Los Grupos De Apoyo En La Lucha Contra El Cáncer

Cuando al hermano de mi amiga Paula le diagnosticaron linfoma No Hodgkin, un tipo de cáncer, ellos y su familia estaban devastados. Paula me llamaba a diario para desahogarse al hablar conmigo, yo la escuchaba con todo mi deseo de ayudarla.

Pero, un día, me di cuenta que por más que quisiera ayudarla, no contaba con todas las herramientas emocionales y psicológicas para hacerlo.

Por ese motivo, averigüé en su ciudad la ubicación de grupos de apoyo para pacientes con ese diagnóstico y sus familiares.

Hay  aprendizajes que solo se adquieren en la práctica.  Estos son: cuidados, dinámicas, estrategias, etc. los cuales podrían ser brindados por dichos grupos de apoyo.

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Sin embargo, conocía la importancia y los enormes beneficios de asistir a sesiones de grupo de apoyo para todo tipo de dolencias físicas y emocionales, incluyendo para personas con cáncer y sus familiares.

Luego  de varias llamadas y consultas a la guía telefónica, di con algunos grupos de apoyo que tendrían todas las herramientas para ayudarla. Recordando esa experiencia, os puedo decir cuán importante es la existencia de estas organizaciones.

Muchas veces me escriben pacientes con dolores e inquietudes iguales a las de Pau, por enfermedades, divorcios problemáticos, violencia intrafamiliar, duelos por pérdidas de seres queridos.

A todos vosotros, los que padecen tantas dificultades que, en muchos casos, parecen insalvables, os escribo este tema con la esperanza de que consigais ayuda y consuelo para estas circunstancias.

El apoyo, la solidaridad, la empatía

Al hablar de apoyo me refiero a algo o alguien que sirve de sostén, que ayuda a soportar y evitar caídas o recaídas. La palabra apoyo también implica auxilio y protección ante necesidades o problemas.

Además, se trata de crear espacios seguros para ser libre y liberar preocupación.  En ese sentido, el apoyar está relacionado a otros valores como la empatía la generosidad y la solidaridad.

La empatía implica colocarse en los zapatos del otro, es decir sentir lo que esa persona siente y puede padecer.

Para ayudar a personas que atraviesan problemas o enfermedades físicas mentales y emocionales surgieron grupos dispuestos a ayudar y a sostener a esas personas que sufren.

Con esa filosofía, esos grupos tenían como visión proporcionar un espacio seguro para ayudarse y ayudar a otros a enfrentar dificultades.  Además de dar estrategias de supervivencia y sanación mental y emocional.

¿Qué son los grupos de apoyo?

Son pequeñas organizaciones bajo la cual las personas se reúnen con el objetivo de compartir experiencias de vida, de manera que los ayude a reducir el aislamiento y la soledad que procede de sus dolorosas circunstancias.

En los grupos de apoyo las personas comprenden que no están solas en la situación o enfermedad que enfrentan, ya que otros tienen oportunidades expresar los testimonios sobre situaciones también similares y cómo lo vencieron.

Normalmente los grupos reúnen entre 5 y 10 personas, es decir, son pequeños, aunque algunos pueden reunir unos más. La idea es que todos tengan la oportunidad de expresarse y de recibir atención y ayuda.

Por otro lado, lo normal es que se centren en temas específicos. Por ejemplo, grupo de pacientes con cáncer o VIH, grupo de familiares de personas con diagnóstico de Alzheimer, grupos para personas con depresión, otros para los que atraviesan divorcios o duelos, etc.

Otra característica es que algunos son atendidos por especialistas, por ejemplo, psicólogos, pero otros surgen de organizaciones sin fines de lucro y muchos otros son atendidos por personas sin títulos pero que atravesaron problemas iguales.

Para escoger un grupo de apoyo, debes hacer búsquedas locales y preguntar en los hospitales. Luego, es necesario que escojas aquel donde sientas mayor comodidad y empatía.

Aunque algunos son dirigidos por especialistas, los grupos de apoyo no son sesiones de terapia grupal. Estas últimas se refieren a un tratamiento formal para  las personas con padecimientos mentales que están bajo la guía de un médico.

Casi siempre se habla de organizaciones gestionadas entre iguales. Personas que también atraviesan o han atravesado el problema específico por el cual se quiere dar apoyo a ciertas personas.

Cómo surgieron los grupos de apoyo

La historia de los grupos de apoyo posee varias raíces qué evidencia la antigua necesidad de la ayuda mutua.

Por ejemplo, en Francia hacia el siglo 18 se reconoció la importancia de emplear pacientes recuperados como parte del personal de un hospital mental.

El objetivo era ofrecer un tratamiento más ético a las personas enfermas por parte de quienes ya habían superado esta situación.  Esas personas tenían una visión más empática sobre lo que vivían.

En 1935 surgió Alcohólicos Anónimos, un grupo de autoayuda que intentaba apoyar a las personas con problemas de alcoholismo a recuperarse. Situación que, hasta esa fecha, ni los médicos habían podido lograr.

En 1965 surgió un enfoque comunitario de la Salud Mental en el que se empleaba personas no profesionales para el desarrollo, implementación y evaluación de sesiones.

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Estos grupos se hicieron más necesarios en la medida en que la familia tradicional se fue haciendo más pequeña. De hecho sus funciones de apoyo y fraternidad le realizaban anteriormente las familias extendidas en las que se ponía énfasis en el bienestar de todos y no individual.

Hacia 1980 se establecieron sistemas de grupos de autoayuda a través de redes internacionales. En los 90 surgieron los grupos de apoyo en líneas gracias a la popularidad del Internet.

Estos grupos le sirven para conocer a otras personas en la misma condición.  En muchos casos, obtienen más información sobre su diagnóstico, las opciones de tratamiento y las estrategias para afrontarlo y superarlo.

En la actualidad, son más informales, aunque en oportunidades se invita a un especialista hablar sobre las necesidades de las personas que acuden. Otros grupos enfatizan el apoyo emocional y las experiencias compartidas.

Beneficios de los grupos de apoyo

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Los beneficios de pertenecer y asistir a un grupo de apoyo en momentos de dificultad son muchos y variados. Por esta razón, te recomiendo que, sin importar el formato, acudas a uno si estás pasando por un momento difícil.

Encontrarás personas con problemas similares a los tuyos con quién podrás compartir experiencias personales.  Además recibirás apoyo moral en un ambiente cómodo emocionalmente.

No sólo recibes ayuda, también puedes ofrecerla brindando consejos prácticos a otros para ayudarlos a sobrellevar la situación. Analicemos algunos de esos beneficios qué puedes aprovechar en un grupo de apoyo.

1. Se reducen tu ansiedad y angustia

Cuando tienes la oportunidad de expresar tus sentimientos y preocupaciones respecto a las vivencias que te llevaron al grupo, es normal que notes que tus niveles de angustia y estrés se reducen.

De hecho, eso suele ser una buena medida para verificar que estás progresando en el grupo y que realmente está siendo útil para ti.

Además, otra acción que contribuye a disminuir los niveles de ansiedad es escuchar las experiencias y preocupaciones de otras personas y brindarles ayuda y bienestar.

2. Se fortalece tus habilidades de afrontar y ajustarte

Afrontar problemas graves de salud o situaciones dolorosas, como enfermedades, duelos y divorcios, suele ser bastante difícil. Es normal sentir que lo que ocurre sobrepasa nuestras capacidades.

De hecho, se requiere cierto entrenamiento continuo de la emocionalidad para encontrar caminos que nos permitan salir de la crisis en la que nos encontramos.

A través de los grupos de apoyo aprendemos de las experiencias de otros, de la forma en que se enfrentaron, de las estrategias que aplicaron para sobrevivir y la comprensión necesaria de nuestra situación para hacer los ajustes emocionales que se requieren.

3. Disminuye el aislamiento

Comprender que uno no está solo ni es el único ante un problema, produce una sensación de alivio al igual que recibir la comprensión de las personas que te rodean.

Esto se debe a que en un grupo apoyo estás rodeado de personas con preocupaciones y situaciones similares para ayudar y animar.

Es curioso que casi siempre en las primeras reuniones de una persona, exprese sorpresa al descubrir que no es la única persona en el mundo con un problema específico y que más bien hay otras personas en la misma situación.

4. Expresas tus sentimientos

No es fácil dar a conocer los sentimientos que produce una pérdida o una enfermedad delante de personas que no han vivido esa misma circunstancia.

Por este motivo las personas se aíslan, básicamente se sienten incomprendidas y solas.  Además reprimen sus propios sentimientos porque llegan a pensar que son inválidos o malos.

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Sin embargo, en un grupo de apoyo es válido compartir lo que se siente y dentro de un entorno seguro y de apoyo. Nadie está allí para juzgarte, no importa que tan “malos” o “inválidos” creas que son tus pensamientos.

Esta puede llegar a ser una experiencia terapéutica curativa: estar rodeado de personas sin prejuicios que más bien aplaudirán tu apertura y tu valentía de reconocerte y expresarte.

5. Se incrementa el aprendizaje

Bajo la experiencia de un grupo de apoyo es más sencillo obtener consejos o información sobre opciones de tratamiento.  De igual manera, si se trata de una enfermedad, o de estrategias para enfrentar una situación de duelo o pérdida.

No se trata de teoría, sino de consejos e ideas prácticas que otros pusieron aplicaron en su vida con anterioridad. Es probable que también haya quienes recomienden libros o sitios web con información útil.

6. Te llenas de esperanza

Se dice que la esperanza es una de las virtudes teologales. Claro, la esperanza nos proporciona la confianza de que podremos estar mejor de como nos encontramos en un momento determinado.

No se trata de tener un pensamiento positivo con expectativas irreales.  Más bien es la actitud de confiar en nosotros mismos y en nuestra capacidad de enfrentar las dificultades y resolverlas o aceptarlas con alegría.

Al final de todo, los grupos de apoyo están para ofrecerse entre sí ayuda mutua comprensión, sostén y esperanza.

Tres meses después, tuve la oportunidad de conseguirme con Paula y su familia, incluyendo a su hermano. Estaban paseando y disfrutaban un helado cuando coincidimos.

Realmente fue una grata sorpresa verlos. Charlamos un rato y,al despedirme, Paula se disculpó con su familia y les dijo que me acompañaría un momento.

Ella aprovechó para agradecerme por el consejo de acudir a un grupo de apoyo. Desde un primer momento, se sintieron aceptados y apoyados.

Familiares de personas con el linfoma No Hodgkin las ayudaron a comprender mejor la enfermedad. Los animaron a fortalecer los lazos familiares.  Asimismo, a perdonarse y aceptarse, a poner en práctica estrategias para fortalecer la salud del chico con el diagnóstico de cáncer.  En fin, a vivir de forma plena y feliz.

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Referencias

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