Según el Observatorio Global de Cáncer (GLOBOCAN), el cáncer gástrico ocupó el cuarto lugar durante el año 2020. Esto referido en cuanto a mortalidad, registrándose 769.000 fallecimientos.
Actualmente el país con mayor incidencia de cáncer gástrico es Corea. Registros sanitarios de Corea del año 2019 mostraron, que las personas mayores de 19 años ingirieron ese año, unos 3.512,3 mg de sodio. Ello supone, más del doble de la ingesta adecuada (1.500 mg) para dicho país. Este consumo exagerado, podría también incidir en patologías autoinmunes.
Este tema se aborda al considerar la solicitud de Cindy, una seguidora de Puerto Rico. Ella hizo contacto conmigo a inicios de la primavera. Básicamente estaba preocupada por muchos desarreglos alimenticios, que su esposo comenzó a realizar. Él es un profesional que asesora diversas empresas en el área financiera y cambió mucho su alimentación al trabajar desde casa.
Ella me comentaba, que a su esposo le encantaba la comida hecha en casa, con poca grasa y muchos vegetales. Sin embargo, a inicios de enero comenzó a solicitar comida rápida.
Su pretexto fue, que no quería molestarla en la preparación de la merienda. Así, su esposo comenzó rutinariamente a solicitar ciertas comidas con altas cantidades de grasa y sal (hamburguesas, pizzas y snacks), llevándolo a experimentar retención de líquidos en sus pies.
Al sopesar el riesgo que corría el esposo de Cindy, le respondí a la brevedad. Opté por enviarle información relacionada con los efectos que puede causar el exceso de sal sobre la salud. Le hice énfasis principalmente en hallazgos científicos encontrados sobre los efectos de la sal y ciertas enfermedades autoinmunes.
Dada la prevalencia del consumo de sal, consideré importante compartirlo aquí. De esta forma podrán estar conscientes de los riesgos, que entraña su uso inadecuado.
Algunos elementos acerca de la sal
Desde hace siglos se conoce la importancia de ingerir cantidades adecuadas de sal o cloruro de sodio. Se ha establecido, que el sodio y el cloro son los principales electrolitos presentes en la sangre y fuera de las células. La ciencia ha determinado, que ambos trabajan juntos para controlar el volumen extracelular y la presión sanguínea.
Vale destacar, que el potasio es el principal catión presente dentro de las células, a su vez, el sodio es el principal catión extracelular. Se ha cuantificado, que las concentraciones de potasio son unas treinta veces mayores dentro que fuera de las células. A su vez, las de sodio son más de diez veces menores dentro que fuera de las células.
Las diferencias de concentración entre el potasio y el sodio a través de las membranas celulares crean un gradiente electroquímico denominado potencial de membrana.
Según la ciencia, estas diferencias están asociadas con ciertos mecanismos. Uno de los más importantes corresponde al denominado “bomba sodio-potasio”. Según las observaciones, este proceso requiere del 20% al 40% del gasto energético de un adulto sano en reposo. Esto muestra cuán importante es para el mantenimiento de la vida.
La sal de la dieta como fuente de sodio
Es sabido, que la sal común o de mesa (cloruro de sodio) es esencial para la vida. La correcta actividad de las membranas de nuestras células se mantiene debido al efecto que ejercen ciertos iones sobre ella.
Se ha establecido que este control estricto del potencial de la membrana celular es fundamental para ciertos procesos vitales. Entre ellos, la transmisión de los impulsos nervioso, contracción del sistema musculoesquelético y función cardíaca. Todos estos efectos y muchos otros vinculados al metabolismo hídrico de nuestro organismo, están muy relacionados con la participación de la sal o cloruro de sodio.
¿Cuáles son las necesidades reales de sodio en el cuerpo humano?
En 2019 el Consejo de Alimentación y Nutrición (FNB) de la Academia Nacional de Medicina revisó las ingestas dietéticas de referencia para el sodio. Sin embargo, no encontró evidencia suficiente para establecer una Ingesta Dietética Recomendada (IDR).
Sin embargo, considerando que niveles por debajo de 2.300 mg diarios de sodio mostraban posibles beneficios para la salud, establecieron en su lugar, una ingesta adecuada (IA) de sodio.
Así, resultó la siguiente propuesta de ingesta adecuada diaria para hombres y mujeres:
- Bebés de 0 a 6 meses: 110 mg de sodio (280 mg de sal)
- Niños de:
- 7 a 12 meses: 370 mg de sodio (930 mg de sal)
- 1 a 3 años: 800 mg de sodio (2 g de sal)
- 4 a 8 años:1 g de sodio (2,5 g de sal)
- 9 a 13 años: 1,2 g de sodio (3 g de sal)
- Adolescentes de 14 a 18 años: 1,5 g de sodio (3,8 g de sal)
- Adultos de 19 años o más: 1,5 g de sodio (3,8 g de sal)
- Embarazo y lactancia 14 a 50 años: 1,5 g de sodio (3,8 g de sal).
Investigaciones relacionan el consumo de sal con cáncer gástrico
Diversos estudios globales han logrado establecer, que la ingesta media de sal en diversos grupos humanos se relaciona fuertemente con la mortalidad ocasionada por cáncer de estómago. Estos resultados fueron observados en un gran porcentaje de los estudios de casos y controles realizados. En los mismos se encontraron riesgos moderados a altos cuando los niveles de consumo de alimentos salados o de sal eran mayores.
Vale destacar que también se han realizado estudios que asocian la infección por Helicobacter pylori y la ingesta de sal. Esto sugiere a los científicos que, posiblemente el alto consumo de sal y la infección por H. pylori establecen una sinergia que promueve el cáncer gástrico.
Pruebas a nivel mundial sugieren limitar el consumo de sal, esto además incluye a los alimentos salados, como una estrategia práctica en la prevención del cáncer gástrico.
Para los investigadores, los resultados obtenidos son un fuerte indicador de la alteración que el sodio puede generar. Esto incluye, desequilibrios sobre la función inmunitaria innata y adaptativa, afectando además procesos que influyen sobre el adecuado desempeño metabólico.
Vale destacar, que la sal podría considerarse un factor de riesgo ambiental que puede llegar a desencadenar respuestas alteradas. Es decir, puede llegar a bloquear las respuestas antiinflamatorias y promover ciertas respuestas inmunitarias proinflamatorias.
Algunos investigadores creen que, sea bastante probable que exista cierta predisposición genética que propicie estas respuestas desequilibradas del organismo. De hecho, ciertas modificaciones a nivel de la microbiota intestinal favorecen la presencia de ciertos desequilibrios en la función inmunitaria.
Los nitratos o nitrites
En mi libro Un mundo sin Cáncer, lo que tu médico no te cuenta, hago referencia al nitrito o nitrite. Esto es sencillamente una sal sódica, usada en la industria de alimentos procesados como conservante y fijador de color de carnes y sus derivados como fiambres y embutidos, allí aparece la etiqueta con el código E 250.
¿Qué pasa con estos nitritos? Sencillamente se transforman en nitrosaminas después que se ingieren. Se constituyen entonces en potenciadores de la aparición y desarrollo del cáncer en seres humanos (con mayor incidencia en el sistema digestivo, incluyendo la zona colorrectal, estómago y páncreas).
Los nitritos deben evitarse a como dé lugar. De igual manera se debe evitar el consumo de los productos cárnicos procesados, conocidos como carnes frías, salchichas, chorizo, tocino, jamón y todo tipo de embutidos, excepto que estén etiquetados como libres de nitrato, siempre tendrán este ingrediente tóxico.
El nitrito de sodio es el elemento conservante que aumenta el riesgo de padecer cáncer en el sistema digestivo.
Otros estudios corroboran efectos de la sal y otros compuestos en el cáncer gástrico
Un estudio realizado el 2015 con la participación de científicos chinos y estadounidenses, logró relacionar también el elevado consumo de sal con el cáncer gástrico. Se detectó que, una dieta baja en sodio podría ayudar a disminuir el riesgo asociado a estas enfermedades.
Este estudio logró determinar la presencia de 32.758 casos de cáncer gástrico en un total de 6.316.385 participantes. Además de ello, los investigadores pudieron relacionar la ingesta de 67 factores dietéticos y su efecto sobre el cáncer gástrico.
Dentro de dichos factores, resaltaban, una variedad de verduras y frutas, alcohol, té, café, carne, pescado, sal y diversos nutrientes. El estudio, consideró seguimientos realizados en periodos que abarcaban lapsos de tres a treinta años.
Según las pruebas de este estudio se logró demostrar una asociación inversa entre el consumo de frutas y verduras blancas y la presencia de cáncer gástrico. Es decir, a mayor consumo de frutas y verduras blancas, menor presencia de cáncer gástrico.
Vale destacar, que tanto las frutas como las verduras blancas poseen altos contenidos de vitamina C, uno de los nutrientes que mostró un efecto protector significativo contra el cáncer gástrico. Además de ello, se encontraron asociaciones entre la ingesta de alimentos ricos en sal y el riesgo de cáncer gástrico.
Cabe destacar que el consumo de alcohol, especialmente licores y cerveza (no el vino), mostraron un fuerte efecto sobre el riesgo de padecer cáncer gástrico.
Análisis realizados por los científicos determinaron que, el riesgo de cáncer estomacal aumentaba un 12% al incrementar 5 g/día de ingesta de sal en la dieta. También se observó una disminución del 5% de riesgo, por cada incremento de 100 g al día de consumo de frutas y verduras blancas.
Consecuencias de la sal sobre las enfermedades autoinmunes
Una investigación aparecida el 2013 en la revista Nature, permitió resaltar ciertos hallazgos interesantes. La misma fue realizada por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale.
Esta investigación descubrió que, la sal puede impulsar la progresión y la gravedad de las enfermedades autoinmunes, a través de sus interacciones con determinadas moléculas inmunitarias a nivel intestinal.
Se emplearon modelos animales experimentales propensos a desarrollar una versión de la esclerosis múltiple. De esta forma, cuando se añadió un poco más de sal a su dieta, la gravedad de su enfermedad aumentó.
Cabe destacar que, aunque una dieta alta en sal no logre elevar de forma drástica el nivel de sal en sangre, sí produce incrementos de la misma a nivel intestinal. Ello genera ciertos cambios en la microbiota que afectan el sistema inmunitario.
Desde hace tiempo, se sabe que cierto tipo de célula inmunitaria, llamada célula T helper 17 (TH17), está implicada en varias enfermedades autoinmunes. A saber: la diabetes de tipo 1, artritis reumatoide, esclerosis múltiple y psoriasis.
De hecho, se ha demostrado, que quienes padecen estas enfermedades poseen niveles más altos de células TH17. Esto de alguna forma, explica la razón de que sus sistemas inmunitarios sean más propensos a atacar sus propias células.
Según los investigadores este hallazgo demuestra, que nuestro sistema inmunitario posee mucha interrelación con los alimentos. Por ello, sugieren a los pacientes con enfermedades autoinmunes reducir la ingesta de sal. De hecho, se comprobó quienes asisten a restaurantes de comida rápida más de una vez a la semana, presentaban niveles más elevados de células TH17.
Se conocen más de 150 genes relacionados con el riesgo de enfermedades autoinmunes en los seres humanos. De acuerdo a los científicos, se ha establecido que casi el 30% de estos genes eran activados por la sal.
Un estudio reciente relaciona el consumo de sal con deficiencias inmunológicas
Según investigación realizada por el Hospital Universitario de Bonn, Alemania, mantener una dieta alta en sal no sólo es desfavorable para la presión arterial, sino también para el sistema inmunológico.
Este estudio, publicado el 2020 en Science Translational Medicine, logró detectar que los animales de laboratorio alimentados con una dieta alta en sal, padecían infecciones bacterianas graves. Además de ello, los voluntarios humanos que consumieron seis gramos más de sal al día también mostraron pronunciadas deficiencias inmunológicas.
De acuerdo a los investigadores, esta cantidad provee contenidos de sal equivalentes a dos comidas rápidas. Esto además de provocar hipertensión, puede generar un infarto o derrame cerebral.
Según los investigadores, se ha podido demostrar por primera vez que un consumo elevado de sal debilita el sistema inmunológico. Dicho hallazgo fue inesperado, pues se pensaba que determinadas infecciones parasitarias de la piel, sanaban rápidamente con dietas elevadas en sal. Esto se daba por hecho, porque según observaciones experimentales, varios médicos habían concluido que la sal poseía efectos inmunológicos generalizados.
De acuerdo a los investigadores el supuesto anterior resultó inexacto, pues el cuerpo para su adecuado funcionamiento debe mantener un nivel constante de sal en sangre y órganos. Sin embargo, esto no ocurre a nivel de la piel, porque ella funciona como un depósito de sal. Por esta razón, ciertos niveles adicionales de sal, resultan tan efectivos en algunas enfermedades de la piel.
Vale destacar que, muchas partes del cuerpo no están expuestas a los excesos de sal. Esto se debe, a que los riñones poseen un sensor que detecta la función de excreción de sal. No obstante este efecto posee algunas consecuencias indeseadas, induciendo que ciertos compuestos denominados glucocorticoides se acumulen en el organismo.
Dicha acumulación logra inhibir el desempeño de los granulocitos, la célula inmunitaria más frecuente en el tejido sanguíneo.
Concluyendo
La sal como vimos, posee dos caras muy bien definidas. Por una parte, es un compuesto vital por su aporte de importantes electrolitos, en especial el sodio, que integra junto al potasio un sistema que permite el funcionamiento adecuado de las membranas celulares.
Además de ello, participa activamente en la transmisión de los impulsos nervioso, función cardíaca y contracción del sistema musculoesquelético.
Sin embargo, la sal posee una cara poco atractiva, cuando no realizamos un uso adecuado de la misma. Es decir, cuando no sabemos equilibrar su consumo, incluyendo en la dieta diversos alimentos que poseen elevados contenidos de sal. Cuando ello ocurre, además de una serie de patologías asociadas con la función cardiovascular, se producen ciertas enfermedades insospechadas.
Dentro de dichas enfermedades, se encuentra el cáncer de estómago, un hallazgo que había venido siendo muy bien estudiado. Sin embargo, es en los últimos años que se ha evidenciado con mayor precisión la participación de la sal, como agente causal en conjunción con el H. pylori.
Asimismo, estudios recientes corroboran los efectos de la sal sobre el sistema inmune. Esto, puede llegar a generar ciertas enfermedades autoinmunes, tales como: diabetes tipo 1, esclerosis múltiple, psoriasis y artritis reumatoide.
Cindy, mi seguidora puertorriqueña, se sintió muy agradecida por la información recibida. Dicha información, es la misma que comparto en el post. Me comentó, que pudo sopesar la importancia de la sal en la dieta y reconoció la importancia del respeto en cuanto a sus dosis. El material recibido, lo compartió con su esposo y él valoró mucho aceptar las sugerencias realizadas sobre Ingestas Adecuadas Diarias.
Cindy me comentó, que su esposo se ha sentido muy bien y sus pies ya no se inflaman. De hecho, me envió agradecimientos por enrumbar su vida y salud para el bien de su familia.
“Múltiples estudios han demostrado, que la sal puede afectar a las células inmunitarias de diversas maneras. Si la sal altera el funcionamiento inmunitario durante un largo periodo de tiempo, podría provocar enfermedades inflamatorias o autoinmunes en el organismo”
Dr. Markus Kleinewietfeld
Profesor asociado de la Universidad de Hasselt (Bélgica)
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8072798/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6002217/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2682234/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5097114/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26589974/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7384997/
https://stm.sciencemag.org/content/12/536/eaay3850
https://medicine.yale.edu/news/medicineatyale/salt-is-new-culprit-in-autoimmunity/
https://www.livescience.com/salt-disrupts-immune-cell-functioning.html