6 Beneficios Que La Vitamina C Puede Aportar A La Salud

La Vitamina C puede aportar beneficios a la salud. Según los expertos, la vitamina C es un nutriente vital que el ser humano no puede fabricar por sí mismo. Por ello, es necesario obtenerla de fuentes alimentarias. Según investigaciones, la vitamina C se almacena principalmente en el cerebro, las glándulas suprarrenales, el hígado y los pulmones.

Sin embargo, estos órganos pierden vitamina C rápidamente tras una semana de ingesta escasa. De allí la importancia de conocer más acerca de sus beneficios y su importancia para el cuerpo humano.

De este tema que llama la atención de la ciencia, hablaré a solicitud de Dominique, una seguidora de New Jersey. Ella es una estupenda madre de familia y abuela, actualmente jubilada de sus labores profesionales, pero no familiares.

Dominique se define como ese tipo de abuelas que está decidida a mantener la salud y bienestar de su familia. Sin embargo, en los últimos meses, a raíz de la ola de calor, ha sentido deseos de ingerir refrescos.

Me comentaba, que quizás dejarse influenciar por los sugestivos comerciales, pudo causar su rechazo a las bebidas naturales. Este descalabro en pocas semanas le produjo una mayor susceptibilidad a las alergias y una mayor propensión a padecer resfriados.

Por ello decidió hacer contacto conmigo, a fin de sugerirle alguna estrategia natural que ayudara a potenciar su salud.

Para responder a su solicitud, preparé un informe exponiendo la importancia que puede brindar la vitamina C y sus beneficios. Dentro de ellos se puede destacar su efecto positivo sobre el sistema inmunológico.

Dado el significado de tener una suplencia adecuada de nutrientes que pueda contribuir a apoyar la salud, decidí exponer puntos importantes relacionados con la vitamina C aquí en mi blog.

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La vitamina C como garante de una adecuada salud

Según investigaciones, el cuerpo humano ha desarrollado un sistema inteligente para hacer frente a la situación de que la vitamina C no puede ser producida por el organismo. Este sistema permite que la vitamina C se mantenga en cantidades adecuadas en órganos y tejidos, incluso cuando se ingiere en menores cantidades.

No obstante, al ser una vitamina hidrosoluble, suele eliminarse principalmente por la orina en forma acidificante. Este sistema implica una mejor absorción y reciclaje de la vitamina C.

En los seres humanos la mayor cantidad de vitamina C se encuentra en el sistema musculoesquelético. Sin embargo, las células musculares también tienden a disminuir rápidamente sus niveles de vitamina C cuando no se ingiere lo suficiente.

¿Cuáles factores controlan el equilibrio de la vitamina C en el organismo?

De acuerdo con las investigaciones, el equilibrio de vitamina C en el organismo puede estar controlado por:

Ingesta dietética:

La vitamina C en su forma más común, como es el ácido ascórbico, es un nutriente que solo se puede obtener a través de su consumo. Son varias las fuentes de donde se puede lograr: las frutas cítricas, las bayas, los vegetales de hoja verde, los tomates y los pimientos.

Tener una variedad en la comida es clave para una alimentación sana y para ingerir suficiente vitamina C. Es una forma de tener opciones nutritivas para satisfacer las necesidades diarias de esta vitamina.

Absorción:

Es uno de los factores fundamentales y es el primer paso para decidir la cantidad de vitamina C que llega al organismo, ya que no toda puede absorberse de igual manera. La presencia de otros nutrientes como la fibra pueden afectar las tasas de absorción.

La vitamina C se absorbe principalmente en el intestino delgado y su eficacia puede disminuir con dosis muy altas. Esto implicaría que tomar varias dosis pequeñas a lo largo del día facilita más su efectividad que una sola dosis grande.

Transporte:

Es otro factor considerado importante para equilibrar la vitamina C en el organismo. Una vez que es absorbida por el intestino delgado, debe llegar a los distintos tejidos y órganos, de los cuales es requerida para efectuar importantes funciones. 

Al ser absorbida, la vitamina C entra en el torrente sanguíneo y se mezcla con las proteínas para su estabilidad y transporte. Es importante tener presente que la existencia de condiciones inflamatorias puede dificultar la movilización de vitamina C a los tejidos que están afectados.

Reabsorción:

Es un factor crucial para ayudar a equilibrar la vitamina C en el organismo. Trabaja junto con la absorción y el transporte para mantener los niveles óptimos. Parte de la vitamina C que se filtra por los riñones y entra en la orina se reabsorbe en el torrente sanguíneo.

Al reabsorber la vitamina C, el organismo conserva el nutriente en vez de perderlo a través de la excreción de la orina. Esta reabsorción ayuda a regular los niveles de vitamina C en la sangre y su eficiencia puede variar entre las personas debido a factores como la genética, la edad y las condiciones de salud, los cuales pueden influir en las necesidades diarias de consumo de vitamina C para mantener unos niveles óptimos.

Excreción:

El exceso de vitamina C no absorbido o utilizado, se puede eliminar a través de la orina, ya que los riñones tienen la capacidad de filtrarla de la sangre y luego liberarla en la orina. A mayor ingesta de vitamina C, más aumento de la excreción, lo que contribuye a evitar posibles daños al organismo.

Todos estos cinco factores dependen de un grupo de proteínas denominadas transportadores de vitamina C dependientes del sodio (SVCT). Diversos estudios han permitido demostrar, que las personas sanas pueden variar en cuanto a la cantidad de vitamina C que necesitan.

Sin embargo, normalmente entre 500 y 1.000 mg al día es suficiente para garantizar una absorción completa. Se ha establecido, que la vida media de esta molécula en el organismo es de diez a veinte días en promedio.

A su vez, la vitamina C presenta un recambio normal de 1 mg/Kg de peso corporal diariamente. Ello equivaldría a una pérdida del 3 al 4% de la concentración total presente en el organismo.

Beneficios de la vitamina C para la salud

La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, es un micronutriente esencial que cumple diversas funciones en el cuerpo humano. Gracias a sus potentes efectos antioxidantes, puede ayudar a eliminar los radicales libres y proteger contra el estrés oxidativo.

Vale destacar, que la vitamina C es un cofactor de varias enzimas que participan en la síntesis de colágeno. Incluso, juega un papel destacado en el metabolismo de la carnitina y la producción de neurotransmisores.

De hecho, está sin igual vitamina, desempeña un papel vital en la defensa inmunitaria. Ello lo logra, gracias a su efecto potenciador sobre la función de las barreras epiteliales, células fagocíticas y linfocitos.

Desde el siglo XVIII se descubrió, que los cítricos contenían un compuesto que lograba sanar y prevenir el escorbuto. Esto logró salvar la vida de muchos marinos que tenían que pasar meses en altamar.

Sin embargo, fue en el siglo veinte cuando se logró aislar la vitamina C por primera vez. De acuerdo con la USDA, los alimentos que contienen mayor cantidad de vitamina C son los siguientes: guayaba, pimiento, kiwi, fresa, naranja, papaya, brócoli, tomate, col rizada y tirabeque (bisalto).

Actualmente se sabe, que su carencia puede ocasionar escorbuto, la enfermedad que diezmó a muchos marineros en la antigüedad. Dicha enfermedad, se caracteriza por el sangrado de las encías, dificultad para la cicatrización de las heridas y fatiga.

Asimismo, los múltiples estudios realizados hasta ahora permiten que esta vitamina presente diversos beneficios para la salud. Dentro de ellos destacan que contribuye a:

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1. Mejorar el desempeño del sistema inmunológico

La vitamina C es un nutriente esencial, que desempeña muchas funciones en el organismo, especialmente en el apoyo al sistema inmunológico. Algunos de sus beneficios contribuyen a:

  • Proteger las células del daño de los radicales libres que pueden causar inflamación y enfermedades crónicas.
  • Estimular la producción y la función de los glóbulos blancos, que son los principales defensores contra las infecciones y los invasores extraños.
  • Potenciar la actividad de las células asesinas naturales (un tipo de glóbulos blancos capaces de destruir células infectadas por virus y células tumorales).
  • Ayudar al organismo a producir anticuerpos, que son proteínas que se unen a sustancias nocivas y las neutralizan.
  • Favorecer la barrera cutánea y las membranas mucosas, que constituyen la primera línea de defensa contra los agentes patógenos.
  • Ayudar a cicatrizar las heridas y a reparar los tejidos, lo que es importante para recuperarse de las infecciones.

2. Reducir el riesgo de enfermedades crónicas

Los suplementos de vitamina C pueden ayudar a aumentar los niveles sanguíneos de antioxidantes, lo que contribuye a prevenir o reducir el estrés oxidativo y la inflamación que están relacionados con muchas enfermedades crónicas.

De acuerdo con la ciencia, la vitamina C puede combatir eficazmente el daño celular y las enfermedades. Dicho efecto, está asociado a su potente propiedad antioxidante. Ello permite niveles adecuados de protección frente a los radicales libres que ocasionan deterioro celular, estrés oxidativo y envejecimiento prematuro.

Igualmente, diversas investigaciones han logrado demostrar que la presencia de radicales libres se asocia al riesgo de padecer ciertas patologías. Entre ellas destacan, la artritis, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer.

La ingesta de ciertos alimentos que contienen elevados niveles de antioxidantes, puede ayudar a proteger el cuerpo de los daños producidos por los radicales libres.

3. Promover la síntesis de colágeno

La vitamina C es necesaria y desempeña un papel importante para la síntesis de colágeno. Aunque no interviene directamente en la producción de colágeno, es esencial para el engranaje y maduración de su molécula.

Así mismo, la vitamina C actúa como cofactor de dos enzimas indispensables en la síntesis de colágeno que son la prolil hidroxilasa y la lisil hidroxilasa. Estas enzimas permiten modificar los aminoácidos de prolina y lisina dentro de la molécula de colágeno, convirtiéndola en estable y funcional.

Al no tener suficiente vitamina C, estas enzimas se pueden volver menos activas, lo que puede hacer difícil la formación adecuada de colágeno y puede provocar debilidades en los tejidos.

4. Favorecer la salud de la piel

La vitamina C es un poderoso antioxidante que puede neutralizar los radicales libres que generan el estrés oxidativo. Este puede dañar las células de la piel y contribuir a la aparición de arrugas, manchas y otros signos de envejecimiento prematuro. La vitamina C ayuda a mantener el buen aspecto general de la piel.

Por otra parte, algunos estudios sugieren que la vitamina C puede contribuir con la disminución de la hiperpigmentación. Asimismo, puede ayudar a aclarar la piel, al impedir la producción de melanina y facilitar la renovación de las células.

De igual manera, la vitamina C puede ayudar a reducir la inflamación de la piel causada por la exposición al sol y otros factores que pueden dañar la epidermis.

5. Prevenir o tratar la anemia ferropénica

La anemia ferropénica (AIF) es una afección en la que el organismo no dispone de suficientes glóbulos rojos sanos para transportar oxígeno a los tejidos.

La AIF es capaz de causar síntomas como fatiga, debilidad, palidez, dificultad para respirar, dolor torácico, migrañas y mareos. Puede deberse a pérdidas de sangre, una alimentación inadecuada, mala absorción y embarazo. Todos estos factores tienden a reducir la capacidad del organismo para producir o utilizar el hierro.

La vitamina C también puede ayudar a mejorar la absorción del hierro de origen vegetal, reduciéndolo a una forma más biodisponible.

Diversos estudios también han logrado comprobar que los suplementos de vitamina C también pueden ayudar a mejorar la absorción del hierro de los alimentos de origen vegetal que lo contienen.

Se ha observado que el consumo de vitamina C junto con alimentos ricos en hierro, como alubias, lentejas y cereales integrales, puede prevenir o tratar la anemia ferropénica. No obstante, aún faltan por ahondar los mecanismos y las estrategias óptimas para el empleo de la vitamina C con la terapia de hierro oral para pacientes con anemia ferropénica.

6. Reforzar la salud ocular

La vitamina C es un nutriente esencial que tiene muchos beneficios para la salud ocular. Según la Asociación Americana de Optometría, las pruebas científicas sugieren que la vitamina C puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cataratas. Incluso, ellos resaltan que, cuando se combina con otros nutrientes esenciales, puede contribuir a ralentizar la progresión de la degeneración macular relacionada con la edad y la pérdida de agudeza visual.

La vitamina C, debido a su efecto antioxidante, puede proteger los ojos del estrés oxidativo y del daño causado por los radicales libres. Además, su efecto sobre la producción de colágeno, podría ayudar a reforzar la piel y el contorno de los ojos. Incluso, puede favorecer la absorción de otros antioxidantes, como la vitamina E, que son importantes para la salud ocular.

Algunos estudios señalan que no han encontrado una relación clara entre la vitamina C y la salud ocular. De hecho, algunos investigadores sugieren que se necesita más investigación para establecer la dosis y duración óptimas de los suplementos de vitamina C para prevenir o tratar las enfermedades oculares.

Por ello, se recomienda seguir una alimentación equilibrada que incluya una variedad de frutas y verduras. Es importante, además, incluir otros nutrientes que pueden ser beneficiosos para el sistema ocular como la luteína, la zeaxantina, los ácidos grasos omega-3 y el zinc.

Concluyendo

Según lo presentado, la vitamina C o ácido ascórbico es un micronutriente esencial que puede ayudar a cumplir diversas funciones en el cuerpo humano. Esto se debe fundamentalmente a sus potentes efectos antioxidantes, que contribuyen a proteger el cuerpo contra el estrés oxidativo.

Se debe señalar, que esta singular vitamina es un cofactor de varias enzimas que participan en la síntesis de colágeno. De hecho, se ha logrado verificar, que puede jugar un papel destacado en el metabolismo de la carnitina y producción de neurotransmisores.

Incluso, la vitamina C participa en el reforzamiento de las defensas inmunitarias. Ello lo logra, gracias a su efecto potenciador sobre la función de las barreras epiteliales, células fagocíticas y linfocitos.

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Dentro de sus beneficios más estudiados, destacan el retraso y combate del daño celular y ciertas enfermedades. Entre ellas se mencionan la artritis, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Igualmente, su ingesta adecuada con alimentos o suplementos, puede ayudar a proteger el organismo de los radicales libres.

Ello favorece la absorción del hierro, cicatrización de heridas, una piel saludable y un sistema inmunológico equilibrado.

Para Dominique la información recibida, la cual comparto en el post, fue muy aleccionadora. De hecho, cuando se comunicó conmigo hace poco, pudo constatar el enorme error cometido con su salud. Ello le llevó a erradicar las bebidas no nutritivas e incluir frutas y hortalizas para toda su familia.

“La vitamina C contribuye a la defensa inmunitaria apoyando diversas funciones celulares del sistema inmunitario innato y adaptativo. La vitamina C favorece la función de barrera epitelial frente a patógenos. Promueve la actividad de eliminación de oxidantes de la piel, protegiendo así potencialmente frente al estrés oxidativo medioambiental”.
Anitra C. Carr, PhD
Departamento de Patología, Universidad de Otago.
Christchurch, Nueva Zelanda

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