Qué Indica El Color De Las Heces


Posiblemente, nunca el empleo de la tecnología había sido tan extensivo. Gracias al desarrollo de ciertos programas fáciles de utilizar en los teléfonos inteligentes hoy en día existe una mayor probabilidad de cuidar nuestra salud. De hecho, en la actualidad se ha comenzado a educar a  la gente, con relación al color de las heces y su significado.  Implica su participación activa en el cuidado de la salud.

Para muchas personas posiblemente resulte un poco incómodo hablar acerca de las heces y su color. Sin embargo, para Vivianne, una seguidora de Montana, es un tema que le había gustado curiosear. Ella es una joven universitaria, quien como muchas otros jóvenes de su edad no se alimentaba adecuadamente.

De hecho, la mayoría de los universitarios posee malos hábitos alimentarios, aunque un alto porcentaje posee conocimientos sobre nutrición.

Ella decidió comunicarse conmigo, a fin de que le lograra convencer de que una alimentación inadecuada puede afectar nuestro organismo. Sin embargo, quiso que le ahondara acerca del significado del color de las heces como una consecuencia directa de la  alimentación. .

Ella quería realizar algunas pruebas personales a fin de autoconvencerse de la importancia de llevar una alimentación adecuada.

A fin de honrar la solicitud de Vivianne, elaboré para ella un material contentivo sobre las generalidades del proceso digestivo. Incluí además, ciertas características que se han estudiado acerca de las heces y su significado. Por supuesto haciendo énfasis en el color de las mismas.

Dado lo curioso de este tema, decidí compartirlo en mi página.

Generalidades acerca del sistema digestivo

El sistema digestivo está formado por el tracto gastrointestinal, denominado también tracto digestivo, además del hígado, páncreas y vesícula biliar.

El tracto gastrointestinal está constituido por diversos órganos huecos unidos a manera de un tubo. Esta estructura compuesta posee una longitud importante, y abarca desde la boca hasta el ano.

Los órganos huecos que integran el tracto gastrointestinal son la boca, esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso y ano. Vale destacar, que la vesícula biliar, hígado y páncreas constituyen los órganos sólidos del aparato digestivo.

De acuerdo a las caracterizaciones realizadas se sabe, que el intestino delgado posee tres porciones. La primera (conectada al estómago) se denomina duodeno, la intermedia se denomina yeyuno y la última se denomina íleon. A su vez, el intestino grueso está formado por el ciego, apéndice, colon y recto.

Ya ha sido bien estudiado, que las bacterias que habitan en el tracto gastrointestinal (microbiota) favorecen el proceso digestivo. De hecho, algunos integrantes de los sistemas nervioso y circulatorio participan también en este proceso.

Así, el trabajo conjunto de los órganos del sistema digestivo, enzimas, hormonas, bacterias y sangre favorecen la digestión de los alimentos.

El camino de los alimentos

El aparato digestivo es responsable de descomponer químicamente los nutrientes provenientes de los alimentos. Este proceso debe lograr que dichas fracciones sean lo suficientemente pequeñas para que nuestro organismo pueda absorberlas.

De hecho, sin digestión no se podría contar con los nutrientes provenientes de los alimentos para funcionar adecuadamente y mantenernos sanos.

De esta forma, las proteínas, grasas y carbohidratos son descompuestos químicamente en fracciones muy pequeñas. Ellos, junto al agua, vitaminas, minerales y otros compuestos bioactivos se emplean para producir energía, reparar tejidos y crecer.

Según los expertos, el movimiento y transporte de los alimentos se lleva a cabo mediante un proceso denominado peristalsis. Esto es posible gracias a una capa muscular presente en el tracto gastrointestinal, permitiendo el movimiento de sus paredes.

Así, los músculos que se encuentran por detrás de los alimentos se contraen y los empujan hacia adelante.  A su vez, los músculos que se encuentran frente a los alimentos se relajan, permitiendo el movimiento de los mismos.

Aunque algunos no lo crean, el proceso digestivo comienza tan pronto los alimentos se llevan a la boca. De hecho, una estructura colgante (epiglotis) que pensábamos que no poseía función alguna, se pliega sobre la tráquea. Ello impide que el bolo alimenticio se desplace hacia las vías respiratorias, permitiendo su paso al esófago.

Una vez iniciado el proceso de tragar, este se vuelve automático cuando el cerebro envía señales a los músculos esofágicos. En este momento, comienza la peristalsis de los alimentos.

Al final del camino digestivo solo quedan productos de desecho, integrados por porciones no digeridas de alimentos, líquidos y células viejas del revestimiento del tracto gastrointestinal.

El intestino grueso absorbe agua y modifica estos desechos de líquidos a heces. Las mismas por peristalsis son movilizadas hacia el recto, hasta su deposición final por el ano.

Detección de cambios en las heces y su importancia 

No es nada extraño, que las personas tiendan a preocuparse por los cambios abruptos en la apariencia de su heces. Dentro de las características más destacadas de las mismas a simple vista, destacan:

Consistencia (grado de firmeza)

Por lo general, la consistencia de las heces se evalúa considerando ciertos valores de referencia. En especial ciertos indicadores indirectos como el contenido de agua o aspecto de las formas de las heces. Esto se cuantifica mediante la Escala de Formas de Heces de Bristol (BSFS).

Por regla general las heces deben ser blandas, permitiendo que se evacúen fácilmente. Por ello, la presencia de heces duras y secas podría indicar la presencia de estreñimiento. Es de acotar, que si este problema se prolonga más de dos semanas, se debe informar al médico.

Incluso, la presencia de dolor a nivel abdominal, náuseas y vómitos sin expulsar gases ni heces puede indicar un bloqueo. Por ello, se recomienda acudir inmediatamente al servicio de emergencias más cercano.

Por otra parte, si ocurre retención de heces en el recto, se observará mucosidad y líquido alrededor de las heces. Esto podría provocar incontinencia fecal.

A su vez, la diarrea se manifiesta como deposiciones sueltas y acuosas. Esta afección suele ser frecuente y por lo general no reviste gravedad. Sin embargo, si presenta dolor abdominal intenso y molestias que no desaparecen al evacuar gases o heces, acuda al médico.

Asimismo, si presenta fiebre de 38°C o mayor, escalofríos, vómitos o desmayos, diarrea grave de más de dos días y estuvo tomando antibióticos, debe llamar a su médico.

Se debe también estar atento si un niño menor de tres años posee diarrea desde hace más de veinticuatro horas. O si un lactante menor de seis meses posee diarrea por más de ocho horas.

Incluso si presenta diarrea y ha estado hospitalizado recientemente, está embarazada, o es inmunodeprimido y toma esteroides e inhibidores de TNF-alfa, debe acudir al médico.

Frecuencia

De acuerdo a los especialistas, no existe un número “normal” de deposiciones. Muchos especialistas coinciden en que una frecuencia de deposiciones saludable puede estar en el orden de tres veces diarias y tres veces semanales. Sin embargo, el patrón normal de una persona no necesariamente debe coincidir con estas estimaciones.

Por ello, decir que una persona defeca con mucha frecuencia significaría que ella está realizando deposiciones  como patrón habitual. Por ello, no es una definición estandarizada que pueda aplicarse a todas las personas.

Según la ciencia, las principales afecciones que se presentan a nivel intestinal son el estreñimiento (menos de tres deposiciones semanales) y diarrea (más de tres deposiciones blandas diarias)

Las deposiciones frecuentes pueden afectar a mujeres y hombres de cualquier rango de edad. Algunas de ellas suelen durar poco tiempo, por ello no deben ser motivo de preocupación. Además de ello, pueden también ser ocasionadas por malestar digestivo (alimentos descompuestos, muy grasosos o picantes).

Igual puede ocurrir por ingerir un alimento no tolerable, incrementar el ejercicio físico, o emplear ciertos medicamentos (antibióticos o metformina). Incluso, cuando se producen cambios en la dieta que involucran una mayor presencia de fibra, grasas, azúcares y agua.

De hecho, las deposiciones tienden a normalizarse cuando la persona logra adaptarse a los cambios realizados o realiza modificaciones en la dieta.

Vale destacar, que existen otras causas más graves que inducen una mayor frecuencia de deposiciones. Dentro de ellas destacan:

  • Infección bacteriana por Clostridium difficile. Puede ocasionar diarrea infecciosa en pacientes hospitalizados, pudiendo ser grave si no se trata
  • Infecciones virales
  • Infecciones ocasionadas por parásitos (protozoarios o lombrices)
  • Diverticulosis
  • Enfermedad inflamatoria intestinal (incluye ciertos trastornos inflamatorios como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa)
  • Pancreatitis
  • Celiaquía
  • Cáncer de colon u otras partes del sistema digestivo
  • Alergias e intolerancias alimentarias.

Coloración de las heces

De acuerdo a los expertos, la coloración de las heces fecales está estrechamente asociada con los alimentos ingeridos y la cantidad de bilis presente. Se ha determinado, que en la medida que los pigmentos biliares se desplazan por el tracto gastrointestinal, las enzimas digestivas transforman su color de verde a marrón.

Vale destacar, que este color marrón también es ocasionado por la presencia de la bilirrubina. Se debe resaltar, que todos los tonos de marrón o verde se consideran normales.

Solo en situaciones poco frecuentes el color de las heces plantea la presencia de un problema de salud grave. Sin embargo, os mostraremos el significado de los colores de acuerdo a diversos estudios y experimentos realizados.

Verde

La coloración verde de las heces está muy relacionada con el tipo de alimentos consumidos. Por ejemplo, ciertas verduras como la col rizada, espinaca, colorantes empleados en bebidas o helados y suplementos de hierro pueden inducir la presencia de color verde en las deposiciones.

Incluso, ciertas heces blandas o diarrea de color verde es ocasionada por la velocidad del tránsito intestinal. Ello impide que ciertas sustancias químicas y las bacterias intestinales puedan descomponer el pigmento biliar para tornarlo marrón.

Color claro (blanco o arcilloso)

Esta coloración puede ser ocasionada por la falta de bilis, ello puede indicar además una obstrucción del conducto biliar. Se sabe además, que ciertos medicamentos como los antidiarreicos, ocasionan estas coloraciones.

Dentro de estos medicamentos destacan el Pepto-Bismol y el Kaopectate. Incluso el bario, un compuesto empleado para realizar radiografías en la zona superior del tubo digestivo, también puede ocasionar heces blancas.

Otras causas de las heces pálidas son los tumores, cálculos biliares o una afección de nacimiento denominada atresia biliar.

Gris

Las heces que presentan coloración gris puede ser indicativo de un problema a nivel del hígado o de la vesícula biliar. Incluso, puede ser debido a que la persona es sintomática de hepatitis vírica, hepatitis alcohólica o presenta cálculos biliares.

Amarillo

Esta tonalidad es habitual en los bebés, en especial los que son amamantados y también en ciertas personas. Sin embargo, si presenta heces de color amarillo maloliente y aspecto grasiento, indica la presencia de malabsorción, o dificultad para producir bilis o ciertas enzimas digestivas.

De hecho, si padeces celiaquía presentarás dificultad para digerir el gluten presente en el trigo, centeno y cebada. Por ello, al ingerir alimentos con gluten como galletas, pasta y pan ocasionarás que se presenten también heces amarillas.

Naranja

Por lo general, las heces color naranja se deben al consumo de alimentos con elevados niveles de betacaroteno. Entre ellos destacan: calabaza, batata, zanahoria y alimentos con colorantes naranja (presentes en gelatinas, refrescos y caramelos).

Vale destacar, que también algunos antibióticos y antiácidos que poseen hidróxido de aluminio pueden provocar coloraciones naranjas en las heces.

Azul

Al ingerir alimentos con elevados contenidos de antocianinas, un pigmento presente en ciertos frutos o alimentos con presencia de colorantes, las heces tienden a mostrar un color azul. Dentro de ellos destacan: grosellas, arándanos, licor azul, refresco de uva, ciruelas y glaseado o pastel de terciopelo azul.

Asimismo, al emplear Radiogardase® o azul de Prusia, colorante desarrollado originalmente para pinturas y tinta. Sin embargo, actualmente se emplea en medicina para favorecer la eliminación de ciertos metales o elementos químicos. El mecanismo empleado es mediante su unión a los metales a nivel del tracto digestivo, evitando así su absorción.

Por lo general, este colorante es utilizado para tratar personas que han sufrido contaminación con Cesio o Talio radioactivo. Y mientras las personas se encuentran en tratamiento, las heces permanecen azules.

Rojo

Muchas veces, ciertos frutos como el tomate, arándanos rojos, sandía o papaya con elevados niveles de licopeno y antocianinas, pueden inducir la presencia de heces color rojo. Incluso, el jugo y la sopa de tomate, gelatina roja y mezclas de bebidas rojas, también ocasionan heces color rojo.

No obstante, también las heces pueden presentar coloraciones rojizas debido al sangrado a nivel del tracto intestinal inferior. Por lo general, a nivel del recto o por la presencia de hemorroides.

Negro

Por lo general, las heces de color negro o alquitranado pueden ser ocasionadas por los suplementos de hierro o el elevado consumo de regaliz.

Aunque ciertas hemorragias producidas a nivel del tracto gastrointestinal superior, por ejemplo, el sangrado ocasionado por ulceraciones o várices esofágicas, pueden ocasionar heces negras. Además de ello, pueden ser ocasionadas por la presencia de ciertas patologías como cáncer colorrectal o la cirrosis hepática.

Concluyendo

Por lo general, la mayoría de las personas solo se fija en la apariencia de las heces cuando ocurren eventos que les inquietan. Por ejemplo, la presencia de procesos diarreicos y estreñimiento. Sin embargo, existen diversos parámetros que han sido bien estudiados, y que logran reflejar el estado de salud de nuestro sistema digestivo.

Dentro de ellos destaca la coloración de las heces. Esta puede mostrar diversas coloraciones, algunas de ellas obedecen a ciertos pigmentos presentes en los alimentos, que no son digeridos. A pesar de ello, existen ciertas coloraciones que otorgan pistas sobre algunos problemas de salud subyacentes como la malabsorción y celiaquía.

No obstante, los colores que pueden sugerir problemas más graves de salud son el rojo y negro. Las heces con estos colores podrían indicar la presencia de ulceraciones, procesos hemorrágicos gastrointestinales, várices esofágicas y cirrosis hepática.

Para Vivianne el material recibido, el cual comparto en el post, fue de gran utilidad. Ella me comentó, que realmente pudo corroborar el cambio de coloración de sus heces al modificar su dieta. De hecho pudo comprobar, que efectivamente la comida chatarra otorgaba por lo general un color amarillento en las heces.

“Las heces no son un simple material de desecho. Algunas pruebas de heces pueden utilizarse fácilmente en atención primaria en el diagnóstico diferencial de trastornos como infecciones gastrointestinales, síndromes de malabsorción y enfermedades inflamatorias intestinales. Las pruebas de heces pueden evitar investigaciones de laboratorio innecesarias. Las heces también deben examinarse macroscópicamente en cuanto a color, consistencia, cantidad, forma, olor y mucosidad”

Kazunori Matsuda

Centro Europeo de Investigación en Microbiología VOF

Gante-Zwijnaarde, Bélgica

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