ingeridos y limita el crecimiento bacteriano en el estómago, previniendo las infecciones.

Los niveles del pH en el estómago oscilan entre 1 y 2, siendo considerado muy ácido, comparándolo con otras partes del aparato digestivo. Vale destacar que el pH gástrico está regulado por diversos mecanismos de retroalimentación, correspondientes a tres fases definidas.

A saber, cefálica, gástrica e intestinal. La fase cefálica se desencadena por estímulos recibidos por los sentidos, como el gusto, olfato, vista y oído.

La fase gástrica es estimulada por la distensión y la presencia de péptidos y aminoácidos en los alimentos. Ellos inducen la liberación de gastrina, la cual estimula células parietales especializadas del estómago. Ello favorece la secreción de ácido clorhídrico.

Estrés

El estrés puede provocar cambios en el apetito, la producción de ácido estomacal, motilidad intestinal y flora intestinal. También puede empeorar algunos trastornos digestivos, como el síndrome del intestino irritable, úlceras pépticas y enfermedad inflamatoria intestinal.

Un episodio de estrés puede enlentecer la digestión, haciendo que los alimentos permanezcan en el estómago por más tiempo.  Esto puede traer como efecto acidez en el estómago., lesionando así la buena digestión.

Medicamentos

Algunos medicamentos pueden interferir en el funcionamiento normal del aparato digestivo. Por ejemplo, los antibióticos pueden matar las bacterias beneficiosas del intestino, provocando diarrea o el crecimiento excesivo de microbios nocivos.

Estos medicamentos pueden obstaculizar la acción del músculo del esfinter, el cual se encuentra ubicado entre el esófago y estómago.  Este músculo permite que los alimentos pasen al estómago después de haberlos tragado.  Dichos medicamentos pueden incrementar las posibilidades de una mala digestión, ya que puede aumentar las posibilidades de reflujo ácido.

De igual forma, los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden dañar el revestimiento del estómago y aumentar el riesgo de úlceras y hemorragias. Los opiáceos pueden ralentizar el movimiento de los alimentos a través de los intestinos, provocando estreñimiento.

Envejecimiento

A medida que las personas aumentan su edad y van envejeciendo, se producen algunos cambios en la estructura y el funcionamiento del aparato digestivo. Por ejemplo, puede disminuir la producción de saliva, ácido estomacal y enzimas digestivas, lo que afecta a la descomposición de los alimentos.

Dependiendo del estilo de vida, los músculos del esófago, estómago e intestinos pueden debilitarse y ralentizar el movimiento de los alimentos. El hígado y el páncreas pueden perder eficacia en la producción de bilis e insulina, lo que afecta a la digestión y absorción de grasas y azúcares.

El sistema inmunulógico también puede debilitarse, haciéndonos más susceptibles a las infecciones y a la inflamación intestinal.

Hígado graso

La enfermedad del hígado graso se produce cuando se acumula un exceso de grasa en las células hepáticas. Ello ocasiona inflamación y cicatrices, que pueden mermar la capacidad del hígado para producir bilis y albúmina. Lo que puede afectar a la digestión y absorción de grasas y vitaminas liposolubles.

La enfermedad del hígado graso también puede causar cambios en el metabolismo de los carbohidratos y las proteínas, lo que conduce a la resistencia a la insulina y la hiperglucemia.

Causas más frecuentes de la inflamación crónica a nivel digestivo

La inflamación es una respuesta natural del sistema inmunitario a las lesiones, infecciones o estrés. Sin embargo, cuando la inflamación se vuelve crónica o excesiva, puede afectar al funcionamiento normal del aparato digestivo. Dentro de las causas más comunes destacan:

  • Alimentación inadecuada 

Comer alimentos ricos en grasas no saludables, harinas enriquecidas, azúcar, ingredientes ultraprocesados puede desencadenar la inflamación e irritar el revestimiento intestinal. Algunas personas también pueden tener alergias o intolerancias alimentarias que provocan inflamación cuando consumen ciertos alimentos, como gluten o lácteos.

  • Fumar

Fumar puede aumentar la inflamación y el estrés oxidativo en el cuerpo, así como dañar las membranas mucosas que protegen el tracto digestivo.

  • Medicamentos

: Algunos medicamentos pueden causar inflamación o irritación del aparato digestivo como efecto secundario. Entre ellos se encuentran los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los antibióticos, píldoras anticonceptivas, esteroides y fármacos de quimioterapia.

  • Procesos infecciosos

Las infecciones bacterianas, víricas, fúngicas o parasitarias pueden causar inflamación y daños en el aparato digestivo. Algunos ejemplos comunes son Helicobacter pylori, Clostridium difficile. Salmonella, Campylobacter y Giardia 

  • Estrés

: El estrés puede activar la respuesta inflamatoria y aumentar los niveles de cortisol. El estrés también puede afectar al sistema nervioso que controla las funciones digestivas, provocando cambios en la motilidad, la secreción y el flujo sanguíneo.

  • Genética

: Algunas personas pueden tener una predisposición genética a desarrollar afecciones inflamatorias del aparato digestivo, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa.

Consecuencias de la inflamación crónica a nivel digestivo

1. Reducción de la absorción de nutrientes

De acuerdo a los especialistas, la inflamación puede perjudicar la función de las vellosidades intestinales. Como se sabe,  dichas estructuras, son pequeñas proyecciones que incrementan la superficie de absorción de nutrientes.

Por ello, cuando estas estructuras no funcionan adecuadamente puede acarrear diversos procesos negativos. Entre ellos se puede destacar, la pérdida inexplicable de peso, anemia, deficiencias vitamínicas y desnutrición.

2. Incremento de la permeabilidad de la barrera intestinal

La inflamación puede debilitar las uniones estrechas entre las células que recubren el intestino, permitiendo que las bacterias, toxinas y partículas de alimentos se filtren en el torrente sanguíneo.

Un estudio publicado el 2021 en Frontiers in Nutrition, describe que el incremento de la permeabilidad intestinal puede ser ocasionado por el efecto de trastornos gastrointestinales y no gastrointestinales.

3. Alteración de la microbiota intestinal

La inflamación puede alterar el equilibrio de bacterias beneficiosas y perjudiciales en el intestino, que desempeñan un papel clave en la digestión, la inmunidad, el metabolismo y la función cerebral.

Esto puede provocar disbiosis, una afección en la que las bacterias dañinas superan en número a las beneficiosas, causando síntomas como hinchazón, gases, diarrea, estreñimiento y mayor riesgo de infecciones.

4. Incremento del riesgo para el padecimiento de úlceras y cáncer

Un estudio publicado el 2017 en Frontiers in Genetics señala, que cada vez hay más pruebas de que la inflamación crónica, se relaciona con el desarrollo del cáncer. Incluso, esto puede ocurrir aunque esta sea no infecciosa, como los trastornos autoinmunes, o infecciones patogénicas.

De hecho, existen dos factores de riesgo principales de úlcera péptica: el Helicobacter pylori y los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

Algunas estrategias para combatir la inflamación crónica

Conservar una alimentación adecuada

Es importante señalar, que al querer reducir la inflamación y mantener una adecuada digestión, se debe asumir un patrón de alimentación antiinflamatorio. Así, ciertos alimentos, hierbas y especias antiinflamatorios como la cúrcuma pueden ofrecer beneficios similares a los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno.

Incluso existen reportes que indican, que ciertos alimentos poseen la capacidad de reducir la inflamación crónica a largo plazo. Por ello, conviene mantener estos alimentos en el régimen alimenticio a lo largo del tiempo (meses y años).

Existen alimentos que destacan por sus excelentes efectos sobre la salud, incluyendo sus propiedades antiinflamatorias.

Seguir una alimentación equilibrada rica en fibra, antioxidantes, probióticos y alimentos antiinflamatorios puede ayudar a sanar el revestimiento intestinal y restaurar el microbioma intestinal. Dentro de los alimentos antiinflamatorios destacan:

  • Pescados azules
  • Verduras crucíferas
  • Frutos rojos
  • Aceite de oliva Virgen extra
  • Pimientos
  • Frutos secos
  • Ajo y cebolla
  • Té verde
  • Aguacate.

Evitar ciertos alimentos

Según los especialistas, cuando se realizan cambios en el estilo de vida, en especial los relacionados con la alimentación, las personas se encaminan a combatir los procesos inflamatorios. Y aún más, si se decide incluir alimentos con propiedades antiinflamatorias.

Es importante acotar, que en la alimentación occidental existen diversos alimentos que pueden ocasionar procesos inflamatorios y enfermedades crónicas. Dentro de ellos destacan:

  • Lácteos no desnatados
  • Cereales refinados: aquí se incluyen todos los alimentos elaborados con harina de trigo refinada, incluyendo todos los productos de bollería, el pan blanco y la pasta
  • Alimentos contentivos de elevados niveles de grasas no saludables: aquí destacan los embutidos, carne roja, quesos y alimentos que contienen elevados niveles de grasas no saludables y aceites vegetales.  Se incluyen las grasas trans.
  • Alimentos con azúcares añadidos, incluyendo el jarabe de maíz alto en fructosa:  salsas a base de tomate, refrescos, jugos de frutas, cereales para el desayuno y yogurt con sabor
  • Alimentos procesados (comida chatarra, comida rápida y alimentos precocinados envasados, como pizzas, salchichas y embutidos, patatas fritas y cenas para microondas)
  • Alimentos con elevados niveles de sodio: pan, sopas preparadas, aperitivos listos para comer, conservas, salsas untables, productos cárnicos untables (patés), snacks y aderezos.

Mantener un estilo de vida saludable 

Se ha logrado visualizar que, existe una compleja red entre la microbiota intestinal, el sistema inmunológico  y el sistema nervioso.

De hecho, el estrés procedente de diversos orígenes, ocasiona modificaciones en el eje cerebro-intestino. Ello a la larga, conduce a la progresión de una amplia gama de trastornos gastrointestinales. Entre ellos se pueden señalar: las úlceras pépticas, reacciones alérgicas, enfermedad intestinal inflamatoria (EII), síndrome del intestino irritable y ERGE.

Adoptar un estilo de vida saludable, con una alimentación que contenga los nutrientes requeridos, realización de actividad física, sueño reparador, evitar episodios de estrés y una buena calidad de pensamientos puede ayudar a bajar la inflamación y mejorar la digestión. Algunas formas de controlar el estrés son la meditación, y la respiración consciente.

Consumir suplementos nutricionales

Tomar suplementos que ayuden al sistema digestivo y reduzca la inflamación puede ser beneficioso para algunas personas. Entre ellos se incluyen

  • Vitaminas del complejo B, en especial las vitaminas activadas,
  • Minerales como hierro, zinc y magnesio
  • Ácidos grasos omega-3 como aceite de pescado y glutamina.
  • Enzimas digestivas
  • Probióticos  restauradores de la microbiota como mi fórmula PROBIOTICS 100 BILLION
  • Fórmula para ayudar a realizar mejor digestión y reparar la mucosa intestinal como HAPPY TUMMY

 

Concluyendo

Gracias a la ciencia, hoy en día se puede afirmar que los procesos proinflamatorios crónicos, ocasionan una serie de desequilibrios en el organismo. Uno de los más frecuentes, está asociado a la modificación del eje cerebro-intestino, a través del nervio vago que procesa la información necesaria  que puede generar una serie de trastornos gastrointestinales.

Dentro de las enfermedades más frecuentes ocasionadas por dichos desequilibrios destacan, la EII, SII, úlceras pépticas, reacciones alérgicas a antígenos alimentarios y la enfermedad por reflujo gastroesofágico. Todos estos procesos, por lo general imposibilitan mantener una adecuada digestión.

Asimismo, los procesos inflamatorios acarrean una serie de efectos adversos. A saber, la reducción de la absorción de nutrientes y el incremento de la permeabilidad de la barrera intestinal.

Adicionalmente, ocurre una alteración de la microbiota intestinal y se incrementa el riesgo para padecer úlceras y cáncer. Afortunadamente, es posible implementar ciertas estrategias para evitar los procesos inflamatorios que afectan el sistema digestivo.

Entre ellos destacan incluir alimentos con propiedades antiinflamatorias (pescados azules, verduras crucíferas, aceite de oliva Virgen extra y frutos secos). Además de evitar el estrés, mediante ciertas técnicas comprobadas.

Para Jocelyn la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran utilidad. De hecho, cuando me contactó para agradecerme por la información, se expresaba muy contenta y optimista.

De hecho, en pocas semanas logró superar sus inconvenientes a nivel gastrointestinal. Para ello, solo tuvo que modificar su alimentació, combatir el estrés y consumar mi fórmula exclusiva de HAPPY TUMMY (Barriguita feliz).

“La inflamación es un proceso fisiológico que interviene en las defensas del organismo y la reparación de los tejidos. Se activa de forma aguda por infecciones, traumatismos, toxinas o reacciones alérgicas. Sin embargo, si se cronifica, la inflamación puede acabar estimulando el desarrollo de enfermedades como las cardiovasculares, las autoinmunes, las neurológicas o el cáncer. Además, durante el envejecimiento, la inflamación se vuelve cada vez más crónica”

Kristine Stromsnes

Facultad de Medicina, Universidad de Valencia, España

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