Descubre La Relación entre Microbiota Intestinal Y Salud Mental

Se ha estudiado mucho la relación entre microbiota intestinal y salud mental. Cada día, la ciencia logra recabar más pruebas de los efectos negativos que ocurren cuando se desequilibra la microbiota intestinal.

De hecho, en los últimos años la ciencia ha profundizado sobre la comunicación entre ella y el sistema nervioso central. Este desbalance podría ocasionar algunas enfermedades mentales.

De este tema, que actualmente es considerado muy seriamente, voy a hablar a solicitud de Goldie, una seguidora de Arkansas. Goldie actualmente dedica todos sus esfuerzos a alcanzar sus metas a nivel profesional. Para ello, se esfuerza diariamente durante muchas horas, impartiendo clases de ballet y danza folclórica para niñas.

Ella me comentó, que esta dedicación tan exigente le había ocasionado ciertas fricciones con su esposo. Sobre todo, porque ella desde hace unos meses comenzó a descuidar su alimentación, a raíz de su elevado volumen de trabajo.

Goldie me informó, que las molestias de su esposo no eran infundadas, de hecho comenzó a padecer de desequilibrios digestivos. Y en muchas ocasiones sufría los efectos del estreñimiento. A raíz de ello, decidió emplear ciertos laxantes de venta libre.

El empleo de estos medicamentos le ayudó momentáneamente a normalizar sus deposiciones. Sin embargo, en pocas semanas, le provocaron procesos diarreicos intensos, dolores abdominales y debilidad. Esto le ocasionó algunos inconvenientes en su trabajo, decidiendo no tomar más laxantes.

Por esta razón, hizo contacto conmigo a fin de que le sugiriera algunas formas naturales de regularizar su función digestiva. Para ello, le envié un dossier sobre la importancia de las bacterias benéficas intestinales y sus efectos sobre nuestro organismo.

En especial, sobre la salud mental. Por supuesto, también le incorporé algunas estrategias naturales para equilibrar su sistema digestivo. Dado lo valioso de este tema para la salud en general, consideré compartirlo en mi página.

Refrescando algunas ideas acerca de la microbiota intestinal

De acuerdo a los especialistas, ciertas bacterias, hongos y virus conviven en un equilibrio armónico y dinámico en nuestros intestinos. Vale destacar, que aunque por mucho tiempo no fueron considerados, los virus poseen un rol importante en nuestro ecosistema intestinal.

De hecho, el 90% de los virus que se encuentran en nuestro tracto intestinal está conformado por bacteriófagos (infectan bacterias).

Diversas investigaciones han logrado determinar, que estas poblaciones de microbios juegan un papel muy importante en el metabolismo nutricional. Además de ello, coadyuvan al funcionamiento adecuado de las diversas funciones metabólicas y de los nutrientes.

Incluso, poseen la capacidad de defendernos de los patógenos. Vale destacar, que la población de bacterias que viven en nuestro cuerpo se denomina genoma bacteriano.

Investigaciones relevantes sobre las bacterias muestran, que una gran cantidad de enfermedades se producen en nuestro sistema digestivo cuando las bacterias benéficas no pueden controlar a las bacterias patógenas. Este desequilibrio, es conocido como disbiosis y está asociado a una gran variedad de patologías.

Dentro de ellas podemos mencionar diversos trastornos de índole metabólica, obesidad, celiaquía y enfermedad inflamatoria intestinal. Investigaciones realizadas en los últimos años muestran, que también la disbiosis puede estar asociado con la presencia de enfermedades mentales.

Estos microorganismos, que habitan en nuestro tracto gastrointestinal, fueron observados por primera vez por Anton van Leeuwenhoek el año 1683. El los describió por vez primera como «animáculos» y hoy en día se designan como microbiota intestinal.

La misma, está constituida por unos cien billones de microorganismos, ubicándose la mayoría de ellos en el colon.

Principales funciones de la microbiota intestinal

La ciencia ha corroborado, que la microbiota benéfica de nuestro organismo equivale a un universo microscópico, con un marcado impacto sobre muchas funciones orgánicas.

Dentro de ellas se señalan:

Protección

Es también denominada efecto “barrera” e impide que los microorganismos potencialmente patogénicos se desarrollen sobre la piel y mucosas. Esta función emplea básicamente tres mecanismos: interferencia de la colonización, síntesis de sustancias antimicrobianas y coagregación.

La interferencia permite, que la microbiota debidamente adherida al epitelio compita por los lugares de adhesión. Este efecto impide que otros microorganismos se adhieran a ella. Incluso, la microbiota emplea eficientemente los recursos y nutrientes existentes, afectando la disponibilidad de los mismos para los patógenos.

El segundo mecanismo se refiere a la producción de compuestos antimicrobianos. Según los estudios, la microbiota produce agua oxigenada y ciertos ácidos orgánicos, creando un ambiente hostil para los patógenos.

Asimismo, producen también bacteriocinas, que son proteínas o toxinas peptídicas, con efecto bactericida. Esta sustancia, forma poros en las membranas de las bacterias patogénicas o inhiben el crecimiento de la pared bacteriana.

El último mecanismo de protección se denomina coagregación con los patógenos, y consiste en la interacción de la microbiota con los organismos invasores. De acuerdo los expertos, la cercanía que se genera entre ellos provoca una mayor efectividad de las bacteriocinas.

Nutrición y síntesis de compuestos claves

La fermentación de los carbohidratos, en especial los polisacáridos y oligosacáridos, generan nutrientes como ácidos grasos de cadena corta. Entre ellos el ácido butírico, una fuente importante de energía para los enterocitos o células de las vellosidades intestinales.

Esto permite, que se recupere y absorban ciertos minerales indispensables como el hierro, calcio y el magnesio.

Se debe destacar, además, que la microbiota, posee la capacidad de sintetizar nutrientes considerados esenciales. Dentro de ellos destacan vitaminas como la vitamina D3 con K2  y algunas pertenecientes al complejo B.  A saber, cobalamina (vitamina B12), ácido fólico (vitamina B9), biotina (vitamina B7) y ácido pantoténico (vitamina B5).

Desarrollo y modulación del sistema inmunulógico

Las investigaciones adelantadas hasta la fecha, muestran que la microbiota dispone en su superficie ciertos polisacáridos y proteínas. Estos compuestos poseen la habilidad de fungir como antígenos, impulsando así la inmunidad innata y adquirida.

Para los expertos, la microbiota logra inducir la maduración del sistema inmunulógico desde las primeras etapas de vida.  Ello se logra mediante el contacto estrecho entre ambos, lo cual sería equivalente a una preparación continua.

De esta forma, el sistema inmunológico tendría una mayor fortaleza para combatir más eficazmente a los patógenos. Esto no es algo fortuito, pues el 80% de las células inmunocompetentes se encuentran alrededor de la cavidad interior intestinal.

De hecho, la mayor cantidad de inmunoglobulinas del organismo se produce en la mucosa gastrointestinal. Se debe resaltar además, que existe una comunicación bidireccional entre el cerebro, sistema gastrointestinal y  microbiota.

Esto se denomina eje intestino-cerebro y se han identificado tres vías de comunicación. Ellas son, el sistema inmunológico (mediante las citocinas), nervio vago y vía sistémica (liberando hormonas, metabolitos y neurotransmisores).

Microbiota intestinal y salud mental

Muchas investigaciones realizadas en la actualidad comprueban, que la microbiota intestinal se relaciona con enfermedades gastrointestinales y extragastrointestinales.

De hecho, la disbiosis y los procesos inflamatorios intestinales han sido asociados con ciertas patologías mentales. Entre ellas destacan la ansiedad y depresión, con una elevada prevalencia en nuestra sociedad actual.

De acuerdo a los especialistas, este efecto posee una relación con el eje intestino-cerebro. Sus elementos constituyentes son la microbiota, sistema nervioso central, sistema neuroinmune, sistema nervioso entérico, sistema nervioso autónomo y sistema neuroendocrino.

Según las investigaciones, el sistema nervioso entérico es responsable del funcionamiento general del sistema gastrointestinal. Ello incluye el peristaltismo, circulación sanguínea y proceso de secreción mucosa.

A su vez, el control central de las acciones intestinales, son coordinadas por el nervio vago. Sin embargo, cuando ocurre una alteración de la microbiota, pueden generarse procesos de ansiedad, encefalopatía hepática, autismo y colon irritable.

Todas estas patologías se caracterizan por la presencia de una disbiosis o modificaciones de la composición de la microbiota benéfica. Este efecto, ocasiona modificaciones en la motilidad gastrointestinal y las secreciones, además de estimular la presencia de hipersensibilidad visceral.

Todos estos procesos negativos, desequilibran las células endocrinas y las del sistema inmunológico.  Esto ocasiona una modificación sobre la síntesis de neurotransmisores, pudiendo conducir a diversas manifestaciones psiquiátricas. De hecho, ciertas situaciones estresantes también pueden modificar la composición de la microbiota.

Según los especialistas, todas estas pruebas permiten afirmar la existencia de una comunicación bidireccional en el eje intestino-cerebro. Es decir, el desequilibrio de la microbiota afecta el comportamiento de las personas y viceversa.

Cabe destacar, que en este proceso el nervio vago adquiere especial importancia. Ello se debe, a que representa una conexión neural directa entre intestino y cerebro. Por medio de él, la microbiota intestinal puede influir sobre algunas funciones cerebrales.

Microbiota intestinal saludable,  la clave del equilibrio del sistema nervioso

Las señales recibidas por el sistema nervioso central, provenientes de la microbiota, muestran diversas vías. Una de ellas, es la estimulación del vago desde el sistema nervioso entérico, mediante la producción de metabolitos (neurotransmisores, ácidos grasos de cadena corta y hormonas).

También, a través del sistema inmune, el cual se activaría por efecto de la microbiota. Ello conlleva, la liberación de citocinas, las cuales ejercen su efecto sobre el sistema nervioso central.

Ya ha sido muy bien estudiado, que el nervio vago representa una de las vías más importantes para transmitir información desde la microbiota al sistema nervioso central. Este efecto fue demostrado mediante estudios con mamíferos de laboratorio, a los cuales se les suprimió el nervio vago.

Por otra parte, un elevado porcentaje de la influencia de la microbiota intestinal sobre el cerebro, se relaciona con su potencial para producir ciertos neurotransmisores. A saber la norepinefrina, acetilcolina, dopamina, serotonina, cortisol y ácido gamma-aminobutírico (GABA).

Asimismo, también produce algunos aminoácidos clave como el triptófano, de mucha importancia para el adecuado desempeño mental. Sin embargo, cuando ocurre una disbiosis, se produce una alteración sobre la producción de dichos neurotransmisores, se altera el funcionamiento cerebral y aparecen diferentes patologías.

Es importante señalar, que el GABA y la serotonina producidos a nivel intestinal no pueden atravesar la barrera hematoencefálica. No obstante, los ácidos grasos de cadena corta generados por la microbiota intestinal benéfica, sí pueden hacerlo.

Igualmente lo puede hacer el triptófano, un aminoácido precursor de la serotonina, producido por la microbiota intestinal. Ello coadyuva en la regulación de los niveles de GABA, a nivel del sistema nervioso central.

Es importante señalar además, que la permeabilidad intestinal exacerbada por la presencia de disbiosis, permite el paso de sustancias tóxicas. Ellas estimulan la liberación de citocinas proinflamatorias, que pueden ocasionar diversos trastornos mentales.

Trastornos ocasionados por la disbiosis intestinal

Los estudios señalan, que la microbiota intestinal desempeña un papel fundamental en la prevención de los trastornos mentales. Entre ellos, procesos depresivos, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, Parkinson, Enfermedad de Alzheimer, epilepsia, trastornos del espectro autista y esclerosis múltiple.

Además de ello, la evidencia actual también señala que, la disbiosis promueve la aparición de ciertos trastornos de la conducta alimentaria, esclerosis múltiple y epilepsia.

A manera de ejemplo, según estudios de laboratorio, la dopamina, un neurotransmisor involucrado en el desarrollo del Parkinson, se encuentra en muy bajas proporciones en tractos intestinales sin microbiota intestinal.  Incluso más del 80% de los pacientes con Parkinson, sufren de estreñimiento.

También se ha observado que, un 30% de personas con esclerosis múltiple, presenta problemas de estreñimiento. Incluso, tienden a padecer de malnutrición, sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado e infección por Helicobacter pylori.

Vale destacar que, una investigación publicada en Nature Microbiology el 2019, mostró que los pacientes diagnosticados con depresión, presentaban muy bajos niveles de dos géneros de bacterias de la microbiota. Las bacterias encontradas en niveles deficitarios fueron Coprococcus y Dialister.  Este efecto, fue encontrado en pacientes tratados con antidepresivos, pero también en quienes no tomaban estos medicamentos.

Otro hallazgo interesante de este estudio fue que, muchas de las diferencias observadas entre la microbiota de las personas deprimidas y las no deprimidas, eran ocasionadas por los fármacos antidepresivos.

A su vez, los estudios realizados en personas con trastorno de espectro autista, demuestran que al menos la mitad de quienes lo padecen, sufren de problemas gastrointestinales.

Asimismo, presentan una mayor permeabilidad intestinal, que las personas que no padecen esta patología. Incluso, presentan bajos niveles de Bifidiobacterium (bacteria benéfica) y elevados niveles de Clostridium (bacteria patógena).

Se ha encontrado igualmente, que quienes presentan trastornos obsesivos compulsivos presentan menores niveles de lo normal de GABA y serotonina.

Como mantener sana la microbiota intestinal

Algunas bacterias han sido muy bien estudiadas por sus efectos benéficos. Por ejemplo, Bifidobacterium Infantis incrementa los niveles de triptófano, lo cual  se traduce en mayores niveles de serotonina.

A su vez, Lactobacillus Rhamnosus incrementa la expresión de GABA, y reduce los niveles de cortisol ocasionados por el estrés. Y Bifidobacterium longum, contribuye al alivio del estrés y de procesos depresivos.

Una forma de acceder a ellos, es empleando mi fórmula especial de diez cepas probióticas PROBIOTICS 100 BILLION

Desde el 2013, se acuñó el término «psicobiótico», para referirse a cualquier tipo de probiótico capaz de ejercer beneficios sobre el cerebro.

Cada vez, son más las investigaciones que respaldan el papel de la microbiota intestinal sobre el desarrollo de los trastornos mentales. Por, ello, el empleo de probióticos para manejar ciertas patologías mentales, a pesar de requerir nuevas investigaciones, posee el respaldo de la evidencia recabada hasta ahora.

Una alimentación inadecuada, ocasiona procesos inflamatorios y crecimiento de bacterias oportunistas, desbalanceando el equilibrio de la microbiota.

Las bacterias intestinales beneficiosas pueden multiplicarse adecuadamente cuando incluimos verduras y frutas en nuestra dieta. Estos alimentos poseen considerables niveles de fibra, lo cual induce un efecto prebiótico y aporta niveles adecuados de energía.

Según los expertos, el butirato es un ácido graso esencial de cadena corta, generado por las bacterias intestinales beneficiosas. Este efecto se hace evidente, al incluir en la alimentación semillas, frutas, verduras, frutos secos y legumbres.

Las investigaciones han revelado, que el butirato constituye la principal fuente de combustible para las células del epitelio intestinal. Ello coadyuva en el mantenimiento adecuado de dicha barrera, previene los procesos inflamatorios y favorece el desarrollo de nuevas células cerebrales.

No obstante, la presencia de desequilibrios en la microbiota impediría una adecuada generación de nutrientes, entre ellos el butirato.

Concluyendo

Desde hace tiempo, se conoce el efecto de los desequilibrios de la microbiota o disbiosis sobre ciertas dolencias gastrointestinales. Incluso, las bacterias benéficas podrían dejar de producir diversos nutrientes importantes, incluyendo vitaminas, minerales e incluso butirato.

Durante la última década, y gracias a los avances de los estudios genéticos, se ha logrado establecer que la disbiosis puede también afectar la salud mental.

Diversos estudios han corroborado que la microbiota intestinal, desempeña un papel fundamental en la prevención de los trastornos mentales.  Entre ellos procesos depresivos, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, Parkinson, Enfermedad de Alzheimer, epilepsia, trastornos del espectro autista y esclerosis múltiple.

De acuerdo a lo investigado hasta ahora, una  nutrición adecuada puede coadyuvar a mantener el equilibrio de la microbiota. Así, cuando se ingieren los alimentos requeridos,  se puede conservar el bienestar mental. De hecho, al guardar una población abundante de bacterias benéficas, el microbioma, posee mayor diversidad.

Ello permite la generación de compuestos, que pueden levantar el animo como el GABA y serotonina. Además de ello, estudios recientes han demostrado los efectos benéficos de los probióticos y prebióticos sobre la microbiota intestinal.

Goldie se sintió muy complacida con la información recibida, la cual comparto en el post. Ella de hecho, recordó algunas palabras que su abuela le dijo hace décadas, acerca de incluir en la alimentación muchas verduras, frutas y grasas saludables.

Cuando se comunicó conmigo me comentó, que tras reflexionar sobre sus desaciertos decidió mejorar su calidad de vida. Para ello decidió empezar,  modificando su alimentación y por supuesto sin perder la oportunidad de incorporar en su alimentación, una de mis formulaciones especiales de probióticos.

“Con la creciente aceptación del papel que desempeña el microbioma intestinal en los resultados de la salud mental, la investigación está empezando a dejar de centrarse en la identificación de las relaciones entre la microbiología intestinal y la fisiopatología, para centrarse en el uso de estos nuevos conocimientos para mejorar los resultados clínicos”

Geraint B. Rogers

Instituto de Salud e Investigación Médica de Australia Meridional

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