Hablar acerca del sistema endocrino, es referirnos al conjunto de glándulas que producen hormonas en nuestro cuerpo. Por lo general, estos compuestos, son evaluados desde que apenas iniciamos la pubertad, prolongándose a lo largo de la vida.
Pero a pesar de ello, es difícil encontrar alguna persona que no sea médico, que maneje con soltura lo referido a este tema tan profundo. No pretendo, que nos convirtamos en unos eruditos acerca de este tema, pero como siempre recalco, es importante conocer. Y esto lo digo, porque una pequeña dosis de conocimiento, no afecta al que la consume, al contrario, le fortalece.
Pues bien, hago este pequeño introito, porque estoy respondiendo un reto que se me asignó. Y lo digo, con estas palabras, para enfatizar, que precisamente, son los retos los que nos fortalecen. Sobre todo, si los mismos, vienen de personas cercanas. En esta ocasión, se trata de una amiga, que tal vez recuerden. De ella, le he hablado en muchas ocasiones, debido a que es la propietaria de un rincón de esparcimiento mental, lleno de libros y revistas.
Cuando conversé con ella, precisamente en su librería, se mostró algo curiosa acerca del interesante tema de las hormonas. De hecho, tenía la inquietud de cómo lograr estabilizar el funcionamiento de estos singulares compuestos generados en nuestro organismo. Así de esta forma, nos entretuvimos en una amena conversación, e intercambiamos puntos muy interesantes.
Inicié, con una sencilla explicación acerca de las hormonas, como se producen y cuáles son los órganos más relevantes involucrados. Por supuesto, incluí un paneo general, de cuáles son sus funciones en el organismo. Además de ello, abordé ciertos aspectos importantes a considerar para su normal funcionamiento.
Partiendo de lo conversado con mi amiga, elabore un sencillo artículo, que comparto cariñosamente en mi blog.
¿Qué se entiende por hormona?
Considerando el origen de la palabra, el término hormona proviene del vocablo griego, hormein, que significa excitar. Ellas son producidas por nuestro sistema endocrino, considerando no la definición clásica que solo incluía lo anatómico, sino que ahora además se considera lo funcional. De esta forma, la definición más moderna de hormona, señala que las mismas, son compuestos químicos secretados en mínimas concentraciones. Ellas son vertidas al torrente sanguíneo, por medio de células específicas. Dichas células, no necesariamente deben corresponderse con glándulas endocrinas clásicas. Por ejemplo, los pulmones secretan serotonina y endorfina. Y los riñones, producen eritropoyetina.
Por otra parte, la acción de las hormonas, se realiza en células distantes del lugar donde se generaron. Así, se puede decir de alguna manera, que dichas sustancias, realizan su efecto, gracias a sus singulares estructuras químicas. Dicho efecto, solo puede ser realizado en receptores especializados que son capaces de reconocer la estructura química de esta sustancia. Esto incluye, tanto los patrones o las formas en que son secretadas, como en la concentración en que se encuentran. En forma general, cuando nuestro cuerpo esta completamente sano, su producción y equilibrio se realiza armoniosamente. Sin embargo, se ha determinado que algunas afecciones pueden comprometer el normal funcionamiento de las mismas.
Se ha observado, que las hormonas, son responsables de la actividad del sistema endocrino. A su vez, este papel, es cumplido de forma semejante por los neurotransmisores en el sistema nervioso central. Así de esta forma, se ha establecido, que el lugar de acción de un neurotransmisor, o de una hormona, se designa como órgano blanco o diana. El sistema nervioso, recibe una acción directa sobre el órgano blanco. En cambio, el sistema endocrino, recibe esta acción sobre el órgano blanco de forma indirecta, mediante el flujo sanguíneo.
¿Cuáles son las principales funciones de las hormonas?
A fin de mostrarlo de una forma didáctica, se pueden agrupar las funciones de las hormonas de la siguiente forma:
- Desarrollo y crecimiento
- Mantenimiento del ambiente interno de nuestro organismo (homeostasis)
- Reproducción y diferenciación sexual
- Regulación del metabolismo y suministro de nutrientes
Ahora bien, es importante puntualizar, un hecho que se produce en nuestro organismo. Se ha observado, que una sola hormona puede afectar varias de las funciones enumeradas. Y además de ello, cada función puede ser controlada por varias hormonas.
Pongamos un ejemplo: si bien lo recuerdan, se sabe que la hormona tiroidea es esencial en el desarrollo, así como en muchos aspectos de la homeostasis y el metabolismo. A su vez, los glucocorticoides, como el cortisol, juegan un papel determinante, en el crecimiento y en el suministro de nutrientes. Pero se ha observado, además, que les corresponde desempeñar un rol modulador de la función inmune. Otro ejemplo ilustrativo, lo tenemos en el control de la glucosa en la sangre, que implica la participación de la insulina y su hormona reguladora, el glucagón. Lo importante, es que captemos, que las hormonas no actúan solas, ni unilateralmente, es decir actúan en equipo y en armonía. Es por ello, que un desequilibrio o cualquier proceso anómalo en su funcionamiento, pueden incluso incidir en gran medida, en los niveles de glucosa en la sangre.
Principales glándulas presentes en nuestro organismo
Se ha establecido, que todas las glándulas endocrinas, están inervadas por nervios autónomos y estos pueden controlar directamente su función endocrina y/o regular el flujo sanguíneo (y, por lo tanto, la función) dentro de la glándula. Las hormonas, a su vez, pueden afectar las funciones del sistema nervioso central, como el estado de ánimo, la ansiedad y el comportamiento. Esto significa, que el sistema endocrino posee una vinculación muy estrecha, con el sistema nervioso a través del hipotálamo.
Y esto ocurre, porque, aunque el hipotálamo, anatómicamente es parte del sistema nervioso central, funcionalmente se comporta como sistema endocrino. Por ello, científicamente, se le considera muy especial y se le clasifica como sistema neuroendocrino. Se sabe, que tanto el sistema nervioso, como el endocrino, son los responsables de regular e integrar los procesos fisiológicos. De esta forma, hacen posible, el funcionamiento equilibrado de los diversos órganos que conforman. Se sabe, que las glándulas que producen las principales hormonas de nuestro cuerpo son:
- Páncreas
- Paratiroides
- Pituitaria
- Pineal
- Suprarrenal
- Hipotálamo
- Ovarios / Testículos
- Timo
- Tiroides
Es importante destacar, que la glándula pituitaria, llamada también hipófisis es considerada como la glándula de control maestro. Esto se debe, a su capacidad, de controlar el funcionamiento de todas las demás glándulas de nuestro cuerpo.
¿Cuáles son los procesos inmediatos regulados por las hormonas?
Se sabe que ellas, poseen una enorme importancia, en la regulación de la mayoría de los procesos fisiológicos de nuestro organismo. Así, se pueden mencionar:
- El ciclo de sueño
- Los procesos metabólicos y el apetito
- El ritmo del músculo cardíaco
- Los procesos sexuales y los ciclos reproductivos
- El crecimiento y desarrollo de nuestro cuerpo
- El balance del nivel de humor y estrés
- La temperatura de nuestro organismo
¿Cómo saber si estoy ante un desequilibrio hormonal?
Hasta los momentos, se ha encontrado, que la mayoría de las personas, pueden llegar a experimentar períodos de desequilibrio hormonal. De esta forma, niveles hormonales demasiado altos o demasiado bajos, pueden estar advirtiendo acerca de un problema con el sistema endocrino. Las enfermedades hormonales también ocurren, si nuestro cuerpo no responde a las hormonas de la manera adecuada. Así, según los Institutos Nacionales de Salud, el estrés, infecciones y desequilibrios en los fluidos y electrolitos de la sangre, influyen en los niveles hormonales. Este desequilibrio, posee sus causas inmediatas en un funcionamiento inadecuado de las glándulas endocrinas y por lo tanto en los desajustes hormonales. Existen una serie de síntomas, que nos indican la posible presencia de un desequilibrio hormonal, ellos son:
- Incremento o pérdida inexplicable de peso
- Procesos de sudoración excesiva muchas veces de forma inexplicable
- Dificultad para conciliar el sueño
- Susceptibilidad a los cambios de temperatura
- Presencia de deshidratación, sequedad y erupciones cutáneas
- Alteración de los valores normales de tensión arterial
- Frecuencia cardíaca anómala
- Fragilidad a nivel de los huesos
- Alteración de los niveles de glucosa en la sangre
- Episodios recurrentes de irritabilidad y ansiedad
- Presencia de fatiga permanente y sin causa aparente
- Incremento desmedido de la sed
- Presencia de procesos de depresión
- Padecimiento de dolores de cabeza
- Cambios o alteración de los procesos de micción
- Inflamación generalizada
- Modificación de las conductas frente al apetito
- Disminución de la líbido
- Perdida de grosor y fragilidad a nivel del cabello
- Inflamación del rostro
- Presencia de visión borrosa
- Presencia de protuberancias a nivel del cuello
- Sensibilización a nivel de las mamas
- Modificación del tono de voz en las mujeres, tornándose más grave.
Principales causas de los desequilibrios hormonales
- Hipotiroidismo
- Hipertiroidismo
- Presencia de estrés crónico
- Padecimiento de diabetes tipo I y tipo II
- Padecimiento de hiperglucemia (sobreproducción de glucagón)
- Exceso o defecto de producción de la hormona paratiroidea
- Padecimiento de hipoglucemia
- Regímenes dietéticos y nutrición inadecuada
- Padecimiento de sobrepeso
- Utilización de medicamentos anticonceptivos o de reemplazo hormonal
- Empleo de esteroides anabólicos en altas dosis
- Presencia de nódulos tiroideos simples
- Presencia de tumores a nivel de la glándula pituitaria
- Producción de niveles elevados de la hormona cortisol (Síndrome de Cushing)
- Baja producción de cortisol y aldosterona (Enfermedad de Addison)
- Afectación de las glándulas endocrinas por la presencia de quistes y tumores benignos
- Presencia de estados infecciosos y reacciones alérgicas severas
- Daños a las glándulas endocrinas por efecto de tumores malignos
- Pacientes sometidos a procesos de quimioterapia y radioterapia
- Presencia de bocio por deficiencia de yodo
- Padecimiento de anorexia
- Ingesta de fitoestrógenos por efecto de consumo de productos derivados de la soya
- Exposición frecuente a toxinas, contaminantes y productos químicos que alteran el funcionamiento del sistema endocrino. Por ejemplo, pesticidas, herbicidas, productos de limpieza y cosméticos
¿Cómo equilibrar las hormonas naturalmente?
Creo, que lo que hemos visto hasta ahora, nos permite afirmar, que el desequilibrio hormonal, posee grandes consecuencias. De esta forma esto puede afectar en gran medida, el apetito, el estado de ánimo, y la salud corporal. Algunos de estos elementos, están en nuestras manos y pueden ser manejados a conciencia. Como hemos visto, en el sistema endocrino, interactúan hormonas, que realizan diversas funciones en nuestro organismo, muchas de ellas dependen de situaciones que podemos manejar. Dentro de ellas, podemos mencionar:
1. Procurar niveles adecuados de sueño y descanso
De acuerdo a muchos estudios observacionales y de laboratorio, se sabe que un sueño reparador, es un factor determinante para la restauración del equilibrio hormonal. Incluso se cree, que, si los niveles de sueño son inadecuados, los niveles de algunas hormonas, pueden comportarse de forma alterada a lo largo del día. De hecho, según investigaciones publicadas en International Journal of Endocrinology, permiten afirmar, que la diabetes, obesidad y alteraciones del apetito, pueden ser efectos subsecuentes de ello. Por lo tanto, es muy importante realizar un adecuado descanso nocturno, para ayudar a regular los niveles hormonales del cuerpo. Evitar en este descanso la exposición a luces artificiales, pues de acuerdo a una investigación realizada por Chronobiology International, puede afectar la producción de melatonina. Aquí se incluyen luces de lectura azules, celulares, Tablet y TV. Se ha comprobado, que un adecuado descanso favorece la restauración del ritmo circadiano, estabilizando los niveles hormonales.
2. Evitar situaciones de estrés
Un interesante estudio, publicado en la revista Experimental and Clinical Sciences, enfatiza que existe un vínculo entre el estrés, el sistema endocrino y los niveles hormonales. De acuerdo a los investigadores, el vínculo es tan estrecho, que incluso con bajos niveles de estrés, se produce una respuesta endocrina. Las hormonas, que más se afectan de forma inmediata, son la adrenalina y el cortisol. Demostrándose, además, que un incremento demasiado alto de estas hormonas, puede desencadenar un desequilibrio general. Este desequilibrio, puede acarrear la manifestación de problemas como la obesidad, problemas cardiovasculares y cambios en el estado de humor. Es por ello, que es muy importante tratar de minimizar o evitar experimentar situaciones de estrés. De hecho, la publicación de un estudio en la revista Psychoneuroendocrinology, afirma que actividades sencillas como el escuchar música, puede reducir el estrés.
Hasta donde se ha investigado, ciertas plantas herbáceas, con efecto adaptógeno, deben ser consideradas. Esto debido, a que se ha establecido, que ellas, pueden ayudar a combatir la depresión, la fatiga y los cambios neurológicos asociados con el estrés. La ashwagandha y el ginseng asiático son muy recomendados para reducir el estrés a largo plazo. Esto ayuda a equilibrar los niveles de cortisol. En el caso de condiciones de estrés, a corto plazo, hierbas adaptógenicas como la Rhodiola, el ginseng siberiano y la schisandra han resultado muy favorables. Ellos favorecen, el equilibrio de la adrenalina.
3. Realizar ejercicio de forma permanente
Una de las principales ganancias, que otorga el ejercicio rurtinario, tiene que ver con la regularización de los niveles de ingesta de alimentos. Incluso, dicho ejercicio, no necesariamente tiene que ser una agotadora carga para quien lo realiza. Así, de acuerdo a un estudio publicado en Sports Medicine señala, que incluso las sesiones cortas de ejercicio pueden favorecer, la regulación y el equilibrio de las hormonas que controlan el apetito. Incluso, de acuerdo a BMJ Open Sport & Exercise Medicine, la realización de actividad física regular, mejora el síndrome metabólico, la diabetes tipo 2 e incluso la resistencia a la insulina.
4. Evadir el consumo de azúcares refinados y carbohidratos procesados
Tomando en consideración algunas evidencias reportadas en Critical Reviews en Clinical Laboratory Sciences, no es una buena idea ingerir azúcares en la dieta. Esto debido, a que la ingesta de azúcar, se asocia fuertemente con la resistencia a la insulina y la enfermedad metabólica. Se sabe, que algunas personas, procuran ingerir ciertos tipos de azúcares. No obstante, de acuerdo a estudios recientes publicados en The Journal of Nutrition, se encontró un hallazgo interesante. Esto permitió corroborar, que el azúcar refinado, la miel y el jarabe de maíz alto en fructosa, poseen efectos similares sobre el organismo. Por ello, se debe evitar el consumo de cualquier fuente de azúcar. Es también, muy importante reducir a la mínima expresión, la ingesta de carbohidratos procesados. Se sabe, que los carbohidratos procesados, así como el pan blanco y muchos productos horneados, contribuyen al padecimiento de resistencia a la insulina.
Un estudio reciente, publicado en la revista Mediators of Inflammation, lo corrobora. De hecho, establece que existe una asociación entre la alta ingesta de carbohidratos refinados y la resistencia a la insulina en los niños. Por lo tanto, eliminar la ingesta de carbohidratos procesados, favorecería una reducción de este riesgo.
5. Incluir en la dieta grasas saludables
Esto no es nuevo, la grasa ha gozado desde hace tiempo de mala reputación, sobre todo las grasas trans. Sin embargo, esto ha sido hablado ampliamente y es importante considerar que todas las grasas no son iguales. Pudiendo por lo tanto afirmar, que las grasas saludables, pueden favorecer el mantenimiento del equilibrio de ciertas hormonas involucradas en el apetito, el metabolismo y la sensación de saciedad. Prueba de ello, se puede encontrar, en un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition. Dicho estudio, refiere que el aceite de oliva puede equilibrar los niveles de la hormona que regula el apetito. Aparte de ello, puede favorecer y estimular la digestión de grasas y proteínas.
Otras fuentes de grasas saludables, se consiguen en el aguacate y la mantequilla de vacas alimentadas con pasto. También se pueden obtener, mediante la ingesta de semillas de chía y de lino, y pescados grasos ricos en omega-3. Ciertos estudios publicados en la revista Frontiers in Physiology, muestran que la ingesta de pescado azul, evita el padecimiento de trastornos del estado de ánimo. Entre ellos destacan, la depresión y la ansiedad. Se debe tener presente la ingesta de ácidos grasos de cadena media. De esto se ha hablado bastante y lo corrobora un estudio publicado en la revista Nutrients. En el mismo se muestra la regulación que puede alcanzarse con el consumo de aceite de coco. Su efecto, puede equilibrar el funcionamiento de las células responsables de la respuesta a la insulina.
6. Consumir cantidades adecuadas de fibra dietética
La fibra desempeña un papel relevante en la salud intestinal. Además del adecuado funcionamiento y estabilización de la flora benéfica. Esto, puede favorecer la regulación de ciertas hormonas muy relevantes, como la insulina. Esto se logró corroborar, mediante un estudio presentado en la revista Obesity. Mostraron, cómo ciertos tipos de fibra, permiten reestablecer el equilibrio, no solo de la insulina sino además de otras hormonas. Esto por supuesto, puede ayudar a estabilizar muchos procesos metabólicos, permitiendo el mantenimiento de un peso saludable.
7. No contaminar el cuerpo mediante el uso de cosméticos tradicionales
Uno de los mayores disruptores hormonales, presente en muchos cosméticos de uso diario son los parabenos. Aparte de los parabenos, los ftalatos y bisfenoles, pueden interactuar con los sistemas enzimáticos de regulación del balance hormonal. De hecho, los parabenos, bisfenoles y benzofenonas, compiten con los estrógenos naturales. Se ha comprobado, que un exceso de estrógenos, puede desencadenar procesos tumorales. Estos compuestos, han sido muy asociados con cáncer de mama y anomalías de fertilidad.
En el caso de los ftalatos, se sabe que son compuestos con propiedades disolventes y suavizantes. Se utilizan con frecuencia en cremas corporales, perfumes, desodorantes y lacas para el cabello. Estos compuestos han sido asociados con problemas reproductivos, neurológicos o tumorales.
Los parabenos, por su parte, son sustancias que poseen propiedades conservantes. Tienen una alta capacidad de penetración en la piel y en nuestro organismo actúan igual que los estrógenos. En la mayoría de los productos aparecen con el nombre de: isopropilparabeno, isobutilparabeno y propilparabeno.
Por ello, es importante, utilizar solo productos naturales para el cuidado del cuerpo, manos y cabellos. Procura además emplear desodorantes naturales en vez de antitranspirantes. Se sabe que los antitranspirantes contienen metales pesados, triclosan, BHT y parabenos. Todos ellos, considerados disruptores endocrinos.
Concluyendo
Realmente el tema de las hormonas es muy denso y a la vez fascinante. Es increíble, como pequeñas cantidades de ciertos compuestos, puedan poner en movimiento toda la maquinaria que conforma nuestros sistemas. Se sabe, que nuestro cuerpo produce unas cincuenta hormonas. Debemos imaginar nuestras hormonas, como especies de partículas especiales que llevan ciertos mensajes que son leídos por células especializadas. Es decir, ellas son, moléculas mensajeras, producidas en una zona de tu cuerpo y luego transportadas a otras zonas. Sin su presencia, no podríamos controlar muchas funciones críticas, dentro de las que destacan el metabolismo, el equilibrio u homeostasis y la actividad sexual.
Lamentablemente, muchos factores tanto internos como externos producen un desequilibrio en nuestro sistema endocrino. Así, podríamos mencionar ciertos desencadenantes que son utilizados de forma cotidiana y que a veces no imaginamos sus graves efectos. Algunos ejemplos, lo encontramos en una gran variedad de cosméticos que contienen compuestos, que actúan como disruptores endocrinos. Incluso los alimentos chatarra, las grasas de mala calidad y muchos azúcares, pueden alterar muchas de nuestras hormonas.
Aunque suene increíble, hay un alto porcentaje del desequilibrio que ocurre en nuestro sistema endocrino, ocasionado por desconocimiento. Pero siempre es posible marcar la diferencia, realizando ciertos ajustes, que están en nuestras manos: descansar adecuadamente, alimentarnos de forma saludable y emplear productos naturales en nuestro cuidado corporal. Claro está, manejando el estrés de una forma asertiva. No debemos olvidar, que las hormonas poseen un rol determinante en el mantenimiento de los múltiples ajustes dinámicos de nuestro organismo. Mi amiga, quedó fascinada, con la información. Lo que compartí con ella, es lo que ahora presento en el blog. La ultima vez que conversamos, me agradeció por haber hecho posible que ella rectificara, ciertos comportamientos. Como por ejemplo, dejar encendido el TV al momento de dormir.
“Tus hormonas fueron creadas para darte superpoderes”
Dra. Jolene Brighten
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