Realmente quiero deciros, que me agrada mucho la confianza que siempre me mostráis por las diversas redes sociales. Me alegra además que la participación no solo venga de personas jóvenes o de mediana edad. Esto lo digo por Rebeca, una adorable señora de edad avanzada, que siempre está pendiente de toda la información que os entrego.
Esto es importante decirlo, lo hago con mucho esmero y pasión. Os comento que Rebeca me pidió información sobre alguna planta o fruto que le ayude a evitar el dolor muscular y favorezca la digestión. Ella camina una hora al día todas las mañanas, a menudo lo hace tratando de regularizar la función intestinal, pero me comenta que hasta ahora solo obtiene mucha fatiga, sin lograr equilibrar la digestión.
Compartí con ella, una serie de pautas que hacen posible, que nuestro organismo se mantenga en armonía. Partiendo de una sana alimentación, un adecuado nivel de ejercicio, una correcta provisión de nutrientes saludables y un descanso reparador.
Es muy importante que siempre tengáis presente que la nutrición es elemental para evitar problemas estomacales. No hay otra forma de hacerlo, ya que lo que ingerís es lo que atraviesa vuestro organismo. Por esa razón, es esencial que constantemente podáis desintoxicar vuestro cuerpo. En mi e-book Yo Puedo, os recomiendo la mejor manera de tener unos hábitos de vida permanente, iniciandolos con un proceso de desintoxicación. Os va a agradar su lectura, porque es muy fresca y rápida.
Continuando con Rebeca, le destaqué la importancia de hacer uso de alimentos con propiedades comprobadas, que permitan la búsqueda natural del equilibrio perdido. La naturaleza nos provee todo esa gama de alimentos nutritivos y fáciles de obtener. Luego le envié adicionalmente información sobre la mora azul, de la cual os quiero hablar un poco.
La historia de la mora, es muy interesante. Vale destacar que es originaria de los Estados Unidos. De acuerdo a las investigaciones, los indígenas de esta región utilizaban los frutos como alimento y colorante de fibras de telas. Pertenece al género Vaccinium, siendo una de las pocas especies frutales originarias de Norteamérica.
La mora, originalmente crecía de forma silvestre. Su domesticación y mejoramiento comenzó el año 1908, impulsada por el Dr. F.V. Coville. Su primera publicación fue leída por Elizabeth White, hija de un productor de moras de Nueva Jersey. Ella se comunicó con él y le puso a la orden la finca de la familia para hacer experimentación.
Esta alianza duró alrededor de veinte años. Entre 1942 y 1962, variedades seleccionadas y mejoradas por ellos, se dispersaron a lo largo de trece estados del país. En 1974, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, proclama el mes de julio, el mes para la celebración de este importante fruto. En consideración a la importancia del mismo en la historia de los Estados Unidos y además por ser este país el que produce el 90% de la mora azul en el mundo.
La mora azul, es uno de los frutos con mayores beneficios para la salud. Muchos de ellos, se deben al alto contenido de antocianinas, los cuales son los que le confieren el hermoso y característico color azul.
Este particular fruto contiene una serie de compuestos que hacen posible que pueda favorecer la salud en múltiples aspectos.
Es importante mencionar que es uno de los frutos con mayor cantidad de micronutrientes aportados al organismo por cada caloría consumida (132) Esta puntuación, se denomina Índice ANDI (siglas del inglés de aggregate nutrient density index) Solo es superado por la fresa (182). Se encuentra por encima de la granada, las uvas, los melocotones, la piña, el mango las manzanas y las naranjas, entre otros.
El fruto de la mora azul, posee muchos componentes activos, como ya lo vimos. Esto le otorga las siguientes propiedades:
La presencia de muchos minerales necesarios para la estabilidad de la matriz de los huesos está presente en la mora azul. Contiene calcio, cobre, magnesio, manganeso, zinc. Además de muchas vitaminas pertenecientes al complejo B, vitamina C y vitamina K. El consumo equilibrado de estas vitaminas y minerales, permite que nuestro sistema óseo mantenga su integridad, especialmente su estructura y resistencia.
Una de las propiedades benéficas de la mora, es su alto contenido de vitamina C. El colágeno presente en nuestra piel, es favorecido en su capacidad regenerativa y suavizante de la piel, por efecto del consumo de vitamina C. Es muy importante destacar que la mora posee una gran cantidad de antocianinas (pigmento que le da su color característico). Se ha comprobado su importante papel en la protección frente al daño oxidativo del ADN. Estos elementos actuando en conjunto, hacen posible que se disminuya el daño causado por el humo, el polvillo y los rayos ultravioleta.
El sodio es un elemento muy vinculado al proceso de hipertensión. Una gran ventaja de las moras, es su ausencia de sodio y su contenido de magnesio, calcio y potasio. Todos ellos vinculados con hallazgos, que demuestran sus beneficios en favor de un nivel adecuado de la tensión arterial.
La mora es una fruta con alto contenido de fibra. Existe mucha evidencia del beneficio de la fibra en personas con diabetes tipo 1 y tipo 2. En la Escuela de Medicina de Harvard, se ha comprobado que la fibra es un suplemento esencial en la dieta de las personas que padecen diabetes .También posee ácido clorogénico, con comprobada eficacia en la reducción de los niveles de glucosa en la diabetes tipo 2.
Se han realizado muchos estudios que indican el enorme potencial de las moras para una buena salud del corazón. Muchos beneficios se deben a la cantidad de fibra, que evita la acumulación de colesterol malo en sangre. Además, la vitamina B6, el ácido fólico y la presencia de antocianinas presentes previenen la formación de placas en las arterias y la acumulación de compuestos dañinos como la homocisteína. Es excelente para evitar los accidentes cerebrovasculares y la aterosclerosis. Protege a su vez, contra los ataques cardíacos.
Existen estudios muy valiosos que demuestran la presencia de compuestos como el ácido elágico y el pterostilbeno, presentes en el fruto. Estos compuestos actúan en conjunto con las vitaminas A y C, además de las antocianinas y el cobre. De esta forma ayudan en la prevención y la curación de diversos tipos de cáncer. Dentro de los que destacan, los asociados a : colon, páncreas y próstata.
La presencia de múltiples vitaminas, así como de fitonutrientes y minerales, en la mora, la hace un excelente protector cerebral. Estudios realizados en la Universidad de Cincinnati, demuestran la mejora de procesos cognitivos en adultos que incluyeron la mora en su dieta. Por lo tanto, es posible revertir la pérdida de la memoria a corto plazo. Incluyendo además la posibilidad de bloquear los efectos genéticos que predisponen al padecimiento de Alzheimer.
Las moras, favorecen el crecimiento de bacterias benéficas. La más conocida es la Bifidobacteria. Esta bacteria, es favorecida por la fibra presente en el fruto. La fibra además, hace que experimentes sensación de llenura. Esto, es un buen mecanismo para controlar el peso, reducir el apetito y mejorar el tránsito intestinal de las heces. Trayendo así, el beneficio adicional de la prevención del estreñimiento y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Los carotenoides y flavonoides presentes en la mora, protegen los ojos del daño oxidativo. Esto puede incluir la degeneración de la mácula. Un estudio científico encontró además, que el pterostilbeno, un compuesto presente en este fruto, evita la aparición de la enfermedad del ojo seco.
Los dolores que se presentan por efecto de una actividad física intensa, son atenuados por la mora azul. El conjunto de antioxidantes presentes en el fruto, ayudan al proceso de la regeneración del tejido muscular.
Se ha demostrado el efecto benéfico del componente proantocianidinas, presente en el fruto de la mora azul. Este hallazgo fue publicado en “The New England Journal of Medicine” en 1998. Allí se especifica, que la protección consiste en evitar que las bacterias se adhieran a las paredes del tracto urinario de las mujeres.
Tal como se pudo apreciar, son muchísimos los beneficios de este maravilloso fruto. Sin embargo, las personas que padecen de hemofilia o poseen tratamientos con medicamentos anticoagulantes deben evitar el consumo de la mora azul.
Quiero también mencionaros que la mora, es una excelente manera de consumir antocianinas (no olviden el color azul). Esto fue muy bien estudiado, concluyendo que su consumo disminuye en un 32% el riesgo de ataque al corazón. Muy importante, el estudio se realizó en mujeres. Se encontraron mejores resultados en las que ingerían al menos tres porciones de moras azules o de fresas, por semana.
¿Os dais cuenta de algo? Ambos frutos son los que poseen los mejores índices ANDI. Esto no es casualidad, hay que considerar que la ciencia nos ayuda mucho a tomar decisiones acertadas.
Todo lo que os menciono en el post, lo compartí con mi nueva amiga Rebeca. Ella no le dio largas a la búsqueda del equilibrio perdido, se interesó cada vez más en buscar una solución. Todo lo que conversé con ella, además de la información que le envié, le hicieron ver la otra cara de la moneda.
Ella me confesó, que la mora azul nunca le gustó. Eso suele ocurrir cuando vemos algo en mucha abundancia. Pero es allí precisamente donde está la sabiduría, en no despreciar lo aparentemente sencillo y cotidiano. No en balde los pueblos originarios de Norteamérica enseñaron a los primeros colonos, todas los beneficios de la mora azul.
Rebeca hoy día se siente a gusto con sus ejercicios. Los dolores han disminuido en un alto porcentaje y la regularidad intestinal ya se ha corregido. Es asidua de consumir más de dos porciones de mora azul a la semana y prepararse postre de moras, por lo menos cada quince días. Siguió mis indicaciones y utiliza solo moras azules orgánicas. Me siento contenta por ella y feliz de poder seguir aportando un poco de amor para quien lo necesita.
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