La Cebolla Es Un Potente Alimento Anticáncer

Mariú, una sobreviviente de cáncer intestinal en etapa IIA, conversó conmigo acerca de su tratamiento y hábitos, de cosas que había aprendido y otras que debió “desaprender”. También de cosas que debió comprender. Y una de las más curiosas fue aprender a comer cebollas.

“Nunca me gustaron”, me comentó mientras sonreía de forma un poco tímida. Mariú tiene 45 años, socióloga y nunca pensó que podría padecer cáncer.  En mi caso, siempre las he comido y la disfruto por sus propiedades culinarias y terapéuticas.

Según su testimonio, cuando el médico le entregó su diagnóstico de cáncer, le recomendó un cambio en la dieta y, entre otros alimentos como la avena, le sugirió comer cebollas.  Las cebollas, así como el ajo, tienen una gran actividad anticancerígena.

Para Mariú no resultó tan fácil. Sin embargo, después de mucho luchar y con el apoyo de su familia, comenzó a hacer cambios importantes, incluidas las cebollas.

Posteriormente, ella consultó con el médico y realizó su propia investigación y descubrió los beneficios de una dieta anticáncer que incluye esas hortalizas.

Fue agradable compartir con ella ese día. Ella me hizo comprender un poco más el sufrimiento de quienes padecen de cáncer.  Por otro lado, yo pude ayudarla a aumentar sus conocimientos sobre las cebollas y su benéfica influencia en la salud.

También invité a Marilú a que leyera mi libro #Yo Puedo con la Dra. Cocó.  Aquí puedes  encontrar muchas formas de aprovechar alimentos con los cuales desintoxicas tu organismo y ayudan a combatir el cáncer

La amada y odiada cebolla

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La cebolla es una de las hortalizas más utilizadas en todo el mundo.  Pertenece a la familia de los alliums que agrupa también al ajo, los cebollinos y los puerros.

La cebolla es muy apreciada (y odiada) por su fuerte sabor y olor que disminuye cuando se cocina.

De hecho, es una de las plantas cultivadas más antiguas del mundo, se calcula que desde hace unos 4000 años, y es originaria de Asia central.

Tanto los bulbos como las hojas de la cebolla tienen una gran variedad de sabores y texturas, lo que la hace muy útil para diferentes usos culinarios.

Pero la cebolla no es sólo útil por su uso en la cocina, sino también por sus propiedades terapéuticas. Por ejemplo, esta hortaliza es parte importante de la medicina tradicional China. Y no solo eso, antiguos textos médicos de diferentes culturas como egipcia, griega, romana e india citan aplicaciones terapéuticas para los distintos tipos de allium.

El naturalista romano Plinio El Viejo menciona usos medicinales de la cebolla en su obra Historia Naturalis.Gracias a su uso masivo la producción mundial de cebolla no ha dejado de crecer desde 1980.

Pero ¿por qué la cebolla es tan popular y cuál es el origen de sus propiedades terapéuticas?

Compuestos bioactivos de la cebolla

Las cebollas son una rica fuente de carbohidratos, fibra, potasio, hierro y vitamina C.  Además, contienen una gran variedad de compuestos bioactivos entre los que se encuentran los flavonoides, arginina, oligosacáridos y selenio.

Recuerda que los compuestos bioactivos son aquellos que consumimos, no porque sostengan la vida como los macronutrientes, sino porque ayudan en la síntesis de muchas sustancias que a la larga favorecen nuestra salud.

Pero el más importante de los nutrientes de la cebolla es el azufre, precisamente el elemento que le da su característico sabor.

De hecho, la gran mayoría de los estudios alrededor de las cebollas se centran en los componentes que contienen azufre, es decir, en los sulfuros.

El azufre en la cebolla y sus beneficios para la salud

Aunque no lo creas, el azufre es el tercer mineral más abundante en el organismo y se encuentra mayoritariamente en los músculos, la piel y los huesos.

Este mineral forma parte de los aminoácidos que resultan vitales para la creación de importantes proteínas para las células, los tejidos, las hormonas y los anticuerpos.   Por este motivo, continuamente debemos reponer el azufre que el organismo utiliza en sus biofunciones.

Entre otras funciones, el azufre es necesario para la producción de insulina y la flexibilidad de las arterias.  Gracias al azufre de los alimentos se puede mantener una piel juvenil y un cabello brillante.

Pero lo más importante es que el azufre y los sulfuros derivados presentes en la cebolla luchan contra el cáncer ya que estimulan la producción de varias enzimas.  Estas sustancias neutralizan o eliminan los conocidos radicales libres.

Ya te he expuesto la estrecha relación que existe entre los radicales libres y el cáncer.  Estos son capaces de modificar y dañar la estructura genética de las células que es el primer paso de la carcinogénesis o aparición de tumores.

Con el tiempo, la edad y la exposición a elementos tóxico, las células comienzan a presentar defectos en su ADN.

Ese defecto genético puede conducir a que la célula se reproduzca de manera indiscriminada lo que se convierte posteriormente en un tumor.

El antioxidante de la cebolla: la quercetina

La quercetina es un flavonoide, es decir un fitonutriente, que posee poderosas propiedades anticancerígenas.   Como todos los flavonoides, la quercetina es un poderoso antioxidante.

Gracias a esta propiedad, inhibe el envejecimiento celular y, por lo tanto, los problemas que conlleva el daño de las células. Precisamente, la quercetina disminuye ese deterioro celular y por eso se considera a la cebolla uno de los alimentos anticancerígenos.

La quercetina también hace de la cebolla un poderoso alimento protector de la circulación vascular y contra las infecciones.

Cómo actúa la cebolla contra el cáncer

Aparte de compuestos sulfúricos y quercetina, las cebollas también son ricas en otro flavonoides, polifenoles, taninos y otros micronutrientes.

Todos ellos tienen un poder especial contra las sustancias químicas llamadas nitritos y nitratos que promueven la formación de tumores cancerosos.

Las evidencias científicas sugieren que todos esos nutrientes, especialmente los sulfuros, activan vías que conducen a la muerte de las células promotoras del cáncer.

También promueven un entorno poco favorable para estas células y bloquean la comunicación entre ellas para evitar su diseminación.

Por otra parte del azufre inhibe la formación de nitrosaminas asociadas a la actividad carcinogénica.

La evidencia científica

De acuerdo a varios estudios realizados, se ha demostrado las propiedades de la cebolla contra diferentes tipos de cánceres.

Especialmente protege contra el cáncer colorrectal, gástrico, intestinal y del esófago.  Para otros tipos de cáncer la evidencia no es tan concluyente.

Esto se debe a que también influyen en este tema la genética, el estilo de vida, la forma de preparación de la cebolla y otros componentes de la dieta.

Qué tipo de cebolla consumir para protegerse contra el cáncer

Hay varias especies de cebolla que se distinguen, no solamente por su color, sino también por su concentración de azufre.  Por ese motivo, unas son más picantes y dulces que otras.

Según un estudio publicado recientemente por la Universidad de Guelph, en Canadá, las cebollas rojas tienen mayor actividad anticancerigena.

Los investigadores extrajeron la quercetina de cinco diferentes tipos de cebolla, tomaron esos compuestos y lo pusieron en contacto directo con células de cáncer de colon en laboratorio.

Los resultados indican que las cebollas rojas destruyeron un mayor número de células cancerígenas que las demás variedades.

Al parecer, el color rojo de la cebolla se debe a que posee altas concentraciones de antocianinas.

Este pigmento se combina con la quercetina y aumenta la actividad anticancerigena de esta última.

Por supuesto, no quiere decir que otras variedades de cebolla no sean potentes anticancerigenos, solo que la cebolla roja están en la cúspide dentro de las variedades por sus componentes nutricionales.

Cómo preparar la cebolla para aprovechar su poder anticancerígeno

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Para aprovechar de la mejor manera los componentes anticancerígenos de la cebolla, es necesario prepararla de formas específicas. Es mucho mejor si consumes la cebolla cruda, ya sea cortada o rallada.

Esto se debe a que sus compuestos son sensibles al calor y el exceso de fuego tiende a destruirlos, de esta manera desaprovechas el poder de las cebollas contra el cáncer.

Al picarla o rallarla, deja que la cebolla repose unos 10 minutos.  De esta manera, se liberan aún más y de manera más efectiva los nutrientes de esta hortaliza.  Después de ese tiempo procede a preparar tus platos con normalidad.

En el caso de que no soportes el sabor picante de la cebolla, puede saltearla a fuego medio o bajo durante no más de cinco minutos.  Así reduces un poco su sabor sin eliminar sus nutrientes.

Procura no hervirlas a menos que vayas a consumir el caldo que se prepare, ya sea en sopa o estofados.  Es que muchos de sus componentes son hidrosolubles, es decir, se disuelven en el agua y se pierden si no lo consumes.

Para aumentar la concentración de quercetina te recomiendo que hornees las cebollas a 350º F (175º C).  Eso sí, hornéalas por un tiempo máximo de 15 minutos.

Cebollas en todas las comidas

Mariú aprendió a cocinar y comer las cebollas en formas diferentes. También a reconocer una especie de otras.  Todavía la agrega a todas sus comidas, casi siempre un pequeño toque en ensaladas y más cuando se trata de preparaciones cocidas.

“Eso sí”, me advirtió, “la cocino solo lo suficiente para disminuir su fuerte sabor”.

Compartió conmigo varias recetas que luego preparé en mi casa.

También me dio su testimonio de cómo los cambios de hábitos le devolvieron, en parte, el control sobre su salud.

Una buena alimentación es necesaria para una mejor calidad de vida.

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