Enfermedades Neuromusculares: Signos, Síntomas Y Tratamiento

Las enfermedades neuromusculares son un grupo de trastornos que afectan a los nervios que controlan los músculos voluntarios del cuerpo. Vale destacar, que dichas patologías ocasionan debilidad o atrofia muscular. Sin embargo, es posible tratar los síntomas, retrasar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes en algunas de ellas.

De este tema, que afecta a un importante número de personas, les voy a hablar a solicitud de Lillian, una seguidora de Indiana. Ella es una abuela de 78 años, acostumbrada desde muy joven a una vida dinámica y con muchas actividades.

Lillian me comentaba que, aun con sus años, ella se considera el motor que logra reunir a su familia en cada ocasión de festejo. Para ella, siempre fue algo muy natural mantener unida a su familia y amigos.

No obstante, Lillian se comunicó conmigo a raíz de una duda que le surgió por un detalle que notó cuando en una ocasión conducía desde el automercado hasta su casa.

Ella me dijo que sintió una gran debilidad en uno de sus brazos y afortunadamente ya estaba muy cerca de su casa, logrando llegar en poco tiempo. También se lo comentó a su esposo e hijos, pero ellos pensaban que posiblemente era estrés.

Aun así, esta debilidad no era la primera vez que la experimentaba, y por ello decidió comunicarse conmigo. Lillian quería saber mi opinión sobre lo que estaba experimentando.

Para atender su solicitud, recomendé consultar al neurólogo debido a la sospecha de un problema neuromuscular que podría estar presente. Además de ello, le envié información acerca de las generalidades, signos, síntomas y tratamientos de las enfermedades neuromusculares.

Dada la elevada prevalencia de estas patologías durante las últimas décadas, estimé importante compartir este artículo en mi página.

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¿Qué son las enfermedades neuromusculares?

Las enfermedades neuromusculares impactan músculos y nervios, generando disfunciones en el cuerpo debido a problemas en su funcionamiento.

El signo más común de estas enfermedades es la debilidad muscular, afectando la capacidad de moverse, hablar y respirar. Algunas son hereditarias, mientras otras resultan de problemas autoinmunitarios o factores desconocidos.

Los trastornos musculares afectan al funcionamiento y estructura de músculos y nervios. Algunas se originan en los propios músculos, otras en los nervios o su comunicación con los músculos.

Es crucial destacar que la función principal de los nervios es enviar y recibir señales eléctricas hacia y desde el cerebro y la médula espinal. Esto permite controlar movimientos voluntarios. Cuando estas señales se interrumpen o bloquean, los músculos pueden debilitarse, sufrir espasmos, dolor o llegar a paralizarse.

¿Cuál es la incidencia de las enfermedades neuromusculares? (ENM)

La incidencia y prevalencia mundiales de las ENM son difíciles de estimar debido a su heterogeneidad, variabilidad de las fuentes de datos y la falta de criterios diagnósticos estandarizados.

No obstante, algunos estudios han utilizado bases de datos administrativas sanitarias y encuestas poblacionales. Un estudio canadiense de 2019 analizó la incidencia, prevalencia y mortalidad de las enfermedades neuromusculares entre 2003 y 2014.

Logró establecerse, que la prevalencia de la enfermedad en adultos aumentó en promedio por año en un 8%, con el mayor aumento en adultos de 18 a 39 años.

La prevalencia de enfermedades infantiles aumentó anualmente un 10%, con un destacado incremento en niños de 0 a 5 años. La prevalencia aumentó en todos los diagnósticos excepto Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y Atrofia Muscular Espinal (AME) en adultos y en todos los diagnósticos en niños.

Otro estudio, publicado el 2022, en Frontiers in Neurology, estimó la carga de la enfermedad de la motoneurona. Dicho subtipo de ENM incluye ELA, atrofia muscular progresiva, esclerosis lateral primaria, parálisis pseudobulbar, AME y paraplejia espástica hereditaria.

Esta investigación incluyó datos a nivel mundial desde 1990 hasta 2019, como parte del estudio Global Burden of Disease. Ello incluyó 204 países y territorios a nivel mundial.

La carga de la EMN aumentó entre 1990 y 2019. Su aumento previsto en el futuro pone de relieve la importancia de una planificación sanitaria global y nacional que utilice pruebas más objetivas.

Es importante señalar, que la prevalencia global y las muertes por ENM en 2019 aumentaron en comparación con 1990, sin cambios significativos en la incidencia. Más de la mitad de la prevalencia y las muertes debidas a EMN, se produjeron en tres regiones de ingresos altos (América del Norte, Europa Occidental y Australasia).

Ahondando acerca de las enfermedades neuromusculares más frecuentes

Esclerosis lateral amiotrófica (ELA)

La ELA es una enfermedad neurodegenerativa rara y terminal. Ella ocasiona, la pérdida progresiva de las motoneuronas que controlan los músculos voluntarios.

La enfermedad fue descrita por primera vez en 1850 por el médico francés François-Amílcar Aran, sin embargo en 1869 el neurólogo francés Jean-Martin Charcot caracterizó aún más la enfermedad.

De hecho, él fue quien introdujo el término esclerosis lateral amiotrófica, que significa “ausencia de nutrición muscular” y “endurecimiento de las columnas laterales” de la médula espinal.

Charcot también distinguió la ELA de otras enfermedades de las neuronas motoras, como la atrofia muscular progresiva y parálisis bulbar.

La enfermedad se hizo más conocida internacionalmente en 1941, cuando acabó con la carrera de uno de los jugadores de béisbol más queridos, Lou Gehrig, que murió dos años más tarde de insuficiencia respiratoria.

La causa de la ELA es desconocida en la mayoría de los casos (90-95%), clasificados como ELA esporádica. Los casos restantes (entre el 5% y el 10%) tienen una causa genética, a menudo relacionada con antecedentes familiares de la enfermedad, y se denominan ELA familiar.

No existe cura para la ELA, pero los tratamientos pueden ayudar a ralentizar su progresión, controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

Los únicos fármacos aprobados para la ELA son el riluzol y la edaravona, que tienen efectos modestos sobre la supervivencia. Además, se emplean tratamientos como la ventilación no invasiva, sondas de alimentación, dispositivos de comunicación y atención multidisciplinaria.

Enfermedad de Charcot-Marie-Tooth (CMT)

La enfermedad de Charcot-Marie-Tooth (CMT) es un grupo de trastornos hereditarios que afectan a los nervios periféricos, que son los nervios situados fuera del cerebro y la médula espinal.

La CMT causa debilidad progresiva y pérdida sensorial en brazos, piernas, manos y pies. No existe cura para la CMT, pero los tratamientos pueden ayudar a controlar los síntomas, prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida.

 Algunos de los tratamientos para la CMT son:

  • Medicamentos: los analgésicos recetados pueden ayudar a aliviar el dolor causado por los calambres musculares o las lesiones nerviosas. Algunos medicamentos también pueden ralentizar la progresión del daño nervioso o mejorar la función nerviosa.
  • Fisioterapia: la fisioterapia puede ayudar a fortalecer y estirar los músculos para prevenir el endurecimiento y la pérdida de masa muscular. El programa suele incluir ejercicios de bajo impacto y técnicas de estiramiento guiadas por un fisioterapeuta cualificado y aprobadas por el médico.
  • Terapia ocupacional: la terapia ocupacional puede ayudarle a mejorar su capacidad para realizar actividades cotidianas como agarrar, escribir, abotonarse o vestirse. Un terapeuta ocupacional puede enseñarle a utilizar dispositivos de adaptación como aparatos ortopédicos, férulas, plantillas ortopédicas o calzado, para apoyar los músculos débiles y corregir las deformidades del pie.

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  • Cirugía: la cirugía puede ser necesaria para corregir deformidades graves del pie, como arcos altos o dedos en martillo, que causan dolor o dificultad para caminar. La cirugía también puede ayudar a aliviar la presión sobre los nervios comprimidos o a reparar lesiones nerviosas.

El tratamiento de la CMT depende de la gravedad de la enfermedad, así como de sus preferencias y objetivos personales. En colaboración con su médico, debe diseñar un plan de tratamiento personalizado para preservar su calidad de vida efectivamente.

Esclerosis múltiple (EM)

La EM afecta al cerebro, médula espinal y nervios ópticos, lo que puede causar diversos síntomas como problemas de visión, fatiga, entumecimiento, hormigueo, dolor, espasmos musculares y dificultades cognitivas.

La EM puede tener diferentes patrones de ataques y progresión. No existe cura para la EM, pero algunos tratamientos pueden ayudar a reducir la inflamación, prevenir las recaídas, controlar los síntomas y ralentizar la progresión de la enfermedad.

Además de los medicamentos convencionales, algunas personas con EM también pueden beneficiarse de tratamientos naturales o alternativos que pueden mejorar su calidad de vida y bienestar.

Previo a probar tratamientos naturales, es crucial consultar al médico para evaluar beneficios y riesgos potenciales en cualquier enfoque alternativo.

Dentro de los tratamientos naturales o alternativos que se han estudiado o utilizado destacan:

Vitamina D

Esta vitamina participa en la regulación del sistema inmunitario, reduce la inflamación y protege el sistema nervioso de posibles daños. Algunos estudios han descubierto que los niveles bajos de vitamina D están asociados a la EM, y que la administración de suplementos de vitamina D puede mejorar los síntomas y la actividad de la enfermedad.

Para asegurar la ingesta adecuada de vitamina D que necesitas, además de vitamina K, te sugiero mi fórmula especial VITAMIN D3 + K2. Lo puedes adquirir en VitaTienda.com.

Ácidos grasos omega-3

Estos lípidos esenciales poseen potentes efectos antiinflamatorios y neuroprotectores. Algunos estudios han sugerido que los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a reducir las recaídas, la discapacidad y las lesiones cerebrales en personas con EM.

La ingesta diaria recomendada de ácidos grasos omega-3 para adultos es de 1,1 gramos para las mujeres y 1,6 gramos para los hombres, pero algunas personas con EM pueden beneficiarse de dosis más elevadas. Su médico puede ayudarle a determinar la cantidad y la fuente de ácidos grasos omega-3 óptimas para suplir sus requerimientos.

Según los estudios, los pescados azules, krill y ciertas algas, poseen uno de los ácidos grasos Omega-3 más activos. Por ello recomiendo el empleo de ACEITE OMEGA 3 DE KRILL.

Cúrcuma

Este rizoma utilizado desde tiempos ancestrales en muchos países asiáticos, posee un compuesto bioactivo muy estudiado denominado curcumina. De acuerdo a las investigaciones, este compuesto posee propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras.

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Algunos estudios resaltan que la curcumina puede modular respuestas del sistema inmunitario e inhibir la degradación de la mielina. Esta capa protectora de las fibras nerviosas, es la que se daña, ocasionando así, entre otras patologías, la EM.

De acuerdo a los expertos, la cúrcuma puede añadirse a los alimentos o tomarse como suplemento. La dosis típica de cúrcuma para adultos es de 500 a 2.000 miligramos al día, pero algunas personas con EM pueden necesitar dosis más altas. Su médico puede aconsejarle sobre la seguridad y eficacia de la cúrcuma para su enfermedad.

Una fuente suplementaria fiable de curcumina, es mi fórmula MOLECULAR CURCUMIN realizada bajo estrictos controles de calidad.

Ashwagandha

Esta planta, ha sido empleada durante siglos en la medicina ayurvédica de la India, para combatir diversos problemas de salud. Se ha determinado, que posee propiedades adaptógenas, es decir ayuda al organismo a combatir el estrés y restablecer el equilibrio.

Se ha corroborado además, que posee propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras. Algunos estudios han sugerido, que la ashwagandha mejora la fatiga, depresión, ansiedad y calidad de vida en personas con EM.

La ashwagandha puede tomarse como suplemento o en polvo mezclado con agua o leche. La dosis típica de ashwagandha para adultos es de 300 a 500 miligramos al día, pero algunas personas con EM pueden necesitar dosis más altas. Su médico puede orientarle sobre el uso adecuado de la ashwagandha.

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Ginkgo biloba

Esta planta también posee una larga trayectoria en diversas medicinas tradicionales asiáticas. Posee efectos antioxidantes y antiinflamatorios, pudiendo mejorar el flujo sanguíneo al cerebro y proteger las células nerviosas de posibles daños.

De acuerdo a ciertos estudios, el ginkgo biloba puede mejorar la función cognitiva, la fatiga y el estado de ánimo de las personas con EM.

Esta planta puede tomarse en infusión o como suplemento. Los expertos recomiendan una dosis para adultos de 120 a 240 miligramos al día. Sin embargo, algunas personas con EM pueden necesitar dosis más altas. Su médico puede informarle sobre las posibles interacciones y efectos secundarios del ginkgo biloba.

Nota

Ciertos tratamientos naturales pueden ayudar a quienes padecen EM a controlar síntomas y mejorar su bienestar general. Sin embargo, no sustituyen a los medicamentos y terapias convencionales prescritos por su médico.

Distrofia muscular (DM)

La distrofia muscular engloba un grupo de trastornos genéticos que causan debilidad y degeneración muscular progresivas. Aunque no hay cura, los tratamientos naturales pueden ayudar a controlar los síntomas y ralentizar la progresión de esta enfermedad. Algunos de estos tratamientos son los siguientes:

  • Incluir en la dieta alimentos antioxidantes como ciertas frutas (arándanos, cerezas y tomates) y verduras (col rizada, espinacas y pimiento). Muchos de los compuestos presentes en estos alimentos, pueden ayudar a proteger las células del estrés oxidativo y la inflamación, que pueden contribuir al daño muscular.
  • Evitar los alimentos refinados, como los panes blancos, las pastas y el azúcar. Estos alimentos, incrementan los niveles de glucosa sanguínea y la resistencia a la insulina, lo que puede empeorar la función muscular y aumentar el riesgo de diabetes y complicaciones cardiovasculares.
  • Utilizar aceites saludables en la dieta, como el aceite de oliva o el aceite de coco. Estos aceites con grasas monoinsaturadas y saturadas mantienen la integridad celular y reducen la inflamación, favoreciendo la salud.
  • Tomar suplementos que puedan favorecer la salud muscular, como creatina, coenzima Q10, vitamina D, ácidos grasos omega-3 y aminoácidos. Estos suplementos pueden ayudar a mejorar la fuerza muscular, la producción de energía y la recuperación.
  • Practicar ejercicio o fisioterapia, según recomiende un médico o terapeuta. El ejercicio conserva masa muscular, mejora la circulación, eleva el ánimo y previene complicaciones como contracturas e infecciones respiratorias. La fisioterapia puede ayudar a mejorar la amplitud de movimiento, la flexibilidad, la postura y el control del dolor.

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Concluyendo

Las enfermedades neuromusculares (ENM) afectan la función muscular y nerviosa, provocando debilidad, atrofia, dolor y discapacidad en quienes las padecen.

Pueden ser hereditarias o adquiridas y afectar a personas de cualquier edad, sexo o etnia. Algunas de las ENM más comunes son la esclerosis lateral amiotrófica, enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, esclerosis múltiple y distrofia muscular.

A pesar de que no existe una cura para estas enfermedades, se pueden emplear ciertos tratamientos que estarán supeditados a la causa, tipo y la progresión de la afección.

Algunos tratamientos posibles son medicación, fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia, terapia respiratoria, dispositivos de asistencia y cuidados de apoyo.

Se incluyen además algunas alternativas naturales, elaboradas considerando los principios bioactivos. Dentro de ellas destacan la cúrcuma, ashwagandha, ginkgo biloba, vitamina D y ácidos grasos Omega-3.

Para Lillian la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran utilidad. De hecho, al acudir al neurólogo logró determinar que no tenía ninguna complicación, simplemente tenía un déficit nutricional.

Después de tres meses empleando una nutrición adecuada y ciertos suplementos indicados, logró equilibrar nuevamente su adecuado desempeño muscular.

“La carga mundial de las Enfermedades Neuromusculares (ENM) no deja de aumentar, especialmente en las zonas de ingresos medios y altos. Dado que el número de estudios epidemiológicos realizados en Asia meridional y central, África subsahariana y América Latina es reducido, y que existe una elevada posibilidad de que las ENM estén infradiagnosticadas en el sistema local, se espera que la carga real sea superior a los resultados presentados”.
Jin Park
Facultad de Medicina de la Universidad Ewha Womans
Seúl, Corea del Sur

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