Adoptar un estilo de vida saludable se ha asociado a un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Rush, así lo confirmó.
En él, se mostró que una mayor adherencia a un estilo de vida saludable, estaba vinculado a un menor riesgo de Alzheimer.
De allí, la importancia de conocer cuáles son dichos factores saludables.
De este tema, que preocupa a una gran cantidad de adultos mayores, les voy a hablar a solicitud de Carol. Ella es una ama de casa de 64 años, dedicada íntegramente a la atención de su familia.
Para Carol siempre ha sido una prioridad el mantenimiento de una adecuada salud. Por ello, siempre procuró mantenerse activa, motivada principalmente por su esposo y amigas cercanas.
No obstante, a raíz de la mudanza de su hija única y nietos a Europa, se sintió muy abrumada. Carol me comentaba, que aunque sabía que esta era una magnífica oportunidad profesional para su hija, no logró superarlo.
Esto le llevó prácticamente a permanecer casi confinada en su hogar, socializando muy poco y con mucha ansiedad. Esto se prolongó durante varias semanas, produciéndole deseos de atiborrarse de comidas y bebidas con altos niveles de azúcar. Ello ocasionó preocupación en su familia y amigos.
Así, a fin de corroborar la veracidad de algunas cosas que ellos le dijeron, se comunicó conmigo. Dentro de ellas señalaban, que el sedentarismo e incremento de peso se consideraban factores de riesgo para el Alzheimer.
Le confirmé que, efectivamente, estaban en lo correcto, y le envié un informe detallado sobre los factores saludables que pueden ayudar a reducir la propensión al Alzheimer.
El riesgo de padecer Alzheimer se ha incrementado durante las últimas décadas. Por ello consideré importante compartir esta información en mi página.
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¿Es posible minimizar el riesgo de Alzheimer?
La enfermedad de Alzheimer (EA) es una afección compleja con múltiples factores de riesgo. Algunos de ellos, son modificables mediante cambios en el estilo de vida e intervenciones de salud. Una revisión exhaustiva de diversos estudios, sugiere que ciertos factores pueden reducir el riesgo de desarrollar EA.
Entre ellos destacan, nivel educativo, actividad cognitiva y manejo de factores de riesgo cardiovascular (como la obesidad, hipertensión y diabetes).
Es importante tener en cuenta que, si bien estas medidas pueden ayudar a reducir el riesgo, no garantizan la prevención. La interacción de factores genéticos, ambientales y de estilo de vida hace que el desarrollo de la EA sea un proceso altamente individualizado.
No obstante, ciertas investigaciones corroboraron que quienes seguían cuatro o más de los factores saludables presentaban un 60% menos riesgo de padecer Alzheimer.
Dentro de los factores saludables que han sido estudiados destacan:
Control de la tensión arterial
La hipertensión, especialmente en la mediana edad, es un factor de riesgo de deterioro cognitivo en etapas posteriores de la vida.
Controlar la tensión arterial puede ayudar a prevenir o retrasar el Alzheimer. El ensayo clínico SPRINT-MIND demostró que la disminución intensiva de la presión arterial sistólica reducía significativamente el riesgo de deterioro cognitivo leve. Además, permitía ralentizar la acumulación de lesiones de sustancia blanca a nivel cerebral.
Asimismo, la hipertensión puede provocar daños en los vasos sanguíneos cerebrales, reduciendo el flujo sanguíneo. Esto ocasiona una cascada de acontecimientos, que contribuyen al desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Uno de los mecanismos clave, es el desarrollo de la enfermedad de vasos pequeños. Este efecto negativo, puede causar obstrucciones o daños en los capilares microscópicos del cerebro. A causa de ello, se afecta la capacidad del cerebro para eliminar la beta amiloide.
Esta proteína, tiende a acumularse y formar placas en la enfermedad de Alzheimer. Además, la hipertensión puede provocar la aparición de lesiones en la sustancia blanca, asociadas al deterioro cognitivo.
Las investigaciones han demostrado que controlar eficazmente la tensión arterial puede reducir el riesgo o retrasar la aparición del Alzheimer. De hecho, un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association corroboró dicho efecto.
Observándose así, que el control intensivo de la tensión arterial reducía significativamente el deterioro cognitivo leve, precursor de la demencia.
Según los especialistas, mantener unos niveles de tensión arterial saludables mediante cambios en el estilo de vida y medicación puede ser una estrategia vital para prevenir la enfermedad de Alzheimer.
Incremento de la actividad física
De acuerdo a las investigaciones, la actividad física regular puede mejorar el pensamiento, reduciendo el riesgo de depresión y ansiedad. Esto puede ayudar a dormir mejor, contribuyendo a la reducción del riesgo de Alzheimer.
El aumento de la actividad física se ha asociado a un menor riesgo de enfermedad de Alzheimer por varias razones. El ejercicio regular puede mejorar la cognición, estimular la neurogénesis y prevenir el encogimiento cerebral.
Especialmente el ejercicio aeróbico, puede proteger contra la enfermedad de Alzheimer al mejorar el flujo sanguíneo y la conectividad neuronal. Dicho efecto, puede ayudar a mantener el volumen cerebral. La forma física también mitiga el impacto de otros factores de riesgo del Alzheimer, como las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares.
Igualmente puede combatir la depresión, al mejorar la circulación y estado de ánimo mediante la producción de hormonas y neurotransmisores como las endorfinas y serotonina.
Dichas sustancias, están relacionadas con la retención de la memoria y la capacidad de aprendizaje.
Entrenamiento cognitivo
Mantener la mente activa a través de ejercicios cognitivos puede estimular el cerebro y ayudar a prevenir la enfermedad de Alzheimer.
El entrenamiento cognitivo abarca diversas actividades destinadas a mejorar la capacidad mental. Ello incluye la memoria, atención y resolución de problemas. Además, diversos estudios sugieren que el entrenamiento cognitivo puede ayudar a mantener o mejorar la salud cognitiva en adultos mayores.
Ello permite reducir o retrasar potencialmente el desarrollo del deterioro cognitivo y demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer. Por ejemplo, un metaanálisis de 215 ensayos clínicos apoyados por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA) mostró hallazgos interesantes.
Entre ellos, que las herramientas de entrenamiento cognitivo pueden ayudar tanto a adultos mayores sanos como a aquellos con deterioro cognitivo leve. A través del empleo de dichas herramientas es posible mejorar la salud cognitiva y posiblemente el funcionamiento cotidiano.
Asimismo, una revisión sistemática publicada en BMC Geriatrics, destacó que los ejercicios cognitivos podrían producir efectos beneficiosos. Ellos podrían generar resultados de moderados a importantes, en los aspectos relacionados con la memoria de las personas con deterioro cognitivo leve (DCL).
Dichos resultados concuerdan con el concepto de reserva cognitiva. El mismo postula, que un estilo de vida cognitivamente activo puede retrasar la aparición de los síntomas clínicos de Alzheimer.
Aunque las pruebas son prometedoras, se necesitan más ensayos controlados aleatorios de alta calidad para determinar de forma concluyente la eficacia del entrenamiento cognitivo para prevenir o ralentizar la progresión de la demencia.
Dieta
La dieta desempeña un papel importante a la hora de minimizar el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
Diversas investigaciones han demostrado que determinadas dietas, en particular las ricas en frutas, verduras, legumbres, frutos secos, proteínas magras y cereales integrales, pueden reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
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Algunas dietas son beneficiosas, porque contienen nutrientes con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, que pueden proteger el cerebro. Por ejemplo, la dieta mediterránea y la dieta MIND son dos patrones alimentarios que se han asociado a beneficios cognitivos.
Además, estas dietas podrían mejorar el metabolismo celular de forma que protejan contra la enfermedad o actúen indirectamente afectando a otros factores de riesgo del Alzheimer como la diabetes, la obesidad y las cardiopatías.
La dieta mediterránea hace hincapié en el consumo de frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado, productos del mar, grasas insaturadas como el aceite de oliva y bajas cantidades de carne roja, huevos y dulces.
La dieta MIND es un híbrido de las dietas mediterránea y DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension). Esta emplea verduras (especialmente de hoja verde), bayas, cereales integrales, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva.
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Calidad del sueño
Un sueño adecuado es esencial para la salud del cerebro. Los malos patrones de sueño se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer.
Una buena calidad del sueño es crucial para la salud del cerebro y puede reducir significativamente el riesgo de padecer Alzheimer. Según los expertos de Harvard, quienes duermen menos de cinco horas por noche, presentan el doble de riesgo de desarrollar demencia que las que duermen entre seis y ocho horas.
Ello se debe, a que el sueño desempeña un papel vital en la consolidación de la memoria, procesamiento emocional y eliminación de productos de desecho de las células cerebrales.
Entre ellas destacan, el beta-amiloide, que se acumula en la enfermedad de Alzheimer. Un sueño inadecuado en la mediana edad es especialmente preocupante, ya que incrementa el riesgo de demencia.
Por lo tanto, mantener buenos hábitos de sueño es esencial para la salud cerebral a largo plazo. Ello permitiría a su vez, minimizar el riesgo de enfermedad de Alzheimer.
Mi recomendación, es que emplees herramientas adecuadas para facilitar un sueño de calidad y cantidad. Ello lo logras al emplear SLEEPING BOMB KIT. Puedes adquirirlo en VitaTienda.com.
Compromiso social
Mantener el contacto social con la familia y amigos, es importante para la salud mental. Ello podría significar, un factor relevante en la prevención del Alzheimer.
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El compromiso y participación social se han identificado como factores significativos para reducir el riesgo de padecer Alzheimer. Participar en actividades sociales puede aumentar la reserva cognitiva. Ello se relaciona con la capacidad del cerebro para improvisar y encontrar formas alternativas de completar las tareas.
Esta resistencia cognitiva puede ayudar a retrasar la aparición de los síntomas de la demencia, incluso en presencia de patología cerebral.
La Alzheimer’s Association destaca que el compromiso social es uno de los diversos factores de riesgo modificables. Al practicarlo, podría generarse un efecto protector sobre la salud cognitiva y posiblemente podría reducirse el riesgo de demencia.
Diversos estudios demuestran, que el aislamiento social está vinculado a factores de riesgo clásicos de las demencias. Ellos están relacionados con la enfermedad de Alzheimer, lo que sugiere que la calidad y cantidad de interacciones sociales cotidianas, están profundamente relacionadas con factores etiopatológicos clave de la neurodegeneración.
Estos factores incluyen los hábitos personales, estilo de vida, salud física, salud mental e influencias sociales y externas.
Por ello, se recomienda mantener las conexiones sociales y participar en actividades comunitarias. Ellas podrían contribuir al bienestar cognitivo general. De hecho, podrían servir como medidas preventivas contra la enfermedad de Alzheimer.
Gestión del estrés
La disminución de los niveles de estrés a través de diversas técnicas como la meditación u otras prácticas de relajación, podrían impactar positivamente la salud cerebral.
De hecho, debido a varios factores el estrés crónico puede provocar el incremento de niveles elevados de cortisol. Dicha hormona, cuando se incrementa de forma constante, puede perjudicar las funciones cognitivas y la salud cerebral. Las técnicas eficaces de gestión del estrés pueden mitigar estos efectos reduciendo los niveles de cortisol.
Otro enfoque clave, es la atención plena y las prácticas de meditación. Ellas han demostrado su capacidad para disminuir el estrés y mejorar los síntomas de ansiedad y depresión.
Un estudio publicado en Brain, Behavior, and Immunity señaló que la meditación de atención plena podría reducir la respuesta inflamatoria causada por el estrés. Dicho efecto, es muy significativo, ya que la inflamación puede contribuir al desarrollo del Alzheimer.
Una forma de manejar el estrés, es empleando mi fórmula especial STRESS RELIEF.
Evitar fumar y beber en exceso
Para obtener más información y referencias científicas, puede visitar recursos como la página de los CDC sobre la reducción del riesgo de Alzheimer, las respuestas de los expertos de la Clínica Mayo sobre la prevención del Alzheimer y las ideas de Alzheimer’s Research UK.
Estos hábitos pueden aumentar el riesgo de deterioro cognitivo y deben evitarse para reducir el riesgo de Alzheimer.
Fumar se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia y deterioro cognitivo. Las sustancias nocivas del tabaco pueden provocar estrés oxidativo e inflamación, que son perjudiciales para las células cerebrales.
Diversos estudios sugieren, que el riesgo de padecer Alzheimer puede verse afectado por el tiempo que se tiene fumando. Ello pone de relieve, las ventajas de dejar de fumar cuanto antes.
A su vez, el consumo excesivo de alcohol es otro factor de riesgo modificable del Alzheimer. Aunque el consumo moderado de alcohol puede tener algunos beneficios para la salud, el consumo excesivo durante un periodo prolongado puede provocar neurodegeneración y trastornos cognitivos.
Ello es debido a los efectos tóxicos del alcohol en las células cerebrales.
Tanto el tabaquismo como el consumo excesivo de alcohol están asociados a problemas vasculares, como las cardiopatías y los accidentes cerebrovasculares. Dicho efecto, puede aumentar indirectamente el riesgo de Alzheimer al afectar al riego sanguíneo del cerebro.
Por ello, mantener un estilo de vida saludable que incluya dejar de fumar y moderar el consumo de alcohol puede reducir significativamente el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
Controlar el peso
Mantener un peso saludable mediante la dieta y ejercicio, puede reducir los factores de riesgo asociados con el Alzheimer.
El control del peso es un factor importante para minimizar el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Esto se debe a que se sabe que la obesidad y las afecciones relacionadas, como la diabetes y la hipertensión, aumentan el riesgo de desarrollar demencia, incluido el Alzheimer.
Mantener un peso saludable mediante una dieta equilibrada y actividad física regular puede ayudar a controlar estas afecciones, y en consecuencia reducir el riesgo de Alzheimer.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) destacan que promover un envejecimiento saludable y reducir el riesgo de demencia es una prioridad nacional.
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A su vez, señalan que varios factores de riesgo modificables como la obesidad, hipertensión arterial y falta de ejercicio contribuyen significativamente al riesgo de demencia. Si se reducen estos factores de riesgo modificables, podríamos ver una reducción de la prevalencia de la demencia.
Igualmente, los estudios han descubierto que la pérdida de peso puede preceder al diagnóstico de Alzheimer entre cinco y diez años. Por ello, controlar el IMC en diferentes etapas a lo largo de la vida y procurar mantener un peso saludable podría reducir el riesgo de demencia en la vejez.
Concluyendo
Según lo mostrado, existen diversos factores que pueden contribuir a la salud general del cerebro. Ello, podría ayudar a prevenir la aparición o la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Por lo general, se sugiere consultar a profesionales sanitarios para obtener consejos y estrategias personalizadas.
Dentro de ellos destacan: el control de la tensión arterial, incremento de la actividad física, entrenamiento cognitivo y dieta balanceada. También constituyen factores relevantes, calidad del sueño, compromiso y contacto social, gestión del estrés, control del peso, y evitar el alcohol y tabaco.
Para Carol la información recibida, la cual comparto en el post, significó elegir vivir y no ocasionar deterioros irreversibles en su organismo. Ella realmente quedó impactada, por la cantidad de daños que los malos hábitos y el estilo de vida podrían ocasionar.
Por ello, se sintió muy agradecida de la advertencia realizada por sus amigas y esposo. Ello me alegró sobremanera, porque gracias a la incansable labor científica, actualmente es posible salvar millones de vidas.
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