☑️ ¿Es Hora De Empezar A Cultivar Nuestros Alimentos?

Los últimos meses, durante el tiempo que ha durado esta pandemia, mucha gente ha sido testigo de muchos exabruptos. Del sacrificio de mucho ganado, de millones de galones de leche arrojados por el desagüe y toneladas de hortalizas deterioradas en medio de los campos.

Esto deja un sabor amargo, cuando se observan largas filas para la compra de alimentos. Ante esta situación muchos agricultores han expresado que no es fácil hacer llegar los alimentos a los más necesitados. Circunstancia que escapa de sus manos.

“Tener que tirar la leche o arar debajo de las verduras listas para el mercado no solo es financieramente angustioso, sino que también es desgarrador para quienes las producen”. Esta expresión fue utilizada por el secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Sonny Perdue, en una importante reunión, realizada a inicios de mayo. En ella, se anunció, que se entregarían 1.200 millones de dólares en contratos.

Estos recursos, serían empleados, para ayudar a los productores agrícolas, con énfasis en las comunidades estadounidenses afectadas por la pandemia. La idea de esta iniciativa, es vincular a proveedores de productos agrícolas con diversas iniciativas para la distribución de alimentos

Podríamos decir, que la característica principal de los efectos económicos del coronavirus, es la paralización de la actividad productiva. Esto ha llevado a un colapso global de la economía. Y dentro de ello, juegan un papel preponderante las cadenas agroalimentarias, donde el eslabón inicial es el productor agrícola. Lamentablemente, nosotros los consumidores somos el eslabón final de esa larga cadena. Esto nos coloca en una posición de desventaja.

De este delicado tema voy a hablar, desde una perspectiva positiva. Considerando numerosas inquietudes, que me han expresado muchos de mis sieguidores.  Visto como una oportunidad de poder alimentarse de una forma más sana y sostenible.

Una mirada acerca de la crisis alimentaria

Se ha visto notablemente los grandes esfuerzos que actualmente se realizan. Desde hace meses, cuantiosas autoridades gubernamentales de diversos países, y organizaciones internacionales han venido impulsando estrategias para que la agricultura se mantenga funcionando de manera segura, otorgándole la importancia estratégica que ella posee.

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Sin embargo, más allá de esto, se han realizado una serie de desequilibrios, propiciados por la incertidumbre que despertó el COVID-19 a inicios de año. Esto, ha traído consigo, tres formas diferentes de acaparamiento.

  • El primero de ellos, ha sido realizado por los consumidores, al efectuar infinidad de compras compulsivas.
  • La segunda forma observada, se corresponde con el acaparamiento de hortalizas por parte de las grandes cadenas de supermercados que poseen enormes áreas de almacenamiento refrigerado.
  • El tercer tipo de acaparamiento, corresponde al que realizan los gobiernos de los diferentes países. Sobre todo en países donde se realizan grandes producciones.

Así se puede mencionar, que en muchos países, las exportaciones han sufrido grandes reducciones. Se ha declarado, que es con la finalidad de proteger el abastecimiento interno, es decir la cadena alimentaria nacional.

A manera de ejemplo, se pueden aludir algunos casos: la fuerte restricción de exportación de harina de trigo, azúcar y algunas hortalizas, por parte de Kazajistán. También, se ha sabido del bloqueo de la venta al exterior de ciertos productos como aceite de girasol, por parte de Serbia.

Vale destacar, además, que Rusia decidió suspender hasta el primero de julio, las exportaciones de maíz, cebada, centeno y trigo. No menos importante, es la prohibición realizada por Vietnam, para establecer nuevos contratos para la exportación de arroz.

¿Qué lecciones acerca de la seguridad alimentaria ha dejado la pandemia?

De acuerdo al Panel Internacional de Expertos en Sistemas Alimentarios Sostenibles (IPES-Food), hay una serie de consideraciones que deben ser tomadas en cuenta. Me permito mostrar algunas ideas expresadas por este reconocido grupo independiente de especialistas de 18 países de cinco continentes.

Se podría decir, que dicho panel internacional, es único por su composición y enfoque. Posee una fortaleza muy importante, pues reúne una serie de calificados pensadores e innovadores, en cuanto al tema de los sistemas alimentarios mundiales. Incluso, la FAO, también ha planteado que la pandemia actual, ha permitido visualizar, sin lugar a dudas, el carácter estratégico y esencial de la producción agroalimentaria a nivel mundial.

Debilidades observadas en los sistemas alimentarios actuales

1. Incremento de la pérdida del hábitat de muchas especies de animales

Lamentablemente, la expansión de la agricultura industrial, está cada día creando condiciones para que los virus emerjan y se propaguen. Hasta donde la ciencia ha determinado, este problema tenderá a acrecentarse debido al cambio climático y un mayor repunte de las enfermedades transmitidas por vectores, bien sean insectos, parásitos o animales.

Esto viene ocurriendo, sobre todo cuando se establecen producciones de ganadería intensiva. Ellas son fuente de riesgos en la aparición y propagación de enfermedades. Incluyendo también, los grandes desarrollos urbanísticos descontrolados, el acaparamiento de terrenos y también de recursos naturales. Es decir, el hombre al irrumpir en los nichos habituales de diferentes especies, crea las condiciones propicias para que los virus emerjan y se multipliquen.

2. Vulnerabilidad de las cadenas de suministros

Hasta ahora, se han encontrado una gran cantidad de elementos perturbadores, que permiten establecer una serie de debilidades estructurales. Algunas de ellas, tienen que ver con las restricciones impuestas obligatoriamente para el traslado de bienes, servicios y personas.Esto está generalizado, tanto en cadenas agroalimentarias de gran magnitud como en las pequeñas.

A nivel mundial, se han detectado una serie de cuellos de botella, que impiden un adecuado desempeño logístico. Un ejemplo muy conocido, lo constituyen los millones de empleados agrícolas estacionales que año tras año vienen de países fronterizos. En el caso de los Estados Unidos, la mayoría proviene de México. Y de igual forma, en muchos países, donde son requeridas cantidades importantes de trabajadores agrícolas.

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Sin embargo, las medidas de confinamiento, que actualmente se imponen en muchos de estos países, crea grandes desajustes en las cadenas de suministros locales, regionales e internacionales. Cabe destacar, que en muchos lugares del mundo, la comida que no puede ser cosechada por estos trabajadores estacionales, ha tenido que dejarse deteriorar en los campos.

Por su parte, las actividades de trabajo intensivas, como los frigoríficos y las manufacturas realizadas en grandes industrias, enfrentan enormes riesgos. Sobre todo, debido a la propensión a un contagio en gran escala. Esto supone, la realización de cierres, en ocasiones temporales y en otras definitivos.

3. Pobreza extrema y desnutrición

De acuerdo a las cifras manejadas, existen en la actualidad, cientos de millones de personas que viven precariamente. Estos grupos humanos enfrentan permanentemente el hambre, procesos de desnutrición y padecen de pobreza extrema.

Lamentablemente, son a quienes en primer lugar afecta la recesión mundial que se comienza a vivir. De hecho, antes de la pandemia de COVID-19, unos 820 millones de personas poseían desnutrición. Así como alrededor de 2 mil millones de personas, padecían de seguridad alimentaria.

En la actualidad, debido a las restricciones ocasionadas por la pandemia, millones de personas enfrentan restricciones de desplazamiento. Aparte de interrupciones del abastecimiento de alimentos. Además de ello, se suman la pérdida de ingresos y el incremento de precios en los alimentos.

De acuerdo al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, la pandemia en América Latina y el Caribe podría causar hambre este año, en unas 14 millones de personas.

Un panorama incierto que invita a reflexionar

El Secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Sonny Perdue, realizó el 18 de mayo el evento de lanzamiento del Programa de Asistencia Alimentaria Coronavirus (CFAP). Este programa permitirá facilitar hasta 16 mil millones de dólares en pagos directos para brindar ayuda a los granjeros y rancheros estadounidenses afectados por la pandemia.  Además de este apoyo directo a los agricultores y ganaderos, el programa “Farmers to Families Food Box” del USDA logró asociarse con distribuidores regionales y locales.

Dicho programa, se creó a consecuencia del excedente de alimentos que tienen los agricultores. Esto se generó debido a la interrupción de la cadena de suministro a lugares como restaurantes y escuelas, por efecto del COVID-19. De esta forma, los alimentos en lugar de ir a la basura, llegarán a los hogares de los más necesitados.

Hasta los momentos, esta iniciativa se viene realizando en todo Estados Unidos. Pero representa un esfuerzo de recursos económicos, muy altos para la nación. Y este programa puede remediar una situación de forma temporal, pero no representa un cambio de fondo o estructural de las múltiples debilidades que posee el sistema de distribución actual de alimentos.

De acuerdo a las estadísticas, antes de la pandemia, una de cada siete personas buscaba apoyo alimentario en los bancos de alimentos, número que se ha triplicado en los últimos meses.

¿Existen algunas salidas para la crisis alimentaria?

Para responder esta pregunta, es importante recordar algunos hechos históricos que han sido aleccionadores. Se trata de los famosos jardines de la victoria (conocidos como “Victory Gardens) y la conservación de alimentos. Ellos fueron de suma importancia durante la primera y segunda guerras mundiales.

De acuerdo a los registros históricos, durante la Segunda Guerra Mundial, alrededor de veinte millones de estadounidenses realizaron huertos caseros. Y fueron tan eficientes, que lograron producir el 40% del total de hortalizas consumidas en todo el país. Los mismos, permitieron asegurar un suministro adecuado de alimentos para la población civil y las tropas.

En este singular esfuerzo, se incluyeron empresas, escuelas, agencias gubernamentales, fundaciones privadas y empresas productoras de semillas. Realmente fue una labor social muy edificante.  Así, mediante un esfuerzo conjunto, se proporcionó la tierra, la capacitación y las semillas.   Esto permitió, cultivar los alimentos necesarios, los cuales eran producidos individualmente o en comunidad, mientras muchas personas jóvenes estaban en la guerra.

Por lo general, se instaba a preservar alimentos en casa, de esta forma la mayoría de los enlatados comerciales, se enviaban a los frentes de guerra. De hecho, se distribuyeron muchos posters, que destacaban: “enlata todo lo que puedas”. De esta forma, al liberar productos enlatados comercialmente, se pudo incluso, ayudar a los civiles de los países devastados por la guerra a evitar la hambruna.

La crisis del COVID-19 una alerta sobre la producción de alimentos

Todo lo que he expuesto hasta ahora, son una serie de hechos, que están presentes y que no deben ser descuidados.  Las lecciones del pasado, si son bien empleadas, pueden apoyar a la humanidad en momentos de crisis. Y a pesar de no estar en guerra, todo el género humano se encuentra bajo ataque de este nuevo virus.

Se debe caer en cuenta de la condición de ser seres interdependientes. Por lo tanto, no se puede ser insensible a lo que ocurre en el resto del mundo. De hecho, en los últimos meses, inmensas oleadas de langostas, han mermado extensas zonas de cultivos en India y África. Solo imaginar, los problemas de alimentos que esto acarreará en el corto plazo.

¿Es el momento de plantearse el producir algunos alimentos en casa?

Pienso que la situación actual, puede tener otro final, si la población, logra apoyar los enormes esfuerzos gubernamentales y privados.  Por lo que se ha planteado  hasta ahora, se nota que sobre ellos actualmente, recae una pesada carga para llevar el alimento a los hogares.

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En la actualidad resulta un poco difícil la adquisición de muchos productos. Y posiblemente, muchas personas prefieran contemplar el césped de su casa sin imaginar el potencial que esta área del jardín puede representar.

Se sabe, que solo en los Estados Unidos, existen alrededor de 32 millones de acres plantados de césped, es decir casi trece millones de hectáreas. Y se debe destacar, que el área destinada para la siembra de hortalizas en los Estados Unidos, está alrededor de los diez millones de acres. Es decir, existe tres veces más área sembrada de césped, que el área destinada a producir alimentos frescos. Considerando estas cifras y relacionándolas, con el potencial productivo, se estaría hablando de muchas toneladas de hortalizas a ser producidas.

La importancia del huerto urbano en época de crisis

Muchas personas proactivas, son capaces de tomar decisiones firmes.  También se atreven a formar parte de los millones de productores urbanos que existen alrededor del mundo. Los esfuerzos realizados por ellos apoyan a muchas personas que viven en desiertos alimentarios en muchas ciudades del mundo.

Dentro de las ventajas de establecer un huerto en casa se pueden mencionar:

  • Según los expertos, se ha observado que la experiencia de cultivar alimentos, está muy asociada con su consumo. De esta forma, en la medida que se esté más compenetrado con la labor de producir frutos y hortalizas, existirá una mayor propensión a consumirlos
  • A su vez, los huertos urbanos, constituyen una actividad saludable, que permite ejercitarses en este período de confinamiento. Permite además de respirar aire fresco, sudar, eliminar toxinas y captar dosis de vitamina solar (vitamina D)
  • Permite a su vez, la construcción de espacios saludables, que pueden involucrar los centros cívicos y escuelas. Además de ello, fomentan el rescate de terrenos baldíos y lugares abandonados en algunas comunidades
  • Se logra reducir la exposición a muchos agroquímicos, entre ellos los herbicidas, pesticidas, fungicidas y fertilizantes químicos. De esta forma también se minimizan los efectos peligrosos sobre el ambiente
  • Ayuda a equilibrar la salud física y mental. Pues cada nueva siembra realizada será un nuevo proyecto que mantendrá la mente activa
  • Permite ahorrar recursos energéticos pues no hay que realizar movilizaciones para adquirir frutos y hortalizas
  • Favorece la suplencia de productos completamente sanos, no contaminados y con altos niveles de vitaminas y minerales
  • Permite el ahorro de dinero, evitando además exposiciones innecesarias al visitar lugares concurridos como supermercados o bancos de alimentos

Concluyendo

La idea de lo que se planteó a lo largo el artículo, simplemente busca rescatar algunas actividades productivas hogareñas. Ellas, lejos de ser tareas extenuantes, solo dejarán muchas satisfacciones físicas, materiales y espirituales.  A esta actividad se le suma, el aprendizaje que es dejado a los hijos,  cuya herramienta pedagógica es insuperable.

Una parte importante dentro de atreverse a cultivar en casa, incluye además de jardines, también el uso de terrazas y balcones. La escala al final no es lo importante, sino la satisfacción y el aprendizaje obtenido. Incluso, esta pequeña iniciativa, multiplicada por los millones de hogares que existen en el mundo, construirá mejores ciudadanos.

Es de imaginar, la alegría de muchos agricultores y responsables de las políticas agrícolas, al saber que muchos ciudadanos no esperan pasivamente los alimentos. Más bien, ahora fortalecen de alguna manera la cadena de distribución de alimentos. Permitiendo que la carga social, no recaiga en unos pocos y más ahora con los problemas generados por el confinamiento.

Muchas de estas reflexiones, fueron enviadas a quienes mostraron inquietud por el tema. Todas ellas, en su conjunto, son las que aparecen en el post. Algunas seguidoras, no habían caído en cuenta de la magnitud de diversos acontecimientos que se han vivido y de su importancia como sociedad organizada. Me refiero a los jardines de la victoria. Algunas de ellas, me comentan que ahora simplemente cambiaran sus hobbies. Ahora el área de jardín dedicado a las flores y al césped, contendrá hortalizas para su alimentación familiar.

Cuando los niños ven cuán increíble es que una semilla se convierta en una hermosa flor y posteriormente en una jugosa fresa roja, entonces estamos salvando nuestro futuro. Ya no es un producto que solían agarrar en el supermercado, sino que es la magia de la vida. Con la agricultura urbana estamos logrando esto

Baris Gencel

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