Desde 1975, según la OMS, la obesidad ha logrado casi triplicarse a nivel mundial. Hace seis años esta enfermedad afectaba a más de 1.900 millones de adultos y más de 340 millones de niños y adolescentes en todo el mundo. Lamentablemente, los enfoques que esgrimen el balance energético como motivo de esta patología, no han logrado solucionar nada. Y menos aún, empleando solo dietas y ejercicios.
Patricia, es una seguidora de Massachusetts. Ella se comunicó conmigo, para realizarme un planteamiento acerca de la salud de su esposo. Ellos son una pareja de mediana edad, que procuró mantener desde el noviazgo una vida sana, incluyendo la práctica deportiva.
Patricia me dijo, que en la actualidad ellos solo mantienen una rutina de ejercicios diarios. Esta actividad física constante, además de la dieta que practica en casa le ha permitido mantener una figura estable a lo largo de los años. Ellos desde jóvenes se acostumbraron a la dieta mediterránea, pues los abuelos de ambos provenían de esa zona de Europa.
No obstante, a pesar de que no se podría clasificar a su esposo como obeso, ella mencionaba que desde siempre tuvo tendencias de ganar peso con mucha facilidad. Esto a ella siempre le llamó la atención, pues su esposo tiene esta disposición desde hace más de veinte años.
Así, al efectuar contacto conmigo, pidió mi opinión experta con relación al caso de su esposo. Rápidamente le respondí e informé, que esto que le ocurría a su esposo es un efecto muy común. Así, para clarificarle con mayor precisión, le envié información acerca de los hallazgos encontrados actualmente relacionados con la obesidad.
Estilo de vida saludable Vs. Obesidad
Según El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, en la actualidad, el 69.2 de habitantes de Estados Unidos tienen sobrepeso o son obesos. Aunado a esto, la obesidad en adultos jóvenes se ha convertido en un gran problema a nivel mundial. Se ha estudiado y comprobado que las personas obesas son especialmente propensas a padecer de enfermedades crónicas como la diabetes tipo2, enfermedades cardiovasculres, hígado graso, hipertensión arterial. Hay una estrecha relación con los hábitos de vida poco saludables, como son la ingesta calórica alta y el ejercicio inadecuado.
El estilo de vida saludable comprendido por alimentación con nutrientes requeridos, actividad física, sueño reparador, cero estrés y pensamientos positivos constituyen la clave para que las personas puedan sentirse bien.
Últimamente la Ciencia en su avance continuo ha revelado la relación de la obesidad con aspectos biológicos y sugiere que comer menos y hacer más ejercicios no es lo suficientemente firme para las personas con grado alto de obesidad. El Dr. Christopher N. Ochner, profesior de la Escuela de Medicina de Icahn del Monte Sinai de Nueva York sostiene que los fundamentos biológicos pueden esclarecer el por qué la obesidad es difícil de vencerla con solo comer menos y hacer más ejercicios. .
Esta ruptura de paradigmas es importante darla a conocer, por ello lo comparto aquí en mi blog.
Estudios de Expertos asocian procesos clave vinculados con la obesidad
Desde unos años hacia acá se ha logrado establecer, que una alimentación balanceada contribuye con una adecuada salud. Como sabemos, los alimentos aportan los nutrientes y calorías necesarios para mantenernos sanos y con niveles suficientes de energía.
El estudio del metabolismo ha demostrado, que la ingesta de calorías por encima de las requeridas produce acumulación de grasa. Por ello, mantener un ritmo de sobrealimentación podría conllevar al padecimiento de obesidad. Ella está relacionada con algunas de las principales causas de muerte, tales como diabetes de tipo 2, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y ciertos tipos de cáncer.
De acuerdo a la ciencia, la obesidad es considerada una enfermedad crónica, al igual que la diabetes e hipertensión.
Cuando se inicia el proceso de obesidad, las células grasas pueden incrementar su tamaño para almacenar lípidos. Incluso cuando alcanzan su límite de crecimiento poseen la capacidad de incrementar su número. Se sabe, que al perder peso el tamaño de las células grasas reduce su tamaño mas no su número.
No obstante, muchos estudios han mostrado que son diversas las causas asociadas a la presencia de obesidad. Así, además del desequilibrio entre los aportes energéticos por la alimentación y los gastos calóricos, existen otras causas documentadas. Entre ellas se puede mencionar la carga genética, sexo, edad, condición psicológica y factores ambientales y socioeconómicos.
Los investigadores han logrado establecer, que los genes poseen un efecto determinante sobre la eficiencia del metabolismo. De hecho se ha corroborado, que los hijos de personas obesas poseen una alta propensión a la obesidad.
Vale destacar, que la presencia de estados mentales que involucran la depresión, ira, desesperación y aburrimiento, contribuyen a comer excesivamente. De hecho, cualquier otro sentimiento que altere el estado de ánimo puede contribuir al padecimiento de obesidad.
Estatus socioeconómico y obesidad
Según los expertos, a pesar de que la obesidad se ha incrementado en todos los grupos socioeconómicos, algunos se han visto más afectados que otros.
Un ejemplo comprobado acerca de este factor son los desiertos alimentarios, donde sus habitantes poseen poca o ninguna disponibilidad de alimentos saludables como verduras o frutas frescas. Ello se debe, a la ausencia de tiendas que vendan este tipo de alimentos a una distancia conveniente.
Esta información fue generada por el Servicio de Investigaciones Económicas del USDA. Y en la misma se afirma, que unos 2,3 millones de personas viven a más de una milla de los supermercados más cercanos y además no poseen automóvil. Incluso, el transporte público en las zonas rurales es muy limitado o simplemente no cubre estos lugares.
Un interesante estudio publicado en Social Science and Medicine, empleó los datos de 67 países. En el se profundizó acerca de la relación entre obesidad, desarrollo económico y estatus socioeconómico (SES).
Los investigadores detectaron, que la obesidad se incrementaba con el desarrollo económico de una nación. Sin embargo, descubrieron además que la obesidad variaba en función del SES. Así, en países con ingresos más bajos, las personas con mayor SES tenían más probabilidades de ser obesas.
A su vez, una situación contraria se observó en los países de ingresos altos. En estos, las personas con mayor SES mostraron menos probabilidades de ser obesas. De acuerdo a un estudio publicado en Sociology of Health and Illness, se determinó la relación entre el peso y estilo de vida empleando datos de 17 países.
Según el mismo, actividades como asistencia al cine y eventos culturales, más la lectura, se relacionaban al igual que el ejercicio con un índice de masa corporal más bajo. Lo contrario ocurría en quienes veían más televisión y asistían a eventos deportivos.
Sexo y obesidad
Una revisión del Annual Review of Nutrition el 2017, logró profundizar como el sexo afecta la obesidad y sus comorbilidades. Es decir, la presencia de ciertas patologías como dislipidemia, hígado graso y resistencia a la insulina.
Tradicionalmente las investigaciones han establecido, que las diferencias entre los aspectos metabólicos y las patologías asociadas se deben a diferencias entre las secreciones producidas por las gónadas masculinas y femeninas. Desde hace décadas, se reconocen los efectos de las diferencias de sexo en la obesidad y enfermedades cardiovasculares.
No obstante, pocas veces se han llevado a cabo investigaciones que contemplen la regulación, interacción y los efectos de las diferencias de sexo en los mecanismos celulares y fisiológicos.
De forma general, las diferencias genéticas fundamentales entre mujeres y hombres se determinan en última instancia por la presencia de los complementos cromosómicos sexuales XX o XY. Sin embargo, han sido menos apreciadas como un factor que logra influenciar sobre las diferencias sexuales.
Ciertas investigaciones han empezado a desvelar, que el complemento cromosómico sexual, posee efectos determinantes sobre las diferencias de sexo en la salud y la enfermedad. De hecho, las hormonas secretadas por las gónadas (glándulas genitales masculinas y femeninas) y el complemento del cromosoma sexual no se excluyen mutuamente ni actúan de forma independiente.
Efectivamente, la impronta metabólica (salud y estado nutricional materno durante la gestación y lactancia), inactivación del cromosoma X, microbiota intestinal y ciertos estímulos ambientales poseen efectos a largo plazo. Ello puede ocasionar diversos cambios sobre la expresión génica y las vías metabólicas.
Por ello, no cabe duda de la existencia de una compleja red en la que participan diversos componentes de las diferencias de sexo y el metabolismo. Se cree, que esto podrá ser un área de investigación apasionante a futuro.
Obesidad y programación metabólica
Cada vez se recaban más pruebas de que la programación metabólica temprana incide sobre la obesidad en niños y adultos. La impronta metabólica ha sido asociada con diversas respuestas metabólicas, que se producen durante la adultez. Diversos estudios epidemiológicos y con animales experimentales, así lo demuestran.
La ciencia está dilucidando los mecanismos por los cuales la impronta metabólica condiciona la obesidad y las enfermedades metabólicas. Hasta ahora se ha detectado, que existen diversos compuestos implicados, tales como la insulina, leptina, glucosa, ácidos grasos libres y triglicéridos, además de citocinas inflamatorias.
De acuerdo a los estudios, la glucosa materna puede atravesar la placenta y llega hasta el feto (bebé en formación). Pero esto no sucede con la insulina, la cual no puede cruzar por la placenta. Según los especialistas, la sobrenutrición y diabetes en la madre, causan hiperglicemia materna, estimulando la secreción fetal de insulina.
Así, ciertas teorías asocian la hiperinsulinemia fetal de forma directa con la programación de la diabetes y obesidad. Esto fue corroborado en estudios con mamíferos de laboratorio. Así, al administrar insulina en estos animales durante el último trimestre de embarazo, se producía descendencia obesa.
Se sabe, que la insulina es un factor de crecimiento neuronal, por ello la hiperinsulinemia fetal acarrea perturbaciones en el desarrollo del balance energético.
Cabe destacar que la leptina, se encuentra también asociada a la programación de la obesidad. De acuerdo a estudios con mamíferos experimentales, se ha logrado comprobar el papel que la leptina postnatal posee sobre el desarrollo de ciertas conexiones neuronales.
Este efecto, produce el incremento de la susceptibilidad a padecer obesidad y ciertas enfermedades metabólicas a largo plazo.
La obesidad debe ser vista en toda su dimensión
De acuerdo a ciertos investigadores de dilatada trayectoria, como el Dr. Christopher N. Ochner, la obesidad debe ser vista como una enfermedad crónica.
Según este experto, entre el 80% y el 95% de las personas obesas que pierden peso vuelven a recuperarlo. Ello se debe a la activación de diversos sistemas biológicos, que inducen a comer mayor cantidad de alimentos con elevados niveles calóricos, ganando peso nuevamente.
De acuerdo al Dr. Ochner, en personas con obesidad sostenida el peso corporal parece quedar biológicamente establecido. De hecho se menciona, que ciertas adaptaciones biológicas producidas a lo largo del desarrollo de la obesidad poseen la capacidad de anular los esfuerzos sobre la pérdida de peso.
Por ello, estas personas vuelven a ganar nuevamente el peso perdido y nunca se recuperan totalmente .
Varios sistemas biológicos se activan cuando se reduce la ingesta de calorías, lo que lleva a las personas a comer más alimentos ricos en calorías, y a su vez a ganar o recuperar peso. De hecho, según los investigadores realizar cambios en el estilo de vida como alimentación adecuada y ejercicio no es suficiente para lograr perder peso.
Posiblemente esto puede funcionar en personas que en un momento experimentan sobrepeso, pero no en quienes poseen obesidad sostenida. De hecho, estas personas poseen una condición biológica distinta muy diferente a otros individuos que pudieran tener la misma edad, sexo y peso pero que nunca presentaron obesidad sostenida.
De allí, la sugerencia de abordar factores biológicos para ayudar a mantener la pérdida de peso a largo plazo. Entre ellos cirugía bariátrica, bloqueo del nervio vagal y ciertos fármacos aprobados por la FDA. Esto supone una reducción de peso de entre el 4 y 10%. Es importante evaluar adecuadamente riesgos y beneficios y personalizar los tratamientos.
Concluyendo
Podríamos decir que, aproximadamente durante un siglo las investigaciones acerca de la obesidad se sustentaron en la creencia de que su causa es un desequilibrio meramente energético. Siempre se pensó, que la gente engorda por el simple hecho de ingerir mayor cantidad de calorías que las gastadas. Sin embargo, esto no es una verdad tajante.
Para muchos investigadores y expertos en obesidad, es importante que la misma sea reconocida como una enfermedad crónica. Esto requiere, que la mayoría de los médicos eliminen el paradigma del equilibrio energético.
Porque si la obesidad es vista como una simple ecuación, ella pasaría de ser un trastorno fisiológico (acumulación de exceso de lípidos) a un trastorno del comportamiento (defecto del carácter). Y de esta forma la obesidad sería considerada un simple desajuste conductual de quienes “comen en exceso”.
Por supuesto, pasará un tiempo antes de que el paradigma predominante comience a ver la obesidad en su justa dimensión. Como se pudo ver, la obesidad posee muchas causales y deben ser consideradas por quienes prestan el servicio de salud. Entre ellas destacan la impronta metabólica, estatus socioeconómico y sexo.
A Patricia la información que le envié, la cual comparto en el post, le pareció un planteamiento muy integral. Ella realmente se admiró de visualizar algunos aspectos de la obesidad, que realmente desconocía. Hubo uno que le llamó la atención, vinculado con la gestación y crianza del recién nacido.
Para ella esta información fue impactante, pues conoce muchas personas que durante el embarazo no se midieron en la ingesta de alimentos, causando daños potencialmente irreversibles a sus hijos.
Patricia también se alegró mucho, pues su esposo afortunadamente nunca experimentó obesidad sostenida. Por tanto ella está segura, según los planteamientos de los expertos, que su esposo recobrará su figura y podrá mantenerla.
“Los médicos, deberían hacer algo más que exhortar a los pacientes a comer menos y moverse más e intervenir más rápidamente para fomentar la pérdida de peso en los pacientes con sobrepeso antes de que se vuelvan obesos. Y además incluir en su plan de tratamiento, el mantenimiento de la pérdida de peso (un aspecto del tratamiento de la obesidad que generalmente se descuida)”
Dr. Christopher N. Ochner
Hospital Mount Sinaí
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3255478/
https://www.annualreviews.org/doi/10.1146/annurev-nutr-071816-064827?url_
https://www.prb.org/resources/how-obesity-relates-to-socioeconomic-status/