Cuando no podemos comer normalmente o ingerir alimentos por vía oral, existen algunas alternativas que nos permiten obtener la nutrición e hidratación necesarias. Dentro de ellas destaca la nutrición parenteral, la cual se administra directamente al torrente sanguíneo.
De este tema, que no es tan conocido por todas las personas, les voy a hablar a solicitud de Jillian, una seguidora de Pensilvania. Ella me comentó, que su padre desde hace unos seis meses comenzó a presentar ciertos problemas para deglutir los alimentos.
Inicialmente su médico tratante recomendó suministrarle alimentos blandos mediante una cuchara, sin embargo, este problema se agudizó y hubo que cambiar la forma de alimentación.
En este caso, a su padre le colocaron una sonda nasogástrica, pero a los pocos días comenzó a experimentar intolerancia. A raíz de ello, el médico sugirió alimentarlo por vía parenteral, es decir mediante un catéter adosado a una vena.
Aunque el padre de Jillian no se sentía a gusto para aceptar este método, por lo que ella decidió contactarme. Básicamente, ella quería saber que tan efectiva era esta técnica alimenticia o si había otra opción que le pudiera sugerir.
Lo primero que le sugerí, fue que un especialista en digestión examinara a su padre. En caso de que todo estuviera funcionando adecuadamente, le recomendé que continuara alimentándolo por vía enteral para mantener su salud y lograr una recuperación satisfactoria. En caso contrario necesariamente si debía emplear nutrición parenteral.
A fin de brindarle una mayor amplitud informativa al respecto, preparé un dossier acerca de la nutrición parenteral, incluyendo cuando debe emplearse y sus posibles efectos sobre la salud.
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Al considerar la utilidad de esta información para muchas personas, decidí compartir este artículo en mi página.
¿Cómo se nutre una persona que no puede alimentarse normalmente?
De acuerdo a la ciencia, un sistema digestivo funcional consta de varios órganos que trabajan juntos para descomponer los alimentos. Además de ello, extraen los nutrientes y eliminan los desechos. Dentro de ellos destacan el esófago, estómago, intestino delgado, intestino grueso, recto y ano.
El hígado, páncreas y vesícula biliar también desempeñan un papel importante en la producción de enzimas y bilis que facilitan la digestión.
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Cuando una persona no puede emplear los nutrientes de los alimentos adecuadamente, debe utilizar algunos métodos que le permitan aprovechar dichos nutrientes.
Básicamente, existen dos metodologías para incorporar los nutrientes a nuestro organismo a fin de prevenir la desnutrición, en quienes han perdido la capacidad de tragar, absorber o digerir los alimentos. Ellas son la nutrición enteral y la nutrición parenteral.
Nutrición enteral
La nutrición enteral hace referencia a cualquier método de alimentación que emplee el tracto gastrointestinal para suministrar nutrición y calorías.
Es decir, por vía oral o a través de una sonda que va directamente al estómago o al intestino delgado. La alimentación enteral se utiliza cuando una persona no puede ingerir suficientes calorías para satisfacer sus necesidades nutricionales debido a una enfermedad o lesión que merma su capacidad para tragar, comer o digerir alimentos.
Asimismo, puede ayudar a prevenir la desnutrición, pérdida de peso y otras complicaciones de salud.
La nutrición enteral puede incluir una dieta oral normal, suplementos líquidos o la administración mediante una sonda (alimentación por sonda). El lugar de entrada de la sonda y los tipos de sonda dependen del estado y las necesidades del paciente.
La alimentación por sonda se utiliza cuando los pacientes no pueden ingerir suficientes alimentos por vía oral, sin embargo, el tracto digestivo funciona normalmente para absorber nutrientes.
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Entre las razones más comunes para la alimentación por sonda están los accidentes cerebrovasculares, la cirugía, los bloqueos o la radioterapia que afectan a la boca, garganta o estómago.
El proceso de alimentación enteral implica elegir el tipo de sonda, fórmula y método de administración adecuados para cada persona. Hasta ahora se conocen seis tipos principales de sondas de alimentación:
- Sonda nasogástrica.
- Sonda orogástrica.
- Sonda nasoentérica.
- Sonda de gastrostomía.
- Sonda de yeyunostomía.
- Sonda de gastrostomía endoscópica percutánea (PEG).
La colocación de la sonda depende del tamaño, duración y función del tubo digestivo. El especialista también seleccionará una fórmula enteral considerando las necesidades nutricionales y capacidad digestiva de la persona.
Nutrición parenteral
Según los especialistas, la alimentación enteral es preferible a la parenteral porque es más natural. Además de ello, preserva la función del tracto gastrointestinal y favorece el sistema inmunitario.
Aunque la alimentación enteral puede no ser posible o suficiente para algunas personas con disfunciones o enfermedades gastrointestinales graves, mayores necesidades calóricas o contraindicaciones para la colocación de sondas. En estos casos, puede utilizarse la nutrición parenteral para complementar o sustituir la alimentación enteral.
La nutrición parenteral es la administración de calorías y nutrientes por vía intravenosa, sin pasar por el tracto gastrointestinal.
Este tipo de nutrición, se emplea cuando el intestino no se encuentra apto para absorber nutrientes. Las razones pueden ser muchas, tales como encontrarse bloqueado, perforado, extirpado o enfermo.
La nutrición parenteral (NP) puede ser parcial (complementa otros tipos de alimentación) o total (proporciona todos los nutrientes necesarios).
La NP se administra en una vena grande cercana al corazón a través de una vía venosa central. De igual forma, está indicada en quienes poseen un tracto gastrointestinal que no funciona o está en reposo.
También es usualmente utilizada en quienes no pueden satisfacer sus necesidades nutricionales mediante alimentación oral o enteral durante más de 5 a 7 días. De hecho, el objetivo de la NP es prevenir o corregir la desnutrición.
La NP permite administrar una fórmula especial con carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y electrolitos en sus formas más simples. La fórmula se administra a través de un catéter que se introduce en una vena grande (NP central) o en una vena pequeña (NP periférica).
Ello va a estar en función de la duración y concentración de la solución de NP. Las soluciones de NP se presentan en diferentes concentraciones y composiciones, en función de las necesidades nutricionales de la persona.
Riesgos más frecuentes del empleo de la nutrición parenteral
La NP no es fisiológica, ya que no implica las fases cerebrales o intestinales de la digestión. Por ello, presenta ciertos riesgos y complicaciones, tales como infecciones, trastornos metabólicos, problemas hepáticos y problemas relacionados con el catéter.
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La NP también requiere análisis de sangre frecuentes para controlar la adecuación y seguridad de la nutrición. Es innegable, que la NP es una intervención que salva la vida de las personas que no pueden comer o absorber suficientes nutrientes a través del tracto gastrointestinal. Sin embargo, no está exenta de riesgos y complicaciones, algunas de las cuales pueden ser graves o incluso mortales.
La NP se administra en una vena grande cercana al corazón a través de una vía venosa central. De igual forma, está indicada en quienes poseen un tracto gastrointestinal que no funciona o está en reposo.
Por ello, la NP sólo debe utilizarse cuando sea necesaria y durante el menor tiempo posible. Algunas de las complicaciones que podemos destacar son:
Infección del catéter
La NP aumenta el riesgo de infección porque evita las defensas naturales gastrointestinales, e introduce glucosa en la sangre. Además de ello, ciertas bacterias y hongos tienden a contaminar el tubo que lleva los nutrientes a la vena. Ello puede ocasionar fiebre, escalofríos, enrojecimiento, hinchazón, dolor o pus en la zona del catéter.
También puede provocar sepsis, una afección potencialmente mortal en la que la infección se propaga por todo el organismo. Por lo general, estos procesos infecciosos se presentan cuando existe un uso prolongado de nutrición parenteral y no se realizan prácticas higiénicas adecuadas.
Formación de coágulos sanguíneos (trombosis)
La NP requiere la inserción de un catéter en una vena grande. Esto normalmente se realiza a nivel del pecho o el cuello, lo que puede incrementar el riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos en la vena (tromboflebitis) o en los pulmones (embolia pulmonar).
Por lo general, los coágulos pueden causar dolor, hinchazón, enrojecimiento, dificultad para respirar, dolor torácico o tos con sangre. El mismo se produce cuando un vaso sanguíneo queda obstruido por una masa sólida de células sanguíneas u otras sustancias.
Estas obstrucciones pueden ocasionar dolor, hinchazón, calor o decoloración de la zona afectada. También puede provocar problemas graves como la embolia pulmonar, en la que un coágulo se desplaza a los pulmones y bloquea el flujo sanguíneo.
Según los expertos, es más probable que se produzcan coágulos sanguíneos con la nutrición parenteral. Ya que la solución nutritiva y el catéter irritan el vaso, causando este efecto.
Enfermedad hepática
Esta patología tiene lugar cuando el hígado se daña o se inflama, y no puede funcionar correctamente. Esto puede ocasionar dolor abdominal, hinchazón, ictericia, picor, náuseas, vómitos o hemorragias.
También puede ocasionar cirrosis, lo cual acarrea que el tejido cicatricial sustituya al tejido hepático sano, afectando su funcionamiento. La enfermedad hepática, posee mayor probabilidad de presentarse con el uso prolongado de nutrición parenteral, y con cantidades elevadas de grasas o azúcares presentes en la solución.
Enfermedad ósea
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Esta patología se caracteriza por el debilitamiento y la propensión de los huesos a quebrarse o fracturarse. Esto puede ocasionar dolor, deformidad o pérdida de altura. Además, puede ocasionar osteoporosis, lo que implica una considerable disminución de la densidad ósea, incrementando exponencialmente el riesgo de fracturas.
Según los expertos, las enfermedades óseas pueden empeorar al emplear de forma prolongada la nutrición parenteral con cantidades bajas de calcio, fósforo, vitamina D o magnesio en la solución.
Deshidratación y desequilibrios electrolíticos
La NP puede afectar el equilibrio de líquidos y electrolitos en nuestro organismo. Ello podría ocasionar deshidratación, edema o niveles anormales de sodio, potasio, calcio, magnesio o fósforo. Este desbalance puede afectar el funcionamiento del corazón, riñones, nervios y músculos.
Síndrome de realimentación
El síndrome de realimentación (SRA) constituye un trastorno hidroelectrolítico severo. Esta anomalía se genera frecuentemente por efecto de la suplementación alimentaria en pacientes con importante deprivación nutricional de base.
Este síndrome se caracteriza por la presencia de diversas alteraciones electrolíticas, deficiencias vitamínicas y efectos cardiovasculares severos.
Desequilibrios en los niveles de glucosa sanguíneo
La NP contiene glucosa como fuente de energía. La cantidad y el ritmo de infusión de glucosa deben controlarse cuidadosamente y ajustarse en función de los niveles de azúcar en sangre del paciente.
Por ello, existe la probabilidad de presentar hiperglucemia (niveles elevados de glucosa en sangre) o hipoglucemia (niveles bajos de glucosa en sangre).
Por lo general, la hiperglucemia ocasiona deshidratación, infecciones, coma o la muerte. A su vez, la hipoglucemia, puede provocar confusión, convulsiones, coma o la muerte.
Estos son algunos de los principales riesgos de la nutrición parenteral, pero puede haber otros dependiendo de la situación individual y de la condición médica.
Por lo tanto, es importante consultar con un médico antes de iniciar la nutrición parenteral y seguir sus instrucciones cuidadosamente. La nutrición parenteral debe utilizarse sólo cuando sea necesario y durante el menor tiempo posible.
La NP no es fisiológica, ya que no implica las fases cerebrales o intestinales de la digestión. Por lo tanto, la NP tiene algunos riesgos y complicaciones, como infecciones, trastornos metabólicos, problemas hepáticos y problemas relacionados con el catéter.
La NP también requiere análisis de sangre frecuentes para controlar la adecuación y seguridad de la nutrición. La NP sólo debe utilizarse cuando sea necesaria y durante el menor tiempo posible.
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Concluyendo
De acuerdo a lo mostrado, la nutrición parenteral (NP) es una forma de apoyo nutricional que aporta nutrientes directamente al torrente sanguíneo a través de un catéter intravenoso.
La NP se utiliza en pacientes que no pueden obtener una nutrición adecuada por vía oral o enteral debido a un tracto gastrointestinal (GI) no funcional, inaccesible o con fugas.
La NP puede prevenir o tratar la desnutrición y sus complicaciones en estos pacientes. Esta consiste en una mezcla equilibrada de glucosa, sales, aminoácidos, lípidos, vitaminas y minerales que se individualiza en función de la evaluación nutricional del paciente, su estado bioquímico y el riesgo de síndrome de realimentación.
La NP puede administrarse a corto o largo plazo, dependiendo de la duración y gravedad de la disfunción gastrointestinal.
Es importante realizar un seguimiento cuidadoso por parte de un equipo de nutrición multidisciplinar para minimizar el riesgo de complicaciones mecánicas, infecciosas y metabólicas.
Las complicaciones graves más frecuentes de la NP son la infección del torrente sanguíneo relacionada con el catéter y el síndrome de realimentación. La NP es una terapia que puede salvar vidas, pero sólo debe considerarse cuando la nutrición enteral no sea segura, sea insuficiente o haya fracasado.
Para Jillian la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran utilidad. De hecho le permitió tomar la decisión más adecuada. Esta fue, seguir empleando la técnica de nutrición enteral en su padre, dado que su sistema digestivo luego del chequeo que le propuse, se encontraba intacto.
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