¿Qué Es La Hepatitis? Esta Enfermedad Ataca Al Hígado

Según la OMS, la hepatitis es una inflamación del hígado ocasionada por infecciones virales y factores no infecciosos, que provocan diversos problemas de salud. De acuerdo a la ciencia existen cinco cepas principales del virus que ocasiona la hepatitis, pudiendo algunos ser mortales.

Se estima, que unos 354 millones de personas a nivel mundial viven con hepatitis B o C. Y para la mayoría de ellos, las pruebas y tratamiento siguen estando fuera de su alcance.

En los últimos meses, este tema ha preocupado a muchas personas. En especial, desde la aparición de cierta hepatitis infantil de origen desconocido. Dentro de estas personas preocupadas destaca Addison, una seguidora de Pensilvania. Ella se comunicó conmigo a raíz de que en su lugar de trabajo se contagiaron dos personas con hepatitis A.

Esto le llamó mucho la atención, porque estos compañeros laboran en su mismo departamento y no se explica cómo ocurrió.

Addison me confesó, que sabía muy poco acerca de esta enfermedad porque afortunadamente en su familia no han existido contagios. Y precisamente me contactó, para que le instruyera acerca de las generalidades y prevención de esta enfermedad.

Existen formas de prevenir esta enfermedad, que puede llegar a ser mortal. De allí la importancia de compartir esta información aquí en mi blog.

Conociendo acerca de la hepatitis

El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano.  Se encarga de realizar una cantidad de funciones como son:  ayudar a mantener el metabolismo, fortalecer el sistema inmunológico. Es el responsable de descomponer la grasa, filtrar la sangre para eliminar toxinas, producir y excretar bilis, metabolizar los carbohidratos y proteínas y almacenar vitaminas y minerales.

Comprende aproximadamente el 2% del peso corporal de una persona adulta.  Es un órgano único, esto se debe a su actividad de doble riesgo sanguineo desde la vena porta (aproximadamene el 75%) hasta la arteria hepática (aproximadamente el 25%:  Sus funciones son múltiples por lo que es importante mantener un hígado sano.

De acuerdo a los investigadores, la hepatitis es un término general utilizado para describir la inflamación del hígado. Dicha inflamación, puede ser de índole infecciosa y no infecciosa.

Dentro de las causas no infecciosas destacan:

Medicamentos

Es importante recordar, que el hígado posee una serie de enzimas que favorecen el metabolismo de los fármacos. Es decir, el organismo procesa (modifica químicamente o metaboliza) los medicamentos, a los fines de poder utilizarlos y eliminarlos.

Un alto porcentaje de este metabolismo sobre los fármacos ocurre en el hígado, con la participación de las enzimas hepáticas. Esto ocasiona, que los medicamentos y el hígado interactúen de diversas formas.

Según los expertos cada persona presenta respuestas diferentes frente a los medicamentos, y esto está condicionado por diversos factores. Cada individuo responde a los fármacos de manera distinta, la respuesta de una persona ante un fármaco se ve afectada por muchos factores.

Dentro de ellos se pueden señalar: edad, tamaño corporal, composición genética y empleo de otros medicamentos (sintéticos o naturales).

También el consumo de ciertos alimentos, ingesta excesiva de alcohol, enfermedades renales o hepáticas, almacenamiento inadecuado del fármaco y la tolerancia (resistencia) al medicamento, inciden sobre la salud del hígado.

Ciertos medicamentos pueden ocasionar daño hepático, aun cuando se empleen en bajas dosis y el hígado esté funcionando normalmente. Se ha observado, que el empleo de dosis elevadas de medicamentos ocasionan daños sobre el hígado sano.

Incluso, ciertos fármacos, influyen sobre la velocidad con la que otros fármacos se metabolizan a nivel del hígado. Igualmente, un medicamento podría llegar a metabolizarse muy rápidamente, descomponiéndose y eliminándose antes de cumplir su función.

A su vez, cuando los medicamentos son metabolizados de forma muy lenta ocurren ciertos efectos adversos. Entre ellos, la alteración de la funcionalidad del hígado.

Algunos medicamentos de venta libre empleados para el dolor y fiebre, tales como paracetamol o acetaminofén, son causa frecuente del deterioro hepático. También algunos antiinflamatorios no esteroideos (naproxeno, diclofenaco e ibuprofeno), especialmente cuando se excede la dosis recomendada.

Alcohol

De acuerdo a las observaciones realizadas hasta ahora, la ingesta excesiva de alcohol puede ocasionar enfermedad del hígado graso. Según los expertos, anualmente cerca del 8,5% de los adultos estadounidenses sufren un trastorno por consumo de alcohol. Se ha observado, que los hombres consumen aproximadamente el doble del alcohol que las mujeres.

Cuando el alcohol ingresa en el sistema digestivo, casi la totalidad del mismo es metabolizado a nivel del hígado. Se ha registrado, que el metabolismo del alcohol genera ciertas sustancias que poseen la capacidad de deteriorar las células hepáticas.

De hecho, a mayor consumo de alcohol es mayor el daño ocasionado. Muchas investigaciones han revelado, que en ocasiones si la lesión es leve, el hígado posee la capacidad de recuperarse. Se sabe incluso, que con lesiones de hasta un 80% el hígado podría continuar funcionando por un tiempo.

No obstante si el consumo de alcohol continúa se incrementa el daño hepático, pudiendo producir la muerte. Sin embargo, si se detiene el consumo de alcohol parte de la lesión hepática puede llegar a revertirse. Esto favorecería la prolongación de la vida.

Según las investigaciones, cuando se abusa de las bebidas alcohólicas se producen tres tipos de daño a nivel hepático. Estas lesiones por lo general, siguen una secuencia, siendo el primer estadio la acumulación de grasa a nivel del hígado. Este efecto ha sido observado en el 90% de quienes ingieren cantidades excesivas de alcohol.

El siguiente estadio ocasiona inflamación del hígado, proceso que es denominado hepatitis alcohólica y se presenta entre el 10 al 35% de las personas que abusan del alcohol.

Y por último, ocurre un proceso de formación de tejido cicatricial, en gran parte del tejido de este órgano. Este efecto produce deformaciones de la estructura interna del hígado, impidiendo su funcionamiento de forma irreversible.

Procesos autoinmunitarios

Cuando el sistema inmunitario del cuerpo humano ataca las células del hígado, se produce la hepatitis autoinmunitaria. Esta puede ser de tipo 1 (frecuente en adultos) y de tipo 2 (frecuente en niños y jóvenes).

Dentro de los factores de riesgo para la presencia de hepatitis inmunitaria destacan: predisposición genética, presencia de enfermedades autoinmunes, antecedentes de infecciones y sexo (más frecuente en mujeres).

Hasta ahora se cree, que probablemente se produce por una interacción entre factores ambientales y genéticos. Cuando este tipo de hepatitis no se trata a tiempo se producen cicatrices en el hígado. Esto propicia la presencia de cirrosis y posteriormente una insuficiencia hepática.

Por ello la importancia de controlar esta enfermedad mediante medicamentos, que inhiban el sistema inmunitario. En el caso de que no funcionen los medicamentos, los especialistas sugieren realizar un trasplante de hígado.

Se sabe, que los signos y síntomas de la hepatitis autoinmunitaria, pueden variar entre una persona y otra. Dentro de los síntomas y signos más comunes destacan:

  • Recrecimiento del hígado
  • Malestar abdominal
  • Fatiga
  • Sarpullidos
  • Dolores crónicos a nivel de las articulaciones
  • Ictericia (coloración amarillenta en la piel y la esclerótica o zona blanca del ojo)
  • Presencia de angiomas aracniformes (vasos sanguíneos anormales en la piel) y varices
  • Várices a nivel del esófago (el bloqueo de la vena porta puede producir hemorragias internas de cuidado)
  • Ascitis (acumulación de líquidos a nivel abdominal). Su efecto es más evidente en procesos de cirrosis avanzada y puede interferir con la respiración
  • Insuficiencia hepática: en este punto el daño se ha extendido en la mayoría de las células del hígado y se ha hecho irreversible. La opción empleada normalmente es un trasplante de hígado
  • Cáncer hepático: la cirrosis debilita el hígado y muchas veces incrementa el riesgo de padecer cáncer
  • Bloqueo o desaparición de la menstruación.

Causas infecciosas de la hepatitis

La hepatitis viral es el tipo más común de las hepatitis. Se han detectado hasta ahora cinco virus conocidos, que transmiten esta enfermedad. Ellos son los virus de la hepatitis A, B, C, D y E. De acuerdo a las estadísticas, en los Estados Unidos se encuentran con más frecuencia los virus A, B y C.

Hepatitis A

Se sabe, que la hepatitis A es un virus de ARN perteneciente a la familia Picornaviridae. Por lo general, suele encontrarse en mayor concentración en las heces de personas infectadas. Según la ciencia, la mayor propagación de carga viral ocurre al final del periodo de incubación.

Por ello, la forma más común de transmitirse esta enfermedad es mediante el contacto con objetos, agua y alimentos contaminados con materia fecal de una persona infectada.

De acuerdo a las estadísticas, la hepatitis A es más frecuente en los países en vías de desarrollo. Sobre todo, por la falta de saneamiento y disposición adecuada de las excretas.

Se ha observado, que a nivel de los Estados Unidos un alto factor de riesgo lo constituyen los viajes internacionales. Se sabe también, que quienes realizan contacto con personas infectadas se exponen al contagio. De hecho, según las observaciones, el nivel de contagio secundario debido a contacto doméstico es del 20%.

Hepatitis B

De acuerdo a los estudios se ha determinado, que el virus de la hepatitis B es un virus de ADN, perteneciente a la familia Hepadnaviridae. En los Estados Unidos se estima, que existen al menos unos  2,2 millones de personas con infección crónica por el virus de la hepatitis B.

Las formas de transmisión más frecuentes se producen por el contacto sexual (fluidos corporales) y vía parenteral (transfusiones, hemodiálisis y jeringas compartidas al inyectar drogas). La forma de transmisión parenteral, es el modo dominante de contagio de hepatitis B, tanto en los Estados Unidos como a nivel mundial.

Las personas que más riesgo corren para contagiarse de hepatitis B son:

  • Trabajadores sanitarios
  • Drogadictos que comparten jeringas
  • Pacientes que requieren transfusiones frecuentes
  • Parejas de los portadores de hepatitis B
  • Personas promiscuas
  • Bebés de madres infectadas con hepatitis crónica
  • Personas nacidas en zonas endémicas de la hepatitis B.

Hepatitis C

Se ha logrado comprobar, que el virus de la hepatitis C es un virus de ARN y pertenece a la familia Flaviviridae. Posee unos seis tipos principales y unos 80 subtipos o variantes. Esto hace muy difícil lograr una vacuna para el virus de la hepatitis C.

Su contagio se produce a través del contacto con la sangre de una persona contagiada con hepatitis C. Algunos ejemplos de contagio frecuentes son los siguientes:

  • Compartir jeringas u otros materiales de drogas con una persona contagiada de hepatitis C
  • Pinchazos accidentales con agujas contaminadas en entornos hospitalarios
  • Tatuarse con herramientas o tintas no esterilizadas empleadas en personas contaminadas con hepatitis C
  • Tener contacto con la sangre de una persona con hepatitis C
  • Emplear artículos de cuidado e higiene personal (máquinas de afeitar y cepillos dentales) contaminados con sangre de una persona con hepatitis C
  • Mantener relaciones sexuales sin protección con una persona que posee hepatitis C.

Hepatitis D

La hepatitis D es transmitida por un virus ARN y posee un solo género denominado Deltavirus. Este virus de la hepatitis D (VHD) solo puede replicarse cuando alguien está infectado con el virus de hepatitis B (VHB). Según los especialistas, el VHD agrava la salud del hígado en personas con VHB.

Según la OMS, los grupos de población con más probabilidades de presentar coinfección por el VHB y el VHD, son los indígenas, quienes reciben hemodiálisis y consumidores de drogas inyectables.

De acuerdo a los expertos, el número mundial de infectados por el VHD ha disminuido desde los años 80. Ello se debe principalmente a los resultados positivos realizados en el programa mundial de vacunación contra el VHB.

Se considera, que la infección simultánea por VHB y VHD es la forma más grave de hepatitis viral crónica. Principalmente, porque ello puede progresar de forma acelerada hacia el carcinoma hepatocelular, además de ocasionar la muerte por complicaciones hepáticas.

Hepatitis E

La hepatitis E es transmitida por un virus de ARN y presenta una sola especie del género Hepevirus. Sin embargo, de acuerdo a la OMS existen por lo menos cuatro genotipos del virus de la hepatitis E (VHE), con diferente distribución geográfica y modos de transmisión.

Se ha observado, que el genotipo 1 se detecta principalmente en países en desarrollo y origina brotes epidémicos. A su vez, el genotipo 3 se presenta en países desarrollados y por lo general, no produce brotes epidémicos.

La hepatitis E es considerada una enfermedad potencialmente zoonótica (se transmite de animales a humanos). Este efecto ha sido detectado principalmente en los genotipos 3 y 4 de VEH identificados en cerdos, jabalíes, ciervos, aves, murciélagos, ratas y conejos.

Estos genotipos del virus se encuentran en estos animales y no les causan daño alguno. Se puede transmitir por ingerir su carne poco cocida o por tomar agua contaminada por sus excretas.

Síntomas más comunes de la hepatitis viral

 

  • Orina de coloración oscura
  • Dolores abdominales
  • Ictericia
  • Coloración anormal o pálida en las heces
  • Presencia de fiebre
  • Inapetencia
  • Dolores articulares
  • Fatiga.

Algunas consideraciones

A los fines de prevenir la infección con los virus de hepatitis (niños o personas no vacunadas previamente), deben vacunarse contra la hepatitis B y hepatitis A.

Actualmente no existen vacunas para los tipos de hepatitis C, D y E. De hecho, una vez que se presenta no existe una cura para esta enfermedad. Sin embargo, existen tratamientos que previenen nuevos daños a nivel hepático, revierten ocasionalmente los daños existentes y alivian los síntomas.

Se ha determinado, que la generalidad de los casos de hepatitis aguda se resuelven con el tiempo. A su vez, en los casos de la hepatitis autoinmune se pueden emplear ciertos medicamentos, que permiten mantener el sistema inmunitario hiperactivo controlado. De esta forma pueden prevenirse nuevos ataques al hígado.

Es importante reforzar buenas condiciones higiénicas y sanitarias, especialmente cuando se manipulan o se ingieren alimentos. De allí la importancia de lavar adecuadamente las manos, frutas y hortalizas. Así como evitar comer alimentos de origen animal crudo, especialmente los mariscos.

También se recomienda el empleo de preservativos y evitar la promiscuidad. Además, emplear agua embotellada o agua carbonatada para beber y lavar los dientes al viajar a países de alto riesgo.

Concluyendo

La hepatitis es una inflamación del hígado, que puede ocurrir por causas no infecciosas (medicamentos, alcohol y procesos autoinmunitarios) y por causas infecciosas de índole viral.

Hasta ahora se consideran relevantes las formas víricas de hepatitis A, B, C, D y E. La hepatitis A se transmite principalmente mediante los alimentos y agua contaminada. Es el tipo de hepatitis más fácil de transmitir, especialmente en los niños.

A su vez, la hepatitis B puede transmitirse mediante la exposición a sangre, fluidos corporales, agujas, jeringuillas y de la madre al bebé. Se considera un trastorno crónico y en ocasiones puede ocasionar daños hepáticos a largo plazo (cáncer y cirrosis).

A su vez, la hepatitis C sólo se transmite mediante la sangre infectada o de la madre al bebé al momento del parto. Se sabe, que este tipo de hepatitis también genera cáncer y cirrosis hepática a largo plazo. Según la ciencia, la hepatitis D sólo se presenta en quienes están infectados con hepatitis B.

Y la hepatitis E se encuentra principalmente en África, Asia y Sudamérica. De allí que, al viajar a esos lugares se debe evitar comer carnes crudas y emplear agua embotellada para la higiene bucal y consumo.

Para Addison la información recibida, y que también comparto con vosotros en el post, fue de mucha utilidad. Me comentó, que al indagar con sus compañeros de trabajo, uno de ellos había recibido hacía poco un familiar proveniente de Latinoamérica. El contagio se produjo muy rápido hacia el otro, pues eran pareja.

Addison se sintió muy agradecida y modificó algunas conductas para evitar contagiarse. Entre ellas, evitar compartir ocasionalmente algunos alimentos y bebidas durante el almuerzo. Este cambio de conducta representó un signo evidente del crecimiento personal, y un acto responsable por mantener una adecuada salud.

“Se debe aconsejar a las personas que viajan a zonas endémicas que no beban agua sin tratar ni ingieran marisco o pescado crudo, y las frutas y verduras deben comerse siempre después de haber sido cocinadas o peladas”

Dr. Parth Mehta, MD

Universidad de Illinois

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