El organismo humano es una máquina perfecta, que permite el reciclar diversas células al momento que estas envejecen. Uno de estos compuestos de vital importancia para la digestión de las grasas, es la bilirrubina. Su color es amarillo anaranjado, y se produce a partir de la hemoglobina.
A su vez, la bilirrubina es descompuesta por bacterias intestinales benéficas en urobilinógeno. Este compuesto es excretado en la orina y sus niveles elevados deben ser estudiados adecuadamente.
De este tema tan asociado al funcionamiento hepático, voy a hablar a solicitud de Elinor, una seguidora de Texas. Ella se comunicó conmigo luego que su médico detectara, que padecía un cierto tipo de anemia denominada hemolítica.
De acuerdo a lo que me comentó, esto le fue detectado a raíz de la presencia de un cansancio frecuente. El mismo comenzó a finales del mes de diciembre pasado, y por ello decidió acudir a su médico de confianza.
De acuerdo a lo que Elinor me comentó, esta enfermedad fue causada por abusar de ciertos analgésicos de venta libre. Ella también me dijo, que su médico le indicó monitorearse los niveles de uribilinógeno en orina.
Ella se realizó esta prueba, y efectivamente los valores estaban fuera del rango normal. Sin embargo, decidió contactarme porque no captó muy bien acerca de este compuesto y su relación con la bilirrubina.
Así, a los fines de entregarle a Elinor ciertos puntos educativos acerca de este compuesto, preparé un material explicativo. Posiblemente, muchas personas desconocen acerca de la importancia de los niveles de urobilinógeno en la sangre. Por ello, estimé conveniente compartir esta información en mi página.
Generalidades acerca de la bilirrubina
Por lo general, los glóbulos rojos pueden durar unos ciento veinte días en el torrente sanguíneo. Se sabe, que cuando ellos envejecen o dejan de ser funcionales, se produce su descomposición a nivel sanguíneo por parte de los macrófagos. En este proceso, un componente de la hemoglobina denominado hemo, es liberado y convertido en bilirrubina.
Puede afirmarse, que la bilirrubina es un importante metabolito del hemo, un complejo de coordinación que facilita la cohesión del hierro en diversas proteínas.
Vale destacar, que es considerada una sustancia potencialmente tóxica. No obstante, nuestro cuerpo emplea una serie de mecanismos que permiten que ocurra una desintoxicación y eliminación de forma segura.
Se sabe además, que la bilirrubina y sus metabolitos inducen una coloración amarillenta en ciertos compuestos generados por nuestro metabolismo. Entre ellos destacan la bilis, heces y en menor medida la orina. Según la ciencia, la bilirrubina es originada a partir de dos fuentes principales.
Se ha determinado, que la mayor fuente (un 80% de la bilirrubina) proviene de la descomposición de la hemoglobina. La misma se obtiene de los glóbulos rojos senescentes. Pero también puede obtenerse de las células eritroides de la médula ósea, cuando se destruyen de forma prematura.
Incluso existen otras fuentes de bilirrubina, que son obtenidas gracias al recambio de diversas proteínas que contienen hemo.
Ellos se encuentran en otros tejidos como los músculos e hígado. Dichas proteínas incluyen los citocromos, triptófano-dioxigenasa, peroxidasa, catalasa y mioglobina.
Según los especialistas, nuestro cuerpo produce unos 4 miligramos de bilirrubina por cada kilogramo de peso corporal. Ello constituye entre 250 y 350 mg de bilirrubina producidas diariamente en un adulto sano. La bilirrubina es enviada al hígado mediante la participación del bazo. Una vez en el hígado, es excretada como desecho en forma de heces o de orina.
Consecuencias de valores elevados de bilirrubina corporal
La ictericia es un síntoma de niveles altos de bilirrubina, denominado técnicamente hiperbilirrubinemia. Según los especialistas, si una persona presenta niveles elevados de bilirrubina puede indicar una enfermedad subyacente en la adultez.
Incluso, la hiperbilirrubinemia en los recién nacidos se asocia mayormente a la incapacidad de eliminar adecuadamente la bilirrubina en los primeros días de vida.
Según los expertos, el hígado puede transformar bioquímicamente la bilirrubina a otra forma que puede ser excretada de forma segura mediante las heces y orina.
Dentro de los síntomas que ocasiona la hiperbilirrubinemia destacan:
- Oscurecimiento de la orina (en ocasiones puede presentar tonos marrones)
- Heces pálidas y de color arcilla (en el caso de que el problema sea ocasionado por el hígado)
- Coloración amarillenta de la piel y la esclerótica o porción blanca de los ojos.
De acuerdo al consenso de muchos especialistas, los niveles elevados de bilirrubina pueden indicar la presencia de otra enfermedad subyacente. Es importante considerar, que los niveles elevados de bilirrubina muchas veces se presentan sin la presencia de ningún síntoma.
Muchas veces, cuando la enfermedad subyacente es una enfermedad hepática o anemia, existen ciertos síntomas que acompañan a la ictericia. Dentro de ellos destacan:
- Estreñimiento
- Distensión abdominal
- Dolores a nivel abdominal
- Vómitos
- Procesos febriles
- Sensación extrema de agotamiento
- Anorexia (pérdida del apetito).
De acuerdo a los especialistas, cuando se tienen niveles elevados de bilirrubina se corren graves riesgos de salud. De hecho pueden llegar a presentarse una serie de complicaciones, principalmente en los recién nacidos.
En este caso puede acontecer una condición denominada kernicterus, caracterizada por convulsiones, daño cerebral irreversible e incluso la muerte.
¿Cuáles son las causas de la hiperbilirrubinemia?
De acuerdo a los estudios se ha establecido, que los altos niveles de bilirrubina son consecuencia de una diversidad de afecciones. Los expertos refieren, que la captación, transporte intracelular y excreción biliar de la bilirrubina se produce gracias a la participación de diversos transportadores.
Ahora bien, cuando se presenta una alteración de estos transportadores asociados con ciertos defectos genéticos ocurre la hiperbilirrubinemia. Es importante mencionar, que hasta la fecha se ha determinado la existencia de dos tipos de bilirrubina en la sangre. Ellas son:
- Bilirrubina no conjugada o indirecta: este tipo de bilirrubina es la que se encuentra antes de su traslado al hígado. Se caracteriza por ser insoluble en agua
- Bilirrubina conjugada o directa: esta es la bilirrubina que ha sido procesada a nivel hepático y convertida en soluble. Se ha determinado, que de allí pasa a formar parte de la bilis, siendo almacenada en la vesícula o bien enviada al intestino.
Debemos mencionar, que los análisis de sangre rutinarios cuantifican los niveles de bilirrubina total. Ello incluye la sumatoria de la bilirrubina conjugada y no conjugada.
Hasta ahora se ha establecido, que una gran cantidad de afecciones inciden sobre los niveles elevados de bilirrubina no conjugada y conjugada. Dentro de ellas destacan:
Bilirrubina no conjugada
- Síndrome de Gilbert: este trastorno de origen genético ocasiona que el hígado procese la bilirrubina de forma muy lenta
- Enfermedad hepática: este es el nombre médico, asignado a cualquier tipo de trastorno, que produzca inflamación o daño tisular del hígado. Ello ocasiona que el hígado no funcione de forma adecuada
- Anemia hemolítica: esta anomalía es ocasionada por la destrucción acelerada de los glóbulos rojos. Ello puede ser ocasionado por procesos cancerosos, enfermedades autoinmunes o por ciertos medicamentos. Entre ellos destacan el interferón, penicilina, paracetamol e ibuprofeno
- Falta de bacterias digestivas en recién nacidos: este defecto, puede ocasionar ictericia en los bebés. Ello se debe principalmente al efecto de la alteración sobre la descomposición de la bilirrubina.
Bilirrubina conjugada
- Enfermedad hepática: este grupo de trastornos, muchas veces ocasiona el deterioro del flujo sanguíneo a través del hígado
- Obstrucción del conducto biliar: esta anomalía bloquea el paso desde la vía hepática hacia el intestino delgado. Esto impide un adecuado traslado de la bilirrubina. De acuerdo a los expertos, esto es ocasionado por la presencia de cálculos biliares, pancreatitis, tumores o cirrosis hepática.
De acuerdo a lo estudiado hasta ahora se ha establecido, que la bilirrubina conjugada es enviada al intestino. Allí, por acción de las glucoridasas bacterianas a nivel del íleon terminal (última porción del intestino delgado) y colon, es modificada. Mediante esta transformación, la bilirrubina se convierte en urobilinógeno.
Este compuesto se excreta mayormente por las heces, sin embargo, una parte de la misma sufre un proceso de reabsorción desde el hígado hasta el intestino, produciendo su eliminación a nivel renal. De hecho, cuando se produce un incremento de la bilirrubina conjugada, gracias a su solubilidad, es eliminada en la orina.
Ciertos medicamentos también pueden ocasionar bilirrubina alta
Dentro de los medicamentos detectados hasta ahora destacan:
- Ciertos antibióticos (entre ellos, la amoxicilina-ácido clavulánico y la ciprofloxacina)
- Derivados anfetamínicos
- Anticonvulsivos (como el ácido valproico)
- Antifúngicos (principalmente el fluconazol)
- Anticonceptivos orales
- Estatinas
- Medicamentos con efecto analgésico y antipirético (paracetamol) de venta libre
- Antirretroviral para el tratamiento de la infección por VIH (Atazanavir y Efavirenz).
¿Cómo se diagnostica la hiperbilirrubinemia?
Esto puede realizarse mediante un análisis de sangre. Mediante esta prueba se obtienen los niveles de bilirrubina total (conjugada y no conjugada). Además de ello, se obtienen los valores de bilirrubina directa (conjugada) a nivel sanguíneo.
Vale destacar, que los niveles de bilirrubina indirecta (no conjugada) se deducen de los valores de bilirrubina total y directa. Es importante mencionar, que aunque muchos laboratorios emplean diferentes intervalos de referencia, existen ciertos niveles normales aceptados mayoritariamente.
En general, los siguientes valores, se consideran normales para niños mayores y adultos:
- Bilirrubina total: de 0,3 a 1 miligramos por decilitro (mg/dL)
- Bilirrubina directa (conjugada): de 0,1 a 0,3 mg/dL.
En el caso de los recién nacidos, se considera que un valor normal de bilirrubina indirecta debe ser inferior a 8,7 mg/dL (medido en las primeras 48 horas de vida).
La bilirrubina por lo general, forma parte de otras pruebas que permiten evaluar la función y enzimas hepáticas. Dentro de ellas, se incluyen:
- Fosfatasa alcalina (ALP)
- Aspartato aminotransferasa (AST)
- Gamma-glutamil transpeptidasa (GGT)
- Transaminasa alanina (ALT).
Existen también otras pruebas, que permiten detectar la presencia de elevados niveles de bilirrubina. Dentro de ellos destacan:
- Biopsia hepática: este estudio es usualmente realizado cuando se desea descartar la presencia de cáncer de hígado
- Diagnóstico por imágenes: este tipo de pruebas, incluyen la ecografía y tomografía computarizada. Su empleo es de suma importancia para la correcta detección entre una obstrucción biliar y una enfermedad hepática. Ello incluye también el diagnóstico del cáncer
- Uroanálisis: mediante esta sencilla prueba de laboratorio se logra determinar la cantidad de bilirrubina, y el urobilinógeno excretados en la orina.
Debemos destacar, que las pruebas de bilirrubina (incluyendo el urobilinógeno) deberán repetirse a fin de detectar las respuestas al tratamiento. Incluso, sirven también para monitorear la progresión o recuperación de la enfermedad.
El urobilinógeno y su importancia
Como ya se mencionó, el urobilinógeno se forma por la degradación de la bilirrubina. Ello ocurre por la intervención de las bacterias intestinales, siendo transportada a nivel sanguíneo y luego excretada por los riñones.
Se ha observado, que cuando se producen grandes cantidades de bilirrubina se incrementa la concentración de urobilinógeno en el intestino. Esto hace, que los niveles de este compuesto se eleven también en la orina.
El urobilinógeno puede encontrarse de forma natural en la orina sin que ello signifique la presencia de anomalías clínicas. Sin embargo, el incremento de sus niveles a nivel urinario indica la presencia de ciertas alteraciones que deben monitorearse. Dentro de estas patologías más frecuentes destacan:
Enfermedades hepáticas
Según la ciencia, ciertas enfermedades como la cirrosis, hepatitis o cáncer de hígado ocasionan un incremento de la bilirrubina en la orina. Asimismo, la presencia de urobilinógeno en la orina puede sugerir problemas en el hígado antes de que surjan síntomas o alteraciones en los exámenes.
Por ello, cuando se encuentra la presencia de urobilinógeno se recomienda observar cualquier otra alteración en el examen de orina. Incluso, los especialistas destacan la importancia de observar ciertas anomalías en los análisis hematológicos y el perfil hepático.
Alteraciones biliares
Ciertas anomalías obstruyen o causan inflamación a nivel pancreático, vesicular y conductos biliares. Ello está muy asociado a niveles elevados de bilirrubina. Por ello, todas estas patologías favorecen la presencia de urobilinógeno, y enzimas hepáticas. Dentro de estas alteraciones destacan:
- Lesiones o estenosis de los conductos biliares y pancreáticos
- Colestasis o interrupción del flujo biliar
- Colangitis (infección e inflamación de los conductos biliares)
- Colecistitis (inflamación de la vesícula biliar ocasionada generalmente por obstrucción del conducto cístico o un cálculo biliar)
- Enfermedad de la vesícula (ocasionadas por tumores, infecciones y parasitosis como la ascaridiosis hepatobiliar)
- Pancreatitis (inflamación del páncreas).
Anemia hemolítica
Se presenta cuando el organismo produce ciertos anticuerpos, que ocasionan la destrucción de los glóbulos rojos. A causa de ello se produce una mayor cantidad de bilirrubina, elevando los niveles de urobilinógeno en la orina.
Aparte de la anemia hemolítica, la esplenomegalia o agrandamiento del bazo también puede ocasionar la destrucción de los glóbulos rojos.
¿Cuáles son los valores normales de urobilinógeno?
Desde el punto de vista de los especialistas, cuando los niveles de urobilinógeno en la orina se encuentran entre 0,1 y 1,0 mg/dL se considera normal. Si los valores se encuentran en este rango se puede considerar que la prueba es negativa.
No obstante, si los resultados de urobilinógeno en la orina se ubican por encima del valor normal es indicativo de que la prueba es positiva. Generalmente, las concentraciones elevadas de urobilinógeno en la orina confieren un color anaranjado, por su transformación en urobilina.
Según los expertos, las razones más comunes para presentar niveles positivos de urobilinógeno en la orina son:
- Ictericia hemolítica
- Anemia hemolítica
- Enfermedad biliar
- Problemas hepáticos
- Cirrosis
- Hepatitis
- Intoxicación por cloroformo o tetracloruro de carbono
- Enfermedades hemolíticas (ocasionan la destrucción excesiva de glóbulos rojos)
- Infarto pulmonar
- Insuficiencia cardiaca
- Anemia perniciosa
- Esferocitosis hereditaria (trastorno poco común de la membrana de los glóbulos rojos)
- Colangitis
- Mononucleosis.
Concluyendo
De acuerdo a lo que se planteó, el urobilinógeno se forma debido a la degradación de la bilirrubina por parte de las bacterias intestinales. Desde allí, es transportada en la sangre para luego ser excretada por los riñones.
Según las observaciones, cuando se producen grandes cantidades de bilirrubina se eleva la concentración de urobilinógeno a nivel intestinal. Esto ocasiona, que los niveles de este compuesto también se eleven en la orina.
El urobilinógeno puede encontrarse de forma natural en la orina sin producir anomalías clínicas. Sin embargo, cuando sus niveles en la orina son elevados podría indicar la presencia de ciertas alteraciones.
Por ello se sugiere monitorear los niveles del urobilinógeno en la orina. De esta forma, los especialistas contarán con mayores herramientas para implementar el tratamiento adecuado.
Dentro de las patologías más frecuentes destacan: las enfermedades hepáticas, alteraciones biliares, y anemia hemolítica. Cabe destacar, que los niveles de urobilinógeno en la orina entre 0,1 y 1,0 mg/dL se consideran normales. Es decir, se considera una prueba con resultados negativos. Pero, si dichos valores superan este rango se considerará que la prueba es positiva.
Ello muchas veces indica la presencia de ciertas patologías riesgosas. Entre ellas destacan: ictericia y anemia hemolítica, enfermedad biliar, cirrosis, hepatitis, intoxicación química, infarto pulmonar y colangitis.
De allí la importancia de acudir al médico para que diagnostique, qué está ocasionando el incremento de urobilinógeno en la orina e indicar el tratamiento adecuado.
Para Elinor la información recibida, la cual comparto en el post, fue muy ilustrativa. De hecho me comentó, que optó por no emplear de forma abusiva los analgésicos.
De hecho me comentó, que mediante ciertos cambios dietéticos y una adecuada rutina de ejercicios mejoró mucho su estado general de salud. Ello por supuesto, incluyó sus niveles de urobilinógeno en orina.
“La orina normal no contiene bilirrubina y sólo pequeñas cantidades de urobilinógeno. Existen dos tipos de bilirrubina: directa (conjugada) e indirecta. La bilirrubina directa se produce en el hepatocito, donde se conjuga con ácido glucurónico; la bilirrubina conjugada tiene un peso molecular bajo, es hidrosoluble y normalmente pasa del hígado al intestino delgado a través de los conductos biliares, donde se convierte en urobilinógeno.”
Dr. Alan W. Partin MD, PhD
Cirujano de próstata e investigador
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https://www.nhlbi.nih.gov/health/anemia/hemolytic-anemia
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5341132/
https://www.sciencedirect.com/topics/nursing-and-health-professions/urobilinogen
https://medlineplus.gov/lab-tests/urobilinogen-in-urine/
https://www.sciencedirect.com/topics/medicine-and-dentistry/urobilinogen
https://www.nhs.uk/conditions/gilberts-syndrome/
https://www.verywellhealth.com/bilirubin-definition-and-description-1759872
https://www.mayoclinic.org/tests-procedures/bilirubin/about/pac-20393041