9 Remedios Naturales Para Tratar La Ansiedad


De acuerdo a los especialistas, cuando el organismo reacciona ante amenazas físicas o mentales que se perciben, se incrementa el ritmo cardíaco o la respiración.

No obstante, esto es una respuesta normal ante el estrés. Pero cuando se experimentan estas emociones durante periodos prolongados se producen efectos negativos que impactan la vida cotidiana.

Para controlarlo se emplean ansiolíticos y antidepresivos. Lamentablemente ellos ocasionan diversos efectos secundarios y por ello, muchas personas tienden a emplear ciertas alternativas naturales.

De este tema, que afecta a una gran cantidad de personas a nivel global, voy a hablar a solicitud de Emma, una seguidora de Florida. Ella es una mujer de mediana edad profesional del derecho, que se define como una perfeccionista en todas las áreas de su vida. Emma, no cree en los puntos intermedios y esto lo traslada también a su hogar.

A pesar de ello, se comunicó conmigo porque algunos episodios vividos durante los últimos meses le hicieron reflexionar. Ella estaba comenzando a experimentar mucha ansiedad, porque algunas situaciones no encajaban dentro de lo que ella consideraba correcto.

Este desequilibrio trató de compensarlo mediante medicamentos ansiolíticos, que le ocasionaron algunos problemas como dolor frecuente de cabeza.

Y precisamente decidió contactarme porque requería, que le sugiriera algunas alternativas naturales para combatir la ansiedad. Ello principalmente lo hizo, buscando evitar los efectos negativos de los fármacos.

Los trastornos de ansiedad son un problema recurrente en nuestra sociedad actual. Por ello consideré apropiado compartir este artículo en mi página.

Generalidades acerca de la ansiedad

De acuerdo a la Asociación Americana de Psicología (APA), la ansiedad se define como “sentimientos de tensión, pensamientos preocupantes y cambios físicos”. Según los especialistas, la ansiedad es una emoción necesaria para la supervivencia.

Es decir, puede ser considerada una respuesta normal y saludable cuando nos encontramos frente a situaciones nuevas y desconocidas.

De hecho, ciertos niveles saludables de ansiedad pueden favorecer nuestra velocidad de reacción frente a ciertas amenazas potenciales. Sin embargo, un trastorno de ansiedad ocasiona sentimientos frecuentes de preocupación y miedo que agobian la vida cotidiana.

Cuando se presentan estas situaciones, el cerebro se ve impedido de funcionar adecuadamente. De hecho, este tipo de trastorno suele ser debilitante.

La ciencia considera, que los trastornos de ansiedad son el tipo más común de enfermedad mental. Se ha establecido, que esta patología afecta al 20% de los adultos y 25% de los adolescentes estadounidenses.

Hasta la fecha no se ha logrado determinar con precisión sus causas exactas. Sin embargo, se cree que pueden estar relacionadas con disfunciones que se presentan en ciertos lugares del cerebro. Incluso, podrían estar asociadas con ciertas modificaciones sobre la señalización y conectividad entre las regiones cerebrales.

Según los expertos, es muy importante llegar a comprender la ciencia de la ansiedad y observar cómo responde el cerebro.   Además, debemos tratar de descifrar que está tratando de decirnos nuestro cuerpo. Si llegamos a comprender que la ansiedad es más que un estado de nerviosismo, podremos llegar a controlarla de una mejor forma.

¿Qué sucede en el cerebro al padecer de ansiedad?

De acuerdo a lo estudiado hasta la fecha, la mayor parte de la ansiedad proviene de propias cogniciones y pensamientos. Cuando se empieza a desencadenar la ansiedad, no siempre es posible darse cuenta que lo ocasionó.

Por lo general, la mayoría de las personas sueña despierta o bien se encuentra ocupada en ciertas tareas con el piloto automático y pensando en varias cosas a la vez.

La mayoría de las veces, estos pensamientos ocasionan la activación del centro emocional del cerebro, denominado sistema límbico. Se ha establecido, que dicha porción cerebral es la responsable de producir la sensación de las emociones, y por supuesto la ansiedad.

De hecho, es bastante frecuente que estos pensamientos solo ocasionen una sensación de ansiedad de bajo nivel. Esto ocasiona que la misma, ni siquiera pueda percibirse de forma consciente.

Es importante recordar, que cuando se produce la ansiedad a nivel de los centros emocionales cerebrales se activa cierto mecanismo. El mismo, es un rasgo evolutivo ancestral denominado reacción de lucha o huida.

Es importante resaltar, que cuando los humanos no se encontraban en la cúspide de la pirámide alimentaria fue precisamente este mecanismo lo que los ayudó a sobrevivir.

Especialmente, al ataque de animales poderosos como el tigre dientes de sable. Este mecanismo permitió enfrentar a este feroz depredador y aniquilarlo o bien huir rápidamente para salvar la vida. Lamentablemente este vestigio de la evolución, que en la vida actual no es requerido en gran medida, continúa operando.

Las hormonas y su efecto sobre la ansiedad

Cuando los pensamientos activan la emoción de ansiedad ocurren otros procesos fisiológicos. En este caso se estimula la liberación de ciertas hormonas como el cortisol, la adrenalina y noradrenalina (catecolaminas).

Estas hormonas son consideradas clave en el estrés, y preparan el cuerpo para luchar o huir. Sin embargo, la producción de estas hormonas no ocurre velozmente como cuando los ancestros enfrentaban el tigre dientes de sable.

Por ejemplo, alguien puede permanecer absorto en sus pensamientos sobre ciertos problemas que le estresan, unos diez a veinte minutos. Sin embargo, a medida que se van concentrando los niveles hormonales en la sangre, el cuerpo va perdiendo sus niveles de relajación.

Vale destacar, que en conjunto estas hormonas provocan cambios corporales que preparan a la persona para enfrentarse al peligro o huir de él. Esta reacción en cadena ocasiona los siguientes efectos: opresión a nivel del pecho, sudoración, tensión muscular incremento del ritmo cardíaco, dificultad para recuperar el aliento e incluso temblores o sacudidas.

Tanto las mujeres como los hombres sufren de desequilibrios hormonales, sin embargo en el caso de las mujeres se ven mayormente afectadas.  Esto las pone en mayor riesgo de ansiedad relacionada con las hormonas.   Esto se debe a que en diferentes etapas de la vida, las hormonas fluctúan de una forma drástica como en la pubertad, la menstruación, el embarazo, post parto, premenopausia, menopausia y postmenopausia.

No todo finaliza allí

Para muchas personas estos síntomas físicos al parecer no tienen explicación porque se produjeron por debajo de su percepción consciente. Esto ocasiona procesos de alarma en muchas personas, incrementando los niveles de ansiedad.

Dado que el peligro potencial sigue presente para la persona, el incremento de las catecolaminas logra activar un segundo componente del cerebro: el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal.

Este mecanismo ocasiona la liberación de cortisol, denominada la hormona del estrés. Esta hormona permanece circulando durante horas en el torrente sanguíneo, antes de que la persona enfrente la amenaza potencial. Según los expertos de la Clínica Mayo, la activación de la sobreexposición al cortisol ocasiona diversos desequilibrios corporales.

Entre ellos destacan: depresión, enfermedades cardiovasculares, problemas digestivos y de sueño, incremento de peso y deterioro cognitivo, entre otros.

Remedios naturales para tratar la ansiedad

Muchos de los fármacos empleados hasta ahora para reducir la ansiedad, como las benzodiacepinas y betabloqueantes, ocasionan diversos efectos indeseables. Por ello, voy a señalar una serie de alternativas naturales que permitirán manejar adecuadamente la ansiedad.

No obstante, es importante consultar con el médico antes de disminuir o suprimir el empleo del medicamento con receta o bien antes de iniciar el tratamiento natural.

1. Ashwagandha

El nombre botánico de esta planta es Withania somnifera, y pertenece a la familia solanácea al igual que la papa, pimiento y tomate. Esta planta es conocida en la medicina ayurvédica de la India como hierba Rasayana. Ello implica, que es considerada capaz de rejuvenecer el organismo y promover la salud de los tejidos corporales.

Asimismo, es conocida como adaptógeno. Esto se debe a su capacidad de promover la homeostasis de nuestro organismo, no sólo mediante procesos farmacológicos específicos sino mediante respuestas complejas. Gracias a esto, sus efectos logran controlar el estrés y rescatar el equilibrio corporal.

Algunos estudios han logrado demostrar su potencialidad para atenuar el estrés y ansiedad. Según los ensayos realizados, su eficacia se comprobó en dosis mayores a 600mg.

Una alternativa desarrollada en mi laboratorio denominada ASHWAGANDHA WITH BLACK PEPPER posee una concentración superior a la de los estudios. Además de ello, al contener pimienta negra sus principios bioactivos denominados withanólidos, incrementan su efecto antioxidante y antiinflamatorio.

2. Valeriana

El nombre botánico de esta planta es Valeriana officinalis, y es originaria de Europa y Asia. Sus principios activos se encuentran en la raíz y la misma se ha empleado durante siglos para aliviar diversas afecciones.

Entre ellas se  puede mencionar el dolor de cabeza, problemas gastrointestinales y la artritis. Sin embargo, su empleo más generalizado es el tratamiento del sueño y la ansiedad.

Los principales principios bioactivos de la raíz de esta planta, son los mono y sesquiterpenos, además de los triésteres iridoides(valepotriatos).

Se emplea más de forma generalizada en el tratamiento de la ansiedad y trastornos del sueño. Incluso, ocasionalmente es utilizada para el autotratamiento de la tristeza o depresión posparto.

3. Toronjil

Esta conocida planta, cuyo nombre botánico es Melissa officinalis, es una pequeña planta de hojas fragantes perteneciente a la familia Lamiácea, al igual que la menta y yerbabuena.

Esta planta es originaria de la cuenca del mar Mediterráneo, y se ha empleado desde hace siglos. Además de sus usos culinarios, ha sido empleada ampliamente para tratar el estrés, mejorar el estado de ánimo y desempeño mental.

Esta planta posee diversas variedades, pero todas contienen ciertos principios bioactivos como terpenos y flavonoides.

Gracias a ellos, las hojas de esta planta presentan efectos ansiolíticos, además de potentes propiedades antioxidantes. Ellas por lo general se emplean frescas o secas, y poseen la capacidad de inhibir los niveles de hormonas del estrés presentes en nuestro cuerpo.

4. Manzanilla

Existen dos tipos reconocidos de manzanilla a nivel mundial, sin embargo, la más estudiada recibe el nombre botánico de Matricaria recutita. Esta planta ha sido mencionada en antiguos textos griegos, egipcios y romanos, siendo denominada también manzanilla alemana.

De acuerdo a un ensayo realizado con casi cien personas, se pudo observar que la ingesta de 1.500 mg diarios a pesar de que no evitó una recaída de los síntomas de ansiedad, pudo lograr que estos fueran menos fuertes. De hecho, su empleo a largo plazo fue seguro y logró reducir significativamente los síntomas de ansiedad.

5. Té verde

Esta planta empleada también ancestralmente, posee una serie de efectos sobre la salud. La L-teanina, uno de sus aminoácidos, presenta propiedades neuroprotectoras.

De acuerdo a un estudio publicado en Nutrients, se evaluó el efecto de una bebida nutritiva contentiva de L-teanina sobre las respuestas ante el estrés cognitivo. Incluso, mediante esta investigación clínica se logró evaluar el rendimiento cognitivo y actividad oscilatoria alfa en estado de reposo empleando la magnetoencefalografía.

Los resultados arrojaron una reducción significativa frente a un estresor cognitivo multitarea, una hora después de la bebida con L-teanina. Se observó además una reducción del cortisol u hormona del estrés, tres horas después de la ingesta de la bebida.

6. Lavanda

Esta conocida planta, cuyo nombre botánico es  Lavandula angustifolia, también pertenece a la familia Lamiácea. Desde hace siglos, ella ha sido empleada para calmar los estados de nerviosismo y ansiedad.

Básicamente, esta planta presenta ciertos compuestos terpenoides aromáticos denominados linalol y acetato de linalilo, que conforman su aceite esencial.

De hecho, algunos estudios han determinado que posee propiedades similares a las exhibidas por ciertos fármacos empleados contra la ansiedad. Esto permite minimizar la acción de las hormonas del estrés.

La lavanda puede emplearse en masajes empleando un aceite portador como aromaterapia, o en forma de infusión. Según los estudios realizados, la aromaterapia y masaje constituyen la forma más eficaz de emplear el aceite esencial de lavanda a corto plazo. Principalmente durante la primera semana, a largo plazo se recomienda su empleo oral.

7. Pasiflora

El nombre botánico de esta planta es Passiflora incarnata. De acuerdo a los expertos, las flores, frutos y partes aéreas de esta planta son empleadas con fines terapéuticos. Dentro de los efectos reconocidos destacan: antihelmíntico, antiespasmódico y ansiolítico.

En los compuestos bioactivos de esta planta destacan los alcaloides, compuestos fenólicos, flavonoides y glucósidos cianogénicos. Entre los flavonoides destacan la apigenina, luteolina, quercetina y kaempferol.

Así como algunos glucósidos flavonoides (orientina, isoorientina, vitexina, e isovitexina). Cabe destacar, que el 2014 la Agencia Europea de Medicamentos publicó una monografía de esta planta reconociendo así su condición de medicamento.

De acuerdo a ciertos estudios, los efectos de esta planta pueden ser comparables con la de medicamentos ansiolíticos como las benzodiacepinas. Además de ello, ha mostrado una adecuada efectividad en el tratamiento del nerviosismo y ansiedad.

8. Hierba de San Juan

Esta planta es conocida botánicamente como Hypericum perforatum. De acuerdo a los estudios clínicos se ha establecido, que posee igual efecto que ciertos fármacos antidepresivos. Se ha registrado, que la hierba de San Juan puede equilibrar la actividad del eje Hipotálamo-hipofisario-adrenal (HPA).

Se sabe, que este eje estimula la síntesis y liberación de la hormona corticotropina que, a su vez promueve la producción de adenocorticotropina. Esta última activa la liberación de cortisol, la hormona del estrés.

Al impedir este efecto negativo mediante el incremento de la hormona serotonina, la hierba de San Juan induce también una reducción del estrés inflamatorio y oxidativo. De hecho se ha estudiado su efecto sobre la reducción de la ansiedad en el síndrome premenstrual.

No obstante, se sugiere no emplearla durante el embarazo, lactancia, exposición solar sin protección ni con antidepresivos.

9. Kava kava

Esta planta arbustiva es originaria de las islas del Pacífico. Su nombre botánico es Piper methysticum. De acuerdo a los estudios se ha determinado, que posee ciertos compuestos psicoactivos denominados kavalactonas.

Dichos compuestos poseen la capacidad de unirse a ciertos receptores, logrando de esta forma reducir los impulsos de los músculos, generando un efecto relajante.

Según los especialistas, esta planta es la más estudiada de todas las que presentan efectos ansiolíticos. De acuerdo a los estudios, ha demostrado una alta efectividad contra la ansiedad leve y trastornos de ansiedad. De hecho, puede sustituir el empleo del benzodiezepam en el tratamiento de la ansiedad y síndrome premenstrual.

Ashwagandha with black pepper, una fórmula relajante

Para aliviar la ansiedad, estar relajado y tener un descanso productivo, se ha creado la fórmula ASHWAGANDHA WITH BLACK PEPPER.  Ha sido elaborada con ashwagandha orgánica y pimienta negra. La Ashwagandha es una hierba ayurvédica con grandes propiedades, cuyo consumo proporciona grandes  beneficios al organismo.

Estos son algunos de los beneficios de nuestra ASWAGANDHA WITH BLACK PEPPER

  • Es un suplemento que ayuda al descanso e induce el sueño.
  • Tiene propiedades antinflamatorias
  • Facilita la concentración mental
  • Ayuda a mejorar los parámetros para dormir mejor
  • Reduce los niveles del cortisol.
  • Alivia problemas de ansiedad y estrés

Concluyendo

No cabe duda que, la ansiedad constituye uno de los males de nuestra época. Según la OMS, más de 260 millones de personas a nivel mundial, sufren de trastornos de ansiedad. Claro está, esto no incluye a una cantidad mayor de la población que padece de ansiedad, sin que llegue a constituir un trastorno.

Muchas personas tienden a consumir ansiolíticos buscando controlar los efectos de la ansiedad. Sin embargo, se ha demostrado que estos fármacos pueden acarrear diversas consecuencias negativas. Dentro de ellas podemos mencionar la adicción física, creando síntomas de dependencia si se dejan de tomar (síndrome de abstinencia).

Asimismo, ocasionan adicción psicológica y provocan tolerancia (requerimiento de dosis mayores) a lo largo del tiempo. Incluso ocasionan debilidad corporal, al inducir la reducción del estado de alerta y la relajación muscular.

Ello se debe a un desequilibrio, que produce este fármaco al estimular la producción de ácido gamma-aminobutírico (GABA), el principal neurotransmisor inhibitorio en el sistema nervioso central.

Afortunadamente existen alternativas naturales, muchas de las cuales provienen de siglos de empleo por las medicinas tradicionales de diversos continentes. Dentro de ellas destacan: ashwagandha, valeriana, toronjil, manzanilla, té verde, lavanda, pasiflora, hierba de San Juan y kava.

Estas plantas han sido bien estudiadas, incluyendo sus efectos positivos sobre el control de la ansiedad con mínimos riesgos adversos.

Para Emma la información recibida, la cual comparto en el post, fue de mucha utilidad. Ella cuando se comunicó conmigo, se mostró muy feliz, porque pudo comprobar que si es posible luchar contra la ansiedad sin emplear fármacos.

De hecho me comentó, que en solo dos semanas de estar utilizando mi fórmula de ashwagandha comenzó a sentir una mejoría sustancial.

“La Withania somnifera, ampliamente conocida como Ashwagandha, es una hierba ayurvédica que recientemente ha ganado reconocimiento como tratamiento para la ansiedad y el estrés en Estados Unidos. Ella también está clasificada como adaptógeno, lo que indica su capacidad para regular los procesos fisiológicos y estabilizar así la respuesta del organismo al estrés”

Morgan A. Pratte

Universidad Médica SUNY Upstate

Siracusa, Nueva York

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