Efectos De Los Ataques De Pánico


Según los expertos, el trastorno de pánico y los ataques de pánico se consideran los problemas más comunes en el campo psiquiátrico. Estas dos entidades son independientes entre sí, sin embargo, los ataques de pánico son aterradores y afectan la calidad de vida.

De este tema, que puede afectar hasta casi el 5% de los adultos estadounidenses a lo largo de su vida, les voy a hablar a solicitud de Karlie. Ella es una seguidora de Georgia, madre de familia y propietaria de una granja.

Karlie me comentó, que la granja en la que produce algunos frutos muy preciados como fresas, melocotones y manzanas; incluso posee cabras y pequeños lotes de lavanda.

Ellos desde hace unos cinco años, reciben grupos familiares de visita. Desafortunadamente, hubo un incidente la primavera pasada, donde una cabra por poco golpea a un niño.

Afortunadamente, su esposo estaba con ellos y evitó una lesión al niño. Esto ocurrió por descuido de los padres del niño, aunque ella sintió mucho miedo por lo que pudo haber pasado.

Meses después, Karlie al pasar frente al corral de las cabras, sintió temblores y sensación de mareo.

Afortunadamente, a los pocos minutos, esa sensación desapareció. Su esposo la llevó inmediatamente al médico y el chequeo físico y los hematológicos posteriores, no arrojaron ninguna afección.  

El médico le explicó, que probablemente se trató de un ataque de pánico por la situación experimentada el año pasado. Karlie no refutó nada, decidiendo comunicarse conmigo para corroborarlo.

Yo le destaqué, que probablemente eso era cierto, aunque realmente lucía más como un ataque de ansiedad. Para ampliar un poco más, envié un dossier explicativo sobre los trastornos de pánico, ataques de ansiedad y pánico.

Al saber que muchas personas pueden presentar esta anomalía, consideré importante compartirlo en mi página.

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Generalidades acerca de los ataques de pánico

Las emociones son fenómenos físicos que implican reacciones de nuestro cuerpo. Cuando nos sentimos felices, enfadados o tristes, nuestro cuerpo responde en consecuencia. Por ello, cualquier cambio en nuestro estado emocional también afectará nuestro organismo.

El miedo es una de las emociones que impacta más fuertemente nuestro cuerpo, especialmente cuando es repentino o muy intenso. Esto puede provocar ataques de pánico. Los ataques de pánico son episodios repentinos de miedo o ansiedad intensos, que pueden causar síntomas físicos y psicológicos.

Entre ellos podemos señalar, palpitaciones, sudoración, temblores, dificultad para respirar, dolor en el pecho, náuseas, mareos y miedo a perder el control o morir. Podría decirse que, son episodios de miedo extremo que presentan síntomas tanto psicológicos como físicos.

Un ataque de pánico suele durar unos minutos y alcanza su punto álgido a los 10 minutos.

Hay distintos factores que pueden desencadenar un ataque de pánico, como la predisposición genética, los acontecimientos vitales estresantes o el consumo de sustancias. Sin embargo, la mayoría de las veces hay un problema psicológico subyacente que es necesario abordar.

Cuando alguien experimenta un ataque de pánico, debe tratar de identificar qué le está causando estrés, ansiedad o angustia en su vida y cómo lo está afrontando. Uno de los principales problemas de este tipo de emociones, es que las mismas, no se están gestionando.

¿Cómo se manifiesta un ataque de pánico?

De acuerdo a los expertos, el ataque de pánico suele comenzar con una hiperventilación. Es decir, una respiración superficial y rápida en lugar de profunda y tranquila.

Esto puede hacer que el corazón lata más rápido, y la temperatura corporal fluctúe. Así, el pico de malestar que ocurre a los 10 minutos ocasiona que la persona sienta que va a morir.

Incluso se ha logrado detectar, que un ataque de pánico puede durar hasta 30 minutos. Sin embargo, podría tener un impacto duradero en el bienestar físico y mental de la persona.

Ello ocasiona que la persona se sienta agotada y desconcentrada. De hecho, se ha comprobado, que nuestro cuerpo y mente requieren horas para recuperarse de esta desagradable e incontrolable experiencia.

Dentro de los síntomas más frecuentes de un ataque de pánico destacan:

  • Tu corazón late más rápido o más fuerte de lo habitual.
  • Sudas mucho.
  • Te tiemblan las manos o el cuerpo.
  • Te cuesta respirar o sientes como si tuvieras algo atascado en la garganta.
  • Sientes opresión o dolor a nivel del pecho.
  • Te sientes mal del estómago o tienes problemas estomacales, incluyendo náuseas.
  • Te sientes mareado, aturdido o como si te fueras a desmayar.
  • Sientes debilidad y dolor de cabeza.
  • Sientes que todo lo que te rodea no es real o que no eres tú mismo.
  • Te preocupa perder el control, volverte loco o morir.
  • Sientes entumecimiento u hormigueo en los dedos de manos y pies o en la boca.
  • Sientes frío o calor de repente.

¿Por qué se presentan los ataques de pánico?

Los ataques de pánico pueden estar causados por diversos factores. Entre ellos podríamos señalar:

  • Predisposición genética.
  • Estrés.
  • Rasgos de personalidad.
  • Funcionamiento del cerebro.
  • Afecciones médicas.
  • Consumo de sustancias.

Los ataques de pánico también pueden producirse, como efecto secundario de algunos medicamentos. También podrían presentarse a consecuencia de ciertas enfermedades como el hipertiroidismo, cardiopatías o enfermedades pulmonares. 

Ciertos medicamentos ocasionan graves desequilibrios en el sistema inmune, al afectar las bacterias benéficas. Sin embargo, esto se podría corregir empleando mi fórmula PROBIOTICS 100 BILLION.

Debemos señalar, que algunos trastornos comunes asociados a los ataques de pánico son el trastorno de ansiedad social, trastorno de pánico, trastorno de estrés postraumático y la depresión.

De acuerdo a los especialistas, el estrés contribuye a la ansiedad y depresión. Una alternativa natural para ello la ofrece STRESS RELIEF.

Diferencia entre ataque de pánico y ataque de ansiedad

Un ataque de pánico y un ataque de ansiedad son dos formas de angustia intensa. Sin embargo, presentan algunas diferencias. Por ejemplo, el ataque de pánico suele aparecer de repente y sin previo aviso. A su vez, un ataque de ansiedad se acumula gradualmente y suele desencadenarse por una situación estresante.

De acuerdo a los expertos, los síntomas de un ataque de pánico son más graves y perturbadores que los de ansiedad.

Los especialistas coinciden en que una gran cantidad de personas no saben distinguir entre estos términos. Se podría afirmar, que un ataque de ansiedad es más leve y no requiere atención de urgencia. No obstante, quien sufre un ataque de pánico, se puede sentir muy abrumado.

Ello podría llevarle a pensar que está muriendo o sufriendo un infarto. Según los especialistas, la principal diferencia estriba en la intensidad. Aunque en ocasiones, la ansiedad puede conducir al pánico.

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Ahondando en el trastorno de pánico

El trastorno de pánico es una afección en la que una persona experimenta ataques de pánico recurrentes e inesperados. Además de ello, desarrolla una preocupación persistente o conductas de evitación relacionadas con los ataques.

El trastorno de pánico es una entidad independiente de los ataques de pánico, aunque se caracteriza por ataques de pánico recurrentes e inesperados.

El trastorno de pánico puede causar un deterioro significativo en diversas áreas de funcionamiento, como la social, laboral o académica, así como asociarse a otros trastornos mentales.

Entre ellos destacan la agorafobia, fobias específicas, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno de estrés postraumático y depresión.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH), el trastorno de pánico afecta a cerca del 2,7% de los adultos estadounidenses anualmente. A su vez, se sabe que afecta cerca del 4,7% de los adultos estadounidenses a lo largo de su vida.

Según la Biblioteca Nacional de Medicina, el trastorno de pánico es más frecuente en las mujeres que en los hombres, su proporción aproximada es de 2:1.

Es importante destacar, que el trastorno de pánico puede deteriorar la calidad de vida, al interferir en el funcionamiento diario.

Se determinó, que durante el último año el 44,8% de adultos estadounidenses con trastorno de pánico presentó un deterioro grave. A su vez, el 29,5%, tuvo un deterioro moderado y 25,7% tuvo un deterioro leve.

Se ha corroborado, que el trastorno de pánico también puede incrementar el riesgo de desarrollar otros problemas de salud mental. A saber, depresión, trastornos de ansiedad o trastornos por consumo de sustancias.

¿Cómo se diagnostica el trastorno y el ataque de pánico?

El trastorno de pánico se diagnostica cuando una persona experimenta al menos dos ataques de pánico inesperados seguidos de al menos un mes de inquietud o preocupación persistente por tener más ataques o sus consecuencias, o un cambio significativo en el comportamiento relacionado con los ataques.

Los ataques de pánico pueden ser diagnosticados por un profesional de la salud mental tras descartar otras posibles causas de los síntomas.

El diagnóstico se basa en la frecuencia y gravedad de los ataques, presencia de ansiedad anticipatoria o conductas de evitación. Se incluyen también, el impacto en el funcionamiento y calidad de vida de la persona.

Muchas veces, un sueño inadecuado afecta el ritmo circadiano y la calidad de vida. Ello lo podrías evitar empleando MELATONINAsí, podrías regular naturalmente, los patrones de sueño.

Los ataques de pánico y el trastorno de pánico pueden ser diagnosticados y tratados por un profesional de la salud mental, como un psiquiatra o un psicólogo.

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El diagnóstico se basa en un examen físico completo. Ello incluye análisis hematológicos para descartar otras posibles afecciones y electrocardiograma para comprobar el funcionamiento cardíaco.

También se practica una evaluación psicológica para valorar los factores estresantes y miedos que afectan la vida de la persona. Incluso, muchos especialistas piden a la persona que rellene una autoevaluación psicológica o un cuestionario.

¿Cómo se tratan usualmente los ataques de pánico?

Cabe señalar, que las principales opciones de tratamiento para los ataques de pánico y el trastorno de pánico son la psicoterapia y medicación, o una combinación de ambas.

La psicoterapia puede ayudar a comprender la naturaleza de los ataques de pánico y el trastorno de pánico. Ello favorece el aprendizaje para aprender a afrontarlos.

Una forma de psicoterapia denominada terapia cognitivo-conductual, enseña a las personas a descubrir a través de su propia experiencia, que los síntomas de pánico no son peligrosos.

El terapeuta ayudará a la persona a recrear gradualmente los síntomas de un ataque de pánico de forma segura y repetida, hasta que el miedo remita.

La psicoterapia también puede ayudar a la persona a superar el miedo. Especialmente, frente a situaciones que ha evitado debido a los ataques de pánico.

La medicación podría ayudar a reducir la intensidad y frecuencia de los ataques de pánico, y a prevenir los futuros. La elección de la medicación depende de varios factores, como la gravedad de los síntomas, presencia de otros trastornos médicos o mentales, posibles efectos secundarios y preferencias personales. La medicación debe tomarse según lo prescrito por el médico, y no debe suspenderse bruscamente sin consejo médico.

Al emplear fármacos, es importante desintoxicar tu hígado con LIVER CLEANSE.

Estrategias de autocuidado para afrontar los ataques y el trastorno de pánico

Aparte de la psicoterapia y medicación, existen algunas estrategias de autocuidado que pueden ayudar a las personas a afrontar los ataques de pánico y el trastorno de pánico. Entre ellas se incluyen:

  • Practicar técnicas de relajación, como la respiración profunda, el yoga, la meditación o la relajación muscular progresiva.
  • Evitar la cafeína, el alcohol, la nicotina y otras sustancias que pueden desencadenar o empeorar los síntomas de pánico.
  • Hacer ejercicio con regularidad para liberar la tensión física y mental.
  • Dormir lo suficiente para mantener un ritmo circadiano saludable.
  • Buscar apoyo en la familia, amigos o grupos de apoyo.
  • Informarse sobre los ataques de pánico y el trastorno de pánico.

Los ataques de pánico y el trastorno de pánico son enfermedades tratables que pueden controlarse con los cuidados adecuados. Con un tratamiento eficaz, las personas pueden superar sus miedos y recuperar el control sobre sus vidas.

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Concluyendo

Según lo mostrado, los ataques de pánico son episodios de miedo intenso que se producen de repente y sin previo aviso. Pueden causar síntomas físicos como dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos o náuseas.

A su vez, el trastorno de pánico es una afección en la que una persona sufre ataques de pánico recurrentes e inesperados. Se produce además, una elevada preocupación por tener más ataques o modificaciones en su comportamiento para evitarlos.

Los ataques de pánico pueden ser diagnosticados por profesionales de la salud mental, tras descartar otras posibles causas. El diagnóstico se basa en la frecuencia y gravedad de los ataques.

Se incluyen también la presencia de ansiedad anticipatoria o conductas de evitación, y el impacto en el funcionamiento y calidad de vida de la persona.

Afortunadamente, es posible tratar los ataques de pánico con psicoterapia, medicación o una combinación de ambas. Algunas formas eficaces de psicoterapia son la terapia cognitivo-conductual.

La misma, ayuda a las personas a identificar y cuestionar sus pensamientos y creencias negativas sobre los ataques de pánico. De hecho, este tipo de terapia ayuda a las personas a enfrentarse a sus miedos de forma gradual y segura.

Para Karlie la información recibida, la cual comparto en el post, fue bastante esclarecedora. De hecho se sintió contenta, porque ella nunca llegó a experimentar los síntomas descritos para ataque de pánico.

Y mucho menos, llegar a pensar que moriría. Ello le llevó a la conclusión de que efectivamente solo se trató de un trastorno de ansiedad.

“Los ataques de pánico se asocian con un aumento significativo de las probabilidades de trastornos mentales en todo el espectro diagnóstico entre los jóvenes y parecen ser un factor de riesgo para la aparición de trastornos específicos de ansiedad y consumo de sustancias.”.
Renee D Goodwin
Instituto Max Planck de Psiquiatría, Múnich, Alemania

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