Desde hace tiempo se sabe, que nuestro cuerpo es un ecosistema complejo y esto ha sido comprobado mediante diferentes estudios. Cabe destacar, que se han estudiado en profundidad diversos aspectos de la microbiota y su efecto sobre la obesidad. Más recientemente, se han realizado diversos estudios que señalan el efecto de la microbiota sobre la función mental.
De este tema, que es de sumo interés para la salud, les hablo a solicitud de Meredith, una seguidora de Colorado. Ella es una amorosa abuela de cinco nietos, que le encanta mantener una adecuada salud practicando una sana alimentación. Ella actualmente tiene 75 años y posee una lucidez impresionante.
Meredith me comentaba, que una hija le había informado hace poco que es importante mantener un adecuado equilibrio intestinal. Incluso, ella le decía que el chucrut, es un alimento que puede favorecer este proceso. De hecho, cuando Meredith era niña aprendió de sus padres que eran granjeros, a elaborar el repollo fermentado.
En este caso, Meredith ha logrado mantener esta tradición y actualmente sus nietos son fanáticos del chucrut. Así, su hija le decía que es un alimento integral, que provee de muchos beneficios incluso a nivel mental.
Realmente me encantó la agudeza de esta abuelita y su confianza para conmigo. Así sin demora, elaboré para ella un dossier donde le hablé de las generalidades acerca de las bacterias intestinales benéficas. Le incluí además los beneficios que se le atribuyen hasta ahora, considerando también su impacto sobre el desempeño cerebral.
Este tipo de información puede contribuir a realizar cambios importantes en el estilo de vida de muchas personas. Por ello, consideré estratégico compartirlo en mi página.
Generalidades acerca de la microbiota intestinal
Para la ciencia, el microbioma intestinal está compuesto por todos los microorganismos que habitan en nuestro intestino. Ello incluye los hongos, arqueas y bacterias, además de sus genes.
Aproximadamente un tercio de ellos son comunes a la mayoría de las personas, mientras que dos tercios son específicos de cada individuo, lo que hace que el perfil bacteriano intestinal de cada uno sea tan único como una huella dactilar. Ni siquiera los gemelos idénticos, que comparten el 100% de su información genética, tienen la misma composición del microbioma intestinal.
Muchos científicos coinciden en que la microbiota intestinal podría considerarse como un “órgano” con funciones metabólicas requeridas por el organismo. Un excelente ejemplo lo constituye la capacidad que la misma posee para procesar compuestos no digeribles por el sistema digestivo.
Entre ellos destacan las fibras dietéticas formadas por polisacáridos (pectina, celulosa, hemicelulosa) y polímeros naturales como la lignina. A pesar de que se hará hincapié en la microbiota intestinal, es importante recordar, que una enorme cantidad de bacterias y microorganismos habitan en otros órganos del cuerpo humano. A saber, los genitales, boca y piel.
Se sabe, que estas bacterias se inoculan en el organismo desde el momento del nacimiento, sobre todo en el parto. Esta forma de inoculación se denomina vertical y se establece a lo largo del primer año de vida.
La otra forma de inoculación se produce a lo largo de la vida humana y es conocida como transferencia horizontal. Ella se produce entre familiares, compañeros, personas cercanas o de la comunidad.
El cuerpo humano, habitat natural de la microbiota
Se ha establecido, que una persona con un peso de unas 155 libras posee más de cien billones de microorganismos, cuyo peso estaría alrededor de 200 g (como una manzana grande). Es de resaltar, que existen de 150 a 200 veces más genes en la microbiota que en todas las células del organismo.
Así, se sabe que el genoma humano posee más de 23.000 genes, en cambio la microbiota está constituida por más de tres millones de ellos. Ello indica que, más del 99% de la carga genética del cuerpo humano proviene de ella.
Hasta donde se ha estudiado, la microbiota es capaz de generar miles de metabolitos. De hecho podría decirse, que esta agrupación de microorganismos posee la capacidad de protegernos contra diversos patógenos. Si esto no ocurriera, se producirían infecciones debido a la presencia de ciertos patógenos.
Se sabe además, que la microbiota intestinal puede neutralizar fármacos y compuestos carcinogénicos. Incluso, puede favorecer la percepción del dolor visceral.
De acuerdo a los estudios, se ha observado, que la mayor población de microorganismos en el cuerpo humano se encuentra a nivel intestinal. Por lo general se le denomina microbiota intestinal y está formada por un ensamblaje donde coexisten células humanas y células de los microorganismos, en especial bacterias.
Anteriormente se pensaba, que ella estaba conformada por un predominio de células bacterianas. Sin embargo, estudios actuales han demostrado que las células humanas y las microbianas se encuentran en cantidades similares.
Según los expertos, los procesos alérgicos, obesidad, enfermedades neurodegenerativas, afecciones gastrointestinales, diabetes y cáncer, se han asociado a desequilibrios importantes.
¿Cómo reconocer una microbiota equilibrada?
De acuerdo a los especialistas, estudiar la microbiota intestinal constituye una posible alternativa para el tratamiento de numerosas enfermedades crónicas. Muchas de ellas son muy frecuentes en occidente, y aunque en la actualidad no exista un consenso sobre lo que constituye una microbiota sana, la ciencia menciona ciertas características que le distinguen. Entre ellas podemos mencionar:
- Función inmunológica crucial contra la colonización de bacterias patógenas al impedir su crecimiento, con una gran cantidad de especies diferentes, en especial a nivel del tracto digestivo
- Prevención contra la invasión de bacterias al manener la integridad del epitelio intestinal.
- Alta capacidad de resistir diversas agresiones y perturbaciones (por ejemplo, el efecto de dietas desbalanceadas y el empleo de antibióticos) y recobrar su equilibrio (resistencia, resiliencia y estabilidad a lo largo del tiempo)
- Alta diversidad genética a nivel de los microorganismos intestinales (ello sería un indicador de una adecuada salud metabólica y general).
¿Por qué varía la microbiota de una persona a otra?
Es válido afirmar, que existe un “núcleo” constituido por grupos de bacterias comunes a todos los seres humanos sanos. Dicho núcleo, equivaldría aproximadamente a un tercio de la microbiota total.
La microbiota aporta a cada ser humano la posibilidad de digerir nutrientes, que el sistema digestivo no puede realizar y producir una serie de compuestos bioactivos. Dentro de los más relevantes destacan los ácidos grasos de cadena corta (AGCC), especialmente el butirato, acetato y propionato.
Estos compuestos reciben también el nombre de posbióticos. Dentro de ellos destaca el butirato, considerado la principal fuente energética de las células epiteliales del colon. Se ha observado, que influye sobre una gran cantidad de funciones celulares asociadas con el colon y la salud. Se conoce además, su capacidad regulatoria sobre la saciedad, barrera intestinal y protección contra el estrés oxidativo.
Según estudios recientes se ha observado, que el butirato puede proteger de la presencia de ciertas enfermedades funcionales e inflamatorias. Entre ellas la enfermedad de Crohn y el síndrome de intestino irritable. Vale destacar, que ciertos complementos alimentarios contentivos de butirato logran restablecer los niveles adecuados de este compuesto.
Ello repercute de forma positiva sobre el mantenimiento de un adecuado funcionamiento intestinal, e incluso podría combatir algunas enfermedades digestivas.
Cabe señalar, que el resto de la microbiota presente en cada persona es única y puede variar considerando ciertos factores. Ellos pueden ser factores sobre los que podemos intervenir y otros sobre los cuales no tenemos control alguno.
Factores que pueden ser modificados
- Tipos de alimento consumidos durante la primera infancia (fórmulas infantiles, leche materna e introducción de alimentos sólidos)
- Empleo de ciertos medicamentos (antidiabéticos, antiácidos, antibióticos)
- Manera de preparar los alimentos o de cocinarlos y hábitos alimentarios. De acuerdo a los expertos, las dietas extremas basadas en ingesta de alimentos solo de origen animal o solo de origen vegetal, tienden a generar alteraciones de la microbiota intestinal. Diversos estudios han comprobado los efectos positivos de la fibra o el almidón resistente sobre el crecimiento de la microbiota
- Entorno y ambiente donde vivimos (rural, urbano, periurbano)
- Hábitos de vida (activa o sedentaria)
- Sobrepeso.
Factores que no pueden ser modificados
- Composición genética
- Anatomía del tracto intestinal (por lo general existe una mayor diversidad de bacterias a nivel del colon que del intestino delgado)
- Tiempo de gestación (nacimiento prematuro respecto a nacimiento a término de gestación)
- Forma de nacimiento (parto vaginal o parto por cesárea): de acuerdo a las investigaciones, el parto por cesárea altera la colonización de la microbiota intestinal del recién nacido.
- Esto se debe a la falta de exposición directa y el contacto con la microbiota materna. Según ciertos investigadores, el nacimiento por cesárea podría incrementar la propensión de padecer ciertas enfermedades durante la edad adulta. A saber, ciertos tipos de alergia, asma, diabetes y obesidad
- Edad de la persona: en personas de edad avanzada la capacidad de la microbiota para producir ácidos grasos de cadena corta (AGCC) y digerir carbohidratos tiende a reducirse. Sin embargo, se ha observado que la actividad de las enzimas que digieren proteínas, se incrementa.
- Según los estudios, la disminución de los AGCC incide sobre el incremento del proceso de envejecimiento a nivel intestinal en los adultos mayores.
Generalidades acerca de la microbiota y su efecto sobre el cerebro
Actualmente, la ciencia ha comprendido que existe una señalización en ambas direcciones entre el cerebro y el sistema digestivo. Esta comunicación bidireccional se produce gracias a la intervención del nervio vago. Este canal de comunicación es conocido eje microbiota-intestino-cerebro, el mismo posee vital importancia sobre el mantenimiento de la homeostasis o estabilidad metabólica y mental.
Investigaciones recientes, han logrado destacar el impacto del butirato sobre el cerebro a través del eje cerebro-intestino. Además de ello, se han detectado efectos sobre diversos sistemas, tejidos y órganos. Entre ellos resaltan el sistema músculoesquelético, tejido adiposo e hígado.
Según los expertos, los desequilibrios a nivel de la microbiota producen una serie de trastornos y disfunciones, incluyendo las cerebrales. La idea de que existe una influencia del microbioma sobre la salud mental no es nueva, sin embargo, las dos últimas décadas ha recibido mucha atención a nivel científico.
Como se sabe, la superficie de los intestinos interactúa con las moléculas de los alimentos, bebidas y fármacos que ingerimos. No obstante, es importante recordar que esto también lo hacen los microorganismos que habitan en nuestro intestino. Así, se ha comprobado que ellos poseen la capacidad de absorber los nutrientes que ingresan y producir nuevas sustancias.
¿Cómo influye la microbiota sobre el cerebro?
Hasta los momentos se han propuesto algunos mecanismos, que influyen sobre la conexión intestino-cerebro.
La microbiota intestinal puede desempeñar un papel en la salud mental y en afecciones neurológicas como el autismo, epilepsia y depresión. Esto se logra, cuando la microbiota incide sobre el sistema nervioso, liberando compuestos que probablemente puedan alcanzar el cerebro.
Son muchas las investigaciones necesarias para comprender la relación entre intestino y cerebro. Sin embargo, los investigadores confían en que sus descubrimientos podrían conducir al futuro desarrollo de tratamientos para los trastornos neuropsiquiátricos.
Existen algunos mecanismos, que intentan explicar posibles vías de conexión intestino-cerebro.
- Los microorganismos interactúan con las células inmunitarias del intestino, provocando que éstas produzcan citoquinas que circulan desde la sangre hasta el cerebro
- Los microorganismos interactúan con las células del intestino denominadas células enteroendocrinas, capaces de producir moléculas neuroactivas y péptidos. Estas moléculas interactúan con el nervio vago, que envía señales al cerebro
- La microbiota intestinal produce neurotransmisores y metabolitos, tales como el butirato. Se cree, que algunos de ellos son capaces alcanzar el cerebro. También se piensa, que algunas de estas sustancias logran alterar la actividad celular en la propia barrera hematoencefálica del sistema nervioso central.
Durante la última década, ciertos estudios han logrado desvelar asociaciones muy estrechas entre los cambios en la composición de la microbiota (una anomalía denominada “disbiosis”) y la presencia de ciertas enfermedades. A la ciencia, le ha llamado la atención que entre ellas, destacan algunas que afectan órganos que se encuentran distantes del intestino como el sistema nervioso central (SNC).
Microbioma intestinal y salud mental
Actualmente se ha demostrado, que la microbiota intestinal y sus productos ejercen una gran influencia sobre la salud mental. Por ello, cualquier modificación en su composición, incide de forma sustancial sobre las emociones y el comportamiento.
De esta forma se puede afirmar, que la disbiosis del microbioma intestinal puede llegar a producir algunos trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión. Ya está establecido, que la microbiota interactúa de forma permanente con nuestro cerebro. Ello incluye diversas vías, destacando la regulación inmunitaria, metabolismo de los neurotransmisores y ácidos grasos de cadena corta y los aferentes vagales.
Según la ciencia, la vía aferente vagal representa del 80 a 90% de todas las fibras del nervio vago. Se ha establecido, que esta vía conecta todo el tubo digestivo (desde el esófago hasta el colon).
Se sabe también que, la microbiota intestinal posee una gran responsabilidad sobre la respuesta al estrés. Esto se produce debido a su influencia sobre el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (eje HPA). Además de ello, las respuestas al cortisol del estrés pueden verse alteradas por diversos probióticos.
De hecho, según los estudios existe una relación entre los niveles de estrés elevados y la presencia de ansiedad y depresión, observándose tasas muy altas en personas con trastornos intestinales funcionales.
Diversos estudios han logrado demostrar, que distintos alimentos probióticos reducen el comportamiento depresivo y ansioso. Asimismo, favorecen un adecuado desempeño de la memoria y desempeño físico durante los periodos de estrés. Algunos ejemplos de ellos: kombucha, miso, kimchi, kéfir de agua.
Ciertos factores como la alimentación, tratamientos farmacológicos, ejercicio físico, incluso la ubicación geográfica, influyen en la composición del microbioma intestinal. Así, cuando se modifica el microbioma intestinal, también lo hacen sus metabolitos producidos. Esto influye grandemente en el estado de salud mental y comportamiento.
Concluyendo
Gracias a las investigaciones se sabe que, existe una comunicación entre el Sistema Nervioso Central (SNC), intestino y la microbiota. Ella se denomina eje intestino-cerebro (GBA), y está conformada por una compleja red que logra comunicar de forma bidireccional el intestino y el SNC.
Un largo recorrido de procesos de investigación ha logrado desvelar, que este eje involucra diferentes vías. Entre ellas se puede señalar, el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA), sistema nervioso autónomo y entérico, sistema inmunológico, sistema endocrino y la microbiota.
Entre ellos destacan neurotransmisores como el ácido gamma-aminobutírico (GABA) y vitaminas esenciales. A saber, la B12, B6, B1, B3 y ácido fólico, todas involucradas en la adecuada salud del sistema nervioso central. Además de ello, ácidos biliares secundarios, aminoácidos y ácidos grasos de cadena corta (AGCC).
Cabe destacar, que la microbiota posee igualmente la capacidad de modular muchas vías del sistema inmunulógico, influyendo a su vez en el comportamiento, memoria, aprendizaje, locomoción y trastornos neurodegenerativos.
Según los expertos, los principales factores perjudiciales para la microbiota humana son los hábitos extremos de higiene, consumo de alimentos procesados y pobres en fibra, además del empleo desmedido de los antibióticos. De hecho, un experto el año 2013 introdujo el término psicobiótico, para describir productos con bacterias vivas o sus metabolitos, capaces de generar beneficios sobre la salud mental.
Para Meredith la información recibida, la cual comparto en el post, fue realmente muy potente. Principalmente porque causó en ella una mezcla de felicidad y nostalgia. Ella me comentaba acerca de la importancia de agradecer el legado, que es recibido de los ancestros.
En su caso algo tan sencillo como una receta familiar de chucrut o repollo fermentado, hace posible que ella y su familia disfruten de una salud adecuada, incluyendo el desempeño mental.
“Los mecanismos por los que nuestras bacterias intestinales se comunican con el sistema nervioso central e influyen en él, se están descubriendo gradualmente y abarcan los sistemas neural, endocrino e inmunitario. Existe una sorprendente coincidencia entre las vías influidas por el microbioma y las implicadas en las enfermedades mentales”
Dra. Mary I. Butler, MD
University College Cork, Irlanda
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5641835/
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https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fnint.2013.00070/full
https://cen.acs.org/biological-chemistry/microbiome/gut-might-modify-mind/97/i14
https://www.gutmicrobiotaforhealth.com/about-gut-microbiota-info/
https://fems-microbiology.org/gut-microbiome-and-mental-health/