☑️ Síntomas Intestinales Que Pueden Mejorar Con Probióticos

Durante los últimos años se han promocionado con mucho énfasis los probióticos. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los probióticos son microorganismos vivos que producen beneficios para la salud, cuando son administrados en cantidades adecuadas.

Vale destacar que, las sustancias constituyentes de los microorganismos, así como las producidas por ellos, no se consideran probióticos, aunque posean efectos beneficiosos. Una condición que deben cumplir, es que dichos organismos se encuentren vivos o viables, para poder cumplir su cometido. A saber, en alimentos funcionales como el yogur, algunos medicamentos y ciertos tipos de complemento dietético.

Un buen ejemplo es mi fórmula PROBIOTICS 25 BILLION. Este interesante tema se pone en la palestra debido a la solicitud de una seguidora de Ohio. Su nombre es Cora, y se comunicó conmigo buscando algunas soluciones alternativas para ciertas molestias intestinales. Ella me comentó, que las mismas comenzaron a presentarse hace unos meses, unas dos semanas antes de contactarme.

Ella le atribuyó las consecuencias de sus molestias, a un tratamiento realizado con antibióticos. Cora realmente estaba muy clara, pues los antibióticos son unos de los fármacos más desestabilizantes del sistema digestivo. De esta forma, decidí compartir con ella, una información que permitió reforzar sus sospechas acerca del desequilibrio intestinal presentado.

En ella, le mencioné acerca de las generalidades de los probióticos y sus formas de acción. Además, le mencioné acerca de algunos ejemplos de los probióticos de mayor empleo, en función de algunas patologías del sistema gastrointestinal. Dado que los desequilibrios gastrointestinales son muy frecuentes, decidí compartir esta información con vosotros en mi página.

Un mundo microscópico con grandes efectos sobre la salud

De acuerdo a la ciencia cada persona posee una composición única en su flora intestinal. Este ecosistema tan importante constituido por diversidad de bacterias, inicia su formación desde el nacimiento. De hecho, se ha establecido que los niños que nacen por parto normal, presentan una mejor configuración de su flora intestinal, en comparación con los niños nacidos por cesárea.

Vale destacar que, incluso seis meses después del nacimiento de los niños, las diferencias son evidentes. De acuerdo a los especialistas, la flora intestinal de los infantes podría restablecerse con suplementos probióticos de forma expedita. Ello, en relación con la flora intestinal de personas adultas. Se ha logrado establecer, que la microflora intestinal varía de acuerdo al tramo en referencia del sistema digestivo.

De esta forma, sus niveles son menores a nivel del estómago, debido al pH ácido del mismo. A medida que avanzamos en el tracto digestivo, el pH se torna más adecuado para muchas de ellas. Gracias a esto, la máxima expresión de microflora benéfica se ubica a nivel del intestino grueso o colon.

Dentro de las principales funciones que cumple la flora intestinal, destacan:

  • Establecer una barrera de protección frente a ciertas bacterias nocivas con potencial infectivo
  • Coadyuvar en una adecuada digestión de los alimentos
  • Favorecer los procesos de la síntesis de vitaminas del grupo B y vitamina K
  • Potenciar y estimular el adecuado desempeño del sistema inmunológico
  • Modulación de la interrelación intestino-cerebro.

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Dichas funciones hacen posible que se obtengan algunos beneficios para la salud. A manera de ejemplo se mencionan:

  • Prevención de diversas enfermedades intestinales
  • Control y disminución de la duración de procesos diarreicos
  • Reducción de ciertas patologías postmenopáusicas
  • Equilibrio de lípidos a nivel sanguíneo
  • Alivio de afecciones a nivel bucal y cutáneo
  • Mejoría de procesos de ansiedad y depresión
  • Optimización de desequilibrios de la tensión arterial.

La ciencia se adentra en los habitantes invisibles del cuerpo

La población de microorganismos que vive en nuestro cuerpo (dentro y fuera de él), es denominado microbioma. Los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), impulsaron entre 2007 y 2016, el Proyecto del Microbioma Humano. Este ambicioso proyecto, permitió investigar en profundidad, las bacterias que habitan normalmente en individuos sanos.

A raíz de los descubrimientos obtenidos a partir de este proyecto, investigadores a nivel mundial, se encuentran abocados a encontrar muchos de los vínculos entre el microbioma y diversas enfermedades.

Los probióticos no son cualquier tipo de bacteria

Tal como se mencionó en la introducción, la OMS define los probióticos como un grupo de microorganismos vivos, que suministrados en cantidades adecuadas, producen beneficios en quienes los reciben (huéspedes). Estos importantes microorganismos, pueden formar parte de la composición de distintos tipos de productos (suplementos, medicamentos y alimentos funcionales).

Los estudios del microbioma humano, permitieron establecer una serie de condiciones, que deben cumplir determinados microorganismos para ser considerados probióticos. Cada una de estas condiciones es considerada sine qua non, es decir, sin la cual no es posible reconocer una bacteria como probiótico.

Dentro de estos requisitos destacan:

  • Poseer una identificación correcta

De acuerdo a la ciencia, la misma debe ser realizada a nivel de género, especie y cepa. Esto debe incluir métodos genotípicos (estudio del genoma) y también, métodos fenotípicos (observación de los rasgos observables externamente).

Esto debe realizarse, porque de acuerdo a muchos estudios, los efectos beneficiosos que pueda exhibir una cepa no necesariamente pueden atribuirse a otra cepa de la misma especie. Además de ello, las cepas identificadas deben ser depositadas en colecciones reconocidas a nivel internacional.

  • No transmitir factores de virulencia

No se puede negar, que existen infinidad de bacterias susceptibles de colonizar naturalmente las diversas mucosas de nuestro organismo. Sin embargo, muchas de ellas cuando producen metabolitos indeseables o generan enfermedades, quedan descartadas como probióticos. Esto incide en la reducción del número de bacterias que son capaces de cumplir íntegramente, los requisitos como probiótico.

A manera de ejemplo se puede mencionar la bacteria Escherichia coli, la cual en condiciones normales se encuentra viviendo en el colon. La ciencia logró detectar una cepa de esta especie, que posee comprobada eficacia como probiótico. Sin embargo, existen algunas cepas de esta misma especie de bacteria, que pueden causar daños bastante graves a la salud.

Esto incluye procesos infecciosos de gravedad si logran alcanzar la cavidad peritoneal o la sangre. Incluso, algunas cepas de esta bacteria, son capaces de producir ciertas toxinas que desencadenan procesos diarreicos o de disentería. Lo peligroso, es que los genes de esta cepa pueden producir modificaciones en cepas no patogénicas de esta bacteria. Ella aún se emplea, pero esta condición afecta en gran medida la confianza como probiótico.

A nivel práctico los probióticos acreditados, por lo general, proceden de bacterias empleadas a nivel de la fermentación de alimentos. Normalmente se trata de bacterias pertenecientes a los géneros lactobacilos y bifidobacterias. Se ha logrado establecer, que no se ha encontrado ninguna cepa patogénica, entre las diversas especies que la conforman.

Por ello, es importante tener presente, que estas bacterias han sido reconocidas como organismos GRAS (Generally Recognized As Safe) y QPS (Qualified Presumption of Safety). Estos notables reconocimientos proceden de parte de la Food and Drug Administration (FDA) y la European Food Safety Authority (EFSA).

  • Estar respaldada por estudios científicos que comprueben sus efectos sobre la salud

Este elemento a considerar es al igual de crucial que lo otros factores, para reconocer que una bacteria puede formar parte de productos probióticos. Por lo general, esto se determina mediante experimentos controlados y ensayos clínicos. Esto significa que, aunque los estudios e investigaciones con células o animales experimentales sean exitosos, se requiere investigación en humanos.

Los estudios preclínicos o sin la presencia de humanos, pueden servir para obtener algunos elementos importantes. Sin embargo, los ensayos clínicos permitirán determinar de forma adecuada los efectos beneficiosos del microorganismo sobre la salud humana. Además de monitorear de forma exhaustiva la seguridad del microorganismo, por encima de los beneficios concernientes a la nutrición básica.

Por lo general se ha estandarizado el empleo de evaluaciones clínicas mediante ensayos a doble ciego, aleatorizados y controlados por placebo.

  • Poseer condiciones de tolerancia al ambiente

Para que una bacteria pueda ser considerada como probiótico, debe ser tolerante a ciertas condiciones clave. Es decir, todas sus cualidades deben permanecer inalteradas, en especial su viabilidad y funcionalidad en las zonas donde ejercen su efecto. De hecho, deben ser capaces de mantenerse viables y funcionalmente activas a nivel del sistema digestivo. Por ello deben resistir ciertas condiciones de pH ácido a nivel estomacal.

Dichas bacterias, deben resistir además, la bilis y moco intestinal. Cabe destacar, que es muy importante que estas bacterias seleccionadas para probióticos, posean la capacidad de fijarse adecuadamente o adherirse al epitelio intestinal o superficie mucosa que lo recubre. También, deben poseer la capacidad de colonizar y multiplicarse a nivel intestinal. Este efecto es sumamente importante, aunque la colonización, sea por un tiempo breve.

Un aspecto muy interesante de estas bacterias empleadas como probióticos, es que deben también ser capaces de mantenerse viables o vivas en los diferentes productos donde son incorporadas. Esto supone, que deben exhibir condiciones de resistencia en las diversas fases a las que son sometidos los productos.

Es decir, soportar los mecanismos de procesamiento y conservación, además de permanecer viables durante la vida útil del producto que las contiene. Esta viabilidad, de acuerdo a la ciencia, debe reflejarse en el número de bacterias que son necesarias para ejercer su efecto positivo a nivel de nuestro organismo.

Ello, se ha estimado en unos 100 millones a 10 mil millones de Unidades Formadoras de Colonias (UFC). Esta cantidad es la recomendada para generar un efecto benéfico sin llegar a producir una alteración de la microbiota o disbiosis.

Mejorando los síntomas gastrointestinales mediante la ingesta de probióticos

Para nadie es un secreto, que a nivel mundial los probióticos se han vuelto cada vez más importantes. Los mismos, se han venido empleando de forma regular en personas sanas, a objeto de reducir los riesgos de desarrollar ciertas enfermedades. Además de ello, logran optimizar ciertas funciones fisiológicas tanto en personas sanas, como en las que presentan algunas patologías.

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Cuando las bacterias probióticas son ingeridas, se produce el denominado efecto de probiosis. Esto implica:

  • La modificación de las comunidades microbianas intestinales
  • El refuerzo del efecto de inmunomodulación (activación de los mecanismos de defensa del sistema inmune)
  • La eliminación o supresión de los efectos de los patógenos
  • El impulso sobre la proliferación y diferenciación de las células epiteliales que forman parte del recubrimiento del sistema gastrointestinal
  • El fortalecimiento de la barrera intestinal

Empleo de probióticos en patologías gastrointestinales más frecuentes

La ciencia ha logrado recabar muchas evidencias, que permiten constatar la eficacia clínica del empleo de los probióticos en diversas enfermedades gastrointestinales. Se sabe que los probióticos permiten mejorar el equilibrio nutricional, mediante la regulación de la microbiota intestinal benéfica. Además de ello, mediante lea exclusión o eliminación de microorganismos patógenos y la regulación del tránsito gastrointestinal.

Vale también mencionar que, los probióticos poseen comprobados efectos en la neutralización de sustancias carcinógenas. Además del fortalecimiento del sistema inmune de las mucosas intestinales. Se debe recalcar, que para cada patología que se presenta, se debe seleccionar el probiótico adecuado. Es decir, emplear las bacterias que en verdad puedan beneficiarnos

Pues como se mencionó al inicio, los beneficios son específicos para cada cepa integrante de las diversas especies de probióticos. Es muy importante, antes de utilizar los probióticos buscar la asesoría de un farmaceuta o médico especialista de confianza.

Ejemplos de probióticos empleados en algunas enfermedades gastrointestinales

  • Estreñimiento: Lactobacillus reuteri, Lactobacillus rhamnosus y Propionibacterium freudenreichii
  • Diarreas agudas infecciosas: Lactobacillus casei, Lactobacillus reuteri, Lactobacillus rhamnosus y Saccharomyces cerevisiae
  • Procesos diarreicos producidos por el empleo de antibióticos: Saccharomyces boulardii y Lactobacillus rhamnosus
  • Dolores abdominales y flatulencias ocasionados por intolerancia a la lactosa: Saccharomyces boulardii y  Lactobacillus rhamnosus
  • Enfermedad inflamatoria intestinal: Saccharomyces boulardii, Bifidobacterium lactis, Lactobacillus y Streptococcus thermophilus
  • Enfermedad diverticular del colon: Lactobacillus casei y Lactobacillus plantarum
  • Intolerancia y sensibilidad al gluten: Bifidobacterium longum
  • Infección con Helicobacter pylori: Lactobacillus gasseri y Lactobacillus johnsoni
  • Síndrome de intestino irritable: Lactobacillus plantarum, Bifidobacterium longum.

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Concluyendo

Los probióticos son realmente un mundo microscópico que posee efectos gigantescos sobre las condiciones de salud corporal. Posiblemente, muchas personas se asombran por la forma en la cual dichos microorganismos logran reforzar la inmunidad gastrointestinal.

Además de bloquear de forma eficiente el efecto de muchos patógenos. Para que una bacteria sea considerada como probiótico, debe reunir una serie de características. Dentro de ellas, no debe ser patogénica, así como tampoco debe transmitir resistencia bacteriana. Una condición muy relevante a cumplir, es que debe estar caracterizada a nivel de género, especie y cepa.

Vale resaltar, que debe poseer resistencia a las condiciones que ofrece nuestro sistema digestivo por la presencia de los ácidos gástricos y la bilis. Además de ello, debe otorgar efectos beneficiosos para la salud de quien las ingiere.

Dentro de las sintomatologías que son combatidas mediante el empleo de probióticos destacan: diarreas infecciosas o producidas por el empleo de antibióticos, estreñimiento y síndrome de intestino irritable. Además de ello, favorecen el alivio de procesos producidos por Helicobacter, diverticulosis, intolerancia al gluten y enfermedad inflamatoria intestinal.

Para Cora, el material que le hice llegar, fue de mucha utilidad. Me comentó que no sabía que se requerían tantos factores para que una bacteria llegue a formar parte de un suplemento alimenticio, fármaco o alimento. El material que a ella le envié, es el que comparto ahora con vosotros en el post.

Luego de un mes, ella volvió a establecer contacto conmigo y quedó asombrada del efecto que obtuvo empleando mi formula exclusiva de probióticos (con diez cepas diferentes de bacterias benéficas). Ella me comentó muy contenta que, ahora es capaz de valorar el inmenso poder de esas maravillosas criaturas microscópicas. Ella las considera como un micro universo dentro de nuestro invisible mundo digestivo

“Los probióticos desempeñan una función de apoyo para que todo el intestino funcione de forma eficaz y sin problemas”

Dr. Allan Walker

Profesor de nutrición de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard University

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