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A partir del año 2000 comenzó a emplearse el término inflammaging o inflamación crónica de bajo grado. Mediante este término se engloban dos procesos peligrosos que se relacionan entre sí, como lo son la inflamación y envejecimiento prematuro del sistema inmunológico.
Muchas personas actualmente padecen esta condición nociva, de allí la importancia de conocer como EL cuerpo la desarrolla.
De este tema tan determinante, hablaré a solicitud de Marilyn, una seguidora de Carolina del Sur. Ella es una mujer de mediana edad, madre de familia a tiempo completo y esposa abnegada.
Marilyn decidió comunicarse conmigo debido a una situación, que le ha ocasionado mucha incertidumbre. Ella me comentó, que a pesar de todos los cuidados para mantener una alimentación saludable en su familia, su esposo tiende a consumir ciertas comidas no elaboradas en casa.
Generalmente, él lo hace cuando las ocupaciones fuera de casa hacen que ella no pueda estar presente en ciertos momentos.
Marilyn me dijo, que las comidas más comunes que siempre ordenaba, eran nutricionalmente consideradas por ella comida chatarra. Este punto de vista, no era compartido por su esposo y eso ocasionaba ciertas fricciones.
Por esta razón, ella me solicitó información que le permitiera convencer a su esposo de alejarse de las comidas nocivas. De acuerdo a mi experiencia le mencioné, que una inadecuada alimentación podría ocasionar inflamación crónica de bajo grado.
Este efecto produce además, el envejecimiento del sistema inmunológico. A fin de profundizar sobre esta información, preparé para ella un dossier relacionado con este proceso negativo. En él le incluí los factores desencadenantes, sus consecuencias y algunas estrategias para retardar la aparición de este peligroso tipo de inflamación.
Dada la elevada prevalencia de esta disfunción orgánica, consideré importante compartir esta información en mi página.
El cuerpo humano es un todo, está compuesto de una forma integral, donde hay una estrecha relación entre las áreas física, mental y emocional. Por esa razón, es necesario tener un estilo de vida saludable desde temprana edad. Esto tiene un alto impacto ya que evitan problemas que impactan al organismo y ocasionan enfermedades a mediano plazo.
Tanto la enfermedad como la salud tienen su inicio desde el momento en que se lleva la comida a la boca y se desarrolla en los intestinos. El cuerpo humano tiene un ecosistema intestinal, compuesto de bacterias, hongo, parásitos, virus y microorganismos que apoyan la salud.
Al haber exposiciones ambientales, de alimentación que están llenas de toxinas, lesionan al cuerpo humano y le impide funcionar adecuadamente.
“Somos lo que comemos”, la forma como crece y se desarrolla el cuerpo humano depende de como se alimente. Son las proteinas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales (macro y micronutrientes) los que hacen el aporte para que el organismo funcione adecuadamente.
El Dr Alejandro Junger, especialista asevera que Los procesos inflamatorios son mecanismos de supervivencia y adaptación del organismo. Crean las condiciones necesarias para la inmunidad y la reparación. Estos procesos deben ser temporales, ya que la inflamación que dura mucho tiempo se transforma en corrosiva
Para sanar el organismo de una condición crónica, se requiere:
Por eso “No hay condición sin inflamación”.
De acuerdo a los especialistas, la inflamación es un término médico antiguo que presenta una gran amplitud. En sus inicios, este proceso se refería a un grupo de síntomas y signos clásicos. A saber, eritema (enrojecimiento), dolor, calor, edema e impotencia funcional o pérdida de funciones (inmovilidad y rigidez).
Los mismos son ocasionados por la acumulación de leucocitos, proteínas plasmáticas y derivados de la sangre hacia lugares de los tejidos extravasculares. En la actualidad, la inflamación es reconocida como un conjunto de respuestas cambiantes complejas de las lesiones en los tejidos.
Dichas respuestas, pueden ser ocasionadas por compuestos tóxicos, ciertos agentes del ambiente, traumatismos e infecciones. Muchos expertos reconocen, que algunas de estas respuestas podrían beneficiar la cicatrización de heridas, controlar las infecciones o diversos procesos patológicos, como la mayoría de las enfermedades crónicas.
Cabe destacar, que la inflamación podría considerarse como una defensa de “segunda línea” contra los agentes patogénicos. De hecho se podría decir, que las respuestas ocasionadas por la inflamación se consideran una piedra angular de la patología.
Los especialistas emplean para las enfermedades en la que la inflamación juega un rol dominante, el sufijo “itis”. Según los expertos, la inflamación constituye una respuesta del organismo a diferentes agresiones endógenas o exógenas. Es de destacar, que este proceso incluye las respuestas del sistema inmunológico innato y las del sistema inmunológico adquirido.
Ello indica, que la inflamación constituye una parte de la respuesta inmunitaria de nuestro cuerpo ante las sustancias nocivas. En otras palabras, las infecciones, las heridas y los daños en cualquier tejido no podrían curarse sin una respuesta inflamatoria.
De acuerdo al tiempo de evolución, la inflamación puede manifestarse como aguda o como crónica. Sin embargo, en ocasiones no puede ser detectada por métodos convencionales.
La inflamación aguda se presenta de forma muy rápida, y en promedio tiende a solucionarse en menos de dos semanas. Durante este tiempo el organismo repara los daños a nivel celular, elimina las sustancias nocivas y excluye las células muertas.
Dentro de los síntomas más frecuentes que se presentan en la inflamación aguda destacan: dolor, calor, enrojecimiento e hinchazón(edema). Dentro de las afecciones que implican una inflamación aguda, destacan el dolor de garganta asociado a un resfriado, infecciones en uñas encarnadas y la bronquitis aguda.
A su vez, la inflamación crónica se caracteriza por ser un proceso más lento y muchas veces menos grave. Este proceso se produce cuando el cuerpo es incapaz de eliminar el compuesto nocivo o sanar una lesión. Ello implica, que el organismo se mantiene inflamado a lo largo de varios meses, pudiendo incluso prolongarse durante años.
A veces la sustancia nociva desaparece, sin embargo, el cuerpo se mantiene en estado inflamatorio. Se sabe además, que existe una participación de los mecanismos de respuesta vinculados al sistema inmunológico innato. Sin embargo, los procesos asociados al sistema inmunológico adquirido son los responsables de mantener el proceso inflamatorio en el tiempo.
Se ha logrado determinar, que los síntomas de la inflamación crónica de bajo grado, pueden pasar desapercibidos al principio. Dentro de sus signos más comunes destacan:
Actualmente se sabe, que la activación permanente o repetitiva del sistema inmunológico, conduce a una exposición a largo plazo. Ello genera una inflamación de bajo grado, que es ocasionada por la presencia continua del desencadenante inicial.
Ello también puede incluir la disfunción de las vías de señalización y/o efectoras, siendo perjudicial para la salud. Según los expertos, una vía de señalización intracelular está conformada por un grupo de enzimas que se envían señales. Esto permite, que ocurra una activación o desactivación de unas con otras, con el objetivo de alcanzar una actividad final.
Cabe destacar, que el envejecimiento satisfactorio en adultos mayores (incluyendo los adultos centenarios), está vinculado a bajos niveles de inflamación. Por el contrario, niveles elevados de inflamación ocasionan el incremento del riesgo de padecer una mala salud y de fallecer.
Por esta razón, la inflamación ha sido descrita como uno de los siete pilares del envejecimiento. De hecho, una inflamación estéril, crónica y de bajo grado vinculada con la edad, es denominada de forma general “inflamaging”.
Este efecto nocivo no se relaciona únicamente a consecuencia del incremento de la edad cronológica. Es decir, puede ser considerado un marcador del envejecimiento biológico, multimorbilidad y riesgo de mortalidad.
Inicialmente se creía, que el inflamaging era ocasionado por efectos de “carga antigénica y un estrés continuo”. Sin embargo, muchas investigaciones realizadas durante las dos últimas décadas han determinado la existencia de un fenómeno mucho más complejo.
En dicho proceso participan además, el envejecimiento del sistema inmunológico y senescencia celular. Esta inflamación crónica de bajo grado ocasiona alteraciones en diversos sistemas, provocados por sus efectos sobre el sistema nervioso.
Se sabe que, el organismo como sistema integrado requiere un mecanismo general de comunicación entre sus diferentes porciones anatómicas. Ello implica la presencia de un mecanismo fisiológico común.
Para la ciencia el proceso inflamatorio, controlado por la producción de citocinas pro y antiinflamatorias, podría representar la pieza faltante para comprender el desarrollo de las enfermedades en el organismo.
Por ello, la opinión generalizada de que las patologías son independientes entre sí y por lo tanto se deben tratar mediante intervenciones específicas discretas, es inviable. De hecho según la experiencia, su éxito ha sido muy limitado.
Esto indica, que la expresión visible de una enfermedad representa las perturbaciones que afectan a todo el sistema. Según los expertos, en los sistemas integrados al desequilibrarse una variable, se producen ciertos efectos. Los mismos, ocurren generalmente en cascada mediante múltiples vías, incidiendo sobre otros factores clave.
Incluso, ello va asociado invariablemente a procesos de retroalimentación que permiten equilibrar el comportamiento de la “variable causante”.
A manera de ejemplo, se puede mencionar que los factores externos e internos pueden ocasionar un mismo resultado fenotípico. Así podríamos destacar, que un bajo nivel socioeconómico así como niveles elevados de tejido adiposo, se relacionan con la inflamación crónica.
Actualmente se sabe, que dicha inflamación ocasiona el incremento de la señalización de las citoquinas cerebrales. Este efecto ocasiona el deterioro del aprendizaje y memoria, además de estimular la presencia de los síntomas depresivos o comportamientos enfermizos.
Se ha establecido además, que dicha retroalimentación ocasiona una mayor propagación del ciclo sistémico negativo o insano.
Por ello se podría destacar, que la inflamación incontrolada o desregulada vincula la presencia de enfermedades físicas y mentales crónicas con poblaciones vulnerables y sometidas a mucho estrés (minorías étnicas y familias de bajo nivel socioeconómico, entre otros).
Según los especialistas, la inflamación crónica de bajo grado, además de favorecer el desarrollo de enfermedades, también puede ser considerada como un síntoma. Se puede mencionar el desarrollo de ciertas enfermedades autoinmunes, tales como la artritis reumatoide, lupus y esclerosis múltiple.
Cabe destacar, que la inflamación también puede ser ocasionada por lesiones o enfermedades no tratadas. Incluso, puede desencadenarse por efecto de la exposición a productos químicos industriales, contaminantes y otras toxinas ambientales.
De hecho, ciertos factores asociados al estilo de vida inadecuado, pueden incrementar la propensión al desarrollo de una inflamación crónica de bajo grado. Dentro de ellos destacan:
De acuerdo a las investigaciones, con el paso del tiempo la inflamación crónica podría ocasionar daños a nivel de las células, órganos y tejidos sanos. Esto a la larga ocasiona la desnaturalización del ADN, cicatrices internas y finalmente la muerte del tejido. Todo ello induce la presencia de diversas enfermedades.
Cómo minimizar el efecto de la inflamación crónica de bajo grado
Para disminuir la inflamación crónica de bajo grado es necesario tener un estilo de vida saludable, para evitar problemas en el sistema inmunológico, microbiota intestinal e intestino permeable. Un desequilibrio en estos sistemas conduce a la inflamación de bajo grado..
Se sabe, que las verduras contienen una gran diversidad de nutrientes. Entre ellos destacan ciertos compuestos con efecto antiinflamatorio. A saber, el magnesio, carotenoides y licopeno.
Se recomienda incorporar en la alimentación mayores cantidades de frutas, verduras, aceites y pescados saludables con efectos antiinflamatorios. Entre ellas destacan:
Practicar ejercicio de manera regular
Más allá del peso, el ejercicio regular coadyuva en la prevención de la inflamación crónica. Además de ello, reduce los riesgos de padecer enfermedades crónicas.
Procurar descansar adecuadamente y dormir lo suficiente. Por ello se ha establecido, que no dormir lo necesario conlleva un mayor riesgo de inflamación. Durante el descanso nocturno, los órganos principales cumplen una función reparadora del organismo.
Muchas hormonas secretadas por el organismo, producen una serie de desequilibrios que conllevan a la inflamación crónica. En el caso del cortisol, ésta es una hormona llamada del estrés, cuyos niveles al elevarse producen más estrés e inflamación crónica de bajo grado.
Según las investigaciones, se ha logrado establecer una relación entre la inflamación crónica, y algunas enfermedades crónicas. Dichas enfermedades incluyen patologías de enfermedad renal crónica, cardiovasculares y diabetes de tipo 2.
De acuerdo a los expertos, la sintomatología de la inflamación crónica incluye insomnio, dolor corporal, fatiga permanente, e infecciones.
De acuerdo a estudios recientes, la inflamación crónica de bajo grado es ocasionada por la exposición frecuente a dosis bajas de un irritante particular o material extraño. El mismo no puede eliminarse por descomposición enzimática. Diversos estudios han logrado demostrar, que la inflamación crónica de bajo grado, está influenciada por la obesidad.
De hecho, la inflamación estéril crónica y de bajo grado asociada a la edad es denominada generalmente como “inflamaging”.
Ello indica, que no solo constituye una consecuencia del incremento de la edad sino además un marcador del envejecimiento biológico. Ello lamentablemente incrementa la presencia de diversas patologías, y el subsecuente incremento del riesgo de mortalidad.
De hecho cuando una persona presenta obesidad, muy probablemente induzca un estado de inflamación en su organismo. Por ello es muy importante incorporar diversas estrategias, entre ellas destacan evitar el consumo de grasas trans, saturadas y azúcar refinado.
De hecho, sería importante incluir en la dieta muchos de los alimentos presentes en la dieta mediterránea tradicional. Cabe destacar, que la presencia de estrés físico o emocional acarrea la presencia de inflamación crónica en nuestro organismo.
Para Marilyn la información recibida, la cual comparto en el post, fue de mucha ayuda. Ella me comentó, que logró afrontar de forma positiva los desencuentros con su esposo. De hecho, de alguna forma la información que su esposa le compartió, le hizo reflexionar acerca de su rol como padre de familia y esposo.
Marilyn se sitió muy feliz porque su esposo decidió apostar por una vejez saludable.
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https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fneur.2019.00533/full
https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmed.2018.00316/full
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https://my.clevelandclinic.org/health/symptoms/21660-inflammation
https://www.cbhs.com.au/mind-and-body/blog/acute-and-chronic-inflammation
https://www.webmd.com/arthritis/ss/slideshow-signs-chronic-inflammation-unexpected