Hace unos años, publicaron un estudio en el que aseguraron que existía evidencia de que la cáscara de la mandarina podrías ser efectiva para prevenir el cáncer.
Me resultó muy revelador y leí ese estudio con interés porque comprendí su importancia y alcance en la salud humana.
En la actualidad se vuelve a hablar del tema y de nuevo la piel de la mandarina es noticia. Ya que algunas de ustedes me han escrito para saber qué tan cierto es, les amplío un poco el tema.
La cáscara de la mandarina
Ya sabemos que las frutas cítricas son una deliciosa fuente de vitamina C y que estimula el sistema inmune.
El limón, la naranja, la lima, el pomelo y la mandarina son las más famosas de esta familia. De muchas de ellas se aprovecha su jugo y en varias, como naranjas y mandarinas, el endocarpio es comestible.
El endocarpio es la piel que recubre los gajos de los cítricos y representa un aporte importante de fibra.
La fibra que poseen las mandarinas es de dos tipos: soluble e insoluble.
Sin embargo, las cáscaras son mucho menos apreciadas por los usuarios, aunque muy utilizadas en preparaciones e infusiones. En este caso me referiré a la piel de la mandarina.
Las mandarinas son muy famosas porque, de las frutas cítricas, es la más fácil de pelar. Aunque no lo creas, en muchas partes del mundo no se deshacen de la piel, sino que la guardan. Esto se debe a sus múltiples beneficios nutricionales y terapéuticos.
Antioxidantes
El motivo por el cual guardan y consumen la cáscara de la mandarina es por su riqueza en nutrientes y compuestos saludables. Una de las mayores riquezas nutricionales de los cítricos son los antioxidantes. Seguro has escuchado hablar de ellos.
Estos son compuestos que se producen de forma natural en alimentos a base de plantas. Los antioxidantes son uno de los nutrientes más valiosos y solicitados y se encuentran en la cáscara de la mandarina.
Las concentraciones de antioxidantes en la cáscara de mandarina son bastante altas.
Radicales libres
Los antioxidantes son bastante conocidos por combatir los oxidantes y evitan el daño celular que causan. Famosos por su nombre “radicales libres”, se encuentran en el ambiente, pero también se producen dentro del organismo.
Los radicales libres son átomos o grupos de átomos con un número impar de electrones. Se originan en la reacción del oxígeno con determinadas moléculas. Al formarse los primeros, se vuelven reactivos y desencadenan una reacción que produce aun más radicales.
Normalmente esta reacción en cadena combate virus y microbios patógenos al atacar su ADN o membrana celular. El problema ocurre cuando también dañan células sanas del organismo.
Al hacerlo, los radicales no solo causan envejecimiento prematuro, también son responsables de la aparición de ciertos tipos de cáncer. El objetivo de los antioxidantes en concluir con la reacción desencadenada por los radicales libres en las células sanas.
En el caso de la cáscara de mandarina, esta es rica dos tipos de antioxidantes: Los polifenoles y los flavonoides.
Polifenoles
Los polifenoles son fitoquímicos, es decir sustancias químicas que se obtienen de las plantas. Según la Sociedad Americana del Cáncer, los polifenoles juegan un papel fundamental en la salud.
Algunos de los problemas de salud que ayudan a prevenir y combatir son: Cáncer, hipertensión y enfermedades cardíacas y diabetes. Hay muchos tipos de polifenoles. Algunos son flavonoides, estilbenos, quercetina, los lignanos, el resveratrol y la curcumina.
En pruebas de laboratorio, los resultados han permitido concluir que son agentes anticancerosos. Aunque se requieren más pruebas para confirmarlo.
El más conocido y estudiado de los estilbenos es el resvestratol. Respecto a la piel de mandarina, esta contiene niveles importantes de revestratol y flavonoides. Hay cierta evidencia científica que señala los beneficios de los polifenoles como antiinflamatorio.
La inflamación es la respuesta del sistema inmunológico frente a ciertas infecciones. Pero, si esta es excesiva, puede ser un problema en sí misma. Entre muchas enfermedades, el cáncer puede deberse a esa respuesta inflamatoria del sistema inmune.
Investigadores han demostrado que, quienes consumen polifenoles con frecuencia, tienen tasas bajas de enfermedades inflamatorias.
Los flavonoides
Los flavonoides son polifenoles y se subdividen en varios grupos: flavonoides, flavonoles, flavanonas, isoflavonas, antocianidinas, chalconas y catequinas. Por supuesto, funcionan como antioxidantes y agentes antiinflamatorios.
Hace un tiempo, un grupo de investigadores estudió el impacto de los flavonoides en el cáncer. Aunque fueron pruebas de laboratorio y no casos humanos, se demostró que los niveles de radicales libres en el pulmón, disminuyeron gracias a los flavonoides.
El cáncer no es la única enfermedad que puede prevenirse gracias al consumo de flavonoides. También son responsables de reducir el colesterol “malo” y la presión arterial. Alivian el estrés, desintoxican el hígado y disminuyen el azúcar en la sangre.
Otro resultado interesante de un estudio publicado en 2011 indicó que, un flavonoide encontrado en la cáscara de mandarina redujo el riesgo de síndrome metabólico.
Cómo consumir la cáscara de mandarina
Hay muchas maneras de consumir la piel de la mandarina, pero, en todos los casos, esta debe estar seca.
Si se deja secar la piel de la mandarina el tiempo necesario en un lugar soleado, se conservará durante mucho tiempo. ¡Así podrás disfrutarla cuando la necesites!
Cómo secar la piel de la mandarina
Lo que requieres, además de mandarina es sol. Mucho sol. El proceso es sencillo, pues debes pelar la mandarina con cuidado. La idea es no golpear o cortar la fruta para que no se rompan los endocarpios, salga el jugo y humedezca la cáscara.
Lo bueno es que, con cuidado, pelar una mandarina es mucho más fácil que el resto de los cítricos. Pélala desde la parte superior, donde estuvo el tallo hasta la parte inferior. Intenta que no se rompa en trozos pequeños.
Trata de conservar toda la médula blanca, porque es en ella donde se encuentran la mayoría de los nutrientes.
Una vez tienes las cáscaras separadas, disfrutas de los gajos de tus mandarinas peladas mientras colocas la piel en un plato o sartén. Déjelas al sol para que se sequen. Mientras más soleado y seco el lugar, mejor.
Las cáscaras necesitan unos cinco días para secarse, pero en realidad depende de las condiciones climatológicas. En lugares húmedos se tardan un poco más que en lugares secos.
Durante el tiempo que le tome secarse, voltéalas una vez al día para que el sol seque ambas caras de las pieles.
Fíjate que al término de esos días, la cáscara esté crujiente y quebradiza. Si no, puede dañarse cuando la guardes.
He visto que algunas personas recomiendan colocarla en el horno. Eso puede dañarla o quemar sus nutrientes. Al sol es mucho más seguro. Una vez están secas, guárdalas en un recipiente hermético.
Si guardas los frascos en un lugar oscuro, podrás conservar esa cáscara por meses.
Infusión de cáscara de mandarina
Una advertencia: mientras más piel blanca conserves, más amarga será al comerla. Por este motivo, experimenta con tus primeras cáscaras y pruébalas para saber qué tan áspero te resulta el sabor.
Si piensas que te gustaría menos amargo, entonces solo raspa un poco la piel blanca con un cuchillo.
La siguiente vez que prepares un plato o una infusión con tus cáscaras, las probarás de nuevo para evaluar el amargo de ellas.
Para preparar la infusión, corta la piel en pedacitos pequeños y colócalos en una taza con agua hirviendo.
Deja reposar la infusión unos minutos. Endulza de manera natural para mejorar el sabor de tu té.
Puedes agregarle hojas aromáticas si te agradan.
Otras formas de consumirlas
Recetas tradicionales de varios países agregan cáscara de mandarina a sus platos. Ya sea que muelan la cáscara seca o agreguen ralladura de la piel, muchos platos mejoran con este exótico toque.
Agrega solo un poco a tus batidos y jugos cuando los proceses. Así variarás los sabores. ¿Sabes que también puedes elaborar aceite o vinagre de mandarina? El proceso es sencillo pero delicado.
En realidad usarás aceite de oliva o vinagre natural al que le infundirás las cáscaras para darles un nuevo sabor.
Calienta el aceite o el vinagre solo un poco. Intenta que no supere los 104º F (40º C). Nunca debe hervir porque se estropearía. Agrega las cáscaras de mandarinas sin moler. Y déjalo reposar allí mientras mantienes la temperatura muy baja.
Este proceso tarda unos 20 – 30 minutos.
Una vez descienda completamente la temperatura a la del ambiente, cuélalo y consérvalo.
Si es vinagre, es suficiente con dejarlo en la alacena en un lugar fresco y seco.
Si es aceite de oliva, guárdalo en el refrigerador. Las mandarinas son una fruta deliciosa y maravillosa. Es la más dulce de los cítricos y sus beneficios son parecidos.
Además, protegen contra los radicales libres que son responsables de varios tipos de cánceres. Sin embargo, recuerda que la mayor protección está en una dieta equilibrada con alimentos naturales.
Además, deben prepararse de una forma sana para aprovechar sus nutrientes sin agregar grasas, sodio o azúcares extra.
Y, por supuesto, el ejercicio. Haz actividades físicas con regularidad, llénate de energías y disfruta la protección extra de la cáscara de mandarina.
“Si te ha gustado este artículo y tienes un interés sincero en aprender cómo puedes vivir más sano, me gustaría regalarte una copia de mi último libro #Yo Puedo con la Dra Cocó.
Pulsa Aquí para tu E-book Gratis, llegará a tu email en unos momentos.
- https://homeremediesgarden.com/fruits-vegetables/mandarine-shell-7-problems-solve-better-medicines/
- http://www.dailymail.co.uk/health/article-1325741/Eating-skin-fruit-vegetables-combat-cancer.html
- https://www.nhs.uk/news/cancer/tangerine-chemical-can-protect-against-cancer/
- https://livelovefruit.com/6-fruit-seeds-you-can-eat/