El 28 de julio fue aprobado como el Día mundial contra la hepatitis. Es una fecha asignada por la Organización Mundial de la Salud como un respaldo para prevenir y controlar las patologías hepáticas. Ante esto quiero hacer énfasis en que la enfermedad hepática se ha convertido en un problema de salud pública en todo el mundo y que ésta, no es solo originada por la hepatitis viral.
Uno de los padecimientos que cada día agarra mayor fuerza a causa de los malos hábitos alimenticios es el hígado graso. Saco a relucir este tema gracias a una seguidora que me contactó a través de correo electrónico. Me escribió muy asustada luego de que le dieran un diagnóstico médico que podría desencadenar en cirrosis. Para ella era algo increíble de creer puesto que no era consumidora frecuente de bebidas alcohólicas.
Pero así como ella, muy pocos saben que los hábitos alimenticios no solo afectan nuestra imagen, al hacernos incrementar nuestra talla corporal, los órganos también se ven afectados, y en ocasiones podemos estar enfermos sin presentar ningún síntoma. Así ocurre cuando sufrimos de hígado graso, una enfermedad que de no ser tratada a tiempo, trae consigo graves consecuencias. Como siempre, para mí es un honor brindar toda la información necesaria para ayudar a superar los padecimientos que sufre el organismo, por lo que deseo compartir este nuevo tema.
El hígado graso en la sociedad
En lo últimos 20 años se ha duplicado la cifra de pacientes con hígado graso no alcohólico, una enfermedad hepática crónica que es cada vez más común.
En este orden de ideas, el hígado graso se relaciona con la diabetes y la obesidad, cuyas patologías se consideran epidemias por alcanzar las cifras de 1,46 mil millones de pacientes adultos en todo el mundo. Número que continúa incrementando gracias a la normalización del consumo de alimentos con alto contenido calórico y rico en grasas. Este hábito se ha arraigado en la población sin importar su nivel educativo o socioeconómico. Así mismo este problema se presenta cada vez más en pacientes menores de 10 años y pediátricos.
¿Qué es la enfermedad de hígado graso?
La enfermedad del hígado graso no alcohólico, se define como la acumulación excesiva de grasa en el hígado, la misma se almacena en forma de triglicéridos. Se refiere a este tipo de enfermedad cuando el paciente no consume de forma constante bebidas alcohólicas.
La razón por la cual la grasa se acumula en las células hepáticas es a causa del síndrome metabólico, el cual es una combinación de niveles altos de triglicéridos, resistencia a la insulina y exceso de peso. Cuando esto ocurre, el organismo sintetiza mayor cantidad de grasas y el metabolismo se vuelve lento. Del mismo modo la grasa también se puede acumular en el hígado durante el embarazo.
Una persona que sufre de higado graso podría llegar a padecer de esteatohepatitis, la cual consiste en una inflamación del hígado, ocasionada por una serie de cicatrices que se forman en su interior. Esto a su vez puede desencadenarse en cirrosis. Sin embargo esta no es una condición a corto plazo, va en progresión y al aumentar la condición el paciente está expuesto a sufrir una falla hepática o carcinoma hepatocelular.
¿Qué origina el hígado graso?
Una de sus causas principales es el síndrome metabólico, pero a su vez el hígado graso se relaciona con:
- Padecimiento de diabetes mellitus tipo 2.
- Prediabetes
- Resistencia a la insulina
- Obesidad central.
- Concentraciones anormales de colesterol.
- Hipertensión.
- Triglicéridos altos.
- Síndrome de ovario poliquístico.
- Hipotiroidismo
- Apnea del sueño.
- Consumo de medicamentos, como corticoides.
- Consumo de algunos medicamentos para el cáncer.
- Hepatitis C.
- La exposición prolongada a algunas toxinas.
Se ha demostrado que estos padecimientos nombrados incrementan las posibilidades de padecer hígado graso.
Es importante resaltar que la obesidad juega un papel importante en el desarrollo de esta enfermedad, y actualmente estas cifras siguen aumentando al igual que los padecimientos de hepatopatías. Como ejemplo de esto hay estimaciones de que incrementará un 26% los costos médicos en los próximos 50 años a causa de esta enfermedad.
Así mismo, la resistencia a la insulina se relaciona con el hígado graso y es un elemento central. Por su parte el estrés oxidativo y las citoquinas contribuyen a la progresión del daño hepático.
Síntomas del hígado graso
Es una enfermedad que puede llegar a ser silenciosa ya que en muchos pacientes no se presenta ningún tipo de síntoma o dolencia. Sin embargo cuando presenta alguna dolencia los síntomas son:
- Cansancio.
- Malestar general.
- Fatiga.
- Pesadez.
- Dolor en la parte superior derecha del abdomen.
En caso tal de que el hígado grado presente esteatosis hepática los síntomas que se pueden presentar son:
- Hinchazón abdominal.
- Vasos sanguíneos dilatados.
- Agrandamiento del pecho.
- Palma de las manos ligeramente enrojecidas.
- Piel amarillenta.
- Ojos amarillentos.
Sin embargo para quienes no padecen ningún síntoma, el riesgo de que la enfermedad pueda complicárseles es mayor. Dado que al no iniciar un tratamiento oportuno a tiempo, el afectado puede llegar a complicarse hasta el punto de sufrir cirrosis o cáncer con complicaciones fatales.
Por ello, la diferencia entre un diagnostico a tiempo y un tratamiento tardío puede salvar la vida del afectado. Mucho más en una enfermedad tan común como ésta. Así mismo, la OMS estima que entre 20 y 30% de la población mundial sufre de hígado graso.
Cómo saber si sufro de hígado graso
El primer diagnóstico de esta enfermedad es la sospecha que existe en pacientes con sobrepeso y obesidad, y si al momento de efectuar un examen rutinario en sangre se observa un resultado elevado en los exámenes hepáticos, ya es indicativo de que hay un diagnóstico de hígado graso.
Enseguida, el siguiente paso para confirmar la enfermedad es mediante estudios por imágenes, siendo el más común la ecografía del hígado. En caso de que se requiera evaluar con mayor cuidado el hígado se recomienda efectuar una biopsia, en ella se puede identificar si exista alguna inflamación o si solamente se encuentra grasa.
¿Qué hacer si ya se recibió el diagnóstico?
Recibir un diagnostico positivo de hígado graso es indicativo de que es momento de realizar algunos cambios para evitar que progrese la enfermedad a cirrosis. Ante esto, uno de los primeros pasos que se deben realizar, es disminuir el exceso de peso de forma progresiva. Así mismo, para conseguir mejores resultado se recomienda un programa de ejercicio y eliminar por completo el sedentarismo.
A pesar de que en muchas culturas, la obesidad puede ser un signo de prosperidad o belleza, en términos de salud es sinónimo de que nuestro organismo no se encuentra sano. No tratar a tiempo el hígado graso no solo desencadena en trastornos hepáticos, sino en la necesidad de requerir un trasplante de hígado a largo plazo, según las cifras, entre 30 y 40% de los afectados con cirrosis requerirán de un trasplante.
A pesar de que el hígado graso sea una enfermedad que pueda desencadenar en grandes complicaciones, no es tarea difícil limpiar nuestro organismo, disminuir la grasa de nuestro cuerpo y asegurarnos un hígado sano. Sin embargo, los cambios deben ser constantes para conseguir buenos resultados.
Entre los cambios que requiere nuestro cuerpo es necesario:
- Disminuir el número de calorías que se consumen en un día a 25% menos de una dieta tradicional, la cual es de 2.500 calorías. Siempre se debe tener en cuenta la edad y sexo del paciente.
- Es momento de implantar una dieta hipocalórica y evitar consumir azúcares y grasas trans, sobre todo, cualquier tipo de alimento ultra procesado.
- Es necesario incrementar la ingesta de ácidos grasos poli insaturados, es decir Omega 3 y Omega 6.
- Adoptar un programa que incluya una rutina de ejercicios tres o cuatro veces a la semana, en donde se pueda alcanzar una frecuencia cardíaca de 60-75%.
- Aumentar el consumo de fibra.
- Comer alimentos ricos en Vitamina A, C, E como tomate, espinaca, brócoli, nueces y aguacate.
- Incrementar la ingesta de antioxidantes como brócoli, tomate, ajo, fresa y zanahoria.
- Detener el consumo de alcohol.
Cómo la dieta protege a nuestro cuerpo
Indagando un poco en el tema de una buena alimentación y como nos protege contra el hígado graso, se realizó un estudio que demostró como una dieta consistente en yogurt, frutas y verduras modificaron la microbiota intestinal de los afectados y los protegieron de la enfermedad de hígado graso.
Los sujetos analizados recibieron una dieta con bajo contenido de calorías, disminuyendo su consumo al 50%. Su alimentación consistía en yogurt, además de distintos tipos de frutas y verduras. Luego de 16 semanas los resultados arrojaron una significativa reducción del peso corporal, y una menor probabilidad de sufrir esteatosis hepáticas, es decir que su hígado disminuyó de tamaño. Así mismo presentaron una mejoría de resistencia a la insulina.
Ante esto, está más que demostrado, que una buena alimentación mejora nuestro metabolismo y es capaz de revertir el hígado graso.
Así mismo nos podemos ayudar con remedios naturales que nos permitirán limpiar nuestro hígado.
Remedios naturales para limpiar el hígado graso
1. Té de jengibre
El jengibre destaca por sus diversos usos medicinales y culinarios, además de todas las propiedades que tiene para nuestra salud las cuales son utilizadas para tratar una gran cantidad de patologías.
Ante todo esto es un remedio ideal para limpiar nuestro hígado. Consumirlo nos ayudará a filtrar y eliminar las sustancias tóxicas que se encuentren en nuestro organismo, y sobre todo limpiar el exceso de grasa.
Ingredientes
- Un trozo de raíz de jengibre.
- Medio limón.
- 1 taza de agua.
- Miel
¿Cómo lo realizo?
- Es necesario limpiar bien la raíz de jengibre y luego proceder a rallarla.
- Posteriormente se hierve en una taza de agua durante 10 minutos.
- Luego exprimir medio limón y añadirlo a la infusión.
- Dejar reposar.
- Colar.
- Agregarle miel al gusto para mejorar su sabor.
- Se recomienda consumir tres veces al día.
2. Zumo de limón
El limón es un potente remedio para desintoxicar nuestro hígado, esto es gracias a todas las propiedades antioxidantes que tiene, las cuales nos ayudan a optimizar las funciones de nuestro organismo. Así mismo funciona como antiséptico natural y es una gran fuente de vitamina C.
Ingredientes
- Un limón
- Una taza de agua
- Jengibre.
¿Cómo lo realizo?
- Hervir una taza de agua.
- Exprimir un limón
- Agregar a la taza el jugo de un limón.
- Acompañar la infusión con jengibre para potenciar la eficacia del remedio.
- Mezclar bien todos los ingredientes.
- Tomar de dos a tres tazas al día.
3. Jugo de betabel
El betabel es una fuente de vitamina A, B y C. Además es rica en fibra y antioxidantes. Este vegetal es un remedio ideal si sufrimos de alguna enfermedad hepática. Al ser rico en beta-caroteno, carotenoides y flavonoides actúa como un eficaz limpiador del hígado. Así mismo su alta cantidad de fibra nos permite limpiar el organismo y perder peso.
Ingredientes
- Un vaso de agua.
- Betabel mediano (1).
- Zanahoria (1).
- Manzana (1).
¿Cómo lo realizo?
- Primeramente se necesita lavar cada uno de los ingredientes menciones.
- Posterioremente se deben picar en trozos pequeños.
- Licuarlos todos juntos.
- Mezclarlos con un vaso de agua para diluirlo, de forma que sea más fácil su consumo.
- Se recomienda consumir media hora antes de almorzar.
- Tras una semana de su consumo ya comenzaremos a ver resultados.
4. Jugo de tomate
Cada uno de sus nutrientes convierte al tomate en un remedio para las enfermedades cardiovasculares, la cirrosis y la arterioesclerosis. Es rico en vitaminas, minerales, hierro y potasio. Así mismo nos aporta el 80% de vitamina C que necesitamos consumir al día. Todo esto lo convierte en un aliado para nuestro corazón e hígado.
Ingredientes
- 2 tomates grandes.
- 1 vaso de agua.
- 2 zanahorias.
- 1 naranja.
¿Cómo lo realizo?
- Se debe lavar muy bien cada una de las verduras.
- Picarlas en trozos grandes.
- Licuar hasta obtener una mezcla cremosa.
- Mezclar con un vaso de agua.
- Consumir en ayunas y antes de acostarse.
- Se puede comenzar a ver resultado luego de una semana.
Concluyendo
Hay enfermedades que no nos parece importante tratarlas por el hecho de pensar que luego habrá tiempo de sobra para curarlas o que se pueden equilibrar por su cuenta, solo porque son asintomáticas y no podemos verlas o sentirlas. Pero es necesario procurar el bienestar y salud de nuestro cuerpo. En el caso del hígado graso cuando ya comencemos a sentir sus síntomas ya la enfermedad podría estar muy desarrollada.
Así ocurrió con mi seguidora. Me aseguro que hace algunos años le dieron un diagnostico positivo de hígado graso y decidió ignorarlo simplemente porque se sentía bien. Años después estuvo cerca de desarrollar cirrosis. Sin embargo me contactó a tiempo y luego de tres meses ingiriendo el jugo de betabel que le recomendé, logró limpiar su hígado y revertir la enfermedad.
No debemos jugar con la salud, e iniciar a tiempo con los cambios necesarios y remedios que pide nuestro cuerpo. Todas las soluciones naturales que les comparto aquí para limpiar el hígado podemos realizarlas antes de llegar a estar enfermos. Es ideal depurar nuestro hígado al menos dos veces al año y evitar de esta manera enfermarnos.
No ignoremos estas recomendaciones y tomemos conciencia de cómo nos estamos alimentando y todo el daño que le originamos a nuestro cuerpo al no llevar un estilo de vida saludable. Espero que como siempre esta información pueda servir a todos. Es para mí una bendición continuar ayudando día tras día.
“Aquellos que piensan que no tienen tiempo para una alimentación saludable tarde o temprano encontrarán tiempo para la enfermedad.”
Edward Stanley
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https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=90208
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3127125
https://medlineplus.gov/spanish/fattyliverdisease.html
https://gi.org/patients/recursos-en-espanol/enfermedad-por-higado-graso/
http://www.worldgastroenterology.org/UserFiles/file/guidelines/nafld-nash-spanish-2013.pdf