Estos 5 Malos Hábitos Pueden Dañar La Dentadura


De acuerdo a los expertos una adecuada higiene, así como la visita anual al odontólogo, constituyen medidas necesarias para alcanzar una adecuada salud bucodental. No obstante, existen ciertos hábitos perniciosos que comienzan a arraigarse desde muy temprano, ocasionando el deterioro de las piezas dentales.

De este tema, que afecta a muchas personas, voy a hablar a solicitud de Collen, una seguidora de Florida. Ella es una mujer de mediana edad, que cada día lucha por dar a su hijo una crianza adecuada.

Collen tiene un hijo adolescente, que ingresó recientemente a la universidad. Ella se siente muy contenta, porque él le ha demostrado que puede enfrentar responsablemente esta nueva vida.

No obstante, ella se siente preocupada porque desde que su hijo inició los estudios universitarios, tomó la costumbre de ingerir una mayor cantidad de bebidas carbonatadas. La preocupación de Collen no es exagerada, porque de hecho su hijo comenzó a presentar caries dental.

Ella me comenta, que su hijo fue muy bien educado por ella y su esposo. Y desde niño aprendió a respetar y cumplir las normas de higiene personal, incluyendo el cuidado de su dentadura. Sin embargo, desde que acude a la universidad ha dejado de lado algunis hábitos.

Collen decidió comunicarse conmigo, a fin de que le proveyera información sobre algunas actitudes negativas que dañan la dentadura. Ella quería contar con elementos más precisos, que le permitieran afrontar la situación con su hijo de una forma asertiva.

Por ello preparé para ella un dossier, donde le hablé acerca de la importancia de las piezas dentales. Además, le detallé acerca de algunas costumbres erróneas que tienden a estropear la dentadura.

La prevalencia de los daños dentales por el empleo de malos hábitos es un mal generalizado. Por ello, consideré importante compartir este artículo en mi página.

Una mirada acerca de la dentadura

Los dientes o piezas dentales son los huesos más duros que posee el cuerpo humano.  Ellos cumplen diversas funciones, y algunas de ellas están muy vinculadas a ciertos rasgos que definen a las personas como la sonrisa. Además de ello, son muy importantes para pronunciar adecuadamente variedad de palabras.

De hecho, la manera en la que se pone la boca y se expulsa el aire, incide sobre una correcta dicción. A manera de ejemplo se puede mencionar, cuando los niños mudan los dientes incisivos de leche. Si lo han notado, esto impide que los niños puedan pronunciar adecuadamente algunas palabras.

De allí la importancia de los dientes para una adecuada fonación. De hecho, si la pérdida de dientes ocurre en niños pequeños de forma traumática o por enfermedad periodontal, podrían generarse serios problemas en el aprendizaje del habla.

Para los expertos, los dientes desempeñan un rol fundamental para muchos aspectos de la vida. Así, aparte de su rol en la masticación y habla, poseen una función estética. La pérdida de los mismos puede generar diversas consecuencias negativas.

Algunas personas no le dan la importancia que merece a la pérdida de un diente. Sin embargo, la carencia de esta pieza dental, podría ocasionar el debilitamiento del resto de la dentadura, favoreciendo su deterioro.

De hecho, podría ocasionar problemas de autoestima y seguridad, e incidir en el deterioro de las relaciones interpersonales. Incluso, perder los incisivos ocasiona que además del hueso, también se retraigan los labios.

Generalidades acerca de los tipos de dientes y sus funciones

En la boca de las personas adultas existen 28 dientes permanentes, o 32 si posee las denominadas muelas del juicio. Dichos dientes se subdividen en cuatro categorías. A saber:

Incisivos

En la parte delantera de la boca están ocho incisivos, estos dientes suelen tener una sola raíz. De acuerdo a los especialistas existen dos tipos de incisivos, los centrales y laterales.

Los incisivos centrales se ubican en la parte frontal y central de la mandíbula. De hecho, ellos son los dientes más prominentes y visibles al sonreír. Los incisivos laterales se ubican a derecha e izquierda de los incisivos centrales.

Según los expertos, los incisivos se encargan principalmente de desgarrar y cortar los alimentos. De hecho, el nombre de estos dientes proviene de la palabra de origen latino incidere, que significa cortar. Sin embargo, su aspecto es muy apreciado dado que llaman la atención al hablar, sonreír o comer.

Normalmente cuando se muerde o existe una oclusión normal (superficies dentales que están en contacto), cada incisivo maxilar se solapa levemente con el correspondiente incisivo mandibular. No obstante, cuando se tienen dientes torcidos o se presenta una desalineación mandibular, se afecta la mordida.

Esta afección es denominada maloclusión y puede ocasionar diversos problemas. Dentro de los más frecuentes destacan mordida cruzada, mordida abierta y sobremordida.

En la mordida cruzada, los dientes inferiores se superponen sobre los dientes superiores. A su vez, en la mordida abierta, los dientes superiores e inferiores están impedidos de unirse, debido al contacto entre los dientes posteriores.

Y en la sobremordida, los dientes anteriores de la mandíbula, sobrepasan en la mordida más de un 50% en altura de los dientes inferiores.

Caninos

Los humanos poseen cuatro dientes caninos. Dos de ellos se encuentran ubicadas en la parte superior y dos en la parte inferior. Ellos presentan una superficie de mordida afilada y puntiaguda y se ubican entre los incisivos y los premolares. Específicamente, ellos se encuentran justamente fuera de la línea de los cuatro incisivos, tanto arriba, como abajo.

Estos dientes, poseen bordes afilados y son denominadas técnicamente “cúspides”. Ellos permiten agarrar y desgarrar los alimentos, y junto a los incisivos cumplen una importante labor en la adecuada fonación. Por ejemplo, los caninos permiten que presionemos la lengua contra ellos, para pronunciar el sonido “th”.

Los caninos son considerados los dientes más fuertes que poseemos, de hecho, resisten las elevadas presiones ocasionadas por la masticación. Incluso se considera, que son muy importantes para el funcionamiento del resto de los dientes.

Según los especialistas, estos dientes favorecen el cizallamiento de los alimentos. Además, ayudan en la sujeción de los labios y complementan la masticación de los alimentos realizada por incisivos y premolares.

Incluso, estos dientes guían a los demás a su lugar correcto, cuando la mandíbula superior e inferior entran en contacto.

Premolares

Conocidos también como bicúspides, estos dientes tal como lo indica su nombre se ubican precisamente antes de los molares. Muchos expertos los consideran dientes de transición, porque pueden guiar los alimentos desde los caninos hacia los molares. Este efecto puede favorecer la masticación.

Estos ocho dientes se ubican en grupos de a dos en cada cuadrante de la boca. Es decir, cuatro en el maxilar superior y cuatro en la mandíbula.

Molares

Estos dientes incluyen las denominadas muelas del juicio. Ellos poseen forma redondeada, presentando varias cúspides en la zona de masticación, siendo considerados los más grandes de la boca. Su función principal, es la de triturar los alimentos en trozos más pequeños y fáciles de deglutir.

De acuerdo a los especialistas, los molares pueden soportar grandes cantidades de fuerza. Ello incluye, algunos procesos como masticar, rechinar y apretar los dientes. Esta fuerza se atribuye a la gran superficie que poseen. Así como a la presencia de dos o cuatro raíces firmemente implantadas en el maxilar superior y mandíbula.

Los adultos poseen doce molares, ellos se ubican en grupos de tres, a cada lado del maxilar superior y mandíbula.

Daños que ciertos malos hábitos ocasionan en la dentadura

Los dientes presentan dos porciones principales. Una parte denominada corona, que sobresale por encima de la encía, y otra denominada raíz, se encuentra debajo de ella.

La corona está protegida por una sustancia denominada esmalte. Esta fina cubierta exterior es considerada el tejido más duro de nuestro organismo. Dado que, el esmalte es translúcido, la luz puede verse a través de él.

Inmediatamente debajo del esmalte se encuentra la dentina, este tejido es similar al hueso, pero es más duro. Incluso se ha establecido, que es la responsable de la coloración dental.

Cabe destacar, que la dentina se encuentra rodeando la cámara pulpar. Esta es la porción de la cavidad pulpar, que se encuentra dentro de la corona. A su vez, la parte que ocupa la raíz se llama conducto radicular. La cavidad pulpar contiene la pulpa dentaria, un paquete de tejido conjuntivo, nervios y vasos sanguíneos.

El esmalte protege los dientes de ciertos efectos físicos cotidianos, como masticar o morder. Pero también logra aislarlos del efecto de temperaturas extremas o sustancias químicas, que puedan ocasionar molestias. De hecho, cuando sufre deterioro se siente con mucha intensidad el frío o calor de ciertos alimentos y bebidas.

Ello se debe, al contacto de los alimentos con el nervio cuando atraviesan las porciones dañadas del esmalte.

Los investigadores comparan el esmalte con las fibras de lana hiladas y luego tejidas en un jersey. El mismo está conformado por átomos de fósforo, calcio y oxígeno unidos en un patrón complejo y repetitivo, formando filamentos cristalinos.

Alrededor de estos filamentos, las células productoras de esmalte agregan una capa con alto contenido de magnesio.

Daños que ciertas costumbres negativas ocasionan en nuestra dentadura

1. Consumir cantidades excesivas de bebidas dulces y carbonatadas

Se ha determinado que la ingesta elevada de refrescos, tales como las gaseosas con elevado contenido de ácido fosfórico y ácido cítrico, como ciertos jugos, corroen el esmalte. Además, sus azúcares ocasionan que las bacterias que se alimentan de ellos produzcan ácidos que deterioran el esmalte.

Incluso si no se realiza un cepillado regular, se puede agravar el efecto negativo de estas bebidas. Vale destacar, que algunos ácidos de las bebidas de fruta poseen mayor poder erosivo que el ácido de la batería. De hecho, ciertos caramelos también contienen mucho ácido. Este efecto además, propicia la presencia de caries.

2. Emplear los dientes como herramientas

Muchas personas tienen la idea de que los dientes son herramientas. Por ello, a menudo tienden a utilizar los dientes como si fueran utensilios. Entre estos empleos erróneos destacan abrir botellas y bolsas, masticar hielo, además de cortar o resquebrajar objetos.

De hecho, algunas personas acostumbran a morderse las uñas y masticar objetos de uso cotidiano (bolígrafos y patas de anteojos). Esto está totalmente desaconsejado por los dentistas, en especial en quienes poseen empastes y coronas.

Incluso se podrían producir fracturas y fisuras, así como de procesos de desgaste que conllevan a serios daños estéticos. Vale destacar, que parte del riesgo de deterioro de alguna pieza dental, también pueden producirse daños en las encías.

Es importante caer en cuenta, que aunque los dientes posean mucha resistencia, ellos no están diseñados para morderlo todo. Se ha establecido, que en la medida en que los objetos sean más duros y se ejerza mayor presión sobre ellos, se producirán consecuencias más graves.

3. Incurrir en errores al momento de cepillarse

Según los estudios, la acidez reblandece el esmalte dental. A su vez, la saliva puede neutralizar este efecto. Sin embargo, para que ocurra este proceso se requieren como mínimo unos veinte minutos.

Por esta razón, si nos cepillamos inmediatamente después de comer, estaríamos repartiendo el ácido por toda la boca y esta acidez puede reblandecer el esmalte.

Algunos especialistas sugieren enjuagarse la boca con agua después de comer para favorecer la estabilización del pH. De esta forma, cepillándonos de forma correcta (de forma vertical), se evitarían daños al esmalte dental.

Vale destacar, que cada ocho horas hace su aparición la placa dental. Estas bacterias, producen además de caries, diversas patologías. Por ello, independientemente de la ingesta de alimentos, es recomendable cepillar los dientes cada ocho horas.

Incluso, es muy importante limpiar adecuadamente los espacios interdentales. En dichos lugares el cepillo no alcanza, de allí la importancia de emplear la seda dental o cepillo interproximal.

4. Emplear palillos de dientes

Una gran cantidad de personas se han habituado al empleo del palillo de dientes. Ello se debe al empleo de este utensilio para retirar restos de comida atascados entre los dientes. Sin embargo, a pesar de que permite lograr este objetivo, su empleo puede ocasionar daños muy serios en nuestros dientes.

El palillo puede dañar el esmalte, y el deterioro de esta capa de protección produce mucha sensibilidad en la dentina. Ello se traduce en dolor frente a los alimentos fríos, calientes, dulces y ácidos. Además, otros estímulos también pueden provocar dolor fácilmente.

Cabe destacar, que el palillo cuando no se emplea adecuadamente puede llegar a producir daños a nivel de las encías. En muchas ocasiones esto puede ocasionar procesos hemorrágicos, que a la larga provocan que la encía se retraiga. Esto provoca, que las raíces de los dientes queden al descubierto y los espacios entre ellas se incrementen.

Ello hace, que se incremente la susceptibilidad al taponamiento de esos espacios con comida. Cuando este efecto se agrava, los dientes tienden a aflojarse y caerse.

En ocasiones, algunos palillos comercializados con la frase “desinfectados a alta temperatura” muy comúnmente siguen expuestos a condiciones, que propician la presencia de bacterias. Esto en muchas ocasiones podría generar una infección bucal.

Cabe destacar, que esta situación se podría agravar cuando las personas clavan el palillo para hacer más fuerza. Esto podría provocar, que se agranden los espacios entre los dientes, ocasionando que los dientes se muevan o aflojen.

5. No acudir regularmente al dentista

Existen una serie de complicaciones, que se presentan a causa de evitar las visitas al odontólogo. Por ello, aplazar estas visitas puede ocasionar más perjuicios que beneficios.

Dentro de esos problemas, destacan un mayor riesgo de enfermedades a nivel de las encías. Por lo general, ello se debe a la acumulación de placa, favorecido por una higiene dental inadecuada. Este efecto ocasiona la presencia de sarro, además del incremento de bacterias que inciden en la inflamación de las encías.

En muchas ocasiones las personas no logran detectar este proceso a tiempo, y se desencadena una enfermedad periodontal. Esto puede prevenirse si acudimos al dentista unas dos veces al año.

Otro efecto negativo de no acudir regularmente al dentista, es el incremento de la de la acumulación de placa y formación de caries. Incluso pueden llegar a producirse ciertos efectos que deterioran la dentadura. Entre ellos, la decoloración y ciertos problemas bucales ocultos que pueden acarrear a la larga, diversas complicaciones e intervenciones costosas.

Concluyendo

Según lo mostrado, el impacto ocasionado por la pérdida de piezas dentales puede ser importante. Incluso, si esto ocurre en niños pequeños por enfermedades o procesos traumáticos, podrían incorporarse algunos vicios difíciles de corregir.

Sobre todo, porque a esa edad aún no se tiene asentado el lenguaje. Por ello, mantener una dentadura saludable, además de ser estéticamente relevante, también favorece una adecuada comunicación oral.

Muchas personas, lamentablemente incurren en una serie de errores que atentan contra la integridad de la dentadura. Esto ocurre por ciertas costumbres adquiridas generalmente desde el seno familiar o el entorno relacional.

Dentro de ellas destacan: consumo excesivo de bebidas dulces y carbonatadas, emplear los dientes como herramienta y errores al cepillarse. Asimismo, existen dos costumbres muy peligrosas, como son el empleo de mondadientes y no acudir regularmente al dentista.

Para Collen la información recibida, la cual comparto en el post, fue de mucha utilidad. Ella me comentó hace poco, que la compartió con su esposo y la novia de su hijo.

Ella se alegró muchísimo porque entre todos lograron mostrarle la importancia de cuidar la dentadura. Su hijo accedió a dejar algunas costumbres erróneas, principalmente de cara a su futura vida profesional.

“La falta de ciertos nutrientes afecta a casi todas las estructuras de la cavidad oral, causando o contribuyendo al escorbuto, el paladar hendido, la hipoplasia del esmalte, la mineralización deficiente, la caries y otras patologías. También pueden observarse daños en la dentición en individuos con hábitos poco saludables; por ejemplo, una dieta rica en azúcares favorecerá procesos como la desmineralización y la caries”

Dr. Matthew Pflipsen, MD

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