La uña es una estructura anatómica, que protege los dedos de pies y manos. Además de ello evita lesiones, mejora el sentido del tacto y es indispensable para asir objetos pequeños. A lo largo de los siglos ha sido valorada por su valor estético, por ello su caída puede causar mucha preocupación, especialmente en las mujeres.
De este controversial tema voy a hablar a solicitud de Corinna, una seguidora de Florida. Ella es una consultora de imagen muy activa, por lo que ella posee un estilo muy particular para resaltar su aspecto. Entre otras cosas, lucir manos y pies con uñas realizadas por manicuristas profesionales.
No obstante, me comentó que a mediados de la primavera notó algo que le preocupó muchísimo. Comenzó a notar, que la uña del dedo gordo de su mano derecha comenzó a aflojarse, aparentemente sin una causa visible.
Ante esta situación acudió al especialista, quien le sugirió que detuviera temporalmente el empleo de productos de gel y acrílicos en sus uñas para evitar que ocurriera en otras uñas. Sin embargo, Corinna no estuvo muy convencida de esta recomendación y por ello acudió a mí.
Ella específicamente quería saber con más detalles si esto era del todo cierto. Ante esta gran duda y a los fines de evitar, que ella tomara decisiones equivocadas le contesté de inmediato. Lo primero que le recalqué, fue que la decisión del dermatólogo en su caso, fue la correcta.
Así, a los fines de clarificar con mayor profundidad le hice llegar información acerca de las causas más frecuentes de la caída de las uñas. Asimismo, le incluí ciertas recomendaciones para preservar la integridad de las uñas de manos y pies.
Dado que este problema ocurre muy frecuentemente hoy en día, consideré adecuado compartirlo en mi página.
Estructuralmente el conjunto de la uña y sus componentes incluye la placa o lámina ungueal y las estructuras de soporte.
La lámina ungueal es lo que comúnmente se denomina uña. La uña es considerada una estructura altamente queratinizada, cuya función es cubrir el extremo de los dedos. Según los expertos, ella posee diversas funciones importantes en la vida cotidiana.
Según los estudiosos, está conformada por 196 filas de queratinocitos (células que producen queratina) compactos y bien diferenciados denominados onicocitos.
La curvatura, que posee la uña a lo largo de sus ejes transversal y longitudinal, coadyuva con su resistencia. Incluso, permite un ajuste perfecto dentro del pliegue ungueal proximal (PNF) y los pliegues ungueales laterales (LNF).
Según los especialistas, la uña es semejante al estrato córneo de la piel. De hecho al igual que él, la uña posee queratinocitos que han perdido sus núcleos, contribuyendo a que la uña sea traslúcida.
Una de las estructuras de soporte de la uña lo constituye la matriz ungueal, de ella se origina la placa ungueal o uña. Últimamente, la ciencia ha logrado desvelar ciertos aspectos del órgano ungueal (la uña y sus estructuras de soporte). Uno de ellos, es que posee en común con el folículo piloso ciertas características biológicas e inmunológicas.
De hecho, ambos se consideran sitios inmunes privilegiados. Estudios avanzados han logrado identificar incluso células madres en la matriz ungueal. Investigaciones recientes lograron demostrar, que posee la capacidad de organizar el proceso que conduce a la regeneración de los dedos.
De esta forma, la unidad ungueal presenta un enorme potencial para la medicina regenerativa del futuro.
Esta estructura de la unidad ungueal se ubica justamente debajo de la placa ungueal o uña. Las células que lo constituyen presentan de una capa basal monocelular que permite una fijación fuerte entre la uña y esta estructura.
Según los especialistas, la dermis del lecho ungueal posee una elevada cantidad de colágeno y fibras elásticas. Además de ello, posee una red vascular que favorece la termorregulación.
La función principal de estos pliegues es la de ayudar a asegurar los márgenes de la uña. El pliegue ungueal proximal o PNF está constituido por una cuña de piel, la misma cubre la placa ungueal proximal, además de la matriz ungueal.
El pliegue ungueal o eponiquio es la parte de piel que limita entre la uña y piel del dorso. Esta zona cubre la zona donde nace la uña y le da su brillo característico, además el eponiquio genera la cutícula.
De acuerdo a los expertos, la cutícula constituye un sello que logra proteger la matriz ungueal de toxinas y microbios.
Muchos procedimientos de belleza como la manicura tienden a eliminar la cutícula, esto vuelve vulnerables a las uñas. Especialmente a la contaminación y paroniquia (denominado también “uñero” o “panadizo”). Esta es una infección, que afecta la piel alrededor de las uñas de pies o manos.
El hiponiquio hace referencia a la epidermis, que se ubica en la zona más distal de la uña. Es decir, la zona que mantiene adherida la uña al lecho ungueal en el margen libre de la uña. De acuerdo a los expertos, esta zona es muy resistente a los procesos infecciosos. Sin embargo, la hendidura que se forma entre el hiponiquio y la uña puede contener patógenos.
De hecho se ha determinado, que puede ser un foco potencial de infecciones. Ello es debido a la capacidad de los microbios de permanecer en esta zona, aunque sean lavadas muy bien las manos.
Esta es considerada una zona de transición entre el lecho ungueal e hiponiquio. Se ha establecido, que posee un elevado contenido de queratina. Esto permite, que se logre un sellado adecuado de la superficie inferior de la placa ungueal o uña.
Según los especialistas, las uñas crecen en promedio unos tres milímetros mensuales. No obstante, las uñas de las manos pueden crecer a una velocidad cuatro veces mayor que la de los pies. Cuando perdemos una uña de la mano pueden requerirse de tres a seis meses para su restablecimiento.
En el caso de las uñas de los pies, este proceso tomaría de doce a dieciocho meses. Vale destacar, que el ritmo real de crecimiento que exhiben las uñas depende de diversos factores. Entre ellos destacan el sexo, edad, tipo de dieta consumida, estación del año, nivel de ejercicio realizado y genética.
Decorar las uñas por motivos estéticos no es algo actual. De hecho se ha estimado, que esta práctica se realiza desde el año 3.000 a.C. En la actualidad es un negocio, que genera solo en los Estados Unidos miles de millones de dólares. Todo este despliegue por la importancia decorativa de las uñas a veces nos hace olvidar, que ellas poseen diversas funciones.
Entre ellas resaltan: protección, termorregulación, percepción táctil y apoyo mecánico. Se sabe, que las uñas pueden brindar una barrera rígida que permite evitar la hipertrofia. Esto ha sido ampliamente demostrado cuando se produce la avulsión (retiro o pérdida de la uña), en especial del dedo gordo del pie.
A su vez, el borde libre de la uña puede ser utilizado como una herramienta útil para asir objetos pequeños. Además de ello, las uñas permiten obtener una mejor percepción táctil. Esto se logra gracias a la contrapresión ejercida sobre la yema de los dedos.
El término técnico empleado para referirse a la separación o caída de la uña del lecho ungueal es onicólisis. Se sabe, que esta anomalía afecta a hombres y mujeres de todas las edades. Sin embargo, se detecta con mayor frecuencia en mujeres adultas.
Este proceso ocasiona una zona muy bien definida de color blanco y opaco sobre la uña. Según los especialistas, puede tener un origen idiopático (desconocido) o diverso, por ejemplo, traumatismos o enfermedades.
Incluso, ciertos medicamentos pueden llegar a producir reacciones fotosensibilizantes y ocasionar también la caída de uñas. Esto se denomina fotoonicólisis. Dentro de las causas más frecuentes destacan:
Existen diferentes agentes, que pueden ocasionar procesos infecciosos y provocar el desprendimiento de la uña del lecho ungueal. Dentro de ellos destacan:
Ciertas enfermedades sistémicas o bien procesos sistémicos como el embarazo, pueden conllevar a la caída de las uñas. Dentro de ellos destacan:
Como se pudo apreciar, existen sobradas razones para cuidar nuestras uñas. A veces es cuestión de ser observadores, pues no todo lo que brilla es oro. Me refiero a la idea generalizada de mantener manicuras permanentes, que a la larga solo consiguen debilitar los componentes que integran el aparato ungueal.
Como vimos existen ciertos motivos de peso muy bien estudiados, que inciden sobre la caída de las uñas. En forma general, se incluyen los traumatismos ocasionados por golpes, movimientos repetitivos, productos químicos, cuerpos extraños (uñas postizas), ciertas enfermedades de la piel, infecciones, algunos medicamentos y enfermedades sistémicas.
Muchos de estos procesos, salvo el caso de algunas enfermedades autoinmunes o el empleo de ciertos medicamentos, pueden evitarse.
De allí la importancia de mantener una adecuada higiene y cuidado de las uñas. Esto como práctica rigurosa coadyuvaría en gran parte a evitar su caída. Para Corinna la información recibida, la cual comparto en el post, fue muy ilustrativa.
Ella me comentó, que nunca llegó a pensar que las cutículas tuvieran un papel tan importante para la preservación de la integridad de las uñas. De hecho, aunque aún se embellece las uñas ya no emplea acrílicos, no retira la cutícula y además lo hace en casa.
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