Aunque a veces suene reiterativo, muchos de los nutrientes presentes en los alimentos, ejercen diversos efectos sobre nuestros procesos metabólicos. Muchos de estos compuestos, a medida que el humano evolucionó, probablemente favorecieron gran parte de la estructura y función del cerebro. De acuerdo a ciertas investigaciones, algunos flavonoides como la quercetina, podrían reconstruir las células neuronales.
Esta, es una maravillosa noticia, pues abre las posibilidades de contar con alternativas viables, que permitan reemplazar ciertas terapias farmacológicas.
Mina es una mujer de mediana edad, vive en California y desde siempre ha estado pendiente de sus padres. Ella los admira mucho, pues tradicionalmente, han procurado una vida muy saludable. Me expresó que, ellos le inculcaron la importancia de una alimentación sana, manteniendo muchos elementos de sus raíces europeas, como la dieta mediterránea.
Sin embargo, desde hace un par de meses, su padre comenzó a incorporar algunas comidas rápidas anunciadas por televisión . Cuando Mina se comunicó conmigo, a finales de febrero, se mostró preocupada, pues su padre olvidaba ocasionalmente tareas importantes. Entre ellas, tomar sus medicinas para la tensión y hacer sus ejercicios rutinarios. De hecho, me comentó que su padre había ganado cuatro kilogramos de forma acelerada.
Ella cuando me contactó quiso conocer una forma saludable para ayudar a su padre a recobrar la salud. De hecho me recalcó, que la geriatra de sus padres les había sugerido tratar de mantener una alimentación saludable.
Yo le reiteré lo que había sugerido la geriatra a sus padres, por ello, le hice llegar información acerca de la quercetina y sus efectos sobre las células cerebrales, según investigaciones recientes. De hecho le mencioné, que algunos alimentos de la dieta mediterránea como las cebollas y el vino tinto contienen quercetina.
Dado lo importante de este tema, lo comparto cariñosamente aquí en mi post..
Hablando un poco acerca de la quercetina
La quercetina es considerada uno de los polifenoles más importantes descubiertos hasta ahora. Este compuesto pertenece a la clase de los flavonoides, presentándose como una sustancia orgánica con efectos nutricionales. Estos compuestos se comportan generalmente como pigmentos, y por ello su presencia es amplia en semillas, flores, verduras y frutos.
Se encuentra presente en el vino y el té, así como en numerosas hortalizas y gramíneas. Entre ellas se mencionan: trigo sarraceno, alcaparras, berros, acedera, achicoria, cilantro, espárrago, cebolla, quimbombó, lechuga hoja roja y kale. Además, se encuentra presente en diversos frutos, tales como mora, cereza, arándano, baya de saúco, higo, tomate y manzana. Se ha detectado igualmente en los frutos cítricos.
A nivel mundial la ingesta dietética de flavonoides presentes en los alimentos, se ha estimado en unos 200 a 350 mg diarios. A su vez, la ingesta de flavonoles se estima en unos 20 mg al día. Se ha logrado cuantificar, que un 50% de este consumo está representado por la quercetina. Esto se corroboró recientemente en Japón, obteniendo valores cercanos a los 16 mg diarios.
Vale destacar que los niveles más elevados de quercetina en las verduras se consiguen en la lechuga hoja roja, la cebolla y los espárragos. A su vez, los frutos con mayores contenidos de quercetina son: la manzana, cereza, arándano, mora y baya de saúco (Elderberry Fruit Plus).
Las investigaciones, han logrado demostrar un sinnúmero de efectos beneficiosos de la quercetina para la salud. Dentro de ellos los más resaltantes detectados hasta ahora son: cardioprotector, anticancerígeno, antiinflamatorio y antiinfeccioso. Además de ello, estimula las enzimas antioxidantes, la biogénesis mitocondrial y ejerce efectos neuroprotectores.
Efectos neuroprotectores de la quercetina
La quercetina se encuentra en diversas fuentes alimentarias bajo la forma de glucósido, presentando una importante tasa de absorción intestinal. De hecho se ha logrado establecer, que dicha absorción es independiente del tipo de azúcar presente.
- Algunos investigadores han logrado incluso determinar, que la vida media de la molécula de quercetina en el cuerpo humano es de unas 17 horas. Además de ello, se ha logrado establecer, que la concentración total de quercetina en sangre, aumenta significativamente al ingerirla de forma frecuente.
- Según la ciencia, la quercetina en bajas concentraciones logra prevenir la toxicidad de las células del sistema nervioso, en especial de las neuronas. De esta forma ejerce un efecto neuroprotector mediante su alto nivel antioxidante. Esto conlleva a la capacidad de suprimir procesos neuroinflamatorios, ejerciéndo igualmente un efecto de regeneración de las neuronas.
- Según estudios bioquímicos se observó que, cuando la quercetina es absorbida, se producen ciertos mecanismos de transformación molecular que hacen posible la regeneración neuronal. Este efecto ha sido comprobado tanto a nivel de laboratorio, empleando tejidos o células (in vitro) como animales experimentales.
- Es importante resaltar además que, la quercetina posee la capacidad de minimizar el deterioro cognitivo, lesiones traumáticas y la isquemia. De hecho, se han realizado hallazgos sobre los efectos positivos de la quercetina sobre las Enfermedades de Alzheimer, Huntington y Parkinson.
- Investigaciones de laboratorio empleando modelos del sistema nervioso humano, descubrieron efectos muy importantes. Entre ellos, que la quercetina mejora las funciones motoras ocasionadas por lesiones agudas de la médula espinal, disminuye la muerte de las neuronas del hipocampo, mejora la interconexión neuronal y protege de la disfunción mitocondrial.
El efecto protector de la quercetina sobre el Alzheimer
Los expertos aseguran que, el comportamiento depende de la capacidad para adquirir nuevos conocimientos y representar la información con precisión. El daño a esta área puede producir conductas inadecuadas.
De acuerdo a una serie de estudios, se ha observado la eficacia terapéutica de la quercetina. Así, se ha logrado establecer, que este compuesto posee mucho potencial para mejorar el aprendizaje, funciones cognitivas y la memoria.
Además de ello, se ha observado que la quercetina es capaz de revertir daños causados a la barrera hematoencefálica (conjunto celular que brinda aislamiento al cerebro), la cual se debilita a medida que las personas envejecen. Este proceso de reversión, impediría la infiltración de la proteína beta-amiloide hacia el cerebro, logrando impedir el deterioro cognitivo.
Muchos investigadores han logrado establecer que, la neuroinflamación puede desempeñar un papel importante en el proceso de degeneración de las neuronas. Y se ha observado, que una de las regiones más vulnerables a este proceso son las zonas conocidas como hipocampo, corteza y sustancia negra. Incluso la presencia de leucocitos en los vasos afectados, también desencadena procesos inflamatorios.
Algunos de ellos pueden estar vinculados con la obesidad, influyendo también en el aumento de procesos oxidativos, apoptosis y muerte de las neuronas. Este estado neuro inflamatorio crónico ,conlleva al riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Algunos estudios han permitido observar que la administración de quercetina a largo plazo, posee efectos beneficiosos. Entre ellos la mejoría de la cognición, la disminución de procesos oxidativos e impidiendo la muerte de las células neuronales.
Estudios recientes corroboran que la quercetina regenera las neuronas
Las manzanas constituyen una de las frutas más consumidas a nivel mundial. Según los expertos, muchos de sus compuestos forman parte de la alimentación en diversos países. Esto propició que un grupo ampliado de investigadores, investigara acerca de los flavonoides en esta conocida fruta. En él, participaron científicos de Australia, Alemania, Indonesia y México, publicándose a inicios de 2021 en Stem Cell Reports.
Estudios recientes de 2016, mostraron que la quercetina es el flavonoide más abundante de la piel de manzana y ha sido relacionado con diversos mecanismos neuroprotectores. En especial, aquellos relacionados con la función de las células microgliales (células del sistema nervioso que participan del sistema inmune). Este efecto incluso se detectó en la sidra extraída de las manzanas
Partiendo de esa premisa, los investigadores decidieron comprobar cuál de los cultivares de manzana conocidos, poseía mayor cantidad de flavonoides. Para ello se emplearon los siguientes: Rebella, Roter Berlepsch, Jonagold, Elstar, Pilot y Pinova. Así, el estudio bioquímico reveló que todas estas variedades diferían mucho en su contenido absoluto de flavonoides.
Se estableció que el cultivar Pinova presentó casi nueve veces más concentración de quercetina que el resto de los cultivares. En esta investigación, se logró comprobar además, que tanto la cáscara como la pulpa mostraron un efecto proneurogénico.
La manzana Pinova fue producida en Alemania, cruzando tres variedades de manzana: Cox’s Orange Pippin (británica), Duchess of Oldenburg (rusa) y la Golden Delicious (estadounidense). Llegó a los Estados Unidos el año 2004, cultivándose actualmente en el sur de California y el estado de Washington, bajo el nombre Piñata®.
Ahondando acerca de este interesante estudio
Este estudio se realizó empleando células madre y mamíferos de laboratorio adultos. Se pudo observar que en presencia de compuestos encontrados en la manzana Pinova, se produjeron más células neuronales (proneurogénesis). Además de ello, estos compuestos evitaron la muerte de estas células.
Dichos compuestos fueron la quercetina, abundante en la piel de la manzana y el ácido dihidroxibenzoico (DHBA), fitonutriente presente en la pulpa de la misma.
Vale destacar que una parte del estudio, se empleó para observar si los compuestos bioactivos presentes en las manzanas afectaban directamente la neurogénesis en la zona del hipocampo. Esta zona se encuentra asociada con ciertas regiones de la corteza cerebral, conformando el denominado sistema hipocámpico.
En los seres humanos este sistema está vinculado con la memoria espacial y el aprendizaje. Así, por medio de esta investigación se descubrió que, la quercetina promueve la supervivencia y diferenciación de las células que rigen en esa región del cerebro, ayudando a la regulación de diferentes estímulos y emociones, además de los procesos de memoria y aprendizaje.
En este estudio los científicos demostraron que, la suplencia de quercetina o de DHBA en altas dosis, estimula las células cerebrales asociadas con la conducta y el aprendizaje. Así mismo, el equipo de investigadores asegura que dichos compuestos naturales en las manzanas, actúan promoviendo la neurogénesis y la función cerebral.
En síntesis, los resultados lograron revelar que la quercetina, el flavanol más abundante en la cáscara de la manzana, es antiproliferativa a altas concentraciones. Sin embargo, a bajas concentraciones actúa de forma proneurogénica. Vale destacar que, aunque el (DHBA), no es un flavonoide, logró favorecer junto a la quercetina la proliferación de células precursoras neurales y la neurogénesis.
Estos efectos descritos, poseen un efecto similar al del ejercicio, un reconocido factor estimulante de la neurogénesis.
Concluyendo
Estudios realizados alrededor del mundo, han descubierto que los polifenoles presentes en diversas hortalizas y frutos, desempeñan un papel preponderante. Muchas de sus propiedades, impiden el desarrollo de diversos procesos neurodegenerativos. Como se sabe, dichos procesos aceleran ciertas enfermedades vinculadas con el deterioro de las células cerebrales.
Desde hace años, se ha venido recopilando información basada en la investigación sobre diversos compuestos pertenecientes a los polifenoles. Dentro de ellos, destaca la quercetina, con propiedades cardioprotectoras, anticancerígenas, antiinfecciosas y antiinflamatorias.
Se ha logrado determinar además, que estimula ciertas enzimas antioxidantes, induce la biogénesis mitocondrial y propicia efectos neuroprotectores y neurogénicos.
La quercetina se encuentra en diversas plantas y es considerada uno de los antioxidantes más potentes de origen vegetal. Está ampliamente distribuido en diversos alimentos, algunos de los cuales forman parte de nuestra dieta diaria. Entre ellos destacan: berros, cilantro, espárrago, cebolla, lechuga hoja roja y kale.
Asimismo, se encuentra en altos niveles en diversos frutos, tales como baya de saúco, higo, mora, cereza, arándano y manzana.
Estudios recientes permitieron descubrir que las manzanas, poseen en su piel elevados niveles de quercetina. Además, presentan en su pulpa altos niveles de ácido dihidrobenzoico (DHBA). Dicho compuesto junto a la quercetina, actúan asociados promoviendo la neurogénesis y la adecuada función cognitiva.
Mina realmente se sintió muy agradecida por la información que le envié, la cual comparto en el post. Ella me informó que ahora está redescubriendo la importancia de ciertas hortalizas que desde niña consumió en casa. Incluso, logró que su padre retomara la dieta mediterránea, incorporando además manzanas, higos y arándanos.
Ella me comentó emocionada, que unas cinco semanas después que su padre retomó su inigualable dieta mediterránea y sus ejercicios rutinarios, se siente más enérgico. Además de ello, volvió a su peso original y nuevamente recuerda sus actividades importantes.
“Al tener más de 50 años y comenzar a experimentar los problemas relacionados con la salud que surgen en este momento de la vida, la claridad mental parece ser la que más sufre. La quercetina me ha ayudado a sentirme “normal” de nuevo ”
Tom Guise
Si te ha gustado este artículo y tienes un interés sincero en aprender cómo puedes vivir más sano, me gustaría regalarte una copia de mi último libro #Yo Puedo con la Dra. Cocó.
Sí la página te da un mensaje de error es porque no has entrado la dirección bien. Vuélvelo a intentar, asegurando no haber dejado ningún espacio antes, después o entre las letras de tu dirección.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/geo/query/acc.cgi?acc=GSE150803
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4745323/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27651256/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7023116/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6297180/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7254783/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31837654/