Convulsiones Febriles: ¿Cuándo Debes Preocuparte y Cómo Controlarlas?

Según los expertos, existen diversos cambios físicos o en el comportamiento ocasionados por episodios específicos de actividad eléctrica anormal a nivel cerebral.

Esta convulsión, se produce aproximadamente entre el 2 y 5% de niños menores de cinco años y ocasionalmente en adultos.

Hasta ahora se ha visto asociada a procesos febriles. De allí, la importancia de conocer en mayor profundidad acerca de este problema, y establecer los correctivos adecuados.

De este tema que afecta principalmente a la población infantil, les voy a hablar a solicitud de Layla una seguidora de Vermont. Ella es una madre de familia y abuela consentidora, pero siempre atenta a cualquier error que pueda ocasionarle daño a la salud de sus seres queridos.

Y precisamente por un evento ocurrido a un nietecito de tres años, es que Layla decide comunicarse conmigo. Ella me comentó, que hace unos meses recibió una vacuna y a consecuencia de ello presentó fiebre y convulsionó.

Su hija nunca había vivido una experiencia de esa naturaleza y prácticamente entró en pánico, y ello le alarmó sobremanera.

Layla, por su experiencia en la crianza de hermanos menores y sus propios hijos, le invitó a calmarse. No obstante, su hija sintió que ella no se estaba preocupando por la fiebre y las convulsiones de su hijo.

Layla quería principalmente, que le enviara información acerca de las convulsiones y la forma de controlarlas, para mostrarle a su hija que es posible manejarlas.

Al responder su solicitud, le corroboré que una convulsión febril es bastante frecuente en bebés y niños pequeños. Así, a fin de que pudiera ayudar a su hija a ser proactiva frente a algunos eventos de salud, le envié un dossier acerca de las convulsiones febriles.

Dada la importancia de este tema, considere apropiado compartir este artículo en mi página.

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Generalidades acerca de las convulsiones febriles

Las convulsiones febriles son episodios que pueden ocurrir en niños menores de cinco años, generalmente asociados a fiebre alta. Este proceso se produce sin la presencia de una infección cerebral u otra causa neurológica subyacente.

Estas convulsiones, que suelen resolverse sin tratamiento específico, son comunes y afectan a un porcentaje considerable de niños. De acuerdo a la ciencia, la mayoría de estos eventos no presentan consecuencias graves a largo plazo.

La probabilidad de que un niño tenga otra convulsión febril aumenta si existe un historial familiar de convulsiones. Incluso, se ha observado una propensión a su padecimiento, si el primer episodio ocurrió a una edad temprana, especialmente en niños menores de 18 meses.

Tipos de episodios convulsivos

Durante la convulsión febril suele producirse una actividad eléctrica anormal y descontrolada en el cerebro. Ello ocasiona cambios en el comportamiento, el movimiento o el estado de conciencia de la persona. En forma general, los síntomas varían según el tipo de convulsión febril:

Convulsiones febriles simples

Suelen durar menos de 15 minutos pero ocasionan convulsiones generalizadas, que afectan todo el cuerpo. Se producen ciertas sacudidas musculares rítmicas o espasmos, con breve pérdida de la conciencia.

Asimismo, suelen presentarse ciertos síntomas como babeo, rigidez corporal y ojos en blanco.

Convulsiones febriles complejas

Suelen durar más de 15 minutos o presentar múltiples episodios a lo largo de 24 horas. En ocasiones, este tipo de convulsión afecta solo una parte del cuerpo (convulsión focal).

De acuerdo a los expertos, estos episodios pueden repetirse durante el mismo evento febril y presentan un mayor riesgo de recurrencia. Además de ello, puede presentarse confusión prolongada o dificultades para recuperarse después de la convulsión.

En la mayoría de los casos, las convulsiones febriles no causan daños permanentes ni aumentan el riesgo de epilepsia. Sin embargo, es importante monitorear y en casos recurrentes o prolongados, buscar atención médica.

¿Qué hacer frente a una convulsión febril en niños?

Si el niño está presentando un episodio de convulsión febril, es importante mantener la calma y seguir estas indicaciones:

  • Colocar al niño de lado en una superficie blanda y plana.
  • Retirar los objetos duros o filosos que se encuentren cerca de él.
  • Aflojar la ropa ajustada o restrictiva.
  • No debe sujetarse el niño ni interferir en sus movimientos.
  • No se le debe colocar nada en la boca al niño.
  • Se debe medir el tiempo de la convulsión cuando comience.
  • Es primordial, observar si el niño presenta signos de dificultades respiratorias, incluyendo que el rostro se le ponga azulado.

La mayoría de las convulsiones febriles se detienen solas en un par de minutos. Después de que tenga una convulsión febril, es importante llamar al médico para que vea a su hijo.

Los niños que han tenido una convulsión febril deben ser vigilados y tratados por la fiebre alta, ya que puede desencadenar convulsiones.

Rol de las Infecciones

Diversos estudios indican que existe una relación significativa entre las infecciones virales, y las convulsiones febriles. Dentro de ellos podemos señalar el virus de la influenza, herpes y virus respiratorio sincitial (VRS).

Es importante tomar en cuenta que, para reducir la fiebre de forma natural, se pueden aplicar paños húmedos con agua tibia en zonas clave, mantenerse bien hidratado, usar ropa ligera y asegurar un ambiente fresco. Un baño templado también puede ayudar a regular la temperatura de manera gradual. Si la fiebre es muy alta o persisten los síntomas, es importante acudir a un médico.

¿Es necesario realizar una evaluación cuando ocurren convulsiones febriles?

Las evaluaciones de rutina, como análisis de sangre o neuroimágenes, generalmente no son necesarias en niños con convulsiones febriles simples que se presentan sanos. En el caso de convulsiones complejas, puede ser necesario realizar estudios adicionales.

Ello podría incluir un examen neurológico y posiblemente una punción lumbar.

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Estos avances reflejan una comprensión más profunda de la fisiopatología y factores de riesgo asociados a las convulsiones febriles. Gracias a ello, es posible realizar un manejo clínico más preciso y tranquilizador para los padres.

¿Se producen convulsiones febriles en adultos?

Aunque las convulsiones febriles son más comunes en niños, existen ciertas patologías que puedan ocasionar convulsiones en personas adultas, cuando hay fiebre.

Dentro de las condiciones que pueden desencadenarlas, se encuentran ciertas infecciones cerebrales, como meningitis y encefalitis.

Incluso, puede también desencadenarse a causa de respuestas inmunes exageradas frente a infecciones virales o bacterianas.

Igualmente, ciertos problemas metabólicos, enfermedades autoinmunes, y en casos raros, condiciones genéticas, pueden predisponer a los adultos a desarrollar episodios convulsivos.

Además de ello, la fiebre relacionada con infecciones sistémicas (como sepsis o infecciones respiratorias graves) puede desencadenar convulsiones. Esto se puede presentar, si existen factores de riesgo subyacentes como epilepsia o lesiones cerebrales previas.

Cómo tratar una convulsión febril en adultos

Si un adulto experimenta una convulsión durante un episodio febril, es fundamental actuar con calma y buscar atención médica para descartar causas más graves.

Para manejar una convulsión en adultos es importante al igual que en los niños:

  • Mantener la calma y colocar a la persona de lado sobre una superficie segura.
  • Retirar objetos cercanos que puedan causar lesiones.
  • No intentar sujetar a la persona ni colocar objetos en su boca.
  • Observar la duración del episodio y signos de dificultad respiratoria.
  • Buscar atención médica inmediata, especialmente si la convulsión dura más de 5 minutos o se repite.

Abordaje médico:

  • Control de convulsiones activas: en un entorno hospitalario, pueden emplearse estrategias para detener convulsiones prolongadas o repetitivas.
  • Tratar la causa subyacente: es clave abordar la infección o condición que esté generando la fiebre.
  • Cuidado posterior: si hay factores de riesgo, se puede considerar un plan de prevención a largo plazo, incluyendo ajustes en el estilo de vida.

Si bien la fiebre puede ser parte de la respuesta natural del cuerpo, en presencia de convulsiones en adultos es esencial descartar problemas neurológicos o infecciosos.

Terapias alternativas

Existen algunas terapias alternativas y complementarias que podrían ser beneficiosas en el manejo de convulsiones febriles. Sin embargo, las mismas deben ser consideradas como un apoyo, no como sustitutos de la medicina convencional.

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  • Acupuntura y acupresión: estudios preliminares sugieren que la acupuntura podría ayudar a reducir la frecuencia e intensidad de las convulsiones en general, aunque en el caso específico de las convulsiones febriles, se recomienda más investigación.
  • Suplementos nutricionales: el magnesio y ciertas vitaminas del complejo B, han mostrado potencial para mejorar la función neurológica. La deficiencia de magnesio por ejemplo, puede aumentar la susceptibilidad a las convulsiones, por lo que los suplementos pueden ser útiles como parte de un enfoque integral para reducir la vulnerabilidad a las convulsiones. Os recomiendo emplear PINK MAGNESIUM POWDER, que puedes conseguir visitando VitaTienda.com.
  • Fitoterapia: la pasiflora y la valeriana son conocidas por sus propiedades relajantes y calmantes, y podrían ser útiles para reducir la ansiedad y mejorar el sueño, factores que pueden ayudar indirectamente en la recuperación y prevención de eventos convulsivos. No obstante, siempre es prudente consultar con un profesional antes de incluir cualquier hierba en el tratamiento, ya que pueden interactuar con medicamentos.
  • Técnicas de respiración y relajación: la meditación, mindfulness y ejercicios de respiración controlada pueden ayudar a manejar el estrés, que a veces contribuye a la aparición de convulsiones. Aunque no actúan directamente sobre la causa, pueden mejorar el bienestar general y facilitar una mejor respuesta frente a episodios convulsivos.

Concluyendo

Según lo mostrado, las convulsiones ocasionadas por la presencia de fiebre son episodios que pueden ocurrir generalmente en niños menores de cinco años. En estos casos, este proceso se produce sin la presencia de una infección cerebral u otra causa neurológica subyacente.

No obstante, las convulsiones febriles en adultos, aunque inusuales, suelen ser señal de alguna afección grave subyacente. Por ejemplo, meningitis o encefalitis, trastornos metabólicos o respuesta inmune exagerada frente a infecciones virales o bacterianas.

Por ello, es importante buscar ayuda médica inmediata si se experimenta uno de estos episodios. Sobre todo, cuando ocurre en adultos debemos preocuparnos si la convulsión dura más de 5 minutos, se presenta sin un historial previo, y afecta una sola parte del cuerpo.

Incluso, cuando ocurren múltiples episodios en un periodo corto se experimenta confusión, dolor de cabeza intenso o fiebre alta. Además, se deben considerar los antecedentes familiares de convulsiones, afecciones neurológicas o epilepsia.    

Para Layla la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran ayuda. De hecho me comentó, que su hija logró comprender su postura frente al episodio de convulsión experimentado por su nieto.

Incluso, comprendió la importancia de una sana alimentación y decidió buscar el equilibrio físico y mental para mantener la calma frente a eventos estresantes. Por ello incluyó en su dieta VITAVERDE GREEN y STRESS RELIEF.

“Las convulsiones febriles (CF) son el trastorno neurológico más frecuente en la edad pediátrica. Afectan a entre el 2% y el 12% de los niños y son el resultado de una compleja interacción de factores genéticos y ambientales. Un tratamiento eficaz y unas recomendaciones inequívocas son cruciales para asignar los recursos sanitarios de forma eficiente y garantizar la rentabilidad del tratamiento de las CF”.
Antonio Corsello
Universidad de Milán, Italia

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