La pandemia ocasionada por el COVID-19, ha causado muchos efectos negativos sobre la población. Algunas de ellas, son de índole psicológica y afectan el adecuado descanso y el sueño. Cabe destacar, que estas precisiones, han sido desveladas, en algunos estudios clínicos realizados en China. La población objetivo, fue un grupo de niños de preescolar, quienes se encontraban confinados en sus casas, cumpliendo la cuarentena. Se detectó, que estos niños, que permanecían encerrados por el efecto de la pandemia, mostraron ciertas anomalías de comportamiento y en sus hábitos de sueño y vigilia.
Este tema que presento, obedece a la preocupación de muchas seguidoras que han expresado inquietud con relación al trasnocho de sus niños. En especial, Sirianny, una seguidora de Canadá, quien posee mellizos de ocho años, un niño y una niña. Ella me comenta que, desde el inicio de la pandemia, ellos han estado muy ensimismados en sus juegos electrónicos. Y, aunque ella trata de controlarlos, los utilizan aún en la cama. Esto recién lo descubrió, porque generalmente ellos son muy obedientes. A raíz de esta conducta, decidió solicitar mi apoyo, como profesional de la salud y como madre de familia.
Para responder esta solicitud tan abnegada, realicé algunas actualizaciones. Ellas me sirvieron, para elaborar un dossier, en el que incluí cierta información científica. Sobre todo, que mostrara los efectos de la pandemia en la calidad del sueño de los niños. Aparte de ello, menciono además, algunas recomendaciones que permiten ayudar a los niños en esta difícil situación. Con el conocimiento que muchas personas que me leen son madres de familia, decidí compartir esta información aquí en mi página.
¿Cómo surge la ciencia del sueño?
Prácticamente, aún se está en una etapa incipiente, con relación a los estudios en profundidad relacionados con la importancia del sueño. Los primeros pasos en la ciencia del sueño, corresponden al médico alemán Hans Berger, jefe de la Unidad de Psiquiatría de la Universidad de Jena, Alemania. Sus investigaciones iniciaron en 1902 y después de largos años de estudios, realizó el primer registro de las ondas cerebrales. El mismo, se efectuó el año 1924, en un joven de 17 años, empleando un galvanómetro de cuerda.
Pero los registros más modernos, lograron realizarse con la invención del transistor, a partir del año 1960. Sin embargo, los grandes pasos, en esta ciencia, se mostraron por primera vez, apenas en el año 2005. Esto se realizó, en el recién inaugurado Journal of Clinical Sleep Medicine, presentándose, los avances más recientes, para ese momento.
Allí, se mostraba, que el empleo del electroencefalograma, permitió realizar una clasificación de las diferentes etapas que conforman el sueño. Esto, hizo posible, que para el año 2005, los científicos, contaran con una clara definición de los trastornos del sueño. Se detectó además, la alta prevalencia de muchos de ellos. A partir de ese año, las investigaciones en este campo, se han acelerado mucho.
Los científicos, actualmente se encuentran investigando los efectos celulares y subcelulares en la privación e interrupción del sueño. Indagándose además, sus efectos sobre el sistema hormonal. Esto muchas veces acarrea, una serie de trastornos. A saber, deterioro del sistema inmunológico, enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas, hipertensión, diabetes tipo 2, trastornos del estado de ánimo y obesidad.
¿Qué tan importante es el sueño para la salud?
Las personas responsables de familia deberían tener conocimiento que la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño, desarrolló una serie de recomendaciones importantes. Dichas recomendaciones, surgen del análisis de más de 800 estudios científicos, analizados por múltiples expertos.
Estas recomendaciones, incluyen el establecimiento de la duración del sueño en función de las edades. Así, se puede mencionar la siguiente propuesta que busca promover una salud óptima:
- 12 a 16 horas, en bebés de cuatro a doce meses (se incluye la siesta)
- 11 a 14 horas, en niños de uno a dos años (siesta incluida)
- 10 a 13 horas, en niños de tres a cinco años (incluyendo la siesta)
- 9 a 12 horas, en niños de seis a doce años
- 8 a 10 horas en adolescentes de trece a dieciocho años.
Dentro de los resultados positivos asociados a la salud, por efecto de las horas adecuadas de sueño, destacan:
- Desarrollo de un mejor comportamiento
- Incremento de los niveles de atención
- Mejora de los procesos de aprendizaje y la memoria
- Equilibra las emociones
- Incrementa la calidad de vida
- Favorece una adecuada salud física y mental
- Ayuda a fortalecer el sistema inmunológico
- Mejora el estado de ánimo.
A su vez, si no se respetan el número de horas de sueño requeridas, ocurren ciertos efectos negativos, tales como:
- Desarrollo de procesos depresivos y de ansiedad
- Propensión a desarrollar trastorno bipolar
- Disminución de la capacidad de atención
- Tendencia a desarrollar obesidad y diabetes.
- Incremento de la disposición a accidentes, lesiones y estrés postraumático
- Aparición de conductas asociadas al mal comportamiento
- Disminución de la capacidad de aprendizaje
- Dificultad para prestar atención.
En el caso de adolescentes, se pueden presentar incluso, tendencias a la autolesión y conductas suicidas.
Rutinas para acostar a los niños: una forma adecuada de crear disciplina
Es importante saber, que la rutina de llevar los niños a la cama, forma parte importante de la disciplina que irán generando, a lo largo de su desarrollo. Esta por lo general, se realiza antes de llevar el niño a la cama y apagar la luz para que duerma. De acuerdo a los expertos, este periodo transcurre aproximadamente una hora antes de acostarse.
Una serie de estudios, realizados a gran escala de niños estadounidenses, demuestran que un gran porcentaje de padres, realiza esta rutina. Encontrando así, que entre el 81% y cerca del 95% de padres de bebés y niños en edad preescolar, realizan una rutina antes de acostarse. Sin embargo, otros estudios, tomando una población de 3.217 familias con niños, encontró que más del 70% de ellas, implementaba esta rutina, de forma incompleta. Es decir, se verificó su implementación, solo en cuatro de las últimas cinco noches de la semana. Es de resaltar, que se ha observado, que las rutinas varían considerando factores como nivel socioeconómico, sociocultural y grupo étnico.
¿Cuáles beneficios se obtienen al implementar una rutina para dormir al niño?
Posiblemente, estos procedimientos, que se han venido empleando durante generaciones, no habían sido estudiados a profundidad. Hoy, de acuerdo a múltiples estudios realizados con la participación de padres y cuidadores, se logra revelar su importancia. De esta forma, se puede decir, que existen una serie de efectos muy positivos para la calidad del sueño. Dentro de ellos, podemos mencionar:
- Establecimiento de un horario adecuado y puntual para acostarse a dormir
- Descenso del periodo de tiempo previo a dormirse o latencia previa al sueño
- Disminución de las interrupciones del sueño, una vez que se concilia
- Incremento de la duración del sueño
- Disfrute de una mayor calidad de sueño.
Estos beneficios, que se muestran, surgen de una serie de estudios observacionales. Entre ellos destaca uno, realizado en 10.085 niños, en edades de 0 a 5 años, incluyendo catorce países. Además, de los efectos antes mencionados, se observó una dependencia entre la realización semanal de la rutina y los beneficios alcanzados. Este es un claro indicativo de los beneficios de una adecuada consistencia en la rutina de acostarse. De esta forma estamos asegurando los beneficios que se obtienen del sueño.
Además, de ello, este estudio permitió establecer que los niños en edad preescolar, con una rutina previamente establecida para acostarse, mostraron los mejores niveles de sueño. Cabe destacar, que independientemente de los países considerados, una adecuada educación materna es fundamental. Por ello, a pesar de la diversidad sociocultural, un adecuado direccionamiento y educación materna, logran siempre los mejores resultados.
Estudios realizados en Estados Unidos, en grupos socioeconómica y étnicamente diferentes, mostraron resultados positivos en rutinas que involucraban el lenguaje. Es decir, empleo de cantos, narración de cuentos y lecturas. Encontrándose que niños de cinco años, con tres años de rutina asociada al lenguaje, mostraron una mayor duración de sueño.
¿Qué han revelado los estudios realizados en niños confinados durante la pandemia?
Hace poco, se efectuó un importante estudio con grupos de niños en China. El total de niños considerados fue de 1.619, quienes presentaban edades entre 4 y 6 años. Todos ellos, habitantes de Zunyi, provincia de Guizhou. La información, fue recolectada empleando un Cuestionario de Hábitos de Sueño de los Niños, aplicado a los cuidadores. La misma, refleja el período de tiempo contemplado entre el 17 y 19 de febrero.
Los datos obtenidos, se compararon con una investigación semejante aplicada el 2018, en cuidadores de niños de preescolar. La información de 2018, cubría un igual número de centros de preescolar, además de un universo de niños de igual edad.
Por medio de este procedimiento, se pudo detectar, que algunos niños encerrados por el efecto de la pandemia, mostraron horas de sueño y de vigilia más tardías. Mostraban además perturbación de sueño, manifestado ocasionalmente por pesadillas. Además de ello, un mayor descalabro en cuanto a las prácticas de comportamiento y de crianza.
Sin embargo, se detectó algo muy importante: los niños con una adecuada guía y relaciones familiares, experimentaron menos perturbaciones durante el sueño. Es decir, mostraron mejores prácticas de comportamiento, arreglándose adecuadamente para dormir, un uso menos frecuente de dispositivos electrónicos y el cumplimiento de una dieta regular. Aparte de ello, contaban con adecuadas prácticas de crianza: un ambiente familiar con mayor armonía y una mayor comunicación con sus padres.
Este estudio, es el primero que logra mostrar, las repercusiones del confinamiento prolongado en los hogares, durante la pandemia. Sobre todo, lo relacionado con las perturbaciones y los patrones de sueño, en niños de edad preescolar. Se destaca además, la importancia de la relación entre la salud del sueño y los factores familiares, ligados de forma estrecha, con el ambiente y las relaciones intrafamiliares.
El sueño de los niños en tiempos de pandemia
Se ha comprobado que la gran mayoría de las personas han experimentado algún nivel de agustia y preocupación en esta pandemia. Y aunque muchas veces, no lo sepan expresar con ideas, los niños, han soportado una gran cuota de padecimientos. En primer lugar, su ritmo circadiano, se ha alterado. Incluso muchos de ellos, no comprenden en profundidad muchas de las cosas que suceden. Sin embargo, les inquieta escuchar a menudo, hablar del COVID-19 en su casa y por todos los medios de comunicación.
De acuerdo al Dr. Pablo Brockmann, pediatra broncopulmonar chileno, los niños actualmente se están acostando más tarde. Esto, conlleva a levantarse más tarde de lo habitual y cansados. Pues, ya no cuentan con un horario definido. “Y por esto, se están presentando fenómenos como las pesadillas, despertarse en la noche y tener cuadros de insomnio”
Lamentablemente, en forma general, se ha presentado un cambio de hábitos en todos los miembros de la familia. Esto ha incidido, en cambios en la conducta de sueño, además de la rutina para ir a la cama. Vale destacar, que a veces, situaciones de falta de contacto social, condiciona, parte de los desarreglos asociados al sueño. El Dr. Brockmann, realiza la siguiente reflexión: “Los padres nos olvidamos a veces de lo importante que es el sueño para el desarrollo neurocognitivo y biológico de nuestras hijas e hijos”
¿Es posible lograr una mejoría del sueño en los niños durante la pandemia?
Durante la pandemia, es importante apostar a la salud mental de todos los que habitan en cada hogar. Por ello, al ser padres de familia, es esencial tratar de sobreponernos a las actitudes negativas, manteniendo un clima de armonía en el hogar. Algunos elementos que pueden ayudar son los siguientes:
- Comunicarse permanentemente con los niños, conversar con ellos acerca de la importancia del sueño para la vida. Hacerles entender, que no es algo aburrido, al contrario, una necesidad de todos los seres humanos
- No dejar a un lado las rutinas para dormir, procurando no perder la oportunidad de fomentar en los niños, esta importante disciplina. Emplear métodos relajantes, bien mediante la lectura de historias, contar anécdotas, hacer estiramientos o tomar un baño tibio
- Evitar su sobrexposición a noticias vinculadas al COVID-19
- Eliminar el consumo de cafeína en los niños. Esto puede mantenerlos alterados o nerviosos. Por ello, es importante evitar que consuman café, té o refrescos
- Establecer que se mantengan las luces apagadas, al igual que las pantallas de equipos electrónicos al momento de dormir
- Si los niños tienen menos de once años, no acostarlos más allá de las 9 pm
- No perder la disciplina que tenían antes de la pandemia, por ello, es importante, levantarse a diario, en un horario fijo. Esto podría flexibilizarse los fines de semana
- No abusar de los abrigos y evitar cualquier tipo de estímulos en horas nocturnas
- Evitar las comidas y bebidas antes de acostarse
- Si el niño, presenta pesadillas, apneas o ronquidos, así como un sueño interrumpido, consulte a un especialista
- En casa, se puede también, ayudar a mantener adecuados hábitos de ejercicio con los niños. Es importante, que se expongan a la luz solar, a fin de restaurar su ritmo circadiano, mejorando el sueño y las horas de vigilia.
Concluyendo
Muchos especialistas, coinciden en que la pandemia, ha causado muchos estragos a nivel de la sociedad. Es muy común, experimentar miedo, ante la escasez de alimentos, además de la indefinición del tiempo de aislamiento en casa. Y aunque a veces, pareciera que no se puede hacer nada ante estos temores, si es posible hacerlo. Si hay un esfuerzo de todos y se trazan estrategias para una sana convivencia, se puede ayudar a mitigar el estrés en los hijos. Y esto, les permitirá enfrentar sus miedos y recobrar el equilibrio de un sueño reparador.
Para muchos especialistas, existe una interdependencia, entre los problemas de ansiedad y los del sueño. Además, ellos coinciden en que cuando se obtiene un sueño constante y de alta calidad, se logran mejorar muchos aspectos de la salud, a nivel físico y mental. Por ello, el sueño de la familia, en especial el de los niños, no debe ser descuidado durante la pandemia.
Enfrentar el estrés, es una forma inteligente de enfrentar la batalla emocional que produce la pandemia. Por ello, vale la pena, ser cariñosos, afables, respetuosos, tolerantes y disciplinadores con carácter, sin llegar a ser tiranos.
Sirianny, mi seguidora, agradeció de una forma conmovedora, la información que le envié. Dice que leyendo el material (el mismo que aparece en el post), se dio cuenta de algunos errores involuntarios que ella y su esposo habían cometido. Hace unas dos semanas, me informó por las redes sociales, que retomaron la costumbre de leer cuentos a sus niños, hacer juegos en casa, además de danzas y ejercicios propios de su edad. Han notado, que esto, ha logrado crear un ambiente más agradable en casa, propiciado un acercamiento y confianza, haciéndoles sentir que son amados y protegidos. Ello, se ha traducido en mayor respeto por las normas del hogar.
“Ahora más que nunca, es importante crear el entorno adecuado para dormir. Es importante reservar la cama para dormir, sin tareas, videojuegos u otras pantallas en la cama. El tiempo frente a una pantalla en general está aumentando, pero es importante tratar de mantener las mismas barreras de seguridad en torno a la tecnología que se usaban antes de la pandemia”
Dra. Caroline Okorie
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6281147/
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https://www.sleepfoundation.org/sleep-guidelines-covid-19-isolation
https://www.unicef.org/coronavirus/covid-19-parenting-tips
https://healthier.stanfordchildrens.org/en/sleeping-well-during-the-covid-19-pandemic/