Cuando tenía 15 años e incluso cuando era más mayor creía que los refrescos soda como la Coca~Cola, Dr. Pepper, Mountain Dew, Fantas, Caseras… no eran demasiado malos que bueno, el organismo podía deshacerse de la carga tóxica con facilidad.
Voy a serte franca, hace más de una década que no tomo refrescos y que tampoco los echo de menos, pero estos datos fueron lo que me hicieron abandonar los refrescos y enamorarme del agua fresca y natural
Además de mi afición a los refrescos soda, también me encantaban todos los productos empaquetados con sabores exóticos y adictivos como los que ves en esta fotografía. Con el pasar de los años pude abandonarlos pero no fue fácil. Lo que me ayudó a tomar esa decisión crucial fue aprender los efectos dañinos y de largo plazo que un ingrediente en particular tenía en mi cuerpo.
Me estoy refiriendo a lo que en inglés se conoce como High Fructose Corn Syrup. Esta forma de azúcar que los fabricantes eligen por su poder endulzador y bajo costo engorda mucho más debido a su estructura molecular y tiene un impacto mucho más dramático y negativo a nivel metabólico que el azúcar normal. Con esto no estoy diciendo que el azúcar normal sea bueno, ya llevo años predicando que EL AZÚCAR MATA, o como dije en mi libro en inglés True Nutrition “SUGAR KILLS” Pero si el azúcar mata el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) te remata.
Este ingrediente tóxico se halla en productos principalmente dirigidos para niños en uno de mis artículos publicados hace unos meses. Hablo con detalle de muchos de estos elementos tóxicos. Léelo Aquí
El consumo de fructosa de la mayoría de los estadounidenses se ha disparado en las últimas décadas. Lo mismo ha sucedido con la obesidad y el sobrepeso. Y se está volviendo cada vez más difícil negar el vínculo entre estos fenómenos.
Obviamente, la industria del jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF) niega esta conexión de forma rotunda. Pero hay cada vez más pruebas, producto de investigaciones minuciosas y objetivas, que dicen lo contrario.
Recientemente, los científicos del Instituto Beckman de Ciencia e Industria Avanzada publicaron investigaciones que deberían alarmar a quienes siguen consumiendo JMAF, así como a cualquiera que escucha la propaganda impulsada constantemente por la industria del JMAF.
En pocas palabras, cuando se compara caloría a caloría con la glucosa simple, la fructosa produce aumento de peso, inactividad física y acumulación de grasa. Cualquier persona que se preocupe por su peso, o por su salud en general, haría bien en evitar estos jarabes. Según los expertos, la fructosa es responsable de alrededor del 10 % de las calorías consumidas a diario por los estadounidenses. Eso se debe principalmente al consumo de productos horneados preparados y otras comidas y gaseosas. Entre los varones adolescentes, la proporción de calorías provenientes de la fructosa supera el 20 %.
Claro está, los estadounidenses consumen más calorías en general, además de más calorías provenientes de la fructosa. Eso complica el argumento de que la epidemia de obesidad se vincula específicamente con el consumo de fructosa. Pero hay nuevas investigaciones que parecerían terminar esta discusión. Los investigadores hicieron un experimento simple. Alimentaron dos grupos idénticos de ratones con dos dietas diferentes. Todos recibieron el mismo número total de calorías, pero un grupo obtuvo el 18 % de sus calorías de glucosa, mientras que el otro obtuvo el mismo porcentaje de calorías de fructosa. Los investigadores tomaron el 18 % porque es similar a la cantidad de azúcar que consume el varón adolescente estadounidense promedio.
Los ratones alimentados a fructosa presentaron masas corporales considerablemente mayores. hígados más grasos y más grasa corporal que sus pares alimentados a glucosa. Además, los animales alimentados a fructosa fueron menos activos. “Es importante señalar que los animales de
ambos grupos consumieron las calorías usuales para un ratón”, dijo la investigadora Catarina Rendeiro. “No consumieron más de lo debido y ambos grupos consumieron exactamente el mismo número de calorías derivadas de azúcar, la única diferencia fue el tipo de azúcar, ya sea fructosa o glucosa.”
Justin Rhodes lideró el equipo de investigación. “No sabemos por qué los animales se mueven menos con la dieta de fructosa”, dijo Rhodes. “Sin embargo, estimamos que la reducción en la actividad física podría ser responsable por la mayoría del peso aumentado”. Los investigadores sospechan que tiene que ver con la forma en que el cuerpo procesa los diferentes azúcares. “También podrían influir factores bioquímicos en la
forma en que los ratones responden a la dieta alta en fructosa”, explicó Jonathan Mun, otro autor del estudio. “Sabemos que, a diferencia de la glucosa, la fructosa se saltea ciertas etapas metabólicas que llevan a un aumento en la formación de grasa, en especial en tejidos y el hígado”.
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- Catarina Rendeiro, Ashley M. Masnik, Jonathan G. Mun, Kristy Du, Diana Clark, Ryan N. Dilger, Anna C. Dilger, Justin S. Rhodes. Fructose decreases physical activity and increases body fat without affecting hippocampal neurogenesis and learning relative to an isocaloric glucose diet. Scientific Reports, 2015; 5: 9589 DOI: 10.1038/srep09589