Desde hace mucho tiempo se conoce el papel fundamental de la vitamina C como potente agente antioxidante. Se han logrado determinar muchas funciones importantes de esta vitamina vinculadas con el metabolismo del colágeno y la cicatrización de heridas. Sin embargo, se pudo también demostrar que posee efectos positivos sobre la prevención de ciertas patologías a nivel del hígado.
De este interesante tema me voy a referir a solicitud de Elaine, una seguidora de Wisconsin. Ella decidió comunicarse conmigo a fin de solicitar mi opinión profesional acerca de cierta situación de salud que atravesaba su madre, quien en los últimos chequeos de hematología realizados, obtuvo valores elevados de lípidos sanguíneos.
Elaine se sentía un poco preocupada, pues ha leído reportajes que mencionan acerca de los efectos negativos del colesterol y los triglicéridos sobre el hígado. Y aunque su madre nunca ha padecido de problemas hepáticos, Elaine deseaba conocer alguna forma natural de equilibrar los niveles de lípidos sanguíneos.
Yo le mencioné, que he estado investigando desde hace tiempo sobre los efectos de la vitamina C sobre la salud. Por ello, en mi laboratorio formulé una propuesta de vitamina C de 1.000 mg, complementada con flavonoides provenientes de cítricos y de acacia de Japón.
En los últimos años, se han realizado investigaciones que vinculan los efectos de la vitamina C sobre los lípidos sanguíneos. Por ello, le envié información a Elaine donde destacaba algunos hallazgos científicos que lo avalan. Esto incluyó además, los efectos sobre la salud del hígado.
El conocimiento de las estrategias naturales para el cuidado de la salud, constituyen una herramienta de apoyo personal y familiar. Por ello, consideré compartir este artículo en mi página.
Recordando algunas generalidades acerca de la vitamina C
Esta vitamina se encuentra de forma natural en ciertos alimentos, mayormente de origen vegetal. Sin embargo, se ha comprobado que existen ciertas cantidades de vitamina C en algunos alimentos de origen animal, entre ellos el hígado y huevas de pescado.
La cantidad promedio de esta vitamina en 100g de hígado es de 1,3 mg. Ello equivale al 2% de la Ingesta Diaria Recomendada (IDR). Las huevas de pescado, contienen unos 2,2 mg de vitamina C por cucharada (14 g), equivalente a un 2% IDR.
Por ello, generalmente se acude a las fuentes más importantes de vitamina C, que son de origen vegetal o al empleo de suplementos. Dentro de algunas de las fuentes más relevantes de vitamina C, podemos mencionar:
- Acerola o cereza antillana: una taza aporta 1.644 mg (1.827% IDR)
- Escaramujo (fruto del rosal silvestre): una taza aporta 541mg (601% IDR)
- Guayaba: una taza aporta 376,7mg (419% IDR)
- Pimiento amarillo dulce: un pimiento grande aporta 341,3 mg (379% IDR)
- Pimiento rojo troceado: una taza aporta 230,9 mg (257% IDR)
- Azufaifo deshidratado (dátil rojo chino): 100g aportan 217,6mg (242% IDR)
- Pimiento verde salteado y troceado: una taza aporta 203,6mg (242% IDR)
- Grosellas negras europeas: una taza aporta 202,7 mg (225% IDR)
- Komatsuna troceada (mostaza japonesa): una taza aporta 195 mg (217% IDR)
- Kiwi rebanado: una taza aporta 166,9mg (185% IDR)
- Pomelo en gajos: una taza aporta 115,9mg (129% IDR)
- Limón en gajos: una taza aporta 112,4 mg (125% IDR)
- Brócoli cocido y troceado: una taza aporta101,2 mg (112% IDR)
- Fresas en rodajas: una taza aporta 97,6 mg (108% IDR)
- Naranja Navel en gajos: una taza aporta 97,5 mg (108% IDR)
- Papaya troceada: una taza aporta 88,3mg (98% IDR)
- Tomates cocidos: una taza aporta 54,7 mg (61% IDR)
¿Cuáles son los beneficios más relevantes del consumo de vitamina C?
El cuerpo humano no produce vitamina C, de allí la importancia de su ingesta permanente en cantidades apropiadas. De acuerdo a los Institutos Nacionales de Salud, los hombres necesitan 90 mg diarios y las mujeres 75 mg.
Incluir en la ingesta diaria frutos y hortalizas con alto contenido de vitamina C o bien suplementos, ofrece grandes beneficios. Muchos de ellos, han sido determinados desde hace mucho tiempo y algunos más recientemente, entre aquellos que resaltan encontramos:
1. Estimula la síntesis de colágeno
El colágeno, se encuentra básicamente en el tejido conectivo de nuestro cuerpo. De acuerdo a los expertos, es importante una suplencia adecuada de vitamina C para lograr la síntesis de colágeno.
El rol de la vitamina C en la hidroxilación de las moléculas de colágeno, ha sido muy bien estudiado. Mediante este mecanismo, se logra mantener la estabilidad extracelular y generar soporte en la epidermis.
2. Minimiza el efecto negativo de la exposición solar
Diversos estudios han detectado, que la vitamina C puede atenuar el daño que ocasiona la exposición a la luz ultravioleta. Sin embargo, debemos destacar que el efecto no es el mismo que el producido por un protector solar. Es decir, el efecto que se logra está relacionado con los radicales libres y no con la absorción de la luz ultravioleta.
De manera, que se logra el incremento de las proteínas transportadoras de la vitamina C en las células productoras de queratina en la piel (queratinocitos). Esto sugiere a los investigadores acerca de la importancia de la disponibilidad corporal de vitamina C como antioxidante. La acumulación del daño oxidativo es una característica del fotoenvejecimiento y por lo general produce cambios estructurales en la piel.
3. Favorece el metabolismo del hierro y logra regenerar otros antioxidantes
La vitamina C posee la ventaja de interactuar con diversos micronutrientes del cuerpo, entre ellos destaca el hierro. Como sabemos, sin la presencia de niveles adecuados de hierro, no se produciría el crecimiento o desarrollo adecuado del cuerpo. Además de ello, se vería comprometido el transporte de oxígeno corporal y la producción de importantes hormonas.
Según los expertos, el consumo de vitamina C, puede incrementar la disponibilidad de hierro no hemo de fuentes dietéticas vegetales. Además de ello, hace posible que otros antioxidantes importantes del cuerpo también se mantengan y se regeneren. Entre ellos destacan el glutatión y el α-tocoferol (vitamina E).
4. Promueve un mejor desempeño de la memoria
Desde hace un tiempo se sabe que la vitamina C también posee un rol importante en la síntesis de neurotransmisores, lo que esta está muy relacionado con la mejoría de la función cognitiva. Los neurotransmisores, son esenciales para que el cerebro envíe adecuadamente los mensajes a los distintos sistemas del cuerpo.
Algunos estudios sistemáticos lograron determinar, que quienes poseen una cognición deteriorada presentan bajos niveles de vitamina C.
5. Coadyuva en el tratamiento de enfermedades cancerosas
La vitamina C es un antioxidante por excelencia, su poder neutralizante de los radicales libres ha sido muy bien estudiado. Por lo general, los radicales libres son sustancias volátiles que ocasionan daños en células y tejidos.
Se han realizado algunos estudios, empleando altas dosis de vitamina C y se han logrado efectos positivos. Es decir, podría funcionar como tratamiento adyuvante en algunos tipos de cáncer (ovarios, próstata, hígado y páncreas).
De acuerdo a las pruebas se ha observado que, reduce muchos de los síntomas asociados al tratamiento de enfermedades cancerosas. Entre ellas la fatiga, dolores, anorexia, náuseas y vómitos. Además de ello, levanta el estado de ánimo y logra una mejoría general del estado físico.
Según estudio publicado el 2019 en Anticancer Research, altas dosis de vitamina C favorecen el combate de cáncer de mama. En especial cuando se combinan con medicamentos empleados para el tratamiento del cáncer.
6. Fortalece el sistema inmunológico
De acuerdo a los investigadores, la vitamina C puede contribuir en el desempeño del sistema inmunológico. Esto lo realiza, apoyando varias funciones celulares del sistema inmunológico innato y adaptativo.
A manera de ejemplo podemos mencionar, que una de las mayores consecuencias de la deficiencia de vitamina C está relacionada con una mayor susceptibilidad al padecimiento de infecciones, sobre todo las asociadas con el sistema respiratorio.
Según estudios realizados, es posible estabilizar los niveles de vitamina C sanguíneos y mejorar la gravedad de los síntomas en pacientes con infecciones respiratorias agudas.
Cabe destacar, que existen estudios que muestran la utilización de grandes cantidades de vitamina C para tratar diferentes infecciones virales. Por lo general, las dosis orales frecuentes con vitamina C en cantidades suficientes para alcanzar el límite de tolerancia intestinal funcionan como terapia antiviral para casi todas las personas. La vitamina C intravenosa está indicada para los casos más graves.
Muchos de estos procesos de fortalecimiento del sistema inmunitario, la vitamina C lo realiza de esta forma:
- Favorece la producción de interferones: este es un tipo de proteína que se generan en el sistema inmunológico, cuando se detecta la presencia de patógenos. Permite que las células inicien sus mecanismos de defensa, a manera de respuesta antiviral
- Mejora el desempeño de diversas células del sistema inmune: entre ellas destacan las células fagocitarias, linfocitos T, linfocitos B y natural killer. La mayoría de ellas posee altas concentraciones de vitamina C. Algunas poseen incluso hasta 80 veces mayor concentración de vitamina C que la encontrada en el plasma sanguíneo.
La vitamina C y sus efectos sobre el sistema hepático
Pruebas clínicas realizadas en seres humanos reportaron que la vitamina C y la vitamina E mostraron un efecto sinérgico. Esto se observó en un estudio con placebo realizado en 49 personas con hígado graso no alcohólico. Se empleó además ácido ursodesoxicólico, una sal biliar natural empleada en procesos de enfermedad del hígado.
Veintiocho pacientes fueron tratados con vitamina E y vitamina C, a su vez 29 pacientes recibieron ácido ursodesoxicólico.
Luego de seis meses, los resultados de la biopsia arrojaron mejoras estadísticamente significativas en ambos grupos. Así, el efecto antioxidante de la vitamina E potenciado por la vitamina C, fue tan efectivo como el medicamento (ácido ursodesoxicólico). Esto indica que, su efecto logra disminuir los niveles de colesterol hepático tan efectivamente como el tratamiento convencional.
Los investigadores concluyeron que esta opción es completamente segura y eficaz para el tratamiento del hígado graso no alcohólico (HGNA)
Otros estudios también lo corroboran
En otro estudio se informó que, la coadministración de un gramo (1.000 mg) de vitamina C, 20 mg de atorvastatina y vitamina E de 1000 UI mostró efectos positivos. La atorvastatina es un fármaco muy empleado para la reducción de lípidos en la sangre. Se determinó que, este tratamiento disminuyó en un 71% la posibilidad de padecer esteatosis hepática o daños progresivos del hígado. Es decir, presencia de fibrosis y de necroinflamación.
Se realizó un seguimiento durante 4 años a 455 personas con tomografías computarizadas al inicio y al final del estudio. Se lograron determinar diversas relaciones hígado-bazo, que permitió establecer la prevalencia de hígado graso no alcohólico.
De acuerdo a los investigadores, el efecto hepatoprotector de la vitamina C se correlaciona con su propiedad oxidativa. La vitamina C, al ser un antioxidante hidrosoluble, logra disminuir la oxidación de los lípidos, bien directa o indirectamente. De esta forma permite que la vitamina E, el principal antioxidante liposoluble, se regenere.
Además de ello, la vitamina C posee la capacidad de eliminar las especies reactivas de oxígeno (ROS) acuosas. Mediante este estudio se corroboran hallazgos anteriormente reportados, ratificando así que la vitamina C puede tener un efecto hepatoprotector. De hecho, el mismo tiende a incrementarse de forma sinérgica cuando se coadministra con otros compuestos antioxidantes, como la vitamina E.
Vale destacar asimismo, que la vitamina C se considera un cofactor conocido en la biosíntesis de la carnitina. Sin la presencia de esta importante molécula, no es posible que ocurra la oxidación de los ácidos grasos.
Estudio israelí determina importancia de las vitaminas E y C en el tratamiento de HGNA
Este estudio llevado a cabo por científicos de la Universidad de Haifa, fue publicado el 2019 en la revista Digestive and Liver Disease. En el mismo participaron 789 hombres y mujeres israelíes entre 40 y 70 años, lográndose demostrar que las vitaminas E y C actúan como antioxidantes, favoreciendo la desinflamación en el hígado graso no alcohólico. Esto impediría la formación de carcinomas, cirrosis o trasplante.
Un 38,7% de los participantes había sido diagnosticado mediante ultrasonografía con hígado graso no alcohólico (HGNA). Se midió además la presencia de hígado graso inflamatorio y la presencia de cicatrices, comunes en las etapas posteriores del HGNA. También se evaluó la ingesta nutricional mediante cuestionarios de frecuencia alimenticia.
Mediante este estudio se lograron establecer hechos prácticos en cuanto a la ingesta de vitaminas E y C. Así se logró determinar que, es posible disminuir la propensión a desarrollar la enfermedad HGNA en un 30 a 40%. Esto es posible lograrlo, incrementando 15 miligramos de vitamina E y 180 miligramos de vitamina C a sus respectivas IDR.
Concluyendo
La vitamina C como se pudo ver es también conocida como ácido ascórbico. Este importante nutriente hidrosoluble debe ser ingerido en la dieta, para que su acción antioxidante aporte a las células de nuestro cuerpo protección contra el daño causado por los radicales libres.
Ellos se generan por efecto del humo de los cigarrillos, la contaminación del aire y la luz ultravioleta del sol. Aún así, existe una gran formación de los mismos en nuestro organismo debido al efecto del metabolismo de los alimentos, es decir, cuando éstos son convertidos en energía.
La vitamina C posiblemente sea muy empleada por sus efectos positivos sobre el sistema inmunológico. Son muchos los mecanismos subyacentes de esta importante vitamina. Entre ellos destaca, su efecto regenerador sobre la vitamina E, un potente antioxidante liposoluble.
Además de ello, la vitamina C puede coadyuvar en el mejoramiento de la calidad de vida de pacientes sometidos a terapias para el cáncer. Vale destacar, que en la medida que se incrementa la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2, la prevalencia de la enfermedad HGNA se incrementa de forma proporcional.
Afortunadamente, nuevamente la ciencia en su afán de buscar vías más expeditas y naturales para tratar diversas enfermedades, ofrece esperanzas. Así, la vitamina C, surge como una alternativa con capacidad de combatir y sobre todo evitar el HGNA.
Elaine se mostró muy agradecida con la información recibida, que es la misma compartida en el post. Ella venía buscando posiblemente un consejo para su madre, sin embargo, me expresó que al revisar lo que recibió no le quedaron dudas de que debía hacer.
Ella se ha convertido en una multiplicadora de una dieta saludable. Me comentaba, que le encantaron los ejemplos de los alimentos con altos contenidos de vitamina C, sus aliados de aquí en adelante.
“El presente estudio pone el acento en la importancia de una ingesta adecuada de vitaminas mediante una dieta saludable y muestra que la ingesta recomendada se asocia a un menor riesgo de tener un hígado graso y a una disminución de la posibilidad de llegar a una fase más avanzada de la enfermedad, que es un hígado graso inflamatorio”
Dra. Shira Zelber-Sagi
Universidad de Haifa, Israel
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https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK548448/
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https://www.scirp.org/journal/paperinformation.aspx?paperid=102322
https://www.nature.com/articles/s41366-018-0212-0
https://www.dldjournalonline.com/article/S1590-8658(19)30662-0/fulltext
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2542568421000210
https://lpi.oregonstate.edu/mic/health-disease/skin-health/vitamin-C