De camino al trabajo me encontré con una vecina (no os digo su nombre porque es muy tímida). Ella me comentó que estaba muy preocupada porque su esposo tenía los niveles de colesterol y triglicéridos muy altos.
Me dijo que el doctor le recomendó una dieta baja en grasas saturadas. Pero que ella no estaba muy segura de lo que eso significaba. Sus dudas eran: ¿Qué tenía que dejar de comer? ¿Existe otro tipo de grasa que no sea saturada? ¿Acaso cambiar a una dieta tan radical no le traerá consecuencias?
Ante su cara de preocupación le expliqué que, en efecto, aplicar una dieta nutritiva de forma radical le podría ocasionar fuertes ansiedades a su esposo e incluso depresión. Sin duda, lo mejor es optar por un cambio de estilo de vida. Pero de forma progresiva. Ya que cuando tal transición se realiza de un día para otro, se suele abandonar rápidamente por los terribles efectos secundarios.
Si tu cuerpo está acostumbrado a consumir altas cantidades de azúcares refinados y de grasa saturadas, probablemente la diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y otros padecimientos, estén tocando a tu puerta. No obstante, dejar de consumirlos de forma repentina, puede generar un shock en tu organismo aún mayor.
Un cambio repentino y radical en la dieta puede causar depresión
Eliminar por completo las grasas de tu dieta es altamente dañino. Esto se debe que, al disminuir de manera exorbitante las cantidades de grasas y azúcares que sueles comer a diario, el cuerpo empieza a realizar reservas de nutrientes, por así decirlo.
Es decir, tu cuerpo va almacenar todo lo que ingieras, en sustitución a las comidas y postres que te has saltado. Tal situación es uno de los principales motivos del porqué no pierdes peso pronto si has cambiado tu dieta radical.
Pero, hay que aclarar que no se trata sólo de hacer un cambio de dieta, sino que además se debe ser constante en la misma. Igualmente, se ha demostrado que las dietas saludables, pese a aportar mayor cantidad de nutrientes, pueden causar depresión, ansiedades, mal humor e, incluso, insomnio en algunas personas.
Estudios afirman que esta situación se debe a que los cambios radicales de alimentación generan un terrible descontrol hormonal, por lo que la persona en cuestión puede verse inquieta y con cambios constantes de humor.
Realiza los cambios de manera progresiva
Ahora bien, claro que para tener una vida saludable se requiere de hábitos saludables:
- Una dieta nutritiva
- Ejercicios
- Buen descanso
- Disminuir el estrés
No obstante, cuando tales prácticas no se han vuelto parte de nuestros hábitos y costumbres, es de suma importancia hacer el cambio de forma progresiva. Esto hasta que nos adaptemos y comprendamos la importancia de los buenos hábitos para nuestra salud.
Es decir que no es necesario, ni recomendable que de manera radical dejes de comer ese chocolate que tanto te gusta. Simplemente con disminuir la cantidad de consumo y elegir uno de mayor calidad, como el chocolate oscuro con baja azúcar refinada, ya estarás realizando un gran cambio y además beneficioso para tu vida.
¿Son realmente dañinas todas las grasas saturadas?
En principio, es importante aclarar que no todas las grasas saturadas son grasas trans. Adicionalmente, está comprobado que evitar la ingesta de grasas o no consumir ningún tipo de azúcar no es la forma correcta de mantener la salud en orden. Mucho menos es la forma indicada de perder peso de manera saludable.
Cierta cantidad de grasa es necesaria en nuestro organismo para el buen funcionamiento cardiovascular. Por ende, erradicar el aceite de nuestra vida no es la opción más apropiada.
Algo importante de saber es que existen grasas saturadas naturales y otras que son creadas artificialmente. Las artificiales se elaboran mediante un proceso de hidrogenación y son éstas precisamente las que debemos evitar en todo momento.
Los aceites vegetales hidrogenados se conocen como grasas trans. Aunque, existe otro tipo de aceites que, lejos de ser perjudiciales para el organismo, pueden traer grandes beneficios para la salud. Uno de esos aceites saludables es el aceite de coco.
Seguro habrás escuchado que probablemente el aceite de coco es uno de los productos con más altos contenidos de grasa. Sin embargo, investigaciones demuestran que en las poblaciones con alto consumo de este aceite, las enfermedades cardiovasculares son prácticamente inexistentes.
En la actualidad no se conoce ningún estudio que demuestre que las grasas saturadas naturales sean dañinas para las personas. A pesar de que exista una corriente de la medicina tradicional que se empeña en desacreditar las bondades de este aceite, por su alto contenido de grasas saturadas.
Muy distante de lo que trata de hacer ver esta facción de la medicina tradicional, el aceite de coco es uno de los más beneficiosos para la salud. Poblaciones con alto consumo del mismo no registran un porcentaje alto de obesidad, ni de problemas cardíacos.
Beneficios del aceite de coco
El aceite de coco contiene un ingrediente que muchos desconocen llamado ácido láurico. El consumo frecuente de esta sustancia hace que el organismo lo convierta en monolaurina, la cual es anti-protozoos y antibacterial.
En otras palabras, el aceite de coco es perfecto para evitar y destruir virus como el VIH, sarampión, gripes, herpes y bacterias patógenas. Pero, eso no es todo, tiene aún más grandes beneficios:
- Es un excelente sustituto en dietas para perder peso.
- Optimiza el proceso de circulación en el cuerpo, por lo que el corazón responde de manera ideal.
- Su consumo mejora el funcionamiento de las glándulas tiroideas.
- Fortalece el sistema inmunológico.
- Incrementa la función del metabolismo, lo que posibilita la pérdida más rápida de toxinas.
- Es una excelente fuente de energía.
- Mejora de manera evidente la apariencia de la piel, la hidrata y hace lucir más tersa.
Lo que no sabías del aceite de coco
Nuestro organismo toma los ácidos grasos y los convierte en energía. El aceite de coco es considerado en el ámbito de la medicina natural como una excelente fuente de energía inmediata para tu cuerpo. Tal propiedad sin generar contraindicaciones, siempre y cuando su consumo no sea en exceso.
Tu organismo, ante la ingesta del aceite de coco, realiza el proceso de conversión de energía casi de inmediato; por lo que no es productor de picos de insulina en el sistema circulatorio. Institutos y estudios reconocidos afirman que es un carbohidrato saludable que combate la diabetes.
Sin duda, el aceite de coco es uno de los grandes combatientes de la prediabetes y de la diabetes tipo 2. A la vez que te posibilita controlar tu peso.
¿Todos los aceites son saludables?
Debo responder un no rotundo a esta pregunta. La composición de todos los aceites es muy diferente. Los de origen vegetal, como el aceite de girasol, soya, cártamo, canola y el más común: el de maíz, son los aceites más perjudiciales para nuestro cuerpo.
Ahora bien ¿A qué se debe esto? Pues resulta que estos aceites al entrar en calor se convierten en un ingrediente terrible para el cuerpo. Al usarlo para freír, el calor oxida el aceite y genera más daño que las grasas trans. Por lo que incrementa de forma significativa las enfermedades arteriales coronarias.
Sin embargo, a la par del aceite coco, el aceite de oliva extra virgen también es saludable para nuestro organismo. Este aceite contiene grasa mono insaturada, lo que es beneficiosos para la salud.
No cabe duda que el aceite de oliva extra virgen sea de un exquisito sabor y mejora nuestras ensaladas. Aun así, este aceite no debe entrar en calor. Esto porque al calentarse transforma sus buenas propiedades en agentes negativos para nuestro organismo.
Evitar consumir algunos aceites es una opción acertada
De manera que tuve que explicarle a mi vecina, quien ha estado bastante preocupada por la salud de su esposo, que el tema esencial no es eliminar las grasas de su dieta diaria. Le aclaré también que tampoco debe alarmarse por el consumo de aceite.
Sin embargo, lo más recomendable es evitar la ingesta de aceites de maíz, canola, soya, girasol y cártamo. Más cuando entran al contacto con el calor. Al estos calentarse, sí obstruyen las arterias generando daños en el sistema circulatorio.
Se puede utilizar el aceite de oliva extra virgen para ensaladas, siempre y cuando no entre en contacto con el calor. Por otra parte, cuando se trata de preparaciones que requieren de cocción, el aceite de coco es ideal y saludable para tal fin. Ambos aceites son muy beneficiosos para la salud.
De esta forma, en la nueva dieta nutritiva, alejada de las grasas trans, no padecerás de ningún tipo de efectos negativos para tu salud cardiovascular.
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