Es común, que muchos padres primerizos se preocupen cuando el bebé regurgita. Esta condición es muy natural en ellos, sobre todo durante los primeros meses de vida. Sin embargo, para quienes no tienen experiencia, la presencia de este reflujo en el bebé ocasiona cierta tensión.
Martha es una seguidora de Vermont, quien se incluye dentro de este grupo de madres primerizas preocupadas por la regurgitación. Ella acudió a mí para solicitarme que le mostrara algunas estrategias hogareñas, que disminuyan la frecuencia de estos episodios. Ella me contactó a inicios de marzo y su bebé, en ese momento, estaba cumpliendo dos meses de edad.
Su hermosa niña nació por parto normal y es una bebé con talla y peso adecuado para su edad. Sin embargo, a pesar de que el pediatra les mencionó que esta situación era normal, ella decidió solicitar mi asesoría. Ella me comentaba que acudir a mí, le tranquilizaba, ya que pensaba que aparte de profesional de la salud, soy también madre.
Comprendí perfectamente la inquietud de Martha, pues el instinto materno es un impulsador en la búsqueda del mayor bienestar para sus bebés. Un bebé en casa es una alegría para las familias y esta es mayor cuando son cuidados adecuadamente. Por ello, decidí compartir con mucho cariño esta información en mi página.
Algunas consideraciones acerca del proceso de reflujo
De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, en la zona inferior del esófago se encuentra un músculo con una importante función. El mismo se denomina esfínter esofágico inferior o cardias y actúa a manera de válvula entre el esófago y estómago. Desde el punto de vista anatómico se presenta como una banda de fibras musculares ubicadas dentro del esófago.
De esta forma, cuando el bebé se está alimentando y traga, se produce la relajación de este esfínter. Este efecto hace posible, que los alimentos se movilicen desde el esófago al estómago. Se debe resaltar, que este músculo cuando está bien desarrollado permanece cerrado. Ello impide que los alimentos se devuelvan desde el estómago al esófago, es decir de forma retrógrada.
El proceso de reflujo gastroesofágico es denominado también como reflujo ácido o regurgitación. Este proceso es muy común y consiste en expulsar la leche, poco tiempo después de haberla ingerido. A diferencia del vómito, esta expulsión se realiza sin esfuerzo y en pocas cantidades.
Causas más frecuentes del reflujo ácido en bebés
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Falta de desarrollo del esfínter esofágico inferior
Es importante tener en cuenta que, el reflujo ocurre en todos los bebés debido a la inmadurez de su tracto digestivo. Ello provoca que este músculo se abra de forma involuntaria con cierta regularidad, favoreciendo el retorno indeseado del ácido estomacal. Suele presentarse mayormente cuando el bebé solo es alimentado a base de dietas líquidas. Si estos episodios ocurren brevemente y los niños no pierden su ánimo, aunque regurgiten o vomiten, se debe considerar como una señal adecuada.
Sin embargo, si el bebé supera los 18 meses convendría una evaluación pediátrica para descartar ERGE (enfermedad de reflujo gastroesofágico). Esto se menciona, porque según estudio prospectivo pediátrico con niños lactantes italianos sobre regurgitación, se encontraron algunos hallazgos de interés.
En este estudio participaron 210 lactantes y el 88% de ellos completó el seguimiento de dos años. Los investigadores observaron, que todos los que completaron el seguimiento, mejoraron el reflujo a la edad de doce meses. Es de destacar, que solo uno de los lactantes resultó con ERGE.
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Posición inadecuada al comer
Al alimentar al bebé, este no debe estar colocado de forma horizontal o tumbado. Tampoco se deben acostar inmediatamente después de darle de comer. Esta posición incide sobre la aparición del reflujo debido a la dificultad de vencer la gravedad, con la consecuencia del retroceso de alimentos y ácidos gástricos del estómago del bebé.
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Presión elevada a nivel estomacal
Al administrar de forma continua altas cantidades de alimento, se produce una presión sobre el estómago del bebé. En condiciones normales, en la medida que el bebé madura el reflujo va cediendo. Por ejemplo, la sobrealimentación provocada por un suministro de leche demasiado abundante, incluso por un reflejo demasiado fuerte de la eyección de la leche materna, podría provocar vómito e incomodidad.
Vale destacar, que el vaciado lento del estómago o gastroparesia, provoca también que la presión del estómago se eleve. Cuando este proceso está presente, la presión permanece elevada por un mayor período de tiempo, desencadenando procesos de reflujo en el bebé.
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Alergias alimentarias
De acuerdo a estudios realizados, se ha demostrado que los bebés alimentados con leche artificial presentan mayores síntomas de reflujo. Ello en comparación con los bebés alimentados con leche materna. La alergia a las proteínas de leche de vaca (APLV), es el tipo de alergia alimentaria que se presenta con más frecuencia en bebés y niños pequeños.
Se ha estimado que del 2 al 8% de los bebés la padecen, sin embargo, no siempre se logra diagnosticar de forma precisa y a tiempo. El manejo adecuado de la lactancia en estas situaciones con frecuencia puede ayudar a la disminución de los síntomas al reducirse el suministro de leche de la madre para igualarse a las necesidades del bebé
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Enfermedad pulmonar crónica
Los niños prematuros y de bajo peso al nacer, en especial los niños con displasia broncopulmonar (DBP), suelen tener alteraciones en su función pulmonar. Esta patología suele presentarse en niños que han nacido pretérmino y han sido suplementados con oxígeno al menos unos 28 días. Este daño es causado principalmente por el oxígeno y la ventilación mecánica.
Se ha observado que, a causa de esta enfermedad los niños poseen menores volúmenes pulmonares y una escasa distensibilidad pulmonar. Este proceso puede superarse con el tiempo y los cuidados adecuados. Sin embargo, la obstrucción del aire a nivel pulmonar hace que los bebés sean más propensos a padecer de reflujo ácido.
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Trastornos metabólicos
Los trastornos hereditarios del metabolismo, tales como la galactosemia, pueden ocasionar reflujo. Esta enfermedad genética impide la adecuada digestión enzimática de la galactosa. De acuerdo a los expertos, su tratamiento inicia mediante la supresión completa de aquellos alimentos que son fuente de este carbohidrato.
Entre ellos, se incluyen la leche y todos los productos lácteos. Es decir, formulas a base de leche de vaca, además de la leche materna. Quienes presentan este trastorno, deben restringir la ingestión de galactosa de por vida.
Otros procesos, que también pueden producir reflujo y episodios de vómito, son ciertas anomalías a nivel de algunos órganos. Dentro de ellos se puede mencionar la obstrucción parcial del estómago (estenosis pilórica), rotación anómala intestinal y estrechamiento del esófago.
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Exposición a ciertos compuestos
Ocasionalmente algunas madres no conciencian, que el ambiente donde se encuentra el bebé y lo que ella ingiere podrían afectarlo. En este caso se menciona el ejemplo de algunos compuestos conocidos que se encuentran en el cigarrillo, la leche y el café.
De acuerdo a los estudios, la nicotina presente en el cigarrillo posee efectos relajantes sobre el esfínter esofágico inferior. Esto genera la presencia de reflujo ácido en los bebés. De allí, la importancia de evitar exponer al bebé al humo del cigarrillo.
Vale destacar que, si existe una intolerancia a la lactosa y la madre esta consumiendo leche completa, asimismo se pueden producir efectos de regurgitación en el bebé. Este efecto también se observa con el consumo de café o gaseosas contentivas de cafeína. Esto provoca la relajación del esfínter esofágico, produciendo reflujo en el bebé.
Opciones caseras para evitar el reflujo ácido en tu bebé
1. Incrementar la frecuencia y disminuye las cantidades de comida
Como ya se ha establecido, el bebé tiende a ser más propenso a padecer de reflujo y regurgitar cuando el volumen estomacal está a su máxima capacidad. De allí la importancia de incrementar la frecuencia de las tomas y disminuir la cantidad incluida en ellas.
2. Evitar ingerir ciertos alimentos durante el periodo de lactancia
Ya ha sido mencionado que, ciertos alimentos pasan desde a leche materna al niño que se está amamantando. Por ello, las madres deben considerar prescindir de esos alimentos que pueden detonar el reflujo ácido del niño. Entre ellos destacan la leche y el café.
3. Evaluar el cambio de fórmula en caso de alimentar al bebé con leche artificial
Diversos estudios han permitido establecer que, los bebés con reflujo alimentados con leche artificial mejoran al cambiar la fórmula. Es importante tomar esto muy en cuenta, sin embargo, este proceso debe estar asesorado por el pediatra del bebé.
4. Alimentar al bebé en posición vertical
Según los expertos, la posición más adecuada para el correcto desplazamiento del alimento es mantener al bebé en forma vertical. De hecho, se recomienda colocarlo en esa posición al menos uno treinta minutos luego de alimentarlo , evitando así el reflujo.
5. Verificar el tamaño del biberón y la tetina si el bebé es alimentado con fórmula
De estar proporcionando leche al bebé empleando un biberón, se debe considerar que existen tamaños adecuados de tetina. Por ello, se debe emplear tetina de flujo lento si el bebé está recién nacido o no pasa de los tres meses de edad. Desde tres meses en adelante se puede emplear tetina de flujo medio, y a partir de un año emplear tetina de flujo rápido.
6. Propiciar la expulsión de los gases con mayor frecuencia
Al alimentar al bebé, bien con el pecho o con biberón, es importante asegurar que expulse los gases acumulados. Muchos pediatras han observado que, cuando el bebé eructa con cierta regularidad mientras es alimentarlo, presenta menos reflujo.
Se recomienda realizar este procedimiento cada vez que el bebé se separa del pezón de forma espontánea. Si la alimentación se realiza con biberón, se recomienda propiciar el eructo cuando el bebé haya ingerido unas dos onzas.
Consejos para acostar al bebé que experimenta reflujo según la Academia Americana de Pediatría (AAP)
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El bebé preferiblemente debe dormir boca arriba
Muchos padres primerizos tienen la creencia que el bebé al dormir boca arriba puede vomitar y asfixiarse. Esta creencia es errónea, pues los bebé poseen un mecanismo para evitar este peligroso efecto. Así, se ha determinado que ellos tragan o tosen automáticamente al expulsar líquido, bien mediante regurgitación o vómito. Ello se debe a un mecanismo denominado reflejo nauseoso que evita el atragantamiento.
De acuerdo a las observaciones, el Reflujo gástrico esofágico (RGE) comienza a presentarse alrededor de las dos o tres semanas de nacido. Este efecto alcanza su mayor intensidad entre los 4 y 5 meses en bebés nacidos a término. Por regla general, el RGE tiende a mejorar sustancialmente después de los 6 meses. Una vez, que el bebé aprende a sentarse, el esófago se alarga y el esfínter esofágico comienza a funcionar adecuadamente.
Hasta la fecha no se ha recabado evidencia que asegure que los bebés sanos acostados boca arriba, sufran situaciones peligrosas. En cambio, existe evidencia confiable de que los bebés acostados boca abajo pueden sufrir síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
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Si no se está de viaje el bebé debe estar en una superficie firme y plana
Si el bebé se duerme mientras viaja en su asiento para automóviles, deberá sacarse del mismo, al finalizar el recorrido. Así, al llegar a destino, el bebé se debe acostar boca arriba en una cuna, corral o moisés. Preferiblemente el colchón empleado debe ser firme y plano y no deben colocarse almohadas, mantas, juguetes ni protectores acolchados.
Se ha establecido que los asientos de bebé para automóviles, no son sitios seguros para dormir. Tampoco lo son los columpios, mecedoras reclinadas o saltadores, cojines posicionadores ni los nidos. Estos productos no están regulados y no son objeto de normas de seguridad.
Cabe destacar que la AAP no recomienda los cojines posicionadores para dormir ni los nidos. La evidencia indica que la posición semi-inclinada puede incrementar el reflujo y un mayor riesgo de SMSL.
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Evitar el empleo de accesorios
Existen muchas versiones de almohadones y productos comercializados para evitar el reflujo. Esto no es necesario emplearlo, de hecho se comercializan bajo el pretexto de que reducen el reflujo y el riesgo de SMSL sin presentar evidencia científica. Se ha comprobado que elevar la cabecera de la cuna del bebé no es eficaz para reducir el RGE. Además de ello, podría incrementar el riesgo de que el bebé ruede hacia los pies de la cama y permanezca en una posición que provoque dificultades respiratorias graves.
Es de resaltar, que estas recomendaciones además del respaldo de la AAP, cuentan con la aprobación de la Sociedad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas de América del Norte y la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátricas.
Concluyendo
Se hace necesario que los padres estén conscientes de que la regurgitación es un proceso natural y transitorio. Pero, deben estar vigilantes a fin de tomar previsiones que impidan que esta situación se convierta en una enfermedad, ya que el bebé durante sus primeros meses de vida posee un bajo desarrollo de la “válvula” que une el esófago y el estómago.
Además, la longitud del esófago es muy corta, según los pediatras comienza a elongarse cuando el bebé aprende a sentarse. Esto debería ocurrir alrededor de los seis meses de edad.
Afortunadamente, existen ciertas técnicas comprobadas por organismos con competencia, entre ellos la Academia Americana de Pediatría (AAP), que permiten solventar el problema del reflujo ácido. Entre ellos se menciona, el incremento del número de tomas con menor cantidad de alimento a lo largo del día, a fin de no agotar la capacidad estomacal del bebé. Además de ello, el bebé debe ser alimentado en posición vertical y mantenerse así unos treinta minutos.
Vale resaltar, que se deben evitar los posicionadores o elevadores acolchados, para minimizar el riesgo de Síndrome de Muerte Súbita del lactante (SMSL) o asfixia. Es muy importante igualmente emplear las tetinas adecuadas a la edad del niño, propiciando la expulsión de los gases frecuentemente. Mantener presente que el bebé debe acostarse boca arriba sobre una superficie firme, preferiblemente sin ningún objeto.
Hice llegar a Martha la información relacionada con el reflujo gastroesofágico y sus complicaciones asociadas. Se mostró agradecida y se tranquilizó muchísimo. Me comentó que ella y su esposo acostumbraban a colocar almohadones a su bebé y ahora comprenden que no son necesarios.
Ella ahora procura mantener su bebé de forma vertical. Está segura, que su bebé pronto sanará del reflujo ácido. De hecho, él ha crecido muchísimo y actualmente, los episodios son menos frecuentes.
“El Reflujo Gastroesofágico (RGE) en los niños no se considera una enfermedad. De hecho, el RGE se considera normal. Estos bebés se conocen como “bebés felices que regurgitan” porque no están de mal humor y no parecen tener dolor cuando regurgitan. Incluso, su bebé puede sentirse mejor después de regurgitar. Otros síntomas de RGE incluyen problemas de alimentación leves, tales como alimentaciones prolongadas ocasionales o alimentaciones interrumpidas”
Dr. Anthony Porto
Director de Gastroenterología Pediátrica en el Hospital de Greenwich, Connecticut
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6586172/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2796655/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/16211190/
https://www.healthychildren.org/english/health-issues/conditions/abdominal/pages/gerd-reflux.aspx
https://medlineplus.gov/refluxininfants.html
https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/infant-acid-reflux/symptoms-causes/syc-20351408