La Mejor Manera De Mejorar El Hígado Graso

De acuerdo a la ciencia, la enfermedad del hígado graso asociada al metabolismo (EHGM) es la causa más frecuente de patologías hepáticas crónicas en Estados Unidos. Formalmente es denominada como enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) y sus opciones de tratamiento se encuentran aún en curso.

De esta patología, que toma por sorpresa a muchos que la padecen, voy a hablar a solicitud de Caroline. Ella es una seguidora de Vermont de mediana edad, acostumbrada a tener un ritmo de vida muy dinámico.

Caroline un poco triste me comentó, que a raíz de algunos cambios a nivel laboral tuvo que realizar algunas adaptaciones. Entre ellas, ampliar el área de oficina para trabajar más cómodamente desde su casa e incrementar el uso del computador. Para Caroline, esto significó un cambio abrupto en cuanto al estilo de vida que llevaba.

Y los efectos no se hicieron esperar, pues se sentía ansiosa y esto le desarrolló un apetito poco usual. Este apetito se tradujo en la ingesta desmedida de diversos tipos de meriendas basadas en alimentos de altas calorías. Y lamentablemente en poco tiempo su peso se incrementó, al igual que algunas dolencias como somnolencia y dolores de cabeza.

Frente a esta situación acudió a su médico de confianza, quien le recomendó algunos exámenes hematológicos y de imágenes. Los resultados arrojaron hígado graso no alcohólico. Incluso, Caroline mostró niveles de lípidos (triglicéridos y colesterol total) en sangre, muy elevados.

Luego de presentarle los resultados, el médico le sugirió entre otras cosas que debía bajar de peso. Por ello, decidió contactarme para que le asesorara cómo tratar esta dolencia mediante formas alternativas. Inmediatamente le envié un material donde le hacía hincapié sobre algunas generalidades del hígado graso y estrategias para su control.

Dado lo recurrente de esta enfermedad, decidí compartirlo en mi página.

Estilo de vida Vs. higado graso

El hígado es el cuarto órgano más grande que posee el cuerpo y es uno de los que cumple las mayores funciones para que el organismo se mantenga saludable.  Es el encargado de descomponer la grasa, filtrar la sangre para eliminar toxinas, producir y excretar bilis, metabolizar los carbohidratos y proteínas, además de almacenar vitaminas y minerales.

Por lo que se mencionó anteriormente, las funciones múltiples del hígado conllevan a la imperiosa necesidad y recomendación médica de tener un estilo de vida saludable, consumiendo los nutrientes necesarios, realizando actividades físicas, manteniendo un sueño reparador, , evitando situaciones de estrés y teniendo una buena calidad de pensamientos y emociones.

El hígado graso es reversible en un 100% si se toman las medidas necesarias para ello.

Generalidades acerca del hígado

Según la ciencia la función de este órgano es favorecer el procesamiento de los alimentos y eliminación de toxinas. Se ha logrado determinar, que toda la sangre que proviene del estómago e intestinos, pasa primero por el hígado. Allí se procesa y equilibra, logrando eliminar diversas sustancias que poseen efectos nocivos para la salud.

Asimismo, sintetiza algunos nutrientes y metaboliza los fármacos que se ingieren, minimizando su toxicidad.

Hasta ahora, se han identificado más de 500 funciones vitales asociadas al funcionamiento hepático. Dentro de las más conocidas destacan:

  • Secreción de la bilis (asociado al transporte de desechos y metabolismo de las grasas en el intestino delgado)
  • Regulación de los niveles de glucosa y aminoácidos
  • Síntesis de glucosa (a partir del glucógeno o de aminoácidos y algunos subproductos grasos)
  • Reciclaje del hierro sanguíneo: esto se realiza con la participación de ciertas células derivadas de la médula ósea
  • Síntesis de ciertas proteínas requeridas para la adecuada coagulación de la sangre (albúmina, fibrinógeno, transferrina)
  • Disminución de la toxicidad del amoníaco proveniente del metabolismo de las proteínas (lo convierte en urea al convertirlo y se elimina en la orina)
  • Producción de colesterol: el hígado sintetiza colesterol, pero este también se obtiene a partir de alimentos como carne y productos lácteos. Ciertos niveles de colesterol, son requeridos en la sangre, sin embargo, niveles muy elevados del mismo, incrementan el riesgo de enfermedades en las arterias coronarias
  • Depuración de fármacos y de otros compuestos tóxicos

Cuando el hígado descompone las sustancias nocivas, los subproductos se movilizan mediante la bilis o la sangre. Los que se expulsan por la bilis, llegan al intestino y se excretan en las heces. A su vez, los subproductos sanguíneos se depuran a nivel renal y se eliminan mediante la orina.

¿Cuáles son las causas más frecuentes de las diferentes enfermedades hepáticas?

Dentro de las causas más estudiadas hasta ahora, resaltan:

  • Infecciones de origen viral

La hepatitis viral aguda es considerada una inflamación del hígado ocasionada por infecciones de los cinco virus de la hepatitis. Se ha determinado, que en una gran mayoría de personas se produce un proceso inflamatorio súbito. Por lo general puede permanecer durante algunas semanas en las cuales incluso se puede estar asintomático o bien agravarse.

Esta enfermedad es frecuente en todo el mundo y en un gran porcentaje de casos se resuelven por sí solos. Sin embargo, algunos logran permanecer y producir finalmente hepatitis crónica.

  • Funcionamiento deficiente del sistema inmunulógico

Cuando el sistema inmunológico ataca por error al hígado, puede provocar enfermedades hepáticas autoinmunes. Entre ellas destacan la colangitis biliar primaria y la hepatitis autoinmune (enfermedad hepática autoinmune).

Según la Universidad de Illinois, la hepatitis autoinmune se considera un desequilibrio crónico. Para los expertos, en la medida que las células mueren se produce la formación de cicatrices (fibrosis). Actualmente, la causa exacta de esta patología no se conoce a profundidad. No obstante se cree, que influyen sobre ella algunas drogas, toxinas o ciertas enfermedades.

Por lo general la hepatitis autoinmune, se presenta con más frecuencia en personas de alto riesgo, generalmente en las mujeres. Se puede presentar en cualquier edad y afecta todos los grupos étnicos.

  • Enfermedades hereditarias

Según los expertos de la Clínica Mayo, es posible transferir genes anormales de uno o ambos padres a los hijos. Dicho efecto, puede estimular la acumulación de diversas sustancias a nivel del hígado, produciendo daños en este órgano.

Dentro de las enfermedades hepáticas hereditarias detectadas hasta ahora se mencionan:

    • Hemocromatosis primaria: denominada también hemocromatosis hereditaria, es una patología caracterizada por una elevada cantidad de hierro a nivel corporal.
    • Enfermedad de Wilson: esta enfermedad es poco frecuente y se caracteriza por una elevada cantidad de cobre en el organismo. En las personas con esta enfermedad los excesos de cobre se vierten directamente en el flujo sanguíneo. Ello produce deterioro a nivel renal, ocular y cerebral
    • Deficiencia de alfa-1 antitripsina (AAT): esta patología se caracteriza por la presencia de bajos niveles de AAT. Esta sustancia es primordial para equilibrar o contrastar la actividad de las proteasas. Dicho defecto genético, genera un deterioro progresivo de las células del hígado, provocando finalmente procesos de cirrosis hepática.
  • Cáncer

Según la Biblioteca Nacional de Medicina, el cáncer de hígado, denominado también carcinoma hepatocelular, es más frecuente en hombres. Presentándose con mayor frecuencia en personas mayores de cincuenta años, y por lo general se origina directamente en el hígado. Por ello, se diferencia del cáncer con metástasis al hígado que es originado en otros órganos.

Este tipo de cáncer es común en quienes han presentado daño prolongado a nivel del hígado o presencia de cirrosis. Las causas más frecuentes son la inflamación crónica, hemocromatosis, infecciones por virus (hepatitis B o C) y alcoholismo.

  • Consumo excesivo de toxinas

Hasta los momentos, la ciencia ha detectado dos tipos de enfermedad vinculada al hígado graso. La enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA) y la enfermedad del hígado graso alcohólico (EHGA).

De acuerdo a los expertos, entre 80 y 100 millones de personan padecen de EHGNA. Esta patología presencia dos tipos de dolencia bien investigadas. Ellas son el hígado graso simple o hígado graso no alcohólico (HGNA) y la esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). El HGNA, se caracteriza por la presencia de grasa en el hígado, pero sin daño a nivel de sus células.

A su vez, quienes han desarrollado EHNA presentan inflamación, cierta cantidad de células hepáticas deterioradas y grasa en el hígado. Según los expertos, esta enfermedad puede transformarse en una patología más grave y producir cáncer de hígado o cirrosis.

Cabe destacar, que quienes consumen niveles elevados de alcohol desarrollan la enfermedad del hígado graso alcohólico (EHGA). De acuerdo a las investigaciones, la descomposición frecuente del alcohol, genera una gran cantidad de compuestos nocivos. A la larga, esto genera procesos inflamatorios y acarrea efectos adversos sobre las células hepáticas.

Durante la primera etapa de esta enfermedad, es posible revertir el daño si se elimina el consumo de alcohol. En caso contrario, la ingesta prolongada de alcohol puede dar origen a cirrosis o hepatitis alcohólica.

Causas y factores de riesgo de la enfermedad de hígado graso no alcohólico (HGNA)

Esta enfermedad aún se encuentra en proceso de profundización científica. Sin embargo, hay quienes creen que la carga genética de la persona puede predisponer al padecimiento de la misma.

De acuerdo a un artículo publicado en el World Journal of Gastroenterology se achaca la responsabilidad a ciertos genes específicos. De hecho, estos genes pueden incrementar hasta en un 27% las probabilidades de que una persona pueda desarrollar EHGNA.

Incluso, ciertas patologías crónicas pueden elevar la probabilidad de padecer esta enfermedad. A saber, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, hipertensión, sobrepeso y obesidad, además de síndrome metabólico. Vale destacar, que los niveles elevados de colesterol total y triglicéridos, también propician el riesgo de desarrollar EHGNA.

Según los especialistas, un nivel de triglicéridos en sangre entre 150 a 199 miligramos por decilitro (mg/dL), se considera alto. Existen causas menos generalizadas de HGNA. Entre ellas destacan la hepatitis C y el empleo de ciertos medicamentos antiinflamatorios como los glucocorticoides.

Mejorando la condición del hígado graso

La elección de los alimentos ha sido vista  como una prioridad por los expertos. Esto significa, que se puede implementar la elección de alimentos locales de alta calidad. Esto implica considerar el empleo de frutas y verduras frescas, semillas, granos integrales y el empleo de ácidos grasos monoinsaturados (AGM) y poliinsaturados (AGP).

Los AGM, son grasas saludables con la cual debemos remplazar las menos saludables (grasas saturadas y grasas trans).

Al incluir en la alimentación,  el consumo permanente de ácidos grasos monoinsaturados y las grasas poliinsaturadas se incrementan los beneficios. Entre ellos, la reducción de ciertos riesgos clave como el colesterol de baja densidad (LDL), llamado coloquialmente colesterol malo. Incluso, mantienen niveles elevados de colesterol bueno (HDL), reduciendo riesgos de enfermedades cardiovasculares.

Es de destacar, que los AGM favorecen además el adecuado desempeño de los vasos sanguíneos y los niveles de insulina y glucosa sanguínea. Esto puede ser muy importante cuando se padece diabetes tipo 2. Todos estos factores, son desencadenantes del HGNA.

Alimentos con altos niveles de ácidos grasos monoinsaturados

  • Frutos secos (nuez pecana, macadamia, almendras y anacardos)
  • Aceite de oliva
  • Aceitunas
  • Mantequilla de nueces (incluye también la mantequilla de cacahuete)
  • Aguacate y aceite de aguacate.

Alimentos con altos niveles de ácidos grasos poliinsaturados (omegas 3 y 6)

  • Linaza
  • Semilla de chía
  • Salmon
  • Aceite de girasol
  • Aceite de soja
  • Alubias blancas
  • Aceite de maíz
  • Aceite de canola
  • Tofu
  • Nuez
  • Ostras
  • Piñón
  • Pipa de girasol
  • Aceite de cacahuete
  • Aceite de hígado de bacalao.

Prebióticos y probióticos

Durante los últimos años, estos compuestos han sido muy investigados encontrándose efectos benéficos en el tratamiento del HGNA. Según la ciencia, los desequilibrios de la microbiota intestinal pueden generar incrementos de la permeabilidad intestinal (PI). A su vez, la PI, se correlaciona de forma positiva con la presencia de HGNA.

Esto se debe principalmente a que cuando se eleva la PI, se produce una mayor entrada de endotoxinas y diversos compuestos hepatotóxicos, entre ellos los lipopolisacáridos (LPS). Se ha determinado, que los LPS son una toxina liberada por las bacterias Gram negativas. Este compuesto induce a su vez la producción de citocinas proinflamatorias.

De acuerdo a la ciencia, una microbiota intestinal saludable evita el sobrecrecimiento de bacterias Gram negativas, reduciendo los procesos inflamatorios. Ello a su vez, impiden el desarrollo de la PI y la disminución de la presencia de HGNA. Incluso, ciertos estudios han demostrado que el consumo de verduras y vegetales ayuda a disminuir la presencia de carcinoma hepatocelular.

Alimentos con altos niveles de probióticos

  • Yogur natural
  • Natto
  • Chucrut
  • Kombucha
  • Miso
  • Pepinillos
  • Kéfir
  • Tempeh
  • Quesos fermentados.

Alimentos con altos niveles de prebióticos

  • Plátanos
  • Manzana
  • Avena integral
  • Lentejas
  • Cebada
  • Garbanzos
  • Semillas de chía
  • Ajos
  • Alcachofa de Jerusalén
  • Diente de león
  • Raíz de achicoria
  • Cebollas
  • Puerros.

Alimentos con elevados niveles de vitaminas A, E, C y D

Se ha establecido que la vitamina A, favorece la producción de ácidos biliares para su absorción a través de los quilomicrones. Esta vitamina posee un rol destacado en el metabolismo de los lípidos a nivel del hígado.

La vitamina E favorece a producción de ácidos biliares, que posteriormente son absorbidos bajo la forma de quilomicrones. Se ha establecido que la terapia con vitamina E puede reducir los daños hepáticos asociado a la hepatitis y la cirrosis en niños y adultos con HGNA y EHNA.

A su vez, la vitamina C no interviene directamente en la homeostasis del hígado. Sin embargo, dada su absorción pasiva al ser hidrosoluble, produce elevados efectos antioxidantes. Además participa como coenzima en muchos procesos, evitando así el HGNA.

La vitamina D se ha asociado con la producción de ácidos biliares. Incluso se ha detectado, que niveles bajos de esta vitamina en la sangre, se vincula con la presencia de HGNA. De hecho se ha comprobado, que la suplementación con esta vitamina podría favorecer el perfil lipídico. La vitamina D se encuentra en ciertos pescados como salmón y atún, encontrándose también en el queso y huevo.

Dentro de los alimentos con altos contenidos de estas vitaminas destacan:

  • Guayabas
  • Kiwi
  • Pimientos
  • Fresas
  • Naranjas
  • Semillas de girasol
  • Almendras
  • Aguacate
  • Melón
  • Espinaca
  • Calabaza
  • Zanahorias
  • Batata
  • Lechuga
  • Brócoli
  • Setas
  • Leche de soya fortificada
  • Cereales fortificados.

Concluyendo

De acuerdo a las observaciones de los especialistas, la enfermedad de hígado graso es una patología muy extendida a nivel mundial. Muchos estudios han corroborado, que esta enfermedad es ocasionada por el estilo de vida. Según las estimaciones, afecta entre el 20 y 30% de la población general.

Asimismo, se presenta en el 70 a 80 % de las personas obesas, afectando solo entre el 16 al 20% de personas con peso normal. Existen hasta ahora dos variantes de esta esta patología, y la de mayor prevalencia es ocasionada por la dieta y no por el alcohol. Por ello, la enfermedad de hígado graso no alcohólico (HGNA), se considera como un grave problema de salud mundial.

Muchas investigaciones han logrado determinar, que esta enfermedad en su fase inicial suele presentar síntomas compatibles con el síndrome metabólico. Por ello, el HGNA generalmente está asociado con la diabetes tipo 2, resistencia a la insulina y obesidad. Además, ocupa la primera posición como enfermedad hepática a nivel mundial.

Incluso, está muy bien estudiada su relación con la esteatohepatitis no alcohólica, cirrosis, fibrosis hepática y carcinoma hepatocelular.

La mayoría de los estudios científicos muestran que, una dieta adecuada y el ejercicio favorecen un adecuado combate de esta afección. Según los análisis realizados se ha determinado, que muchos de los alimentos presentes en la dieta mediterránea pueden combatir el HGNA. De allí la importancia de incluir en la dieta ácidos grasos mono y poliinsaturados, verduras, frutas, legumbres y nueces.

Esto lo comprendió Caroline con el material que le envié, que comparto también en el post. Ella incluyó las recomendaciones alimenticias y dejó a un lado las carnes rojas, harinas refinadas, grasas saturadas y alimentos azucarados. Al incluir además el ejercicio, logró restablecer la salud de su hígado en noventa días.

“La HGNA está fuertemente asociada a la obesidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 y dislipidemia. Las intervenciones sobre el estilo de vida (ejercicio y terapia dietética) son el tratamiento de primera línea para la HGNA”

Tiziana Fernández

Pontificia Universidad Católica de Chile

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