¿Comer Tarde Aumenta El Hambre y Disminuye Las Calorías Quemadas?

Posiblemente muchos estudios han determinado, que comer tarde en la noche posee efectos negativos sobre la salud. Sin embargo, la regulación de la ingesta calórica, número de calorías quemadas y cambios moleculares producidos en el tejido adiposo no habían sido investigados simultáneamente hasta ahora.

Dichos factores, poseen efectos directos sobre el incremento del hambre y sobre la disminución de las calorías que se queman.

De este tema, que para muchos resulta polémico, voy a hablar a solicitud de Sheryl, una seguidora de Arizona. Ella se comunicó conmigo porque se sentía preocupada debido al comportamiento alimenticio inadecuado de su hijo mayor.

De acuerdo a lo que ella me relató, su hijo acostumbraba a comer muy tarde en la noche y ella y su esposo no encontraban la forma de disuadirlo.

Sheryl quería evitar que su hijo incurriera frecuentemente en el consumo de alimentos a altas horas de la noche, y evitara complicaciones cardiovasculares, por ello decidió contactarme.

Al comprender su preocupación, le envié información que le permitiera visualizar de forma más amplia la magnitud del problema.

De hecho, le expresé que más allá de los efectos cardiovasculares y de obesidad, se han encontrado ciertos procesos adversos relacionados con la ingesta de alimentos tarde en la noche.

Muchas personas suelen comer tarde, por ello consideré importante compartir en mi página los nuevos hallazgos acerca de esta conducta.

Consumo nocturno de alimentos y sus efectos sobre la salud

Consumo nocturno de alimentos y sus efectos sobre la salud

Enfermedades cardiovasculares

Un estudio publicado en Nutrients en febrero de 2022 mostró la relación entre el consumo sistemático de alimentos a altas horas de la noche y sus efectos adversos.

Ello incluyó la ingesta excesiva de alimentos, además de la mala calidad de los mismos y daño vascular subclínico (SVD) que ocurre antes de la aparición de las enfermedades cardiovasculares.

Los responsables de la investigación estudiaron las asociaciones anteriores con el SVD en una amplia muestra de adultos. El total de los participantes fue de 901 adultos, de los cuales el 45,2% eran hombres.

Los participantes fueron evaluados antropométricamente, vascularmente y dietéticamente (se realizaron dos recordatorios dietéticos de 24 horas).

Para efectos del estudio, el consumo sistemático de alimentos (LN) fue definido como el consumo de alimentos después de las 19:00 h (7 pm) en ambos recordatorios dietéticos.

Asimismo, LNO fue definido como el consumo sistemático de más del 40% de la ingesta energética total diaria después de las 7 pm. Igualmente, la LNO se asoció de forma positiva con la existencia de placas de grasa en las arterias carótidas.

A su vez, mayores consumos de carne roja, cereales refinados y vino, además de un menor consumo de cereales integrales se asoció directamente con la rigidez arterial.

Es decir, la ingesta sistemática de LNO y el consumo de alimentos de mala calidad a altas horas de la noche se asocian al daño vascular subclínico (SVD). Aunque los investigadores requieren seguir indagando para definir precisamente el impacto de los hábitos alimentarios LN sobre la salud vascular.

Incremento de peso y diabetes

Otro estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Northwestern, Illinois determinó, que comer tarde por la noche, ocasiona incremento de peso y diabetes.

Incremento de peso y diabetes

Incluso logró establecer que, comer durante el día aporta ciertos beneficios, posiblemente debido a la liberación de energía.

Mediante este estudio se descubrió el mecanismo, que ocasiona incremento de peso y diabetes al comer tarde por la noche. Desde hace tiempo se conoce la conexión entre la hora de comer, sueño y obesidad.

No obstante, son poco entendidas las investigaciones que muestran que la sobrealimentación puede alterar los ritmos circadianos y cambiar el tejido adiposo.

Esta investigación mostró, que la liberación de energía puede ser considerada el mecanismo molecular mediante el cual los relojes internos de nuestro organismo controlan el equilibrio energético.

Incluso, este hallazgo permitió establecer que el día es el entorno ideal para disipar energía en forma de calor.

Estos descubrimientos abarcan muchos procesos clave, que incluyen desde las dietas a la pérdida de sueño. Además, influyen sobre la forma en que se alimenta a los pacientes que requieren asistencia nutricional a largo plazo.

Según los investigadores, al emplearse dietas con elevados niveles de grasa y carbohidratos, el reloj corporal sufre un desajuste. Según los investigadores, este reloj es sensible con respecto a la hora a la que se come.

Esto se observa especialmente en el tejido adiposo, y dicha sensibilidad se estimula cuando se ingieren dietas ricas en grasas.

El equipo investigador observó, que los mamíferos experimentales al tornarse obesos empiezan a comer más en vez de dormir.

Para ellos, esto se deba posiblemente a un componente de equilibrio energético. Por esta razón, ellos gastan más energía comiendo a determinadas horas, permaneciendo activos en vez de estar durmiendo.

Las hormonas y su control sobre el apetito

De acuerdo a la ciencia, las señales provenientes del intestino y tejido adiposo poseen una importancia cardinal sobre la regulación de la sensación del apetito y saciedad.

Se ha determinado, que nuestro intestino produce grelina, a su vez la leptina se origina en el tejido adiposo.

Cabe destacar, que el hipotálamo integra las señales que provienen de ambos sitios. Ello permite regular la homeostasis energética del organismo.

De acuerdo a las investigaciones se ha comprobado, que la grelina y leptina actúan directamente sobre el hipotálamo.

Se ha detectado, que en el interior de intestino se generan señales de acción corta que provocan un efecto de plenitud y saciedad.

Allí participa una hormona denominada colecistoquinina, responsable de estimular la producción de enzimas pancreáticas y de bilis por la vesícula.

En los procesos descritos se ha determinado, que ocurre una participación del hipotálamo. Ello corrobora que esta zona cerebral constituye el integrador central clave de diversas señales de hambre procedentes del organismo.

Como se sabe, cada señal producida actúa sobre distintos núcleos del hipotálamo, regulando así la homeostasis energética.

Vale destacar, que cuando ocurren desequilibrios sobre estas vías de señalización se afecta sustancialmente el equilibrio energético.

Según un estudio reciente se observó, que comer tarde provoca este tipo de desequilibrio. De hecho se ha establecido, que se pueden producir incrementos del 34% entre la proporción de grelina y leptina.

Incremento del hambre y reducción de las calorías quemadas

De acuerdo a un estudio reciente se logró demostrar, que comer tarde puede ser poco saludable. De hecho, se observó un incremento mayor al doble respecto a los antojos de alimentos ricos en almidón y carne.

Este estudio verificó, que cenar más tarde ocasiona dificultades para evitar comer en exceso y quemar todas las calorías consumidas. Este hallazgo muestra una nueva perspectiva de lo que ocurre cuando no desayunamos o picamos algo tarde por la noche.

De acuerdo a los investigadores, estos desajustes contribuyen al padecimiento de obesidad.

Desde hace tiempo se sabe, que el consumo de tentempiés después de cenar implica un mayor riesgo de obesidad. No obstante, no se conocía a profundidad porque comer cerca de la hora de acostarse estimulaba el incremento de peso.

En este estudio, los investigadores querían comprobar si cambiando la hora de comer, mas no los alimentos ingeridos, influía sobre factores determinantes del peso corporal y riesgo de obesidad.

A saber: ansias de comer y apetito, capacidad de quemar calorías y composición molecular del tejido adiposo. Los científicos tenían como objetivo final determinar los mecanismos que explican por qué comer tarde incrementa el riesgo de obesidad.

Investigaciones anteriores de este equipo científico demostraron, que comer tarde estimulaba un mayor riesgo de obesidad. Además de ello, generaba un incremento de la grasa corporal y un menor éxito para perder peso.

Ahondando acerca de este importante hallazgo

Este estudio contó con la participación de dieciséis personas adultas, todas ellas padecían de obesidad y sobrepeso. Ellos participaron en dos experimentos, los cuales implicaron que tuvieran que vivir en un laboratorio durante varios días.

En el primer experimento, ellos consumieron tres comidas diarias en los siguientes horarios: 9 am, 1 pm y 4:30 pm. A su vez, en el segundo experimento consumieron exactamente las mismas comidas, pero se varió el horario.

Es decir, comenzaban a comer a la 1pm y finalizaban a las 8:30 pm. Para llevar a cabo los experimentos, los investigadores les solicitaron a los participantes que siguieran ciertos horarios de sueño estrictos.

Asimismo, se aseguraron que ingirieran dietas idénticas en el mismo horario a lo largo de las tres semanas previas a su estancia en el laboratorio.

Durante la permanencia de los participantes en el laboratorio todos ellos ingerían los mismos alimentos. Además, se registraron sus deseos de comer y se tomaron muestras de sangre.

También se midió la temperatura corporal y gasto energético. Incluso, los científicos lograron tomar muestras del tejido adiposo presente en la zona media del cuerpo de los participantes.

Ello permitió detectar la expresión de genes, que favorecen el incremento de grasa cuando se come más tarde.

De acuerdo a los investigadores, el horario de comida más tardío duplicaba la posibilidad de tener hambre. Igualmente, provocaba más antojos de cualquier tipo de comida.

Según los resultados, cuando los participantes comían más tarde se disminuían los niveles de leptina, hormona responsable de la saciedad. Incluso, quienes comían más tarde quemaban un 5% menos de calorías durante el día, que las que comían antes.

Implicaciones de este interesante estudio

Mediante este estudio se demostró, que comer más tarde afecta directamente el hambre y hormonas reguladoras del apetito. En especial la leptina y grelina, responsables de condicionar el deseo de comer.

Implicaciones de este interesante estudio

De acuerdo a los resultados obtenidos se observó, que los niveles de la hormona leptina disminuyeron durante las 24 horas al comer más tarde en comparación con las condiciones de comer más temprano.

Cuando los participantes comían más tarde, también quemaban calorías a un ritmo más lento. Además de ello, se observó una expresión génica del tejido adiposo, dirigida hacia el incremento de la adipogénesis.

Asimismo se produce una disminución de la lipólisis, el efecto de ambos procesos, promueve el crecimiento de grasa.

De acuerdo a los científicos responsables estos resultados indican, que existe una asociación de los mecanismos fisiológicos y moleculares entre comer tarde e incremento del riesgo de obesidad.

A pesar de que el estudio fue un experimento controlado, realizado para ayudar a determinar si comer más tarde contribuía directamente con el incremento de peso, mostró algunas limitaciones.

Los mayores inconvenientes de este estudio fue el pequeño tamaño de la muestra. Además del periodo de tiempo relativamente corto de los experimentos realizados.

Vale destacar, que las condiciones de laboratorio estrictamente controladas, lograron aislar el impacto del horario de las comidas.

Específicamente con relación a la ansiedad por comer, cantidades reguladas de sueño, exposición a la luz, calorías y actividad física. Sin embargo, estas condiciones no son las mismas que acontecen cotidianamente

No obstante, esta investigación determinó, que comer cuatro horas más tarde produce una diferencia significativa sobre los niveles de hambre. Esto influye sobre la forma en que se queman las calorías y almacena la grasa corporal.

Concluyendo

Para nadie es un secreto, que la obesidad afecta cerca del 42% de la población adulta estadounidense. Lamentablemente, propiciando enfermedades crónicas como la hipertensión, diabetes y cáncer.

No obstante, hasta ahora no se habían realizado estudios que investigaran el efecto simultáneo de comer tarde y sus consecuencias sobre los principales factores de la regulación del peso corporal. Dichos factores, son responsables directos del riesgo de obesidad, destacando la regulación de la ingesta calórica, cantidad de calorías consumidas y cambios a nivel molecular en el tejido graso.

De allí, que un nuevo estudio realizado con personas obesas en condiciones de laboratorio permitió descubrir hallazgos muy interesantes. Mediante el mismo, se obtuvieron pruebas a nivel experimental, acerca de los efectos que provoca comer tarde en la noche.

De acuerdo a los resultados, este efecto muy común en la vida moderna produce una disminución del gasto energético, incremento del hambre y riesgo de obesidad.

Para los investigadores responsables de este interesante estudio, muchos de los efectos encontrados se relacionan con el desequilibrio de las hormonas reguladoras del apetito (leptina y grelina).

De hecho se encontró, que los niveles de la hormona leptina, responsable de influir sobre la saciedad, disminuyeron durante las veinticuatro horas cuando se comía más tarde, en comparación con quienes comían más temprano.

Para Sheryl la información recibida, la cual comparto en el post, fue realmente muy útil. Ella me comentó, que tomó mucha de esta información y la compartió con su hijo, cuya reacción fue asombrosa, pues nunca pensó que él podría mostrar tal receptividad.

Ello le alegró mucho, pues unos dos meses después de mostrarle a su hijo las consecuencias de comer tarde en la noche, él comenzó a recuperar su peso original. Y esto tan solo corrigiendo el horario de sus comidas.

“La desalineación de los ritmos alimentarios con el ciclo luz-oscuridad conduce a la alteración de los relojes circadianos periféricos y a la obesidad. Por el contrario, la restricción de la alimentación al período activo mitiga el síndrome metabólico a través de mecanismos que siguen siendo desconocidos.”

Chelsea Hepler

Northwestern University, Chicago

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