Enfermedades Autoinmunes e Inflamación

Las enfermedades autoinmunes y la inflamación deprime al sistema inmunológico .  Este nos protege de enfermedades e infecciones al combatir diversos patógenos, y atacar los gérmenes que ingresan al organismo como virus y bacterias. El sistema inmunológico  puede discernir, que los gérmenes no son parte del organismo, y por ello los destruye.

Al padecer de una enfermedad autoinmune, el sistema inmunológico ataca por error las células sanas de órganos y tejidos.

De este tema, que preocupa a una cantidad cada vez mayor de personas, hablaré a solicitud de Karen. Ella es una joven seguidora de Carolina del Norte, estudiante universitaria y apasionada por mantener su figura en perfecto estado. Ella desde niña aprendió de sus padres a practicar diversos deportes en familia, tales como el ciclismo de montaña.

Para ella, no hay emoción más grande que pedalear cuesta arriba por las hermosas montañas de su estado natal.

Karen se comunicó conmigo porque desde hace unos meses su madre comenzó a padecer artritis reumatoide. Cuando el especialista le realizó la exploración física, no se detectaron factores alarmantes, solo una ligera inflamación en ambos hombros. De hecho, su madre presentó adecuados reflejos, además de fuerza muscular.

Ella quiso comunicarse conmigo porque hasta ahora, su madre no ha querido tomar ningún fármaco de los que le recomendaron para el alivio de la inflamación. Karen me solicitó con mucho énfasis, si su madre podía realizar ejercicio y además me pidió una sugerencia natural para el alivio del dolor.

A fin de honrar su solicitud, le preparé un dossier con las generalidades acerca de las enfermedades autoinmunes y ciertas estrategias empleadas para su tratamiento. Por supuesto le realicé la recomendación de una alternativa natural ampliamente estudiada para aliviar el dolor.

Dado el incremento de las enfermedades autoinmunes, consideré importante compartir esta información en mi blog.

Las dos caras de los procesos inflamatorios

Durante la década de 1980, un grupo de investigadores británicos descubrió ciertas moléculas capaces de inducir procesos inflamatorios. Las mismas fueron encontradas en las articulaciones de personas que padecían artritis reumatoide, y se les denominó citoquinas.

Estos científicos lograron demostrar fehacientemente, que la inflamación era el detonante de la enfermedad y no un simple invitado.

De acuerdo a los especialistas, sea cual fuere el evento disparador de la inflamación, dicho proceso tiende a amplificarse. Ello ocasiona la síntesis de ciertos mediadores, entre los que destacan las quimiocinas y las citocinas. Técnicamente las quimiocinas pertenecen a la clasificación general de “citocinas”.

No obstante, su empleo se modificó, por lo que actualmente el término “quimiocina” se emplea básicamente para referirse a las moléculas que trasladan células inmunitarias de un sitio a otro. A su vez, el término “citocina” se utiliza para referirse al resto de las moléculas mensajeras que integran el sistema inmunitario

Asimismo, descubrieron que ciertos anticuerpos que bloqueaban algunas citocinas (TNF alfa), frenaban los niveles de otras citocinas. Este hallazgo, fue realizado en tejidos articulares cultivados en condiciones de laboratorio. Incluso, a nivel de los ensayos clínicos proporcionaba un alivio inmediato de los síntomas en los participantes.

Esta investigación, sentó las bases para el desarrollo del infliximab (Remicade) como terapia para la artritis reumatoide.

Se sabe, que los cientos de millones de células que integran el sistema inmunológico están distribuidas en todo el organismo.

De este gran total, algunas permanecen circulando a través de los sistemas sanguíneo y linfático, mientras que otras permanecen en los tejidos linfoides primarios y secundarios. También se encuentran, en la mucosa de los sistemas respiratorio, digestivo, genitourinario y en la piel.

La complejidad del proceso inflamatorio y sus consecuencias

Según la ciencia, la capacidad de comunicación de los diversos componentes de un sistema tan amplio como el inmunológico, constituye su gran fortaleza. Ello permite, que las células correctas se trasladen hacia lugares precisos e implementen correctivos para eliminar agentes patógenos invasores.

Existen otras moléculas de señalización celular producidas a partir del ácido araquidónico, un ácido graso poliinsaturado. Ellas se denominan de forma general eicosanoides y constituyen diferentes familias.

Dicho ácido es almacenado en las membranas celulares, activándose cuando se produce una irritación, disparando una cascada de transformaciones bioquímicas. Se considera un importante regulador de la inflamación, mediante la producción de prostaglandinas.

De hecho se ha observado, que cuando existen procesos inflamatorios sus cantidades se encuentran muy elevadas. Es decir, su exceso constituye un índice de inflamación.

Al igual que existe el “colesterol bueno y malo”, también existen prostaglandinas “buenas y malas”, siendo ambas necesarias. Dichas moléculas poseen una vida corta, sin embargo, son capaces de regenerarse en grandes cantidades. De hecho, se consideran indispensables para el adecuado funcionamiento de las células.

Es importante resaltar, que las prostaglandinas son eicosanoides decisivos en la inflamación. Se debe señalar, que la inflamación es buena cuando se controla, porque permite que se desarrollan los mecanismos de defensa y regeneración de los diversos tejidos. Por ejemplo, el cerebro, piel, colágeno, cartílagos, pulmones y arterias, entre otros.

A su vez, un exceso de inflamación es negativo para la salud, porque acarrea procesos dolorosos y degenerativos. Este efecto, podría estimular la presencia de enfermedades autoinmunes.

Enfermedades autoinmunes más frecuentes

  • Diabetes tipo 1
  • Artritis reumatoide
  • Psoriasis (artritis psoriásica)
  • Esclerosis múltiple
  • Lupus eritematoso sistémico (lupus)
  • Enfermedad inflamatoria intestinal
  • Enfermedad de Addison
  • Enfermedad de Graves
  • Síndrome de Sjögren
  • Tiroiditis de Hashimoto
  • Miastenia gravis
  • Vasculitis autoinmune
  • Anemia perniciosa
  • Enfermedad celíaca.

Importancia del Ph Estomacal

El pH estomacal es primordial para que los nutrientes puedan digerirse, actuando como primera línea para defender el organismo de bacterias y virus nocivos.

Esto infiere que el estómago es un depósito de ácido, y tiene un pH mucho más bajo que cualquier otra parte del sistema digestivo.  Con un pH ácido se activan las enzimas para facilitar la descomposición de las proteínas.

El ácido clorhídrico es el ácido que determina el pH del estómago.  La falta de este ácido produce la hipoclorhidria, no permitiendo absorber los nutriente, lo cual afecta la digestión de proteínas, minerales y vitaminas, ocasionando problemas al sistema inmunológico.

El 75% del sistema inmunológico está en las paredes intestinales y la mayoría de las bacterias entran a través de la boca y la nariz.  El estomago contiene el ácido y las enzimas que disuelven los alimentos, eliminando las bacterias dañinas al organismo.  Al romper los enlaces de las macro y micronutrientes, facilita su absorción en el intestino delgado.

El pH estomacal tiene una importancia crucial en el organismo.  De lo contrario no se produce bien la digestión, no hay defensa de los microorganismos patógenos que pueden entrar por la boca, los cuales favorecen el sobrecrecimiento de bacterias que pueden lesionar el intestino delgado.

Tener un pH ácido es fundamental para una persona que tenga una condición autoinmune. Es una forma de activar las enzimas en el duodeno y las enzimas pancreáticas que producen la digestión. No tener ese pH ácido, producirá sobrecrecimiento de bacterias en el intestino delgado y generará más inflamación y menos absorción de nutrientes.

 

La inflamación crónica como detonante de enfermedades autoinmunes

De acuerdo a los expertos, para que la inflamación se transforme en crónica, además de permanecer en el organismo, también debe dejar de generar citocinas inflamatorias.

La ciencia ha descubierto, que existen diversos controles que actúan de forma asociada, con capacidad de limitar la energía y extensión de la respuesta inflamatoria aguda.

Se ha logrado determinar, que cuando las citocinas proliferan en una zona lesionada, las células circundantes producen lipoxina. Este compuesto, posee la capacidad de disminuir la proporción de citocinas.

Luego de ello, ciertas células inmunitarias innatas liberan una molécula denominada protectina, que acelera la disminución de la respuesta inflamatoria.

Pero este proceso puede tomar otro rumbo, a causa de otros factores, entre ellos ciertos factores genéticos. Ello puede ocasionar una respuesta inflamatoria exagerada o inducir la permanencia del desencadenante inflamatorio.

Las investigaciones realizadas durante la última década han determinado, que el sistema inmunulógico innato posee un rol determinante, sobre la formación y avance de las enfermedades autoinmunitarias.

Durante mucho tiempo se atribuyó este efecto a los linfocitos T y B. Sin embargo, investigaciones actuales muestran que las células inmunitarias innatas producen daños en las células inmunitarias adaptativas.

Por ejemplo, al examinar la artritis reumatoide, se observa que los neutrófilos (tipo de glóbulo blanco que ayuda a combatir las infecciones en el cuerpo) abundan en las articulaciones afectadas, deteriorando el tejido circundante. Asimismo, estas células inmunitarias innatas generan ciertas moléculas que estimulan a las células B a producir autoanticuerpos.

Este tipo de célula, es considerada un factor fundamental en la predisposición destructiva de diversas enfermedades autoinmunitarias.

Factores que determinan la presencia de inflamación crónica

Uno los descubrimientos médicos más relevantes de las últimas décadas, fue la asociación entre el sistema inmunológico y la inflamación. Dentro de las causas más frecuentes de inflamación crónica destacan:

Infecciones crónicas

Existen una serie de infecciones, que son difíciles de curar. A manera de ejemplo podemos mencionar la enfermedad de Lyme. Esta patología, es ocasionada una bacteria denominada Borrelia. Comúnmente, esta enfermedad se adquiere por efecto de la picadura de una garrapata, que es portadora de dicha bacteria, igual sucede con la hepatitis C crónica.

De acuerdo a los expertos, esta infección podría permanecer durante toda la vida, si no es tratada. Se sabe, que puede producir graves problemas de salud. Entre ellos destacan, cirrosis hepática y cáncer de hígado.

Este tipo de infecciones crónicas difíciles de erradicar inducen a nuestro cuerpo a producir respuestas inflamatorias, que permanecen prolongadamente. Cabe destacar, que en muchas ocasiones no son los patógenos, sino la inflamación crónica lo que ocasiona un alto porcentaje del daño asociado a estas patologías.

Factores genéticos

Existen diversos indicios de la existencia de elementos genéticos comunes de predisposición a las enfermedades autoinmunitarias. Uno de ellos, son los resultados que se obtienen de los estudios familiares. En especial, aquellos que indican un alto grado de agregación familiar de la autoinmunidad.

De esta forma, podrían presentarse diversas enfermedades autoinmunitarias en personas pertenecientes a la misma familia, o en una misma persona.

Gracias a estas observaciones, se logra sostener la hipótesis de una base común acerca de las causas y mecanismos compartidos entre diversas enfermedades autoinmunitarias.

Vale destacar, que en ciertas ocasiones los genes relacionados con estos problemas de salud podrían sufrir un proceso de activación, a consecuencia de un proceso inflamatorio.

Estudios publicados en Frontiers in Immunology el 2020 mostraron, que el sexo regula la expresión génica en múltiples tejidos humanos.

Incluso se ha corroborado, que las mujeres adultas desarrollan respuestas inmunitarias innatas y adaptativas más potentes que los hombres. Ello se traduce en las diferencias observadas en la prevalencia de diversas enfermedades.

Condiciones ambientales

El medioambiente o entorno que nos rodea, puede considerarse una categoría única, debido a que incluye aspectos palpables que vivimos en nuestro día a día. Dentro de los factores ambientales más estudiados, y que pueden ocasionar y mantener procesos inflamatorios, destacan:

  • Contaminación atmosférica: diversos estudios han mostrado que una mayor exposición a las partículas finas, presentes en el aire, ocasionan un incremento de los marcadores de inflamación sanguíneos
  • Sustancias tóxicas: se ha observado que nuestro organismo posee la capacidad de detectar que ciertas sustancias químicas son nocivas. Cuando ello ocurre se produce una respuesta inmunitaria e inflamatoria, tanto si la exposición se efectúa a través del aire, por la piel o mediante una herida
  • Calidad del agua: en muchos lugares del mundo, el agua está contaminada con metales pesados, bacterias, agroquímicos y desechos industriales, incluyendo residuos farmacéuticos. Esto ocasiona respuestas inflamatorias de alto riesgo
  • Pantallas digitales: actualmente, millones de personas pasan horas expuestas a la radiación de la luz azul. De acuerdo a los estudios, esta luz genera especies reactivas de oxígeno (ROS) que inducen daño oxidativo a nivel cutáneo, semejantes a los ocasionados por la radiación UV.
  • Aunque la longitud de onda de este tipo de luz es más larga, y posee menos energía que la UV. Ello le permite alcanzar zonas más profundas dentro de la piel, ocasionando disfunción celular y daño al ADN. Según los estudios, esto ocasiona envejecimiento prematuro y procesos inflamatorios en la piel.

Estilo de vida

Existen muchos factores, que inciden sobre la presencia de diversas afecciones ocasionadas por procesos inflamatorios. Dentro de ellos destacan:

  • Alimentación inapropiada:  Para nadie es un secreto que la dieta occidental es totalmente inflamatoria. De acuerdo a los expertos, una dieta antinflamatoria estaría conformada por una gran variedad de frutas y verduras y granos integrales. Incluiría, además, pequeñas cantidades de proteína animal (especial pollo de granja y pescado azul) y aceite de oliva. Asimismo evitaría el azúcar añadido, y los ingredientes procesados. Es decir, sería una dieta lo más cercana a una dieta mediterránea.
  • El estrés: es considerado uno de los principales factores que incide en la modulación de la respuesta inflamatoria de nuestro organismo. Según la ciencia, el estrés afecta tres sistemas corporales clave estrés afecta al organismo porque incide en tres de los principales sistemas: el sistema endocrino, sistema inmunitario y sistema nervioso.
  • Tabaquismo: diversos estudios, han corroborado que el tabaco y sus compuestos nocivos, propician el incremento de los niveles de marcadores inflamatorios y la agudización de la aterosclerosis. Además de ello, se considera uno de los principales factores de riesgo de la artritis reumatoide. De hecho, se ha establecido que puede incrementar el riesgo de padecer enfermedad de Crohn, e incluso agravar el desarrollo de esta enfermedad
  • Falta de actividad física: según un estudio publicado el 2020 en Sports Medicine and Health Science, la inactividad física conduce a una inflamación crónica. La misma, es inducida por la acumulación de grasa visceral, siendo acompañada muchas veces por presencia de desgaste muscular y fatiga.

Algunas herramientas sencillas para prevenir la inflamación

  • Mantener un peso saludable
  • No fumar
  • Realizar ejercicio de tres a cinco veces a la semana
  • Procurar no ingerir alcohol o limitar su consumo a un máximo de dos onzas diarias
  • Controlar el estrés mediante herramientas prácticas como la meditación o escribir un diario personal (preferiblemente a puño y letra no en computadora)
  • Emplear alternativas naturales en vez de analgésicos (por ejemplo, la cúrcuma). De acuerdo a las investigaciones, la cúrcuma posee efectos similares al del ibuprofeno. Ello es debido a su elevada concentración de curcumina. De hecho, este compuesto, puede inhibir la enzima COX-2, al igual que el ibuprofeno, pero sin generar efectos adversos
  • Incorporar una alimentación antiinflamatoria.

Té de Cúrcuma para la inflamación

Ingredientes

  • Dos cucharadas de raíz de cúrcuma fresca rallada o una cucharadita de cúrcuma en polvo
  • Cuatro tazas de agua filtrada
  • Un limón orgánico
  • Edulcorante natural, puedes usar MONK FRUIT o  LIQUID STEVIA.

¿Cómo prepararlo?

  • Agregar el agua en un recipiente mediano y llévalo al fuego
  • Agregar la cúrcuma
  • Si se emplea cúrcuma rallada, déjala hervir por quince minutos
  • Si se emplea cúrcuma en polvo déjala hervir diez minutos
  • Filtrar con un colador fino
  • Agregar el zumo de limón recién exprimido
  • Endulzar a gusto
  • Consumir aún caliente.

Nota

No debe ser administrado en niños menores de doce años. Tampoco debe emplearse en mujeres embarazadas o en período de lactancia.

 

Concluyendo

En condiciones normales, el sistema inmunitario es capaz de reconocer entre células extrañas y sus propias células. Sin embargo, cuando existe una enfermedad autoinmune, nuestro sistema inmunitario no logra reconocer algunas partes del cuerpo.

Ello ocasiona, que las confunda con células o sustancias ajenas y se liberen proteínas denominadas autoanticuerpos. Dichas proteínas, atacan las células sanas de diversas zonas de nuestro cuerpo. Dentro de ellos, existe una gran preferencia por ciertos tejidos y órganos, tales como la piel y las articulaciones.

Ciertas enfermedades autoinmunes afectan solo un órgano, como el caso de la diabetes tipo 1, que ocasiona el deterioro del páncreas. Sin embargo, otras enfermedades como el lupus eritematoso sistémico, afecta todo el cuerpo.

Durante la década de 1980, un grupo de investigadores británicos descubrió ciertas moléculas capaces de inducir procesos inflamatorios. Las mismas fueron encontradas en las articulaciones de personas que padecían artritis reumatoide y se les denominó citoquinas.

Estos científicos lograron demostrar fehacientemente, que la inflamación era el detonante de la enfermedad y no un simple invitado. De allí, que es importante combatir los estados inflamatorios, a los fines de evitar que este proceso favorezca la presencia de enfermedades autoinmunes.

Una forma sencilla de evitar o minimizar los efectos de los procesos inflamatorios es manteniendo un peso saludable, no ingiriendo alcohol y no fumando. Además, es importante mantener una dieta antiinflamatoria, controlar el estrés, realizar ejercicio y emplear tratamientos naturales para aliviar el dolor e inflamación.

Para Karen la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran utilidad. De hecho, cuando se comunicó hace poco conmigo me comentó, que su madre había retomado el ejercicio, seguía una dieta mediterránea y empleaba cúrcuma. Karen estaba feliz, al ver que su madre se sentía menos adolorida y con mayor energía para afrontar la vida.

“El aumento de las enfermedades inflamatorias crónicas y autoinmunes es alarmante en todo el mundo (…) En este escenario, los compuestos bioactivos de origen natural han sido considerados como coadyuvantes en la práctica terapéutica, ya que suelen ser de bajo coste, tienen pocos efectos colaterales y son sencillos de utilizar.”

Lucas Fornari Laurindo

Universidad de Marília (UNIMAR), São Paulo, Brasil

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