¿Conoces El Síndrome De Ménière?

Admiro mucho a las personas que enfrentan con determinación condiciones adversas y difíciles como las enfermedades crónicas y degenerativas. Hace meses conocí a Karla, diagnosticada con Síndrome de  Ménière.

De unos 28 a 30 años, ella padece desde hace unos siete meses esta enfermedad que afecta a los oídos,

Karla me reconoció y se me acercó para contarme cómo mis recomendaciones de salud la ayudaron a sobrellevar los temibles episodios de la enfermedad de Ménière.

Síndrome de Ménière y sus síntomas

Yo sabía que produce pérdida de la audición unilateral. Aunque hay casos en los que la afectación es bilateral.  Sin embargo, no es el único síntoma.  Los ataques de vértigos, mareos, vómitos y zumbidos en el oído –tinnitus- pueden resultar incapacitantes.

Y así lo sintió Karla cuando tenía 24 años, cuando sin explicación ni aviso, comenzaron los malestares de esta enfermedad.  “Conversaba con unas amigas en casa de una de ellas, cuando de pronto todo comenzó a dar vueltas”, me explicó.

Las chicas que estaban con Karla la ayudaron a llegar a casa y su familia la llevó a la cama. Así pasó tres días.  De pronto, el ataque cesó. Ella pensó que había sido un hecho aislado debido el cansancio producido por los días de estudio.  Lamentablemente, se equivocó. Karla me dijo que los episodios se repitieron dos veces más.

Cuando ocurrió el tercero, terminó en el hospital y requirió exámenes más exhaustivos.  Fue en ese momento cuando Karla escuchó por primera vez el nombre de la enfermedad que padecía: Síndrome de Ménière.

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De qué trata el Síndrome de Ménière

El nombre médico de este mal es “hidropesía endolinfática idiopática”.  Sé que los términos médicos pueden resultar confusos, pero te precisaré qué significa cada palabra para explicar de qué trata el Síndrome de Ménière.

“Hidropesía” es la acumulación de líquidos en los tejidos corporales. “Endolinfático” se refiere a la endolinfa, que es un fluido que se encuentra en el oído interno.  Por su parte, “idiopática” es cualquier enfermedad de la que se desconoce su origen y no es consecuencia de otra.

Esto quiere decir que la enfermedad de Ménière es la anormalidad o exceso de endolinfa en el oído sin una causa conocida.

El oído y el equilibrio

Como se sabe, el oído es el órgano de la audición. Pero también es el responsable del equilibrio y detectan los cambios de posición de la cabeza.  Por este motivo, los oídos contribuyen con nuestra ubicación espacial a través del sistema vestibular del oído.

Cuando este miembro resulta afectado por traumatismos o enfermedades como el síndrome de Ménière, son comunes los mareos y los vértigos.

Como te expliqué, en la gran mayoría de los casos de Ménière solo un oído presenta problemas.  Pero la Academia Americana de Otorrinolaringología señala que el 15 % de las personas diagnosticadas con esta enfermedad presentan afectación en los dos órganos auditivos.

Otro dato importante es que hombres y mujeres pueden padecer el síndrome Ménière por igual.  Y es común que los primeros síntomas se presenten entre los 20 y 50 años. Cómo es el caso de la amiga Karla.

Estadísticas del Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD, por sus siglas en inglés) indican que existen unas 615.000 personas con un diagnóstico de síndrome de Ménière.  Además, a ese número se le suman unos 45.500 cada año.

Sin embargo, es posible que no todos presenten los síntomas de la misma manera, por lo que los médicos pueden realizar recomendaciones para cada paciente en particular.  El objetivo es recetar un tratamiento conveniente y más adecuado para cada paciente.

Diagnóstico del Síndrome de Ménière

Para determinar si una persona padece de síndrome de Ménière se realizan varias pruebas para verificar las funciones auditivas y de equilibro.  La audiometría determina la pérdida auditiva.

La capacidad del equilibrio se mide con un examen evalúa que la respuesta eléctrica de los ojos porque estos órganos trabajan en coordinación con los oídos gracias al sistema nervioso central.

Hay otros exámenes como la electrococleografía, la respuesta auditiva del tronco encefálico, una prueba computarizada de los nervios auditivos y las vías cerebrales, la tomografía computarizada y una resonancia magnética.

Estas últimas prueba ayudan a descartar la presencia de tumores que pudieran causar síntomas parecidos a la enfermedad de Ménière.

Consecuencias psicológicas del Síndrome de Ménière

Los momentos más oscuros de su enfermedad los vivió Karla tras su diagnóstico.  Es que el desconocimiento de ella y sus allegados sobre el síndrome de Ménière la llevó a aislarse de todos.

La depresión no se hizo esperar cuando comprendió que la enfermedad que padece es degenerativa, es decir, que empeorará con el tiempo.  A pesar de seguir todas las recomendaciones médicas, los episodios de mareos, vértigos, de sentir que todo le daba vueltas, continuaron con regularidad.

Incluso tuvo que solicitar la incapacidad en su trabajo porque los ataques continuaron aunque no con la gravedad anterior.  A veces no se sentía tan mal y pensaba que ella podría ser como antes.

Pero los continuos zumbidos y la pérdida intermitente de la audición en el oído derecho la convencieron de que su problema no se resolvería tan rápido como hubiera deseado.

Tratamiento del Síndrome de Ménière

El tratamiento del síndrome de Ménière depende de muchos factores que se determinan según las características de cada paciente.  El objetivo de tratar a un paciente es disminuir el número de ataques y su intensidad, ya que no hay cura para esta enfermedad.

Normalmente se recetan fármacos contra el vértigo e inyecciones en el tímpano para aliviar los mareos.  También se utilizan impulsos de aire en el oído para aliviar la presión interna. En casos más graves se recomienda la intervención quirúrgica.

Un cambio de estilo de vida

Con los meses, Karla me contó que su familia, en concreto su hermana, la animó a buscar información sobre síndrome de Ménière.  Al aprender más sobre la enfermedad, Karla tuvo la oportunidad de aceptar su condición y cambiar su estilo de vida a uno más tranquilo y relajado.

A partir de ese momento, Karla necesitaba evitar el estrés y tener un tiempo de sueño de calidad y comer de forma apropiada.  Aunque en oportunidades los episodios relacionados al síndrome de Ménière podían incapacitarla, debía ejercitarse de con regularidad, sin fatigarse demasiado.

Karla se sintió más animada gracias al apoyo constante y acompañamiento de su familia. Así aprendió los cambios que debía realizar para sobrellevar su diagnóstico de síndrome de Ménière.

Cuando Karla y su hermana buscan información sobre cambios de estilos de vida, consiguieron mi página Web.  Ellas conocieron mi historia y esto las inspiró a dar un vuelco a sus hábitos. Incluso su hermana, que goza de buena salud, se dio cuenta de que podía mejorar su bienestar.

Además, siguió las recomendaciones de su otorrinolaringólogo.

La alimentación del paciente con síndrome de Ménière

Las recomendaciones nutricionales dirigidas al paciente diagnosticado con síndrome de Ménière tienen como objetivo regular los fluidos corporales.

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Y son muy parecidas a las sugerencias que realizo continuamente para sustituir hábitos dañinos y asumir un cambio en la vida con prácticas más sanas y enriquecedoras.

Esto se debe a que la endolinfa es un líquido presente en el oído. Por este motivo se evita el exceso de sal.

Otras recomendaciones son:

  • Disminuir el consumo de azúcar blanca.
  • Distribuir el consumo de líquidos y comida durante el día.
  • Tomar suficiente cantidad de agua, dependiendo de la temperatura y actividad física.
  • Reducir los alimentos o bebidas con cafeína.
  • Evitar el consumo de alcohol.
  • Eliminar el tabaquismo.
  • Minimizar el consumo de comidas que producen migrañas como chocolates, quesos, yogures, bananas, frutas cítricas, etc.

En oportunidades el otorrinolaringólogo puede indicar al paciente con síndrome de Ménière que evite, reduzca o elimine los antiácidos -por su contenido de sodio-, los fármacos no esteroideos como el ibuprofeno y las aspirinas porque pueden exacerbar los zumbidos o ruidos auditivos.

Actividad física

Los ejercicios recomendados para mejorar la función vestibular y aliviar los síntomas del mal de Ménière están dirigidos a adaptar el organismo a la enfermedad porque, como ya expliqué, es una enfermedad crónica degenerativa.

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Es importante tomar en cuenta que las actividades dirigidas a un paciente no son los mismos que se aconsejan a otro.  La edad, la fortaleza física, las condiciones generales del organismo influyen en el tipo de ejercicio a realizar.

Sin embargo, los ejercicios de movimiento y caminatas contrarrestan el síndrome de Ménière y ayudan a disminuir sus síntomas.

También hay fisioterapia vestibular, aquella dirigida específicamente a quienes presentan trastornos con síntomas como mareos, vértigo, inestabilidad y desequilibrio.

Karla realizó unos ejercicios llamados de Cawthorne-Cooksey que ofrecen la posibilidad de realizarlos de pie, sentados, acostado e incluso, caminando.  Los órganos que se ejercitan son los ojos para mejorar las relación nerviosa entre estos y los oídos. Luego se incorporan la cabeza y los hombros.

Hay un estudio de la Universidad de Michigan que demostró la relación entre la disminución de síntomas en un 85 % relacionados al equilibrio y vértigos al realizar actividades de terapia vestibular.

Sobrellevando el síndrome de Ménière

Al cabo de unos meses, Karla volvió a trabajar. Se siente feliz porque una mejor alimentación y una vida más activa redujeron las consecuencias del síndrome de Ménière.

Su actitud es más positiva y siente que, a pesar de saber que su condición es incurable, Karla está más preparada para hacerle frente. Sin duda alguien valiente y un ejemplo para todos.

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  • https://www.nidcd.nih.gov/es/espanol/la-enfermedad-de-meniere#3
  • http://vestibular.org/understanding-vestibular-disorders/treatment/vestibular-diet
  • http://fisioeguzki.com/work/fisioterapia-vestibular/
  • https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000709.htm

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