De acuerdo a las estadísticas, más del 25% de los estadounidenses sufren de dolor crónico. Es importante destacar, que la influencia del dolor sobre la calidad de vida, en cuanto a sus aspectos físicos y psicológicos, podría equipararse con el cáncer.
Existen diversos tipos de dolor, sin embargo, así como el dolor agudo, es considerado un síntoma, el dolor crónico es catalogado como una verdadera enfermedad.
De este tema os he hablado anteriormente, sin embargo, en esta ocasión a solicitud de Cynthia, una seguidora de Utah, hare referencia al dolor crónico. Ella decidió contactarme a fin de solicitar asesoría, que le permita comprender que es realmente el dolor crónico.
Esta duda la tiene hace aproximadamente desde mediados el año pasado, cuando su madre fue diagnosticada con fibromialgia. Su duda se centra, en que su madre suele mencionar que se siente muy cansada, le duele todo el cuerpo y en ocasiones posee alteraciones del sueño.
Esta multitud de síntomas, en ocasiones le hacen creer que su madre no esta razonando adecuadamente y esto le preocupa. Así, a inicios del verano Cynthia decidió contactarme para que le ofreciera cierta información, que le permitiera comprender por qué esta enfermedad ocasiona tantos síntomas, que a veces confunden.
Cynthia, como cuidadora de su madre, estaba abrumada por los diversos síntomas que ella suele experimentar. Decidí así, mencionarle que la enfermedad que padece su madre es considerada una enfermedad crónica muy frecuente entre las mujeres.
Para complementarle lo expresado, le envié una compilación acerca de los diferentes tipos de dolor crónico que existen y sus características más sobresalientes. Dada la alta prevalencia de dolor crónico a nivel mundial, decidí compartir esta información en mi página.
Ahondando algunos aspectos acerca del dolor
Para comprender acerca de lo que entendemos por dolor crónico, es importante mencionar que en mayo de 2019, la OMS propuso públicamente la nueva clasificación internacional de enfermedades (CIE-11). De acuerdo a la OMS, el dolor se considera una experiencia sensorial y emocional desagradable.
La misma, puede estar asociada o parecerse a un daño real o potencial a nivel de los tejidos. Cuando el dolor persiste más allá de tres meses, es considerado crónico.
De acuerdo a esta clasificación, existen algunas implicaciones prácticas que definen dos subgrupos. Ellos son, el dolor crónico primario y el dolor crónico secundario. De esta forma, el dolor crónico se divide en:
- Primario
- Oncológico
- Postquirúrgico o postraumático
- Neuropático
- Orofacial y cefalea
- Visceral crónico
- Músculo-esquelético.
Una mirada más cercana del dolor crónico
Para la ciencia, actualmente el dolor crónico primario es una enfermedad en sí misma. A su vez, el dolor crónico secundario es considerado una condición en la cual el dolor es consecuencia de una patología subyacente.
Dolor Crónico primario
Vale destacar, que en el dolor crónico primario se presenta una alteración funcional o estrés emocional, no explicables por otras causas. Podría afirmarse que dicho dolor, es multifactorial porque depende de un sinnúmero de elementos biológicos, psicológicos y sociales. Dentro de este tipo destacan el dolor:
- Generalizado
- Primario visceral
- Primario orofacial y cefalea
- Dolor musculoesquelético crónico primario.
El dolor musculoesquelético crónico primario se produce a nivel de los huesos, tendones, articulaciones y músculos. Dentro de sus características se señala la presencia de estrés emocional (frustración, ansiedad, ira y depresión).
Además de ello, produce discapacidad funcional, acarreando una reducción significativa sobre la participación en la vida social. Asimismo, no es atribuible a ningún daño o enfermedad conocida.
Incluso, puede localizarse en las extremidades, a nivel de la columna o ser difuso. Un ejemplo de este tipo de dolor es la fibromialgia y el dolor crónico pélvico. Dentro del dolor crónico primario visceral destaca el síndrome de colon irritable y dentro del dolor crónico primario orofacial y cefalea, destacan las cefaleas primarias.
Dolor Crónico secundario
Este tipo de dolor, se hace presente debido a una enfermedad preexistente. Dentro de ellos podemos mencionar:
1. Dolor Oncológico
Es el originado por la presencia de cualquier tipo de cáncer, incluyendo la metástasis. Considera además el dolor crónico, que se presenta posterior al tratamiento con radioterapia o polineuropatía crónica dolorosa inducida por quimioterapia.
2. Dolor Postquirúrgico o postraumático
Este tipo de dolor, es el que se presenta a consecuencia de un procedimiento quirúrgico o una lesión tisular. Por lo general, suele manifestarse más allá del proceso de curación.
3. Dolor Neuropático
Se refiere al tipo de dolor, que es ocasionado por una lesión o enfermedad a nivel del sistema nervioso somatosensorial. Suele presentarse bajo las formas de dolor crónico neuropático central y dolor crónico neuropático periférico.
A manera de ejemplo, se puede mencionar la neuralgia posherpética o la neuropatía diabética. A su vez, como ejemplo del dolor neuropático central, se puede incluir la secuela de accidente vascular cerebral.
4. Dolor Orofacial secundario y cefalea
Dentro de este tipo de dolor se incluyen los diversos tipos de trastornos, que se presentan a nivel orofacial y diversos tipos de cefalea. Entre ellas, podemos mencionar todos los trastornos de dolor provocado por lesiones en boca, cara y por dolor de cabeza o cefalea.
Por lo general, sus causas son debido a efectos subyacentes y suelen presentarse en más del 50% de los días, a lo largo de un lapso de tres meses.
A manera de ejemplo destacan el dolor orofacial o las cefaleas causadas por efecto de trastornos temporomandibulares crónicos. Destacan también, el dolor crónico orofacial neuropático, el dolor crónico orofacial y el dolor crónico dental.
5. Dolor Visceral secundario
Este tipo de dolor se origina en los órganos internos de la región de la cabeza o el cuello y a nivel de las cavidades torácica, abdominal y pélvica. Por lo general, se presenta como un dolor visceral ocasionado por la inflamación persistente, ciertos mecanismos vasculares o algunos factores mecánicos como el crecimiento de tumores malignos.
6. Dolor Músculo-esquelético secundario
El dolor musculoesquelético crónico secundario, se refiere a un dolor de condiciones heterogéneas. Es decir, que su proceso de nocicepción no se encuentra en la columna vertebral, huesos, tendones, articulaciones, músculos o tejidos blandos. Más bien, se considera que su origen se encuentra en procesos locales o sistémicos, incluyendo lesiones somáticas profundas.
Si el dolor percibido se cree, que proviene de enfermedades viscerales el diagnóstico será dolor visceral crónico secundario.
El dolor crónico musculoesquelético secundario posee principalmente tres causas generales. Ellas son:
- Dolor persistente local o enfermedad inflamatoria sistémica: el mismo puede ser ocasionado por infecciones, deposición de cristales y procesos autoinmunes
- Cambios estructurales locales a nivel del sistema musculoesquelético
- Patologías del sistema nervioso que no son consideradas condiciones musculoesqueléticas. Sin embargo, pueden ocasionar problemas a nivel musculoesquelético tales como la hipertonía, que suele presentarse en la enfermedad de Parkinson.
Tratamientos más frecuentes empleados en el dolor crónico
Cuando una persona se somete a tratamiento para el dolor crónico, puede llegar a mejorar sustancialmente su calidad de vida. Sin embargo, vale destacar que el fracaso en el tratamiento del dolor crónico, así como la dependencia de los fármacos opiáceos, pueden llegar a acarrear una morbilidad y mortalidad significativas.
De hecho, solo en los Estados Unidos se gastan más de 100.000 millones de dólares anuales en el tratamiento del dolor, gran parte de ellos, debido a la dependencia de los opiáceos.
En la actualidad existe una gran cantidad de opciones farmacológicas para el dolor crónico. Dentro de estas opciones se incluyen analgésicos no opiáceos, tales como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), paracetamol y aspirina.
Se incluyen también medicamentos como el tramadol, opioides y los antiepilépticos (gabapentina o pregabalina). Dentro de estas opciones, destacan los fármacos antidepresivos tricíclicos y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (IRSN).
Se incluyen también, analgésicos tópicos, relajantes musculares, antagonistas de los receptores de N-metil-d-aspartato (NMDA) y los agonistas adrenérgicos alfa 2. Por lo general, la respuesta a los tratamientos suele variar entre una persona y otra, sin embargo, comúnmente el tratamiento se realiza de forma escalonada.
Este procedimiento es empleado a objeto de disminuir el tiempo de empleo y las dosis de los analgésicos. Pudiéndose afirmar, que no existe un enfoque único que sea apropiado para el tratamiento del dolor.
Se debe destacar, que el dolor musculoesquelético crónico es un dolor nociceptivo. Por ello, su tratamiento emplea un enfoque escalonado que combina analgésicos no opioides, opioides y terapias no farmacológicas. Dentro de los más frecuentes como terapia de primera línea, figuran el paracetamol o los AINE.
Se ha observado, que ambos son eficaces en el tratamiento de la osteoartritis y el dolor de espalda crónico.
¿Cuáles son los efectos secundarios de estos fármacos?
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos pueden producir un efecto limitado sobre el dolor del paciente. Incluso en ocasiones, puede llegar a proporcionar un alivio adecuado del dolor. Por ello los especialistas recomiendan, que se prueben diferentes fármacos antes de emplear analgésicos opioides.
Es decir, si no se logra un alivio adecuado con el paracetamol o los AINE, se puede considerar el tratamiento con opioides.
Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) no se recomiendan en pacientes que hayan experimentado cardiopatía o infarto de miocardio. Tampoco su empleo es conveniente en pacientes con enfermedad renal, quienes tomen medicamentos anticoagulantes o posean úlceras.
Los medicamentos opioides se consideran una opción de segunda línea. No obstante, su empleo puede estar justificado en el tratamiento del dolor persistente grave o neuropático secundario a una neoplasia. Es importante considerar, que el tratamiento con opioides debe realizarse con extrema precaución en los pacientes con dolor musculoesquelético crónico.
Dentro de los efectos secundarios frecuentemente asignados a los opioides, se mencionan la hiperalgesia (trastorno de la sensibilidad), estreñimiento, dificultades cardíacas y respiratorias, además de efectos de dependencia y sedación.
De hecho se ha comprobado que, para el tratamiento del dolor musculoesquelético crónico los opioides no son superiores a los analgésicos no opiáceos. Los efectos secundarios de los opioides, tales como las dificultades respiratorias, se elevan en la medida que se incrementan las dosis.
Así, se ha logrado comprobar que las personas que reciben cantidades superiores a 100mg de morfina al día, poseen un riesgo significativamente mayor de sufrir efectos secundarios.
Por ello, estos fármacos de acción prolongada deben emplearse preferiblemente sólo en caso de dolor incapacitante. Se ha estimado, que menos del 50% de quienes padecen dolor neuropático, logra alcanzar alivio empleando solo un medicamento.
En ocasiones se recomiendan también, tratamientos tópicos complementarios como lidocaína o crema de capsaicina.
Terapias alternativas empleadas actualmente para el dolor crónico
Debemos recalcar, que existen numerosas terapias no farmacológicas para el alivio del dolor crónico. Dentro de ellas, podemos mencionar algunas que incluyen el empleo del frio o calor.
Destacan también las terapias psicodinámicas, cognitivo-conductuales, de relajación, biorretroalimentación, asesoramiento grupal, estimulación por ultrasonido, acupuntura y ejercicios aeróbicos. Vale destacar, que se ha observado que la orientación puede favorecer la reducción del dolor.
A manera de ejemplo diversos estudios han logrado comprobar que, la terapia psicodinámica, la cual se dirige a comprender las relaciones interpersonales, puede reducir los niveles de dolor. Además de ello, puede ayudar a las personas a solventar algunos conflictos interpersonales.
Según los expertos, la asesoría de un consejero especializado en el control del dolor, puede también mostrar diversas metodologías para minimizar los pensamientos negativos. Ello permite reducir los episodios de dolor, un buen ejemplo es la terapia cognitivo-conductual.
Son también empleadas ciertas técnicas como la quiropraxis, fisioterapia, medicina manipulativa osteopática, terapia ocupacional y la estimulación nerviosa transcutánea (TENS).
Diversas técnicas de intervención también pueden utilizarse en el tratamiento del dolor crónico. Algunas de ellas, empleadas de forma generalizada son la estimulación de la médula espinal y las inyecciones epidurales de esteroides.
Se incluyen también las inyecciones de toxina botulínica, ablaciones nerviosas por radiofrecuencia, bloqueos nerviosos e inyecciones en puntos gatillo.
Existen además ciertos dispositivos que se implantan, denominados bombas intratecales. Esta bomba de infusión es un pequeño dispositivo, que contiene analgésicos y se coloca en un espacio situado entre la médula espinal y la membrana que la recubre.
Concluyendo
De acuerdo a las estadísticas, una de cada cinco quejas de los pacientes en las consultas externas realizadas en los Estados Unidos, se relacionan con el dolor. Incluso, más del 50% de las personas, acuden a su médico de cabecera por procesos relacionados con el dolor.
Por ello, es importante que los responsables de Atención primaria, manejen adecuadamente las implicaciones del dolor crónico. Las personas que padecen de dolores crónicos tienden a padecer también de depresión y ansiedad, lo cual afecta su calidad de vida.
Como vimos, existen básicamente dos tipos de dolor crónico de acuerdo a la nueva clasificación del dolor por parte de la OMS. Ellos son el dolor crónico primario y el dolor crónico secundario. Dentro del dolor crónico primario destacan: el dolor crónico generalizado, el primario visceral, el primario orofacial y cefalea, además del dolor musculoesquelético crónico primario.
A su vez, el dolor crónico secundario incluye: crónico oncológico, postquirúrgico o postraumático, neuropático, orofacial y cefalea, visceral crónico y musculoesquelético secundario.
Existen una serie de terapias farmacológicas empleadas para el alivio del dolor. Dentro de ellas destacan los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que son considerados como de primera línea y los medicamentos opioides, considerados como de segunda línea.
Ambos poseen efectos secundarios, sin embargo, los opioides deben emplearse con precaución en pacientes con dolor musculoesquelético crónico.
Existen a su vez ciertas terapias no farmacológicas, que pueden favorecer en gran medida del manejo del dolor, empleando otra perspectiva.
Para Cynthia el material recibido, el cual comparto con vosotros en el post, fue de mucha utilidad. Ella ahora posee una visión más integral acerca del dolor y de lo que el mismo puede ocasionar. Por ello, acompaña desde hace un tiempo a su madre a sesiones de relajación y de ejercicios.
“Supongo que lo que entendemos de la evidencia disponible es que las cosas que realmente ayudan son las cosas que, en última instancia, son cambios en el estilo de vida. Así que son cosas como hacer un esfuerzo cada día para moverse más, hacer un esfuerzo para dormir lo suficiente y pensar realmente en la dieta, porque esta puede jugar un papel muy importante en la cantidad de inflamación que tenemos dentro de nuestro cuerpo.”
Dra. Tasha Stanton
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK553030/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5573040/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34236617/
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https://my.clevelandclinic.org/health/articles/12051-acute-vs-chronic-pain
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https://www.verywellhealth.com/six-main-types-of-chronic-pain-2564635
https://www.practicalpainmanagement.com/patient/resources/understanding-pain/types-chronic-pain