Según las estadísticas realizadas en los Estados Unidos, uno de cada cinco adultos, desarrolla un trastorno de ansiedad cada año. Esto impone una tarea importante: la búsqueda de formas seguras, naturales y rentables para combatir la ansiedad.
Esto beneficiaría a millones de personas, no solo en los Estados Unidos, sino en muchos países con altos niveles de ansiedad. Se podría afirmar que la ansiedad, constituye uno de los síntomas a nivel mental, más comunes en los Estados Unidos.
Esto lo abordo, debido a la solicitud de una seguidora de Rhode Island, quien me contactó en otoño de 2020. Elena, inició explicándome que su madre, había padecido una enfermedad pulmonar hacía dos meses atrás y actualmente se encontraba completamente estable. Sin embargo, durante el tiempo que su madre permaneció enferma, ella se sintió muy nerviosa.
Esto le provocó muchas veces la presencia de insomnio, llevándola a tomar diariamente, ciertos fármacos calmantes, durante algunas semanas. El empleo de estos medicamentos, lograron calmarla y conciliar el sueño, pero al prescindir de ellos, se ha sentido ansiosa. Ella acudió a mí, a los fines de buscar asesoría acerca de una opción natural, con efectos sobre la depresión.
Conociendo a profundidad el funcionamiento de los fármacos, le mencioné que muchos de ellos, por lo general producen algunos efectos adversos. Por ello, a sabiendas de los beneficios del Omega-3, en procesos depresivos, elaboré una pequeña compilación acerca de este compuesto.
Incluí además algunos elementos que permiten visualizar su importancia, destacando igualmente ciertos estudios que comprueban de forma científica sus valiosos aportes. Un material interesante como éste, considero debe ser compartido, por ello, decidí publicarlo en mi página.
Conociendo un poco acerca de la ansiedad
De acuerdo a los especialistas, el miedo es un estado neurofisiológico de alarma que se produce de forma automática. Esto se caracteriza por ciertas respuestas frente a una situación real o percibida, las respuestas pueden ser de lucha o de huida. Se ha establecido que la ansiedad está asociada con el miedo, manifestándose como un intrincado sistema de respuestas.
Dentro de ellas se observan respuestas vinculadas a la predisposición frente a circunstancias o acontecimientos percibidos como amenazantes. A saber, respuestas afectivas, cognitivas, fisiológicas o conductuales. Por lo general, la ansiedad patológica se produce por efecto de una sobreestimación de la amenaza percibida. También por una percepción errónea del peligro, lo cual genera respuestas exageradas o inapropiadas.
Por lo general, la ansiedad es una de las patologías psiquiátricos más comunes. Sin embargo, no se tiene el dato correcto de su prevalencia, dado que muchas personas no solicitan ayuda. Y no se logra un diagnóstico apropiado. Hasta donde se sabe, los trastornos de ansiedad se generan por la interacción de factores biopsicosociales. Además, influye en gran medida la predisposición genética frente a situaciones estresantes o traumáticas.
Dentro de las causas más comunes de la ansiedad se mencionan:
- Efectos secundarios producidos por ciertos fármacos
- Consecuencias de usos inadecuados de medicamentos herbales
- Abuso en el empleo de sustancias estimulantes
- Situaciones traumáticas vividas a lo largo de la vida
- Experiencias físicas o psicológicas negativas experimentadas durante la infancia
- Experimentar de forma recurrente trastornos de pánico (sensación de miedo frente a algo malo que se espera que ocurra).
Signos y síntomas más comunes de la ansiedad
Según la Clínica Mayo, los signos y síntomas físicos más frecuentes son los siguientes:
- Nerviosismo o predisposición a los sobresaltos
- Trastornos de sueño
- Sensación de cansancio, debilidad y fatiga
- Presencia de dolores y tensión a nivel muscular
- Temblores y agitación
- Sudoración
- Aumento del ritmo cardíaco
- Náuseas, procesos diarreicos o problemas gastrointestinales
- Irritabilidad, sensación de nerviosismo, agitación o tensión
- Sensación de pánico o de peligro inminente
- Respiración acelerada (hiperventilación)
- Problemas de concentración, fijando las preocupaciones actuales
- Huir o evitar sobremanera las situaciones que generan ansiedad
- Experimentar dificultades sobre el control de las preocupaciones.
Opciones tradicionales para el tratamiento de la ansiedad y sus efectos
Los fármacos más empleados para el tratamiento de la ansiedad, son los siguientes:
- Antidepresivos tricíclicos: estos fueron los primeros en ser sintetizados. Entre ellos se mencionan: Imipramina, amitriptilina y nortriptilina
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina: Dentro de ellos destacan: fluoxetina, paroxetina y citalopram
- Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y noradrenalina: dentro de ellos destacan: duloxetina y venlafaxina
- Benzodiacepinas: este fármaco se emplea por corto tiempo, por su potente efecto relajante. Aquí se incluyen: clordiacepóxido, lorazepam y alprazolam
- Betabloqueantes: este tipo de fármaco actúa a nivel del sistema circulatorio y en procesos hipertensivos. Sin embargo, se ha visto que funcionan bien en temblores y palpitaciones producidas por ataques de ansiedad. El más común es el propranolol.
Los efectos adversos de estos antidepresivos son en forma general: aumento en la tensión arterial, sudoración y boca seca. Además de ello, puede presentarse cambios en el peso corporal, visión borrosa, impotencia, fatiga, mareos, insomnio y ocasionalmente pensamientos suicidas.
Recordando algunos elementos acerca del Omega-3
Muchos estudios, han permitido establecer que una adecuada nutrición es fundamental para el desarrollo cerebral y el equilibrio mental. Vale destacar, que los lípidos son componentes estructurales presentes en todos los tejidos, habiéndose encontrado que ellos son fundamentales para efectos de la síntesis de las diversas membranas celulares. Así, el cerebro, retina y diversos tejidos contienen altos niveles de ácidos grasos.
La mayoría de ellos, son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI-CL). De acuerdo a ciertos estudios clínicos, se han logrado demostrar sus efectos positivos sobre el desarrollo neurológico del niño, enfermedades cardiovasculares, cáncer, además del déficit de atención e hiperactividad. Dentro de los ácidos grasos de cadena larga, destacan eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA), perteneciente a los ácidos omega-3.
Es importante resaltar, que los ácidos grasos omega-3, forman parte de diversas funciones clave de nuestro organismo. Entre ellas destacan: la neurogénesis, neurotransmisión y la neuroinflamación. Es decir, sus funciones abarcan el desarrollo, funcionamiento y declive de los procesos cerebrales. Estos AGPI-CL, se almacenan en los fosfolípidos presentes en las membranas, favoreciendo numerosas funciones celulares.
Ellas incluyen, el mantenimiento de la estructura de la membrana celular, su fluidez, la señalización e interacción entre células. La ciencia, ha establecido que los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, están relacionados con el mantenimiento de una adecuada salud mental. Por ello su déficit puede desencadenar ciertas patologías psiquiátricas. Entre ellas: autismo, demencia, trastorno bipolar, esquizofrenia y depresión.
Se sabe que más allá de su papel estructural, dichos ácidos grasos, logran impedir procesos inflamatorios, agregación plaquetaria, hipertensión e hiperlipidemia. Estos efectos, están mediados por la modificación de las membranas celulares, expresión génica y producción de eicosanoides. Estos últimos, son mensajeros químicos que intervienen en procesos alérgicos, inflamatorios y contracción del músculo liso. Como ejemplo las prostaglandinas.
Importancia de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs)
Muchos investigadores, atribuyen el aumento de diversas enfermedades fisiológicas y mentales, al cambio de los estilos de vida. Muchos de ellos se vinculan a procesos deficientes de nutrición, donde ciertos alimentos son desplazados por preferencias poco nutritivas. Así, se ha logrado establecer que una nutrición deficiente, incide notablemente sobre el padecimiento de diversos trastornos psiquiátricos.
Los PUFAs, han sido muy bien estudiados y se ha comprobado que son capaces de reducir los procesos inflamatorios. Esto favorece la disminución del riesgo frente al cáncer enfermedades cardíacas y artritis. Además de ello, cumplen un papel central en la regulación de ciertos procesos fisiológicos fundamentales. Entre ellos podemos mencionar: equilibrio de la tensión arterial, sistema nervioso, glucosa sanguínea y coagulación.
Como hemos visto en otras ocasiones, dentro de los omega-3, destacan el ácido linolénico (ALA), el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA). Estos ácidos en su conjunto a veces reciben la denominación de vitamina F (por “fatty acid” en inglés). Se ha determinado que EPA y DHA se encuentran en los peces de agua fría. ALA se puede obtener de la linaza, chía, aceite de canola, soja, semillas de calabaza, aguacate y nueces.
Sin embargo, es importante establecer que la conversión de ALA en DHA o EPA, ocurre en un porcentaje muy bajo. Es decir, que las fuentes más adecuadas para adquirir el omega-3, sería de fuentes animales como pescados grasos. Vale destacar que las fuentes suplementarias son un elemento importante a considerar, como mi fórmula REAL FOOD PURE MARINE OMEGA-3, de aceite de anchoas grado farmacéutico, obtenido por destilación molecular.
Omega-3 y ansiedad
De acuerdo a ciertos estudios, se ha observado que los suplementos con omega-3 podrían ser muy beneficiosos. Según las estadísticas de salud, la ansiedad es uno de los síntomas psiquiátricos más comunes en los Estados Unidos. Últimamente, se han realizado algunos estudios que incluyen el omega-3, a fin de evaluar su potencial en el tratamiento de enfermedades psiquiátricas, incluidos los trastornos del estado de ánimo y la ansiedad.
Se sabe que los Acidos grasos poliinsaturados, logran interactuar a nivel cerebral con una variedad de moléculas relacionadas con el estado anímico. Esto se logra, gracias a que estos ácidos grasos, forman parte importante de las membranas cerebrales. Esto permite que los mismos, logren influir sobre diversos procesos a nivel de las neuronas. Dentro de ellos destacan los sistemas neuroplásticos (recuperación del funcionamiento), la neurotransmisión y la inflamación.
Investigaciones recientes, se encuentran corroborando si los suplementos de omega-3, previenen la depresión en adultos mayores sanos. Además de ello, buscan comprobar si funcionan para tratar o prevenir ciertas afecciones mentales, tales como el trastorno límite de personalidad, esquizofrenia, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, depresión y ansiedad.
Estudios relevantes acerca del papel del omega-3 y la ansiedad
Una de las fortalezas del empleo de omega-3 para las personas con trastornos de ansiedad, es su seguridad en la salud. Es decir, se sabe que no posee efectos secundarios o logra crear dependencia como ciertos fármacos.
De acuerdo a los expertos, la investigación acerca de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, creció a partir de 1970. Este hito histórico se debió a un importante hallazgo realizado por investigadores de Dinamarca, en visita científica realizada en Groenlandia. El objeto de esta visita consistió en la búsqueda de respuestas acerca de la baja mortalidad por procesos cardiovasculares. Ello, con respecto a los países del hemisferio occidental.
Ellos detectaron que la población Inuit (ellos viven en las regiones árticas de Canadá, Alaska y Groenlandia.) consumía grandes cantidades de alimentos con altas cantidades de ácidos grasos polinsaturados omega-3. Esos estudios, sirvieron para demostrar otros efectos positivos del consumo de omega-3. Entre otros, que su estilo de vida y dietas, les permitían exhibir tasas más bajas de depresión, ansiedad y suicidio. Ello, con respecto a poblaciones menos aisladas o no árticas.
Un estudio muy importante, realizado el 2018, por científicos de Taiwán y de Japón, pudo resolver dudas acerca del omega-3. Este estudio fue publicado en la revista científica JAMA Network Open. El mismo abarcó un universo de 1.200 personas, provenientes de 19 estudios diferentes, donde se comparaba el omega-3 con un placebo. Los participantes presentaban diversos problemas de salud y algunos no presentaban síntomas clínicos.
Entre ellos, enfermedad de Parkinson, empleo abusivo de sustancias estimulantes, ataques cardíacos, trastorno por déficit de atención y depresión. De acuerdo a los resultados, se pudo observar que quienes ingirieron altas dosis de omega-3 (2.000 mg al día), presentaron la mayor reducción de los síntomas de ansiedad.
Otros estudios de reciente data
Ciertos estudios observacionales, han logrado vincular los ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs) omega-3 y omega-6 con la inflamación y la depresión. Sin embargo, algunos estudios han sido contradictorios. Para establecer claridad científica, se determinó si los ácidos omega-3 logran disminuir las citoquinas proinflamatorias y los síntomas de depresión.
Para ello, se convocó a un grupo de 68 jóvenes estudiantes de medicina, adultos sanos. De esta forma mediante ensayos aleatorios controlados a lo largo de 12 semanas, se comparó el efecto del omega-3 con el placebo. Los estudiantes se practicaron pruebas hematológicas durante períodos de menor estrés, así como en los días previos a un examen.
Al finalizar el estudio, los estudiantes mostraron una reducción del 20% los síntomas de ansiedad, con respecto a quienes recibieron el placebo. Ciertos análisis secundarios mostraron, que la disminución de las proporciones omega-6 y omega-3, se asoció a una menor ansiedad.
La evidente reducción de los síntomas de ansiedad, asociados con la suplementación de omega-3, se considera muy importante. Sobre todo, porque constituye la primera evidencia de que los ácidos grasos omega-3, presentan beneficios ansiolíticos potenciales. En especial para aquellos individuos que no poseen un diagnóstico de trastorno de ansiedad.
Concluyendo
La ansiedad es uno de los síntomas psiquiátricos más comunes en los Estados Unidos. Se estima que uno de cada cinco adultos en los Estados Unidos desarrolla un trastorno de ansiedad cada año. Ciertos fármacos, como los inhibidores de la recaptación de serotonina, pueden tratar la ansiedad. Sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad suelen preocuparse por los efectos secundarios y la dependencia.
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (PUFAs), se encuentran en fuentes vegetales y en pescados grasos. A lo largo de los años, los investigadores les han atribuido una amplia gama de beneficios para la salud, pero faltaban algunas pruebas. Recientemente, algunos científicos comprobaron el potencial de los ácidos grasos omega-3. Por medio de ello, se logró corroborar su potencial en el tratamiento de trastornos del estado de ánimo y ansiedad.
Elena mi seguidora mencionó que disfrutó mucho el material recibido, el cual es el mismo que comparto en el post. Ella, me comenta que se sintió muy feliz de poder emplear un producto de origen natural, que le permitió equilibrar el funcionamiento de su sistema nervioso. De hecho, a pesar de que le encanta el pescado, se animó a emplear mi formula exclusiva de omega-3, con excelentes resultados en menos de cuatro semanas.
“Las personas que tienen niveles más altos de ácidos grasos omega-3 en la sangre presentan menos síntomas psiquiátricos y funcionan mejor que los que poseen niveles más bajos. Los bajos niveles de ácidos grasos omega-3 no sólo son comunes en personas con psicosis, sino también en personas con otros problemas de salud mental como la depresión y la ansiedad”
Dr. Maximus Berger
The University of Melbourne, Parkville, Victoria, Australia
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK470361/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3191260/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6324500/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6591664/
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31827448/
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