Antiguamente la humanidad empleaba los recursos naturales para combatir las infecciones. De esta forma se subían y fortalecían las defensas de las personas, hasta que la respuesta propia del organismo fuese suficiente para controlar la infección. Esto fue así hasta mediados del siglo XX, época dorada, en la cual los antibióticos revolucionaron el mundo de la medicina.
Clara, una seguidora de Argentina, se comunicó conmigo y me comentó, que su hijo de 12 años recurrentemente presenta amigdalitis. El tratamiento que cada vez le prescriben en el centro de salud es un antibiótico.
Siempre su hijo había respondido bien al tratamiento. Pero en esta oportunidad tuvo que suspenderlo porque le causo una fuerte alergia. Ella me contaba, que su hijo desarrolló una erupción de pequeños puntos rojos en todo su cuerpo que le causaba una fuerte comezón. Me dijo, que fueron unos días muy complicados, pues era difícil eliminar la comezón y el niño lloraba angustiado.
La dinámica del día a día, ha creado el hábito en las personas de consumir medicamentos cuando se sienten mal. Esto ha llevado a ignorar o descartar los antibióticos que brinda la naturaleza. A pesar de los beneficios que los antibióticos ofrecen, algunos pueden producir fuertes alergias. También su empleo excesivo está generando resistencia por parte de los microorganismos patógenos.
Debido a este aumento de infecciones resistentes a los antibióticos, está resurgiendo nuevamente como solución a este problema el empleo de antibióticos naturales. Los mismos podemos consumirlos como complementos y así contribuir a fortalecer las defensas y evitar las enfermedades.
Clara, al contactarme solicita le suministre información acerca del uso de antibióticos naturales, como una alternativa para tratar la amigdalitis. De inmediato preparé la información, la cual comparto con todos debido a su importancia.
Generalidades sobre los antibióticos
Un antibiótico es una sustancia química, que puede ser producida por un ser vivo o un derivado sintético. Los antibióticos son empleados para eliminar o inhibir el crecimiento de microorganismo sensibles. Los primeros antibióticos utilizados así como muchos realizados en la actualidad, tienen su origen de fuentes naturales.
De esta forma se tiene que ciertos extractos de plantas y aceites esenciales presentan propiedades antibióticas que contribuyen con la salud corporal.
Un estudio de muestreo de 58 hierbas chinas determino, que 23 plantas tenían propiedades antibacterianas y 15 presentaban propiedades antifúngicas. Análisis realizados en el 2014 arrojaron que, la terapia a base de hierbas resultó tan eficiente como el antibiótico químico, en el tratamiento del trastorno de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado.
Se puede prevenir el continuo desarrollo de infecciones, suministrando al organismo los nutrientes que ayuden a elevar las defensas. El sistema inmunológico depende en gran medida de una alimentación adecuada para mantenerse fuerte y estable contra los agentes infecciosos.
¿Qué se entiende por resistencia a los antibióticos?
La resistencia a los antibióticos se genera cuando las bacterias mutan, creando defensas contra el medicamento. Si se ingiere un antibiótico cuando realmente no se necesita o se interrumpe la duración del tratamiento, se está contribuyendo a que el patógeno cree resistencia al medicamento. Esto sucede porque se le da oportunidad al microrganismo de adaptarse a las medicinas.
Para evitar el aumento de resistencia a los fármacos se pueden utilizar los antibióticos naturales., ya que estos ejercen una función igual de eficaz para eliminar los microorganismos del cuerpo. Además, disminuyen la inflamación e incrementan el número de bacterias benéficas y protectoras, contribuyendo en el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Cifras del NHS (Servicio Nacional de Salud, del Reino Unido) declaran que 1 de cada 10 personas reportan efectos secundarios que afectan su sistema digestivo, luego del consumo de antibióticos. También se conoce que, 1 de cada 15 personas es alérgica a estos medicamentos. Los antibióticos naturales no son irritantes, ni estimulan artificialmente nuestro organismo y ayudan a equilibrarlo sin efectos secundarios.
Antibióticos naturales para fortalecer las defensas
Para fortalecer las defensas del organismo es necesario incluir determinados alimentos en nuestra dieta diaria. En la naturaleza se encuentra una gran variedad de plantas que ayudan a mitigar síntomas y enfermedades, así como a combatir microorganismos y hasta curar infecciones. Estos son algunos alimentos que, debido a los compuestos que contienen refuerzan el sistema inmune:
1. Cebolla
Este bulbo hortícola es un ingrediente básico en la cocina de todo el mundo. La cebolla no solo aporta sabor, sino que proporciona una serie de beneficios para la salud. Esto debido a que contiene flavonoides que ejercen efectos antibióticos. Esta acción antibiótica se debe principalmente a sus compuestos terapéuticos de azufre, llamados sulfóxidos de cisteína.
La cebolla es excelente contra cualquier infección en las vías respiratorias y para combatir todo tipo de parásitos intestinales. Es eficiente contra la rinitis, neuralgias faciales, anginas, faringitis, dolores de oído, resfriados y enfermedades infecciosas. También es antiséptica, vermífuga (expulsa lombrices intestinales) y disminuye el nivel de azúcar en la sangre.
Estudios realizados destacan que la cebolla puede combatir bacterias como la Escherichia coli, Pseudomonas aeruginosa, Staphylococcus aureus y Bacillus cereus. Se sabe, que es un alimento prebiótico que favorece las bacterias saludables del intestino. Por ello es conveniente para el fortalecimiento del sistema inmunitario.
Para el empleo de la cebolla por sus beneficios medicinales, se aconseja cortarla en rodajas o picada y dejarla reposar por unos 10 minutos. Esto con la finalidad de aumentar el contenido de fitonutrientes que se activan al abrirla. Paso seguido saltee las cebollas con aceite de coco y estará lista para su consumo.
Para tratar catarros, gripes y bronquitis se deja una cebolla picada cerca de cama del paciente durante las noches. Masticar cebolla durante unos minutos elimina gran mayoría de bacterias en la boca y fortalece los dientes. Para refrescar el aliento luego de masticar cebolla, se enjuaga con agua y limón.
Personas que padecen reflujo o acidez estomacal deben evitar el consumo de cebolla. Además, por su alto contenido de vitamina K, aquellas personas medicadas con anticoagulantes no deben consumir grandes cantidades de este vegetal, ya que interfiere con el objetivo del medicamento.
2. Jengibre
Esta planta perenne conocida por sus propiedades antimicóticas, antiinflamatorias y antibacterianas es un antibiótico natural. El jengibre utilizado como agente aromatizante y hierba medicinal es un remedio doméstico mundial. El mismo ha sido ampliamente usado en el tratamiento de infecciones orales, respiratorias, estomacales e intestinales.
Sus principales compuestos activos, entre otros, son el gingerol y shogaol. Estos compuestos participan activamente en el combate contra una amplia variedad de bacterias y virus.
Este alimento es eficiente en el tratamiento de gastroenteritis y ulceras. También es utilizado para combatir los resfriados, náuseas, asma, tos, cólicos, palpitaciones, hinchazón, falta de apetito y reumatismo. Además, favorece los microrganismos beneficiosos de la flora intestinal, aumentando la riqueza de los mismos.
Los investigadores han estudiado el efecto antiemético del jengibre en diversas condiciones como el mareo, embarazo y postanestesia. En los últimos años se ha estudiado la función del jengibre contra el cáncer, las náuseas y los vómitos inducidos por la quimioterapia y la fatiga. Así como también su efecto para reducir los niveles de azúcar en la sangre.
Un importante estudio demostró que el jengibre presenta un efecto antimicrobiano contra la Escherichia coli, Salmonella typhi y Bacillus subtilis. También se encontró que sus componentes poseen actividad antibacteriana contra las bacterias periodontales. Además de poseer un alto efecto inhibidor contra el hongo Candida albicans.
El jengibre puede ser consumido como sazonador o infusión. Como infusión lo puedes preparar de la siguiente forma:
Ingredientes
- Una cucharadita de jengibre rallado (5g)
- Una taza de agua filtrada (250 ml)
¿Cómo realizarlo?
A una taza de agua hirviendo agrégale el jengibre, tapa y deja reposar por 10 minutos. Seguidamente colarlo y tomarlo. Se recomienda ingerir una taza de esta infusión en ayunas y repetir su ingesta en la tarde.
3. Ajo
Ha sido empleado por siglos en la lucha contras las infecciones microbianas. Numerosos estudios han demostrado que sus compuestos fitoquímicos (germanio, potasio, compuestos de azufre y alicina) le confieren esta propiedad antimicrobiana. De esta forma se expanden los beneficios del ajo como antibiótico, antimicótico, antiviral y antiinflamatorio.
Actualmente se han realizado estudios con relación a la actividad curativa del ajo en pacientes con SIDA. Así, de acuerdo a un estudio donde los pacientes consumieron entre 2 a 4 dientes de ajo a diario por tres meses, se alcanzó una actividad normal de sus células T.
Otros estudios realizados evalúan los beneficios del ajo en enfermedades como la diarrea crónica y el crecimiento del hongo cándida. Así como también contra el herpes genital y la sinusitis infecciosa. El ajo de igual forma puede usarse colocando un concentrado del mismo directamente sobre una herida o mancha.
El ajo manifiesta su propiedad antimicrobiana de forma más eficiente cuando esta crudo. Para obtener este beneficio se recomienda picar o machacar un diente de ajo crudo y dejarlo reposar por 10 minutos antes de consumirlo. Esto con el objetivo de permitir la liberación de la enzima que se convierte en alicina.
Lo recomendable es consumir un diente de ajo a diario para prevenir infecciones, sin llegar a exceder los dos dientes de ajo al día. En caso de estar tomando algún medicamento anticoagulante, se debe consultar al médico antes de usar el ajo como antibiótico. Esto debido a que el ajo puede amplificar los efectos de esa medicina.
Como consumirlo:
Ingredientes
- Un diente de ajo
- Una cucharada de aceite de oliva (16 g)
¿Cómo realizarlo?
- Machacar el diente de ajo crudo y mezclarlo con la cucharada de aceite de oliva
- Consumir en ayunas y a diario este preparado de ajo.
4. Aceite de orégano
Algunos estudios han demostrado que el orégano es un antibiótico natural muy eficiente, especialmente cuando es trasformado en aceite. Según estudios publicados en la Universidad de Paris, el aceite demostró una eficiencia entre un 78-96% en el combate contra varias enfermedades bacterianas.
Este aceite es un potente antimicrobiano por su contenido de carvacrol y timol. Estos dos compuestos presentan propiedades antibacterianas y antifúngicas. Comúnmente es empleado en el tratamiento de enfermedades respiratorias, contra infecciones intestinales y urinarias. Además, ayuda en el fortalecimiento de las defensas.
Diversas investigaciones arrojaron que el aceite de orégano es efectivo contra cepas clínicas de bacterias como Escherichia coli y Pseudomona aeruginosa. Asimismo el aceite de orégano facilita la curación de las úlceras gástricas y reduce la inflamación.
Para eliminar infecciones por hongos en la piel, mezcla una gota de aceite de orégano con una cucharadita de otro aceite como vehículo. Este aceite portador puede ser de coco o de oliva. Luego aplica esta mezcla en la zona de la piel afectada.
Para consumir el aceite de orégano como antibiótico natural se puede mezclar con agua o aceite de coco. Se debe tomar cantidades pequeñas, entre 1 a 2 gotas cada vez. Además, hay que considerar que el aceite de orégano no debe tomarse por más de 14 días seguidos. Y se debe asegurar de utilizar el aceite de grado terapéutico 100%. El orégano también se puede consumir como infusión o condimento.
Como preparar la infusión:
Ingredientes
- Una cucharadita de orégano (5 g)
- Una taza de agua filtrada (250 ml)
¿Cómo realizarlo?
- Poner a hervir la taza de agua
- Al llegar al punto de ebullición, retirar del fuego y agregar la cucharadita de orégano
- Tapar la bebida y dejar reposar por 10 minutos
- Colar y tomar tibia de 2 a 3 tazas de esta infusión al día.
5. Miel
Es el antibiótico natural más ancestral, ya los antiguos egipcios lo utilizaban con frecuencia como antibiótico. La miel es una solución azucarada con gran potencial antimicrobiano e importantes cantidades de peróxido de hidrogeno, siendo uno de los componentes que justifica sus propiedades antibacterianas.
Se sabe, que su alto contenido de azúcar inhibe el crecimiento de algunas bacterias. Además, la miel posee un nivel de pH bajo, que oscila entre 3 y 5,4. Este pH disminuye la humedad de las bacterias provocando que las mismas se deshidraten y mueran. Estudios realizados concluyeron que la miel inhibe eficientemente gran variedad de patógenos resistentes a medicamentos.
De igual forma los estudios corroboraron que, la miel puede eliminar las bacterias que permanecen protegidas en capsulas. Puede emplearse de forma tópica, en la prevención del crecimiento de bacterias y problemas en la piel como cortes, infecciones y heridas. Así como en superficies mucosas y dispositivos quirúrgicos implantados. La miel posee propiedades antisépticas, cicatrizantes, expectorantes y vigorizantes.
En el caso de su ingesta, se recomienda tomar una cucharada al día. Se puede consumir directamente. El ingerir miel puede ayudar en el tratamiento de infecciones internas. Tomar una cucharada cada mañana podría elevar los niveles de hemoglobina, ayudando así a potenciar las defensas del organismo.
Es importante tener en cuenta, que no se recomienda calentar la miel, ya que el calor puede alterar sus propiedades terapéuticas. Así como tampoco se aconseja dar miel a un bebe menor de 1 año. De ser posible opta por la miel de Manuka cruda, ya que es el tipo de miel que más beneficios ofrece para la salud.
Concluyendo
Se ha sabido, que los antibióticos han sido creados por el avance y preocupación de la medicina para preservar la salud. Pero algunos de ellos producen reacciones adversas como fuertes alergias. También el exceso de su uso, ha generado resistencia de los patógenos a sus beneficios.
Esta realidad ha provocado el retorno al empleo de los antibióticos naturales. Existen pruebas donde se confirma, que desde la antigüedad se empleaban los recursos naturales para tratar infecciones microbianas.
Hay una gran variedad de alimentos que por los compuestos que contienen proporcionan beneficios que refuerzan el sistema inmunológico. Incluso pueden atacar patógenos específicos, debido a que sus componentes le confieren propiedades antimicóticas, antibacterianas y antifúngicas.
Entre los antibióticos naturales más eficientes se puede mencionar: la cebolla, jengibre, ajo, aceite de orégano y miel. Todos estos alimentos son de fácil acceso ya que se consiguen siempre en el mercado. Por lo general se tienen en el hogar, pues pueden ser de uso diario en la preparación de las comidas.
Suministré esta información a Clara como una alternativa para tratar la amigdalitis. Para ella, esta información ha sido de gran ayuda. Se sintió muy motivada a seguir profundizando en estos conocimientos. Me comentó que ha incorporado en sus comidas los alimentos mencionados en la información que le suministré. Clara los ha empleado como aliños para condimentar, así como en ensaladas e infusiones.
La información que compartí con ella es la que presento en mi post. Clara me comentó, que su familia se siente más enérgica y su hijo no ha vuelto a presentar amigdalitis. Ella le realiza a su hijo limpiezas en la garganta, empleando un hisopo con miel. Y además de consumir infusión de jengibre, también su hijo emplea esta infusión para realizar gárgaras. Esto, para desinfectar su boca y garganta.
“Se ha demostrado que el jengibre tiene un mayor efecto antibacteriano que ciertos antibióticos, así como propiedades antivirales, particularmente contra los virus respiratorios.”
Jessie Lucking
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https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/33690640/
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