Parálisis De Bell o Parálisis Facial, Síntomas, Factores de Riesgo y Tratamiento Natural

Existen algunas dolencias neurológicas como la parálisis de Bell, que a pesar de su baja prevalencia, pueden desencadenar dificultades psicosociales.

Ello puede conllevar a un retraimiento de las actividades sociales y procesos de ansiedad, entre otros. De allí la importancia de conocer su sintomatología, factores de riesgo y tratamientos naturales.

De este tema, que afecta 23 personas por cada 100.000 en los Estados Unidos, les voy hablar a solicitud de Alice, una seguidora de Vermont. Ella es una mujer de mediana edad, que estando en su lugar de trabajo hace unos seis meses, sintió un dolor muy intenso de cabeza.

Asimismo, sintió estirones en su mejilla derecha, a la par de que su boca se volteaba y el ojo del mismo lado del rostro lagrimeaba un poco.

Inmediatamente, Alice fue trasladada al médico, quien le diagnosticó parálisis facial, en el lado derecho del rostro. Ella me comenta, que nunca le dieron una razón exacta de la causa de esta parálisis. Sin embargo, recuerda que le mencionaron algunas posibles razones, tales como estrés, un virus o cambios violentos de temperatura.

Ella acudió por algunos meses a terapia y recuperó la movilidad en más de un 90%. Sin embargo, Alice se sentía un poco insegura, porque no quería que esta situación se repitiera.

Por ello, acudió a mí a los fines de que le indicara si existían algunos tratamientos naturales que le permitieran combatir y evitar una recaída. Inmediatamente le contesté, notificándole que esta dolencia puede ocurrir en cualquier momento.

De hecho, a pesar de que no hay “antídotos” para ella, existen algunos compuestos naturales que pueden favorecer la recuperación.

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Por ello, le envié un dossier ampliándole acerca de esta dolencia, su sintomatología, factores de riesgo y tratamientos naturales.

Dada la utilidad de esta información, decidí compartirla en mi página.

Conozcamos acerca de la parálisis de Bell

Según la ciencia, la parálisis de Bell es un trastorno neurológico que se caracteriza por la presencia de la parálisis periférica del séptimo par craneal (denominado también nervio facial). Dicha anomalía ocasiona debilidad muscular en un lado de la cara. Hasta ahora, no se conoce su causa exacta.

No obstante, muchos especialistas coinciden en que se trata de una inflamación del nervio que controla los músculos de un lado de la cara. Incluso se cree, que hay una alta influencia de afecciones virales.

Vale destacar, que la mayoría de los estudios de grandes poblaciones han detectado que presenta una incidencia anual de 15 a 30 casos por cada 100.000 personas. De hecho, en los Estados Unidos se ha reportado una incidencia anual de unos 23 casos por cada 100.000 personas.

De acuerdo a la ciencia, la parálisis de Bell constituye la parálisis periférica más frecuente del séptimo par craneal. Por lo general, presenta un inicio rápido y afecta de forma unilateral. Esta afección idiopática, puede ocasionar debilidad parcial o completa de la mitad del rostro.

Incluso, puede llegar a ocasionar modificaciones en el gusto, sensibilidad al sonido y alteración del lagrimeo y salivación.

De acuerdo a los estudiosos, en 1821 Sir Charles Bell describió la anatomía del nervio facial y su asociación con la parálisis facial unilateral que lleva su nombre.

¿Qué ocasiona la parálisis de Bell?

En forma general, la parálisis de Bell suele ser temporal y mejora al cabo de algunas semanas. Hasta ahora, no se conoce exactamente la causa de la inflamación del nervio facial. Sin embargo, muchos expertos consideran que se debe al efecto inflamatorio de una infección de origen viral.

Dentro de los virus que han sido asociados con esta anomalía destacan, el herpes simple, herpes zóster, adenovirus, coxsackie virus rubéola, paperas, influenza B y virus de Epstein-Barry.

Signos y síntomas de la parálisis de Bell

Dentro de los síntomas más frecuentes destacan:

  • Debilidad o parálisis de aparición repentina en los músculos de la cara (uno o ambos lados de la misma).
  • Dolor de cabeza.
  • Pérdida de la sensibilidad del rostro y del gusto en los dos tercios anteriores de la lengua.
  • Sequedad a nivel de los ojos o la boca.
  • Lagrimeo.
  • Babeo por un lado de la boca (porción afectada).
  • Incapacidad para cerrar adecuadamente el párpado de la zona afectada del rostro.
  • Desequilibrio a nivel de los músculos que coordinan las expresiones faciales (sonreír, parpadear, cerrar los párpados y entrecerrar los ojos).
  • Hipersensibilidad al sonido o hiperacusia (del oído de la porción afectada).
  • Dolor o sensaciones anormales en el rostro, detrás de las orejas y en las zonas circundantes de la mandíbula.
  • Dificultad para deglutir los alimentos y bebidas.

Según los especialistas, los síntomas de la parálisis de Bell pueden ser semejantes a los de otras afecciones médicas. Se ha observado, que los síntomas antes mencionados ocasionan diversas distorsiones del rostro, ocasionando que luzca caído o torcido.

Diversos estudios han confirmado, que en un alto porcentaje de casos, los síntomas de la parálisis de Bell remiten completamente. No obstante, se ha determinado que en un 30% de los casos, el nervio facial no se recupera del todo, propiciando un estado permanente de debilidad muscular facial o parálisis parcial.

Asimismo, puede ocurrir una complicación crónica denominada sincinesia, causada por efecto de ciertas conexiones desorganizadas o inadecuadamente canalizadas. Esto se produce, al momento en que las fibras nerviosas se regeneran, produciendo contracciones en diversos músculos faciales y zonas aledañas.

Incluso, los conductos lagrimales podrían incrementar su actividad cuando ingerimos alimentos. Además, la sequedad ocular e incapacidad para cerrar los ojos completamente, pueden favorecer que la córnea se arañe o ulcere, acarreando problemas de visión.

Factores de riesgo de la parálisis de Bell

Embarazo

Se ha observado, que al final del periodo de gestación y en el posparto, el riesgo de parálisis de Bell se multiplica entre dos y cuatro veces. De acuerdo a los especialistas, este efecto podría estar asociado a una mayor compresión de los nervios.

Ansiedad

De acuerdo a ciertos estudios, la ansiedad y la parálisis de Bell comparten algunos factores de riesgo, por lo que pueden presentar cierta interrelación. Según un estudio, los pacientes con ansiedad presentaron un 53% más de riesgo de desarrollar parálisis de Bell.

A su vez, los pacientes con parálisis de Bell mostraron un 59% más de riesgo de desarrollar trastornos de ansiedad.

Diabetes

Según los expertos, la diabetes puede incrementar el riesgo de padecer parálisis de Bell. De hecho se ha contabilizado, que la diabetes se encuentra presente entre el 5 al 10% de las personas con parálisis de Bell.

Incluso, según los especialistas, el padecimiento de diabetes ha sido asociado con una disminución de los niveles de recuperación de la parálisis de Bell.

Síndrome metabólico

De acuerdo a los estudios, la obesidad abdominal induce un mayor riesgo de parálisis de Bell y con un bajo índice de recuperación. Como se sabe, la presencia de obesidad, hiperglucemia e hipertensión son factores detonantes del síndrome metabólico (SM) y ocasionan un mayor riesgo de parálisis de Bell.

De hecho, los bajos niveles de colesterol bueno (HDL) y elevados niveles de triglicéridos, se correlacionan con una mayor propensión al desarrollo de parálisis de Bell. Incluso se logró determinar, que las personas que padecen parálisis de Bell y presentan además SM, presentan unos niveles de recuperación más baja, que quienes no poseen SM.

Migraña

De acuerdo a los expertos, quienes tienden a padecer de migraña presentan un riesgo ligeramente mayor de padecer parálisis de Bell. De hecho, los adultos entre 30 y 60 años que padecen migraña, presentan un 28% más de riesgo de padecer parálisis de Bell.

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Un estudio publicado el 2014 en Neurology, plantea que la migraña puede duplicar el riesgo de padecer parálisis de Bell. En este estudio, donde participaron cerca de 137.000 personas, quienes padecían migraña presentaron más del doble de probabilidades que los que no sufrían de migrañas, de desarrollar parálisis de Bell.

Tratamientos tradicionales de la parálisis de Bell

Medicamentos

  • Corticosteroides: se ha observado que estos fármacos, dentro de los que destaca la prednisona, poseen un fuerte efecto antiinflamatorio. De acuerdo a los especialistas, los corticosteroides muestran mayor efectividad, cuando se administran a los pocos días de la aparición de los síntomas (48 horas después de la aparición de los síntomas).
  • Medicamentos antivirales: hasta la fecha, la función de los antivirales no está del todo clara. De hecho, según los estudios, los antivirales empleados como tratamiento único no han resultado beneficiosos. Ello en comparación con el placebo. Se cree, que los antivirales asociados a esteroides podrían acelerar la curación en algunas personas. Esto ha sido utilizado, sobre todo, en quienes presentan parálisis facial grave.
  • Analgésicos: ciertos analgésicos, que pueden adquirirse sin récipe, pueden ayudar a aliviar el dolor, incluyendo el que irradia hacia la zona del oído. Dentro de ellos destacan, el paracetamol, aspirina e ibuprofeno.
  • Toxina botulínica: esta sustancia, posee la capacidad de ayudar a controlar ciertos síntomas como, espasmos faciales y el lagrimeo. Incluso se ha determinado, que las inyecciones de toxina botulínica también favorecen la mejoría de la simetría del rostro.

Tratamientos alternativos de la parálisis de Bell

Ejercicios faciales y fisioterapia

De acuerdo a los expertos, la realización de ejercicios faciales y la fisioterapia favorecen el incremento de la fuerza muscular. Además de ello, favorecen la recuperación de los movimientos faciales.

Según los expertos, la mayoría de los ejercicios se deben realizar de tres a cuatro veces diarias en sesiones cortas. De hecho, se recomienda un máximo de 30 repeticiones por ejercicio.

Acupuntura

Diversos estudios han logrado determinar, que esta técnica milenaria puede ayudar a mejorar los síntomas y devolver la función facial normal a las personas con parálisis de Bell.

De acuerdo a un metaanálisis con un universo de once ensayos controlados y un total de 1.258 participantes, se corroboró que la acupuntura incrementaba la probabilidad de mejoría.

Incluso, su desempeño podría ser en ocasiones más eficaz que los medicamentos para tratar la parálisis de Bell. Sobre todo, porque evita que la persona afectada quede con espasmo facial u otro tipo de secuelas.

Entrenamiento en biorretroalimentación

Esta técnica enseña cómo emplear los pensamientos para controlar el cuerpo. De acuerdo a los especialistas, cuando practicamos a menudo el método de biorretroalimentación, se puede alcanzar un mejor control sobre los músculos faciales.

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Intervenciones dietéticas y de estilo de vida

Dieta con bajos niveles de arginina y alta en lisina

Según algunos especialistas, la parálisis de Bell puede estar relacionada con la reactivación del virus del herpes simple. De allí la importancia de tratar e inhibir la aparición de este virus. Vale destacar, que algunos estudios han asociado la presencia de la arginina con la replicación del virus de herpes simple.

A su vez, se ha detectado que el aminoácido lisina afecta la capacidad del virus para emplear la arginina, disminuyendo sustancialmente su replicación. De allí la importancia de disminuir el consumo o evitar la ingesta de chocolate, frutos secos y cacahuetes, por su elevada proporción de arginina y un bajo contenido en lisina.

Vitaminas del complejo B

Existen ciertos nutrientes, que promueven la salud neuronal, inhiben la actividad vírica y minimizan la inflamación. Dentro de ellos destacan algunas vitaminas del complejo B, tales como la vitamina B12 y la vitamina B3 o niacina.

Según ciertos estudios, quienes recibieron dosis de 500 mg inyectados de la forma activa de vitamina B12 (cianocobalamina) tres veces por semana, lograron recuperarse después de dos semanas de tratamiento.

A su vez, un efecto similar se observó empleando niacina por vía oral. Se cree, que este efecto se debe a la mejora del funcionamiento del nervio facial, al mejorar la circulación sanguínea.

Una forma de obtener estos preciados nutrientes, en forma más biodisponible y sin aditivos químicos, es empleando mi fórmula LIQUID VITAMIN B COMPLEX.

Ácidos grasos Omega-3

De acuerdo a los especialistas, estos compuestos pueden actuar como agentes antiinflamatorios. Este efecto se logra gracias a la inhibición de una molécula proinflamatoria.

Asimismo, se ha comprobado que logran disminuir las concentraciones de otros compuestos que poseen capacidad inflamatoria. A saber, el factor de necrosis tumoral-alfa (TNF-α) e interleucina-6.

Diversos estudios han logrado comprobar que los ácidos grasos Omega-3 se metabolizan en ciertos compuestos denominados resolvinas. Dichos compuestos poseen la capacidad de proteger los nervios del daño inflamatorio.

Este efecto ha sido comprobado en estudios que han mostrado la recuperación en personas con lesiones nerviosas. Incluso, se ha observado una mejora de la función nerviosa motora en personas sanas.

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Curcumina

Según la ciencia, este compuesto polifenólico obtenido del rizoma de la cúrcuma, posee una fuerte actividad antiinflamatoria y antioxidante. De acuerdo a diversos estudios se ha establecido, que a nivel molecular, la curcumina suprime una serie de vías de señalización celular implicadas en la inflamación.

Incluso se han realizado diversos ensayos preclínicos, que demuestran la capacidad de la curcumina para proteger las neuronas del daño ocasionado por el Alzheimer, ictus y estrés oxidativo.

Se pueden citar además, numerosos estudios que demuestran que la curcumina ayuda a reducir la inflamación en diversas afecciones médicas.

En la medicina occidental falta por concretar estudios específicos sobre la parálisis de Bell. Sin embargo, debido también a su elevado poder analgésico, la curcumina se ha empleado desde hace siglos en la medicina ayurvédica para reducir el dolor derivado de la parálisis de Bell.

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Zinc

Este mineral es considerado un nutriente importante para el desempeño adecuado de la función nerviosa. De hecho, hace poco tiempo, se descubrió que el zinc forma parte integral de los canales de comunicación del cerebro.

Desde hace años se sabe, que su deficiencia está asociada a procesos depresivos, alteraciones auditivas y del gusto, además de trastornos neurológicos. Según los especialistas, el zinc puede favorecer el crecimiento nervioso y la formación de nuevas conexiones neuronales.

Se ha observado igualmente, que puede inhibir la replicación del virus del herpes simple, y puede reducir eficazmente la duración de los brotes de herpes. Como se mencionó con anterioridad, la parálisis facial puede estar asociada a este tipo de afecciones virales.

El ZINC PICOLINATE es una forma segura de obtener los aportes que requiere tu organismo de este micronutriente esencial.

Concluyendo

Según lo planteado, la parálisis de Bell es un trastorno neurológico que se caracteriza por la presencia de la parálisis periférica del séptimo par craneal (denominado también nervio facial). Esta anomalía, ocasiona debilidad muscular en un lado de la cara. Hasta ahora, no se conoce su causa exacta.

No obstante, muchos especialistas coinciden en que se trata de una inflamación del nervio que controla los músculos de un lado de la cara.

A pesar de que se desconoce su causa exacta, se han logrado detectar algunos factores de riesgo de esta dolencia. A saber, embarazo, ansiedad, diabetes, síndrome metabólico y migraña. De hecho, muchos investigadores han asociado la parálisis de Bell con ciertas afecciones virales como el virus del herpes simple.

Dentro de las alternativas naturales para la parálisis de Bell destacan, los ejercicios faciales y fisioterapia, acupuntura, biorretroalimentación, dieta con bajos niveles de arginina y alta en lisina. Se incluyen además, las vitaminas del complejo B, ácidos grasos Omega-3, curcumina y zinc.

Para Alice la información recibida, la cual comparto en el post, fue de mucha utilidad para ella. Es más, se alegró al saber que mediante algunos ejercicios específicos, y el empleo de ciertos suplementos naturales, la salud de su nervio facial logrará mantenerse sana.  

De hecho, decidió incluir en su dieta fuentes fiables de Omega-3 y de vitaminas del Complejo B de elevada biodisponibilidad.

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“La parálisis facial es una afección que puede provocar cambios significativos en la función y el aspecto faciales. Las personas con parálisis facial suelen manifestar dificultades psicosociales, como retraimiento de las actividades sociales, ansiedad, imagen corporal negativa y bajo estado de ánimo”.
Matthew Hotton
Oxford University Hospitals NHS Foundation Trust
Reino Unido

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