La zona del torso es un lugar que contiene una gran variedad de órganos, grandes vasos sanguíneos, glándulas y huesos. Todos ellos se encuentran comprimidos en un espacio pequeño solo separados por la grasa que actúa también como apoyo para tenerlos en su lugar.
Por este motivo, cuando ocurren dolores y molestias en esa zona, es difícil diagnosticarlo correctamente y requiere varios estudios para dar con la causa que lo provoca. Este es uno de los problemas cuando se presenta el síndrome de costilla deslizante.
Conozco una chica preciosa de unos 15 años llamada Paola, quien practica ballet desde los 9. También realiza algunas actividades deportivas. Ella es hija de unos grandes amigos, Miguel y Coral.
Cuando Paola tenía 13 años, sus padres me llamaron preocupados por algo que le pasaba a su hija. Ella se había estado quejando de dolor en el esternón pero los médicos no habían determinado qué podría ocurrirle.
Al principio pensaron que podía deberse a su actividad física y prácticas de ballet. tanto la exploración física como la radiografía determinaron que todo estaba normal con su caja torácica. Aunque le recetaron varios fármacos para el dolor, Paola no obtuvo una mejoría.
Posteriormente, creyeron que podía ser un cuadro de neumonía y, aunque recibió el tratamiento para ello, el dolor no cedió. Algunos médicos quisieron convencer a Paola y a sus padres que su dolor no era real, sino psicológico.
Esto trajo peores consecuencias en la salud mental de la familia porque Paola insistía en la realidad de su malestar y sus padres no sabían cómo dar alivio a su hija.
Si era psicológico – como decían algunos médicos- ¿por qué Paola ni siquiera conseguía alivio durante el sueño?. Fue en este tiempo en el que, Miguel y Coral me llamaron.
Desesperados, me comentaron todo el viacrucis que habían vivido con Paola. Cómo paso de ser una niña alegre y activa a ser una chica depresiva y adolorida.
Después de revisar su caso y estudiar con detenimiento sus síntomas, tuve varios indicios. Estos los confirmé al pedirles a los padres que acudieran a un traumatólogo para realizar una exploración y palpación en el tórax de Paola. Así determiné que ella padecía una extraña patología llamada síndrome de costilla deslizante.
¿En qué consiste el síndrome de costilla deslizante?
Es un conjunto de síntomas que se producen porque una o varias costillas se mueven de su posición habitual. Las costillas pierden la posición porque los ligamentos y cartílagos que las sostienen se debilitan y se retiran, lo que causa un desplazamiento de las mismas.
Casi siempre, las costillas involucradas son las flotantes, que se ubican en la parte más baja de la caja torácica. Esto produce mucho dolor porque el espacio dentro del esternón es muy poco y los órganos se presionan entre sí.
Todos los órganos que rodean el hueso deslizado resultan afectados: músculos, cartílagos, venas, arterias y nervios. Ciertas estadísticas indican que el síndrome afecta del 20 al 40% de la población.
De acuerdo a estas estimaciones el síndrome es más común de lo que se pensaba. El problema es que es poco diagnosticado por la dificultad para reconocerlo entre otras enfermedades. Aún no se determina exactamente por qué ocurre. En algunos casos, se piensa que fue por algún golpe o traumatismo.
También es posible que posturas limitadas o una cirugía abdominal previa, desencadenen el síndrome de costilla deslizante.
Pero esto no siempre es así. En muchos casos no hay impactos en la pared torácica ni tampoco operaciones. Por esta razón también es difícil de diagnosticar.
Por otro lado, no solamente ocurre entre los adolescentes. De hecho lo más frecuente es que lo desarrollen adultos de mediana edad. Unos estudios reportan qué es más común en mujeres que en hombres.
Pero otros estudios han determinado que, en realidad, no hay diferencia en la aparición del síndrome entre hombres y mujeres.
Síntomas del síndrome de costilla deslizante
Como comenté anteriormente, los síntomas del síndrome de costilla deslizante son confusos y tienden a indicar una enfermedad distinta. Sin embargo, hay ciertas características que pueden considerarse para identificar de manera correcta esta enfermedad.
Los primero, es la sensación de un dolor intenso en la parte inferior del tórax o también en la parte superior del abdomen. Al tocar al paciente se descubre un punto sensible en los costados. Es posible repetir el dolor si se presiona en esos puntos sensibles.
Normalmente los síntomas suelen aparecer en un solo lado del tórax, sin embargo, es posible que aparezca de manera bilateral. Al igual que Paola, los pacientes con síndrome de costilla deslizante describen el dolor como punzante, agudo e intermitente.
Luego, sigue otro dolor constante y más suave que puede durar horas o semanas. En ocasiones el dolor agudo es medianamente soportable. Pero en otros, es incapacitante, incluso puede interferir con las actividades de la vida diaria.
La sensación de malestar se puede agravar si se asumen ciertas posturas o se realizan algunos movimientos. Por ejemplo, aumenta el dolor al acostarse y dar vuelta en la cama, también a levantarse de una silla, toser, caminar o cargar un objeto.
Paola expresó que sentía dolor cuando se estiraba, al doblarse y al retorcer el tronco que eran actividades que realizaba normalmente como parte de su calentamiento físico. Por esta razón, Paola dejó de practicar ballet. El dolor era tan severo que le impedía continuar con sus ejercicios.
Como el dolor no tiene origen en los nervios, entonces no se calma con los analgésicos habituales.
Diagnóstico del síndrome
Para diagnosticar esta enfermedad, primero deben descartarse todas las enfermedades abdominales y torácicas. Esas enfermedades son más sencillas de diagnosticar, por esto deben desecharse en primera instancia.
Pero… ¿Cuáles son esas patologías que se confunden con el síndrome de costilla deslizante?
Son diversas porque pueden estar relacionadas a cualquier a de los órganos que allí se encuentran. Por ejemplo: enfermedades del esófago y del estómago, problemas del hígado e, incluso, de la vesícula.
También deben descartarse enfermedades pulmonares como la inflamación de la pleura, que es una membrana que recubre los pulmones y neumonía. Posteriormente, es importante realizar ecografías y exámenes físicos, es decir exploraciones y palpaciones.
Es importante tocar al paciente porque las tomografías computarizadas han demostrado que no siempre son capaces de detectar este síndrome. Precisamente, el examen físico consiste en la palpación de la costilla afectada.
Al hacerlo se evidenciara una zona sensible en uno de los lados y se repetirá ese dolor al presionar. Es necesario que al palpar, el personal médico realicé un examen que se conoce en términos médicos como “maniobra de enganche”.
Esto solamente debe realizarlo un médico profesional, consiste en colocar las manos en forma de gancho e ir palpando la zona del esternón. Al aplicarlo, se puede percibir el deslizamiento de las costillas.
Normalmente, las radiologías no son útiles para diagnosticar esta enfermedad pero se puede utilizar para excluir otras patologías.
Tratamiento del síndrome
El tratamiento del síndrome de costillas deslizantes tienes tres niveles de tratamiento, que dependen de la gravedad del dolor. Recuerda que el objetivo del tratamiento es aliviar ese dolor incapacitante y molesto.
Cuando se inicia el tratamiento, lo primero es verificar que el dolor disminuya con algunos medicamentos analgésicos. La aplicación de hielo en el área de la cosilla afectada también puede resultar útil. Esta primera parte se aconseja si el dolor es suave. En el caso de Paola no dio resultado porque su dolor era muy intenso y molesto.
Si el dolor es de moderado a grave, como Paola, bloquear los nervios que se encuentran en el área proporciona alivio temporal.
Eso fue lo que se hizo con mi pequeña amiga: se aplicó anestesia directamente en la zona. Por primera vez, Paola pudo descansar sin dolor. Eso alivió muchísimo a sus padres también.
Paola también debió tomar algunos esteroides con el fin de calmar el dolor producido por la costilla deslizante. Si eso no se hubiera hecho, el sistema nervioso de Paola pudo haberse afectado por la sobreestimulación del dolor continuo.
Si esto ocurre, el sistema nervioso interpreta las sensaciones normales como dolorosas. Es decir, que hasta los movimientos de su estómago o intestino, la respiración, etc., pudieran producirle dolor.
Esto hay que evitarlo, porque entonces estaríamos frente a dos patologías en vez de una. Sin embargo, aliviar el dolor aún no era suficiente. Paola debió someterse a un tratamiento quirúrgico para colocar la costilla deslizante en su lugar.
Además, también debió corregirse la deficiencia del cartílago y los ligamentos que debieron sostener la costilla en su lugar.
La recuperación
Tras varios días más tarde y un proceso de recuperación relativamente rápido, Paola pudo retornar a sus actividades normales. También logró volver al ballet, que había abandonado por el síndrome que la había molestado durante semanas.
Aunque siempre mi recomendación es aprovechar los alimentos y productos naturales para mejorar la salud, también la medicina tradicional es necesaria para tratar condiciones que requieren anestésicos e intervención operatoria.
Por supuesto, Paola se recuperó más rápidamente porque sus padres se preocuparon por proporcionarle una alimentación adecuada, libre de grasas saturadas y trans, con poca sal y azúcar y con muchos alimentos protectores del sistema nervioso y estructural.
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- https://www.physio-pedia.com/Slipping_rib_syndromehttp://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272015000200019
- http://saludiario.com/el-extrano-y-poco-conocido-sindrome-de-las-costillas-deslizantes/
- http://www.webpediatrica.com/index.php?PAG=casosped/cp_caso_diagnostico&ID=79
- http://www.pediatriapractica.com.ar/note.php?id=97
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- https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1150226/
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