Mencionar el ajo, es remontarse al sistema Ayurvédico de la India, donde era utilizado desde hace milenios. Además, ha formado parte de muchas culturas, siendo utilizado como medicamento por antiguas civilizaciones, como los sumerios y egipcios. Incluso, ciertas referencias mencionan su empleo por los atletas olímpicos de la Grecia antigua, quienes adquirían mayor resistencia consumiéndolo.
El ajo, es conocido por su agradable sabor y fuerte olor, destacando por sus aplicaciones culinarias en salsas, sopas, guisos, carnes y un sinfín de variedades gastronómicas. También es altamente apreciado por sus múltiples propiedades terapéuticas, atrayendo la atención de la medicina moderna.
Este vegetal ocupa la atención hoy a solicitud de Martha, una seguidora de Alabama. Ella es una joven recién estrenada como mamá. Decidió comunicarse conmigo, debido a que después de dar a luz, comenzó a presentar tensión arterial alta. Esto fue corroborado mediante chequeo médico, razón por la cual le prescribieron fármacos antihipertensivos. Esto ocurrió a finales del verano pasado.
Esta situación preocupó a Martha, debido a que se encontraba amamantando. Y tenía dudas sobre si esta medicina pudiese tener algún efecto sobre su bebé. Me comentó que tanto su madre como una amiga, consumían ajo a diario. Martha recordó que ellas siempre le decían que entre los beneficios del ajo estaba el de bajar la tensión arterial. Al hacer contacto conmigo, deseaba obtener información y corroborar la veracidad acerca de esta propiedad.
Debido a la angustia de Martha, le hice llegar información acerca de las propiedades y beneficios del ajo. Entre ellas, consideré la antihipertensiva, una de las más estudiadas. Dada la importancia del ajo a nivel terapéutico, como una alternativa natural en el control de diversas afecciones, decidí compartir esta información en mi página.
Recordando algunas generalidades acerca del ajo
El ajo es una planta herbácea cuyo nombre científico es Allium sativum. Pertenece a la familia de las Aliáceas, al igual que la cebolla, el puerro o ajoporro y cebollín. Se ha ubicado su origen en las estepas de Asia Central, siendo introducido en Egipto a través de Asia menor. Allí fue cultivado junto a la cebolla, donde se realizaron algunas selecciones que se adaptaran a las preferencias alimenticias. Llegó a América con los conquistadores.
Cabe destacar que ciertos estudios históricos, han logrado encontrar que desde hace unos 1.500 años a.C., ha sido empleada en la medicina popular. SU uso se menciona en casos deo en gripe, tifus y cólera, a nivel de muchos países en Asia, África y Europa. Reseñas encontradas en el papiro del Código de Ebers, se decía que los antiguos egipcios utilizaban el ajo como tónico cardíaco.
El ajo en la medicina ayurvédica de la India, se empleaba en el tratamiento de afecciones a nivel cardiovascular. Incluso era recomendado para la debilidad del corazón y la hipertensión arterial. En Europa se empleó en el tratamiento de dificultades respiratorias, asociadas a procesos de insuficiencia cardíaca. En la actualidad, es cultivado a nivel mundial y posee infinidad de usos culinarios y medicinales.
Propiedades del ajo
- Antifúngico
- Antibacteriano
- Antivírico
- Antihelmíntico (controla ácaros intestinales o gusanos redondos)
- Antioxidante
- Antiinflamatorio
- Antidiabético
- Anticoagulante
- Anticancerígeno
- Antibiótico
- Antiaterosclerotico
- Cardioprotector
- Desintoxicante
- Diaforético (sudorífico, induce la sudoración)
- Expectorante
- Hipotensor
- Hipoglucemiante
- Hipocolesterolémico
- Vasodilatador.
Composición nutricional del ajo
El ajo se considera una especia funcional, por la presencia de una gran variedad de componentes nutricionales, fitoquímicos y fibra. La parte comestible se encuentra debajo de la tierra, formando un bulbo, el cual se denomina coloquialmente “cabeza de ajo”. El bulbo a su vez, está constituido por un número variable de bulbillos, conocidos como “dientes de ajo”.
Estos bulbillos contienen: agua, proteínas (se han aislado 17 aminoácidos), cierta cantidad de carbohidratos (fructosa, glucosa, inulina y arabinosa) y una serie de lípidos. Entre ellos, destacan los ácidos grasos: láurico, esteárico, oleico, linoleico y pequeñas cantidades de ácido palmítico. Posee además algunos minerales. A saber, calcio, hierro, manganeso, cobre, níquel, zinc, molibdeno, aluminio, fósforo, cloro, yodo y boro. Presenta además, fracciones de selenio y germanio.
Contiene una serie de vitaminas muy importantes. Dentro de las cuales se mencionan las siguientes: B1, B2, B3, C y E. Posee además importantes cantidades de ácido salicílico.
Compuestos bioactivos presentes en el ajo
Muchos investigadores han prestado atención en los últimos años a una serie de compuestos bioactivos presentes en el ajo. En forma general, podemos dividirlos en compuestos que contienen azufre (compuestos azufrados) y compuestos no azufrados. Diversos estudios, han logrado establecer que una gran cantidad de las propiedades del ajo,
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Compuestos azufrados
Se ha establecido que al preparar y consumir el ajo, ocurre un proceso de descomposición de las moléculas de azufre. De acuerdo a los expertos, existen no menos de cincuenta compuestos diferentes producidos mediante este proceso. De hecho, el ajo posee mayor cantidad de compuestos azufrados conocidos (tres veces más que el brócoli y la cebolla).
Dentro de ellos destacan: aliina, alicina, ajoeno, sulfuro, disulfuro y trisulfuro de dialilo, vinilditiinas y S-alilcisteína. Cabe destacar, que la alicina producida a partir de la aliina por efecto de una enzima, es responsable de muchas de sus propiedades terapéuticas. Se incluye también la S-alilcisteína producida en el ajo añejo fermentado, mostrando alta estabilidad y elevado poder antioxidante ODORLESS GARLIC EXTRACT
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Compuestos no azufrados
Algunas propiedades del ajo se han atribuido a algunos de los compuestos no azufrados. Dentro de ellos podemos mencionar: flavanoles, flavonoides, polifenoles, taninos, saponinas, quercetina, adenosina, fructanos, β-felandreno, citral, linalol y geraniol
Algunas propiedades del ajo, se han atribuido a algunos de los compuestos no azufrados. Dentro de ellos podemos mencionar: flavanoles, flavonoides, polifenoles, taninos, saponinas, quercetina, adenosina, fructanos, β-felandreno, citral, linalol y geraniol.
Beneficios del ajo
1. Puede mejorar la tensión arterial y controlar los lípidos sanguíneos
Estudios publicados con la participación de 2.300 adultos, lograron establecer que el ajo disminuye los trigliceridos y el colesterol malo (LDL). Este efecto se hace evidente cuando se realiza la suplencia de ajo por un mínimo de dos semanas consecutivas. De hecho, se verificó además una reducción del colesterol total.
Ciertos ensayos de dosis-respuesta permitieron establecer que la suplementación con ajo añejo fermentado (AGE), mostraron efectos antihipertensivos. Se pudo observar una reducción de la presión arterial sistólica en caso de hipertensión no controlada, sin efecto secundario alguno. Otros estudios, con personas moderadamente hipercolesterolémicas permitieron desvelar ciertos procesos beneficiosos, al administrar AGE o ajo deshidratado en polvo.
La dosis empleada fue de 7,2 gramos diarios durante cuatro semanas consecutivas. El ajo logró disminuir la presión arterial sistólica (PAS) y la presión arterial diastólica (PAD). Mediante otro estudio, se realizó la evaluación del ajo crudo machacado administrado en dosis de 100 mg/kg, durante cuatro semanas. Esto se administró dos veces al día, observándose reducciones de PAS, PAD y triglicéridos. Incrementándose además los niveles de colesterol bueno (LDL).
Se ha determinado que el ajo logra inhibir la biosíntesis del colesterol en el hígado. Además de ello, impide la oxidación del colesterol malo o LDL por las especies reactivas de oxígeno. También es conocido que, logra inhibir el efecto de algunas enzimas responsables de la síntesis del colesterol. Por ello, su excelente efecto como regulador de la dislipidemia y consecuentemente su comprobado efecto regulador de la tensión arterial.
Estudios de laboratorio recientes, demostraron que el extracto de ajo envejecido (AGE), produce mejorías sobre la circulación sanguínea arterial. Se ha visto además, que el ajo produce efectos sobre ciertos factores de dilatación y de constricción. De hecho, se ha detectado que este efecto es producido por un compuesto presente en el ajo denominado gamma-glutamilcisteína.
2. Mejora el desempeño del sistema inmunológico
La alicina presente en el ajo, además de otros tiosulfinatos que hemos mencionado, otorgan al ajo muchas propiedades terapéuticas. Estos productos no se encuentran activos de forma natural en el ajo. Ellos se forman a los pocos minutos de triturar o cortar los “dientes” del bulbo de ajo. Lamentablemente desaparecen al poco tiempo debido a su inestabilidad.
Se ha observado que el calor puede generar también, su degradación. Incluso se ha determinado que la alicina desaparece al llegar a los 70º C. Por ello, una de las formas más eficientes de aprovechar al 100% sus propiedades, es ingiriendolo crudo.
En el ajo, destacan otros compuestos que favorecen el sistema inmunológico, entre ellos la quercetina. Se sabe que este compuesto, posee un alto potencial para la prevención y el tratamiento de enfermedades inflamatorias y autoinmunes. Se ha establecido que ejerce efectos inmunomoduladores. Al aumentar la actividad de los macrófagos, las células asesinas naturales y la producción de células T y B. Ensayos clínicos han demostrado que el ajo puede disminuir la cantidad, duración y gravedad de las infecciones respiratorias.
De acuerdo a ciertos estudios, el ajo posee una serie de antioxidantes. Los mismos, logran defender nuestro sistema inmunitario de diversos patógenos (virus, bacterias y hongos). Además de ello, se ha establecido su efecto positivo sobre el control de infecciones. Dentro de ellas destacan: bronquitis crónica, catarro, dolor de garganta, resfriados e infecciones respiratorias. Además, favorecen el tratamiento de sinusitis, parásitos y dolor de oídos.
De acuerdo a ciertos autores, el ajo se comporta mejor que el fluconazol en el tratamiento de candidiasis vaginal. Además, logra combatir bacterias asociadas a la caries como Streptococcus mutans, Lactobacillus y Candida albicans. Incluso, se ha observado que posee un excelente control sobre Helicobacter pylori, una bacteria asociada con procesos ulcerativos estomacales.
3. Coadyuva en el tratamiento y prevención del cáncer
En la actualidad se ha logrado establecer, que muchas enfermedades son causadas por los radicales libres. Dentro de estas enfermedades destaca el cáncer, muy vinculado a procesos de estrés oxidativo. De acuerdo a una serie de estudios con células humanas, se observó la disminución de la producción de oxidación en las mismas, debido al efecto protector del ajo.
Algunos ensayos y estudios clínicos han permitido establecer que el ajo es capaz de proporcionar el alivio sintomático de diversos cánceres. Entre ellos destacan: cáncer de mama, pulmonar, gástrico, colorrectal y pancreático. Estudios de laboratorio, han permitido establecer que el ajo, logra incidir en la regulación de la apoptosis o muerte celular. Alteraciones de este mecanismo, ocasionan procesos cancerígenos.
De esta forma, una de las virtudes del ajo, es incidir favorablemente en la regulación del proceso de apoptosis. Lo que juega un rol determinante en la prevención del cáncer. De acuerdo a diferentes estudios, se observó que muchos de los compuestos azufrados lograron inducir la apoptosis celular. Este efecto puede favorecer el alivio sintomático del cáncer.
Mediante estudios clínicos, se logró observar que el empleo de dietas personalizadas con ajo o suplementos contentivos del mismo. Logran suministrar cantidades muy importantes de antioxidantes en pacientes sometidos a quimioterapia o en remisión. Estudios de seguimiento por más de siete años, determinaron que el consumo de suplementos de ajo redujo las lesiones gástricas precancerosas.
La bacteria Helicobacter pylori, es muy común a nivel mundial. Se ha corroborado que ella causa inflamación crónica. Muchas veces este efecto genera procesos cancerígenos a nivel gástrico. Ciertos estudios demostraron que una concentración 5 mg/ml de alicina puede inhibir esta bacteria en un 90%. Es decir, el consumo de un “diente de ajo” de tamaño promedio puede inhibir de forma significativa este peligroso patógeno.
4. Coadyuva en el tratamiento y protege del padecimiento de síndrome metabólico
Investigadores afirman, que el síndrome metabólico hace referencia a un conjunto de enfermedades que incluyen la hipertensión, obesidad y dislipidemia. Además de ello, se incluyen la dislipidemia aterogénica, así como, ciertas condiciones protrombóticas y proinflamatorias. Estas patologías, se incrementan en quienes sufren diabetes tipo 2 o padecen de enfermedades cardiovasculares.
Mediante un estudio, que empleó el consumo de 100 mg dos veces al día de ajo crudo machacado, se lograron observar reducciones significativas de diversos factores de riesgo del síndrome metabólico, al cabo de 4 semanas. A saber: incremento de los niveles de colesterol bueno (HDL) y disminución de triglicéridos. Además, se observaron reducciones significativas de los niveles de tensión arterial y de glucosa a nivel sanguíneo.
De acuerdo a un estudio doble ciego, con pastillas de ajo y un placebo. Se lograron encontrar reducciones muy importantes de glucosa en sangre en ayunas. Además de la fructosamina sérica, que indica los niveles de glucosa durante las dos últimas semanas. Se obtuvieron reducciones muy importantes de triglicéridos en sangre de pacientes que sufrían diabetes tipo 2.
Un estudio, arrojó que el consumo de 2400 mg al día de capsulas de ajo añejo, redujo la placa en arterias coronarias. Esto muestra que el AGE posee efectos antioxidantes, antilipídicas y antidiabéticos. De hecho, la administración de un “diente de ajo” diario durante 30 días en pacientes con diabetes tipo 2, redujo el metabolismo de la glucosa. Además del colesterol malo (LDL) y los triglicéridos.
Un ensayo clínico, logró establecer la importancia de la ingesta habitual de ajo y cebolla. Este estudio hizo un seguimiento en adultos mayores de 50 años, durante seis años. Finalizado el lapso, se encontraron, reducciones en la hipertensión arterial, enfermedades renales crónicas (ERC), enfermedades cardiovasculares (ECV) y diabetes tipo 2.
Concluyendo
Se han observado aquí las diversas bondades que se obtienen de ingerir ajo frecuentemente. No en vano, es una de las especias más utilizadas en el mundo. Se podría decir que existen cientos de formas del empleo el ajo en la cocina. Pero lo cierto, es que algunos compuestos muy importantes, se degradan en poco tiempo y son poco aprovechados.
Estudios recientes avalan los efectos del ajo y sus extractos en una amplia gama de usos. Se ha logrado establecer que muchos de los compuestos presentes en el ajo, logran efectos importantes sobre la salud. Dentro de ellos destacan la prevención y tratamiento de síndrome metabólico, procesos cancerígenos, tensión arterial y sistema inmune.
Todos ellos, logran equilibrar el metabolismo de los carbohidratos, lípidos y glucosa. Además, ejercen gran influencia sobre el adecuado desempeño de diversos sistemas protectores de nuestro organismo. De allí, la importancia de consumir el ajo crudo de forma inmediata, si se quieren aprovechar las bondades de los compuestos azufrados.
También existe otra forma de obtener las bondades del ajo, mediante el empleo de extractos del ajo añejo. En cuanto a mi experiencia, he logrado en mi laboratorio, conservar sus nutrientes, mediante un proceso de añejado de 18 meses. El resultado ha sido una fórmula con altos niveles de S-alilcisteína y la he denominado – EXTRACTO DE AJO ODORLESS GARLIC EXTRACT.
A Martha, la información que compartí con ella, le pareció de mucha relevancia para la salud. De esta forma pude calmar en gran medida su justificada angustia al momento de amamantar a su bebé. Lo que le envié, ahora lo comparto en el post. Luego de cinco meses de nuestra conversación inicial, Martha se encuentra aún amamantando a su hermoso niño. Ella incorporo el ajo en su dieta y logro estabilizar su tensión arterial de una forma natural.
“El ajo crudo en sí, proporciona increíbles beneficios de salud, además de alicina contiene Magnesio, Calcio, Fósforo, Selenio, Vitaminas B6 y C. Siempre recomiendo consumir alimentos crudos y enteros, el ajo debería usarse picado y crudo a diario, pero sé que a veces no es posible por eso he creado mi fórmula de ajo añejo sin olor”
Dra. Coco March N.M.D
Especialista en Salud Natural y Nutrición
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