¿La Obesidad Está Relacionada Con El Cáncer?

Como parte de mi continua formación, hace poco estudiaba una investigación del 2016 en la que explicaban la relación del cáncer con la obesidad. Me impactó mucho saber que la obesidad ya sobrepasó al tabaquismo como primera causa de aparición de cáncer.

De hecho, la evidencia científica recogida y analizada durante veinte años,  evidencia que el 14 % de las muertes por cáncer en hombres y el 20 % en mujeres son consecuencia de la obesidad y la hipernutrición.

A pesar de esta realidad, los mecanismos biológicos y celulares de asociación de la obesidad con el cáncer son poco conocidos.

Conocer estos datos me dio ánimos para continuar mi trabajo por ustedes, para mejorar sus vidas y la disfruten con mayor plenitud.  Además, sentí alivio de que tantas personas sean cada vez más conscientes del impacto de la dieta en la salud.

Comprendiendo la obesidad

Para comenzar a entender cómo se relaciona el sobrepeso con los tumores cancerígenos, me gustaría explicarte qué es la obesidad.

comprendamos-la-obesidad

La obesidad es una condición en la que las personas poseen una cantidad o distribución no saludable de grasa corporal.  Como ves, no solo se trata de pesar mucho o poco ni la cantidad de grasa que se tiene.  La distribución de la misma en el organismo también es determinante en la aparición de cáncer.

La medida exacta de la obesidad se calcula a través del Índice de Masa Corporal (IMC).  Y para medir la distribución de grasa se utiliza el indicador de circunferencia de la cintura y su relación con la circunferencia de la cadera.

La obesidad se produce por una multiplicidad de factores: la genética, hormonas, el ambiente, la cultura y aspecto emocionales.

La obesidad en números

En la actualidad, el 70 % de los estadounidenses mayores de 20 años tienen sobrepeso. Es decir, dos de cada tres adultos.  De esta cantidad, más de un tercio son obesos, lo que representa un 36,5 % de los casos.

Entre los niños las estadísticas no son más alentadoras.  Para el 2014, el 9 % de los niños de dos a cinco años de edad, el 17 % de los niños de 6 a 11 años y el 20 % de los adolescentes de 12 a 19 padecían sobrepeso u obesidad.

Dicho de otra forma, dos de cada tres estadounidenses están en riesgo de padecer algún tipo de cáncer.

En la misma condición se encuentran nueve de cada 100 infantes, 17 de cada 100 niños y 20 de cada 100 adolescentes.

Una investigación poblacional del 2012 utilizó el IMC y datos de incidencia del cáncer para evidenciar que en Estados Unidos unos 28.000 casos nuevos en hombres (3,5 %) y 72.000 en mujeres (9,5 %) se atribuyen al sobrepeso.

Estas cifras son altamente preocupantes. Hablamos de que, a futuro, la obesidad puede ser la causa de una epidemia de cáncer.

Es por estas estadísticas que decidí escribir este artículo.

Relación entre el cáncer y la obesidad

Los vínculos que asocian la obesidad con el cáncer son complejos y todavía no se comprenden completamente.

Se debe a varias razones. Primero, la obesidad está relacionada a una serie de patologías y malos hábitos.

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Por ejemplo, el hígado graso, arterioesclerosis, hipertensión, resistencia a la insulina y la alimentación deficiente junto a la inactividad física.

Hacer investigaciones con todas estas variables es sumamente complicado y dificulta determinar el cómo y el por qué de la relación obesidad – cáncer.

Sin embargo, si está claro, después de todos estos años, que el sobrepeso aumenta el riesgo de padecer muchos tipos cánceres, como:

  • Colon y recto.
  • Riñón.
  • Endometrio, cerviz y ovario.
  • Esófago.
  • Páncreas.
  • Hígado.
  • Próstata.
  • Vesícula biliar.
  • No linfoma de Hodgkin.

Por otra parte, se sabe que hay mecanismos biológicos comprometidos por la obesidad y que pueden derivar en cáncer.

Por ejemplo, el sistema inmunológico, la producción de estrógenos, la resistencia a la insulina, entre otros.

El sistema inmune y la obesidad

La evidencia científica sugiere que las personas con sobrepeso mórbido son más vulnerables a infecciones y enfermedades.

De acuerdo a resultados de laboratorio, quizá esto se debe a que las células inmunológicas no solo luchan contra los atacantes de nuestro organismo, sino también contra la grasa misma.

Lo cierto es que el exceso de grasa y una dieta desbalanceada tienen un efecto oxidativo en las células de nuestro organismo, incluyendo el sistema inmune.

En diversas investigaciones se observa una pobre respuesta inmunológica en sujetos con obesidad.

Los estrógenos y la obesidad  

El exceso de grasa afecta la producción de hormonas. Particularmente en las mujeres esto es bastante peligroso.

Y es que la reducción de las hormonas femeninas –estrógenos- produce que las mujeres retengan más grasa en la zona abdominal.

Precisamente es la grasa localizada en el abdomen la que aumenta los riesgos de diabetes, arterioesclerosis, enfermedades cardíacas y cáncer.

La resistencia a la insulina y la obesidad

La insulina es una hormona producida por el páncreas.

Su función está dirigida a regular, a nivel celular, la cantidad de glucosa que consumimos.

Si nuestras células no responden a la insulina, la glucosa aumenta en la sangre y el páncreas segrega más de esta hormona.

Si no hay un cambio de vida permanente y constante, con el tiempo se necesitará aún más insulina para regular la glucosa. Esto es la resistencia a la insulina.

En la actualidad existe una creciente evidencia científica que indica que la resistencia a la hormona acrecienta el riesgo de cánceres de colon y endometrio.

Algunos estudios también sugieren que probablemente produzca otros tumores, por ejemplo, del páncreas y el riñón.

Como ves, un sistema inmune debilitado, la caída en los estrógenos y la resistencia a la insulina dejan al organismo desprotegido.

Todo esto aumenta el riesgo de padecer algún tipo de cáncer.

Edad de la obesidad y el cáncer

El momento de la vida en que se es obeso también puede influir en el riesgo de aparición de tumores cancerígenos.

Por ejemplo, investigaciones recientes sugieren que las mujeres que padecen de obesidad en la adolescencia tienen un riesgo mayor de padecer cáncer de ovario que aquellas que engordaron ya en la edad adulta.

También el alto peso al nacer o el subir y bajar de peso de forma repetida incrementa el riesgo de tener cáncer.

Hay estudios consistentes que demuestran que las personas con un menor aumento de peso, tienen menores riesgos de sufrir de cáncer de colon y de riñón.

En el caso de las mujeres posmenopáusicas, tienden a padecer menos de cáncer de mama, endometrio y ovario.

La obesidad también está conectada a una peor supervivencia del cáncer, es decir, entre aquellos que ya se les diagnosticó la enfermedad.

El sobrepeso mórbido aumenta el riesgo de recurrencia y la progresión del tumor.

También empeora el pronóstico y la calidad de vida del paciente.

Por el contrario, bajar de peso de forma saludable -cuidando la dieta y con actividad física- mejora la supervivencia y los indicadores de salud en pacientes con cáncer.

Cómo evitar la obesidad y el cáncer

Volvemos a lo que siempre he recomendado: debemos cuidar lo que comemos y tener una vida activa.

Sé que es difícil mantener una dieta balanceada.

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En algunos países, especialmente desarrollados, hay alto consumo de comidas calóricas y con grasas trans que se utilizan para conservar los alimentos.

En países menos desarrollados se comen carbohidratos porque los alimentos que los contienen son más económicos.

Sin embargo, con esfuerzo y planificación se puede mejorar la alimentación para disminuir la obesidad corporal y el riesgo de padecer cáncer.

Uno de los consejos más importante es comer frutas, verduras, carnes magras, huevos y leguminosas.

Las grasas “buenas” como las que provienen del aceite de oliva no solo mejoran la salud, también dan sensación de “llenura”.

Reconozco que es complicado no comer azúcar porque está presente en muchos productos.

Pero es posible evitarlos. Escoge agua antes de jugos muy dulces o refrescos. Tu salud y tu peso te lo agradecerán.

Consume solo las calorías que necesites. Todo depende de tu nivel de actividad física.

Y, por supuesto ¡ejercítate! No necesitas practicar un deporte de alto impacto ni correr por horas.

Puedes caminar de 30 a 60 minutos cada día. Ni siquiera tiene hacerlo durante todo esos minutos seguidos.

Si cambias el ascensor por las escaleras, por ejemplo, sumas minutos a tu actividad física diaria.

También si estaciones tu auto lejos de la entrada del lugar donde vas. Incluso mejor ¡ve a pie!

Si ya padeces de obesidad…

En el caso de que tu sobrepeso se haya salido de tus manos, lo más importante es actuar.

Te sugiero acudir a tu médico de confianza. Pero es imprescindible que creas en ti misma y sepas que la prevención está en tus manos. También te invito a leer mi e-book “Yo puedo” y el plan de 21 días para adelgazar.

Mi objetivo es acompañarte y animarte en un cambio hacia una vida más saludable. El problema es que, en ocasiones, un cambio de alimentación y hacer más actividad física no es suficiente. Una vida con hábitos inadecuados requiere el apoyo de otras personas que sepan lo difícil que puede ser enfrentar la obesidad.

Todos aquellos que luchan contra el sobrepeso necesitan aliento. Pero las recompensas son invaluables.  Y una de ellas es la reducción de la posibilidad de padecer cáncer y otras enfermedades como diabetes e hipertensión.

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