¿Cómo Se Puede Fortalecer El Sistema Inmunológico Con Hábitos De Vida?

Gracias al sistema inmunológico, el organismo puede protegerse de infecciones y enfermedades. De hecho, este mecanismo defensivo, puede combatir desde los virus del resfriado, hasta afecciones graves como el cáncer.

No obstante, es importante estar conscientes que este sistema requiere ser bien cuidado y mantenido, para lograr un adecuado desempeño.

De este tema, que afecta a toda la población mundial, voy a hablar a solicitud de Jocelyn, una seguidora de Michigan. Ella a inicios del verano cumplió cincuenta años, los cuales fueron celebrados en una granja familiar.

Jocelyn me comentó, que desde niña disfrutó de una sana alimentación, con macro y micronutrientes.  Sin embargo, ella se comunicó conmigo para solicitar mi opinión profesional con relación a algunas dolencias recurrentes que había estado padeciendo desde hace aproximadamente un año.

Jocelyn me dijo, que ella no acostumbraba a abusar de los medicamentos de libre venta y muchas veces para las dolencias sencillas, empleaba remedios naturales que aprendió de su abuela materna.

A pesar de ello se sintió vulnerable, y quiso que le recomendara algunas estrategias para fortalecer sus defensas naturales. Al compartir con ella, me comentó que desde que entró en la menopausia, comenzó a experimentar mayor sensibilidad para las alergias e infecciones urinarias.

Incluso me confesó sobre su poca fuerza de voluntad para realizar ejercicio. Esto me dio pie para señalarle que, cuando la mujer entra en la menopausia, sufre diversos cambios hormonales.

Estos cambios son comunes en las mujeres pero no son normales.  Y ello, se traduce en una mayor ineficiencia del sistema inmunológico, incluyendo una mayor pérdida de humedad.  Dicho efecto, acarrea el incremento de la sensibilidad para el padecimiento de ciertos procesos infecciosos.

Dada la importancia de este tema, compartiré información de ciertas estrategias para ayudar al fortalecimiento del sistema inmunológico, aquí en mi blog..

 

Generalidades acerca del sistema inmunológico

Según la ciencia, el sistema inmunológico o inmunitario es una compleja red de órganos, células y proteínas responsables de proteger el organismo. Dicha protección impide  enfermarse a consecuencia de ciertos agentes patógenos, como bacterias, virus, parásitos y hongos.

Es importante señalar, que el sistema inmunitario puede distinguir entre células sanas y sustancias extrañas. Además de ello, puede organizar una respuesta específica para eliminar a los invasores. De acuerdo con los estudios, se sabe que el sistema inmunológico posee dos componentes principales: el sistema inmunitario y el sistema inmunitario adaptativo.

Según los expertos, el sistema inmunitario innato constituye la primera línea de defensa. El mismo está conformado por ciertas barreras físicas (piel y mucosas) y químicas (sustancias antimicrobianas y mediadores de la inflamación).

Cabe recordar, que el sistema inmunitario innato incluye además células especializadas capaces de engullir y destruir patógenos. Entre ellas destacan los macrófagos y los neutrófilos.

A su vez, el sistema inmunitario adaptativo es la segunda línea de defensa y está formado por los linfocitos. Este tipo de glóbulo blanco es capaz de reconocer y recordar antígenos específicos. Como se sabe, los antígenos son moléculas que se encuentran sobre la superficie de patógenos u otras sustancias extrañas.

Existen dos tipos de linfocitos: los B y T. De acuerdo con los expertos, los linfocitos B producen anticuerpos que son proteínas que se unen a los antígenos, y los marcan para su destrucción por otras células inmunitarias.

Vale destacar, que los linfocitos T pueden ayudar a los linfocitos B a producir anticuerpos. Incluso, pueden destruir directamente las células infectadas y cancerosas.

Gracias a las investigaciones, se sabe que el sistema inmunitario adaptativo es capaz de generar memoria inmunológica. Ello implica que puede recordar encuentros previos con antígenos, y responder con mayor rapidez y eficacia cuando ocurren infecciones posteriores.

¿Cómo se puede fortalecer el sistema inmunológico?

Muchas personas se preguntan si es factible fortalecer el sistema inmunulógico, y la respuesta al considerar los estudios es afirmativa.

No obstante, es importante resaltar que no existe una fórmula mágica que permita reforzar la inmunidad. Sin embargo, existen ciertas estrategias eficaces, que pueden ayudar a que te mantengas sano, con un estilo de vida saludable, además de combatir los procesos infecciosos.

Dentro de ellas destacan: alimentarse adecuadamente, dormir lo suficiente, mantenerse activo, tener buena calidad de pensamientos  y evitar los factores que deterioran el sistema inmunulógico.

  • Aliméntarse adecuadamente

De acuerdo a los expertos, todas las células requieren nutrirse adecuadamente para funcionar de forma óptima. Ello también incluye las células que integran el sistema inmunitario.

Vale destacar, que cuando el sistema inmunitario se encuentra activado, se incrementa la demanda energética. Así, cuando existe una infección, se presenta un mayor gasto basal de energía durante los estados febriles.

Por ello, la nutrición para obtener los mejores resultados inmunológicos debe brindar apoyo al adecuado desempeño de las células inmunitarias.

Ello implica una elevada capacidad para iniciar respuestas eficaces contra los patógenos. Pero también debe poseer la capacidad de resolver la situación de forma veloz, evitando así procesos de inflamación crónica subyacente.

Debemos señalar, que la demanda de energía y nutrientes del sistema inmunitario puede satisfacerse empleando fuentes exógenas o dietéticas. Sin embargo, si dichas fuentes no son adecuadas, las demandas pueden suplirse a partir de fuentes endógenas o reservas corporales.

Igualmente, ciertos micronutrientes y componentes de la dieta juegan un rol muy específico en el desarrollo y mantenimiento de la eficiencia del sistema inmunitario. Ello incluye los casos que requieren reducir los procesos de inflamación crónica o bien en cualquier momento de nuestra vida.

Una nutrición adecuada es esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunitario, ya que aporta los nutrientes requeridos para el crecimiento y actividad de las células que lo conforman.

Dentro de los nutrientes clave que pueden optimizar el desempeño de la función inmunitaria destacan el hierro y zinc, además de las vitaminas A, C, D y E.

Funciones más importantes de los nutrientes que apoyan el sistema inmunológico

Hierro

Según los Institutos Nacionales de Salud, el hierro es empleado para el crecimiento y desarrollo del cuerpo. El hierro, forma parte esencial de la hemoglobina, responsable de transportar el oxígeno pulmonar a diferentes partes del cuerpo. Además de ello, forma parte de la mioglobina, una proteína que suministra oxígeno a los músculos.

Incluso, el hierro participa en la síntesis de hormonas y el tejido conectivo.

Se debe señalar, que el hierro es un componente de ciertas enzimas críticas para la función de las células inmunitarias. Dentro de las fuentes dietéticas que contienen cantidades importantes de hierro, destacan la carne roja, alubias y frutos secos.

Zinc

El zinc es un oligoelemento, es decir que se requiere en pequeñas proporciones. No obstante, este mineral participa en casi 100 enzimas, que cumplen reacciones químicas vitales. Es también requerido para la cicatrización de heridas y la respuesta inmunitaria.

Se ha determinado, que el zinc favorece el crecimiento y el funcionamiento normal de las células inmunitarias. Por ello, una carencia leve o moderada podría desmejorar la actividad de los linfocitos, neutrófilos y macrófagos, responsables de protegernos de virus y bacterias.

De hecho, los adultos mayores que poseen deficiencia de zinc debido a la falta de apetito, ciertos medicamentos y diversas enfermedades, están propensos a contraer infecciones. Entre ellas destacan, las úlceras cutáneas y neumonía.

Dentro de las fuentes que lo contienen destacan los mariscos, carne de vacuno y cerdo, aves de corral, cereales integrales, semillas, frutos secos y legumbres.

Vitamina A

Esta vitamina participa activamente en la regulación de diversos procesos celulares del sistema inmunológico innato. A saber, en su diferenciación, maduración y funcionamiento de diversas células inmunitarias clave.

Entre ellas destacan los macrófagos y neutrófilos, las cuales generan respuestas inmediatas contra la invasión de patógenos. Incluso ellas activan las denominadas células T asesinas naturales, que combate los patógenos mediante actividad citotóxica.

Incluso, la Vitamina A es esencial para el correcto desarrollo y diferenciación de los macrófagos presentes a nivel del colon. Ellos son responsables de secretar citocinas proinflamatorias.

En síntesis, la Vitamina A logra proteger contra las infecciones manteniendo sanos diversos tejidos corporales. Entre ellos destacan el sistema digestivo, sistema respiratorio, la piel y los tejidos bucales.

De acuerdo a los Institutos Nacionales de salud, existen dos tipos de vitamina A. Una de ellas es la Vitamina A preformada, presente en alimentos de origen animal (huevos, pescado, hígado y productos lácteos).

La otra fuente son los carotenoides, también denominados provitamina A, la cual se transforma en vitamina A en nuestro cuerpo. Dentro de los carotenoides, el más común de ellos es el denominado betacaroteno.

Algunas de las fuentes más importantes son algunas hortalizas, verduras y frutas de color verde, anaranjado y amarillo. A saber, la batata, pimiento, espinaca, calabaza, zanahorias, brócoli, melón, mango, albaricoque y papaya.

Vitamina C

La vitamina C (ácido ascórbico) es una vitamina hidrosoluble, lo cual impide que pueda almacenarse en nuestro organismo. Esto significa, que debe ser ingerida a diario en nuestra dieta (alimentos o suplementos).

De acuerdo a los especialistas, esta vitamina participa en el control de las infecciones y la cicatrización de las heridas. Además de ello, es considerada un potente antioxidante con capacidad para neutralizar los radicales libres que causan el deterioro celular.

La vitamina C es fundamental para la síntesis de colágeno. Además de ello, la vitamina C favorece la producción de diversas hormonas y mensajeros químicos. Entre ellos destacan, algunos utilizados a nivel cerebral y en el resto del sistema nervioso.

Algunas fuentes con elevados contenidos de vitamina C son: el melón cantalupo, kiwi, limón, lichi, naranja, papaya, fresa, perejil, col rizada, tomate, coles de Bruselas y brócoli.

Vitamina D

Según los especialistas, la vitamina D favorece la regulación de proteínas con efectos antibacterianos, logrando eliminar directamente a los patógenos. Se ha determinado, que la vitamina D es un importante regulador del sistema inmunológico, que induce la tolerancia.

Por ello, su potencial terapéutico como modulador inmunitario es considerado de mucha potencialidad para el tratamiento de enfermedades inmunomediadas.

Asimismo, se ha observado que es capaz de modular la respuesta inmunitaria en la leucemia promielocítica aguda. Este es un tipo de cáncer que posee efectos negativos sobre los glóbulos blancos. Incluso, ayuda en la regulación de ciertas proteínas antimicrobianas que pueden matar directamente a los patógenos.

Para la ciencia, existe una relación indiscutible entre la vitamina D y el sistema inmunitario. De hecho, con lo que se sabe hasta ahora, se sugiere evitar una carencia grave de vitamina D. De esta forma, podría mejorarse la salud inmunitaria y disminuir la susceptibilidad a las enfermedades autoinmunitarias.

Algunas fuentes son la exposición controlada a la luz solar, huevos, pescados grasos y cereales fortificados.

Vitamina E

La vitamina E es reconocida como uno de los nutrientes más eficaces que existen para modular la función inmunitaria.

Tanto es así que, cuando existen carencias de esta vitamina, se producen alteraciones de la función inmune, no solo en humanos, sino también en animales (ganado y mascotas). Sin embargo, ello puede corregirse mediante suplementos de vitamina E, como mi fórmula especial VITAMIN E 400 IU.

El déficit de esta vitamina es poco frecuente. No obstante, las dosis de vitamina E por encima de las recomendaciones dietéticas actuales pueden optimizar el desempeño del sistema inmunitario. Dicho efecto puede disminuir sustancialmente el riesgo de procesos infecciosos, especialmente en personas de la tercera edad.

De acuerdo a las investigaciones, la vitamina E es capaz de modular directamente el funcionamiento de las células T. Cabe destacar, que la modulación de la función inmunitaria que ejerce la vitamina E posee relevancia terapéutica. Ello se debe a su capacidad para combatir ciertas infecciones respiratorias y procesos alérgicos como el asma.

Dentro de alimentos con mayor contenido de esta vitamina destacan ciertos aceites vegetales (de germen de trigo, girasol y cártamo), frutos secos (especialmente las almendras) y semillas de girasol. También se encuentra en hortalizas de hoja verde y alimentos enriquecidos (cereales para desayunar, productos para untar y zumos naturales).

Dormir lo suficiente

Otra estrategia clave para potenciar el sistema inmunológico es durmiendo lo suficiente. El sueño es vital para el sistema inmunológico, ya que ayuda al organismo a reparar y regenerar células, producir anticuerpos y citoquinas y regular el ritmo circadiano.

La falta de sueño o un sueño de mala calidad pueden perjudicar al sistema inmunitario y aumentar el riesgo de enfermar.

Los adultos deben dormir al menos siete horas por noche, mientras que los niños y adolescentes necesitan más.

Algunas de las formas para mejorar la calidad del sueño, consisten en:

  • Evitar la cafeína, el alcohol, la nicotina y la exposición a la luz azul antes de acostarte
  • Mantener un horario de sueño regular
  • Crear un entorno cómodo y oscuro para dormir.

Mantenerse activo 

De acuerdo a los expertos, el ejercicio es otra forma de reforzar el sistema inmunitario. La actividad física mejora la circulación sanguínea y el drenaje linfático. Además de ello, disminuye las hormonas del estrés y reduce la inflamación.

El ejercicio también ayuda a mantener un peso saludable, y a prevenir enfermedades crónicas que pueden debilitar el sistema inmunitario. La cantidad de ejercicio recomendada para los adultos es de al menos 150 minutos de actividad aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de intensidad vigorosa a la semana.

Se sugiere además, la realización de actividades de fortalecimiento muscular dos o más días a la semana.

Tener buena calidad de pensamientos

La buena calidad de pensamientos es de alto impacto en mantener un sistema inmunológico fortalecido.  Esto implica que  cuando la persona es optimista, positiva, feliz, el cuerpo produce hormonas que fortalecen el sistema inmunológico.  En cambio, la ansiedad, depresión o estrés puede producir hormonas que lo lesionan.

La buena calidad de pensamientos incluye practicar la gratitud al tomar tiempo para ayudar a los demás  con optimismo.  Un estudio realizado indicó que las personas que practicaban la gratitud tenían un sistema inmunológico más fuerte de quien no la practicaban.

De acuerdo a estudio realizado por expertos en el área, se detectó que las personas que tenían una buena calidad de pensamientos con visión positiva ante la vida, tenían menor posibilidad de enfermarse y mayores niveles de anticuerpos. Estos ayudan que el organismo pueda combair infecciónes.

 

Factores que pueden lesionar el sistema inmunológico

Existen ciertos factores que pueden dañar tu sistema inmunitario. Entre ellos se incluyen:

  1. Tabaquismo: diversos estudios, han demostrado que fumar ocasiona daños pulmonares e incrementa el riesgo de infecciones respiratorias
  2. Consumo excesivo de alcohol: se ha establecido que el alcohol puede dañar la función hepática y alterar la microbiota intestinal
  3. Estrés crónico: muchos investigadores han logrado corroborar en estudios amplios, que el estrés puede suprimir el sistema inmunitario e incrementar los procesos inflamatorios
  4. Exposición a toxinas y contaminantes: las toxinas y contaminantes interfieren con las células inmunitarias y generan estrés oxidativo
  5. Empleo excesivo de antibióticos: se ha comprobado, que estos fármacos poseen la capacidad de eliminar las bacterias benéficas intestinales. Ello se traduce en una alteración del equilibrio del sistema inmunitario.

Concluyendo

De acuerdo a lo presentado, nuestro organismo se encuentra protegido por dos dispositivos inmunológicos que trabajan de forma coordinada: el sistema inmunológico adaptativo y el sistema inmunológico innato.

El sistema inmunitario innato constituye la primera línea de defensa. El mismo está conformado por ciertas barreras físicas (piel y mucosas) y químicas (sustancias antimicrobianas y mediadores de la inflamación). Incluye además, células especializadas (macrófagos y neutrófilos), capaces de engullir y destruir patógenos.

A su vez, el sistema inmunitario adaptativo es la segunda línea de defensa y está formado por los linfocitos. Este tipo de glóbulo blanco es capaz de reconocer y recordar antígenos específicos.

No obstante, estos sistemas pueden fallar por diversas causas, incluyendo algunos hábitos de vida inadecuados y la edad. Afortunadamente se han realizado diversas investigaciones, que han corroborado la eficacia de algunas estrategias para fortalecer el sistema inmunitario.

Dentro de ellas destacan alimentarse adecuadamente, dormir lo suficiente, mantenerse activo y evitar los factores que deterioran el sistema inmunitario.

Para Jocelyn la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran utilidad. Ella me había confesado que no era muy aficionada a la práctica del ejercicio, pero hace poco también me comentó que abusaba del empleo de las pantallas.

Este efecto negativo también le ocasionaba eventualmente episodios de insomnio. Afortunadamente, Jocelyn cayó en cuenta de que debía solventar estos factores que incidían negativamente sobre el desempeño de su sistema inmunológico.

“Los ejercicios físicos de intensidad moderada estimulan la inmunidad celular, mientras que las prácticas prolongadas o de alta intensidad sin un descanso adecuado pueden desencadenar una disminución de la inmunidad celular, aumentando la propensión a las enfermedades infecciosas. Según la Sociedad Internacional de Ejercicio e Inmunología (ISEI), la disminución inmunológica se produce tras la práctica de ejercicio físico prolongado, es decir, tras 90 min de actividad física de intensidad moderada a alta”

Matheus Pelinski da Silveira

Universidad Federal de Fronteira Sul

Campus Chapecó, Brasil

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