Muchas investigaciones han determinado, que la obesidad puede actuar como un desencadenante de la resistencia a la insulina (RI). Ello a su vez incide sobre el deterioro del metabolismo de los lípidos y glucosa, indicadores clave del síndrome metabólico.
La resistencia a la insulina puede manifestarse de diversas formas, las más conocidas son diabetes tipo 2, alteración de la tolerancia a la glucosa, incluyendo su desequilibrio en ayunas. Pues precisamente Norah, una seguidora de Colorado presentó desde finales de enero, algunas alteraciones en su glicemia medida en ayunas.
Ella había acudido a monitorear sus niveles de lípidos en sangre. Esto con la finalidad de revisar sus niveles de triglicéridos y colesterol, debido a que los mismos salieron elevados en los análisis. Norah, estuvo tomando ciertos medicamentos para disminuir los niveles de “colesterol malo” (LDL) e incrementar los niveles del bueno (HDL). Sin embargo, quedó sorprendida, pues sus niveles de glucosa en ayunas se vieron incrementados.
Por ello se comunicó conmigo, me explicó la situación y le comenté que este efecto es muy común al ingerir medicamentos clasificados como estatinas. Incluso, además de elevar los niveles de glucosa en sangre, estos medicamentos pueden ocasionar dolores musculares y abdominales. Esto fue confirmado por Norah, quien después de ingerir estos medicamentos, presentó cansancio a nivel muscular, retortijones y problemas diarreicos.
Y precisamente para ayudarle a estabilizar sus niveles de azúcar, le envié información acerca del ACEITE DE KRILL- ANTARCTIC KRILL OIL. Este novedoso compuesto lo conozco muy bien, pues lo proceso en mi laboratorio. Se trata de una forma novedosa de acceder a compuestos importantísimos como el Omega-3 y otras sustancias bioactivas. Su empleo, corrige una serie de desórdenes del metabolismo corporal, incluyendo la glucosa.
Dada la prevalencia de desequilibrios de la glucosa a nivel mundial, decidí compartir este artículo en mi página.
Recordando algunas generalidades acerca del krill
Muchos estudios han demostrado la importancia de los ácidos grasos poliinsaturados marinos de cadena larga Omega-3. Dentro de las fuentes más importantes, destacan el aceite de pescado y el aceite de krill. El aceite de krill, se extrae de un crustáceo muy parecido a un camarón. De acuerdo a Greenpeace, existen más de 85 especies de krill en todo el mundo, sin embargo, el más grande y más importante es el krill antártico.
Su alimentación principal la constituye el fitoplancton (algas microscópicas y cianobacterias), organismos que realizan fotosíntesis al igual que las plantas. Se sabe además, que posee un rol muy importante en la captura del carbono, ayudando a descontaminar la atmósfera terrestre.
El krill ha recibido mucha atención debido a que posee un alto contenido nutricional. De hecho, se ha establecido que posee un valor biológico más alto que la leche, y además de ello, contiene los nueve aminoácidos esenciales. Por ello, cumple los requisitos propuestos por OMS y FAO para la salud humana.
Su nombre científico es Euphausia superba, puede medir hasta seis centímetros de largo y llegar a vivir hasta cinco años. El Krill representa la base de sustento alimenticio para diversas especies de animales que habitan en el océano antártico. Es decir, son ingeridos de forma directa por diversas aves marinas, pingüinos, peces, ballenas y focas.
El krill además, posee una condición muy importante, la cual consiste en producir su propia luz. Esta propiedad, es denominada bioluminiscencia. Ello le permite tener visibilidad a enormes profundidades del océano, donde no alcanza la luz solar. Por lo general forman grandes cardúmenes, que pueden llegar a alcanzar unos 30.000 individuos por cada metro cúbico.
Hablemos acerca del aceite extraído del krill
En el organismo existe un sistema denominado endocannabinoide (ECS). Por medio de él nuestro cuerpo puede regular funciones esenciales, entre ellas la temperatura corporal, tensión sanguínea, frecuencia respiratoria y niveles de glucosa. El aceite de krill, es considerado una fuente muy importante de ácidos grasos de cadena larga de la serie Omega-3.
De acuerdo a las investigaciones, el aceite de Krill contiene altas concentraciones de ácido docosahexaenoico (DHA) y ácido eicosapentaenoico (EPA). Estos ácidos grasos, desempeñan una serie de funciones vitales, apoyando el desempeño del ECS. Dentro de ellas destacan: conservación de las estructuras de las membranas, modulación de la respuesta inflamatoria, regulación del desarrollo fetal y el control de resistencia a la Insulina (RI).
Es de resaltar, que el aceite de krill también contiene ciertos compuestos antioxidantes de alta eficacia. Dentro de ellos, destacan las vitaminas A y E, además de la astaxantina. Este último es un carotenoide rojizo presente también en los cangrejos y salmón. Se ha establecido que es capaz de reducir los riesgos de diferentes patologías, entre ellas, diabetes, procesos tumorales, hipertensión, síndrome metabólico y enfermedades autoinmunes.
Una de las características resaltantes del aceite de Krill, es que sus Omega-3 no se presentan en forma de triglicéridos, como ocurre con el aceite de pescado. Se determinó, que en el aceite de Krill sus omegas-3, se presentan en forma de fosfolípidos. De acuerdo a los expertos, gracias a la presencia de los fosfolípidos, el aceite de krill presenta mayor biodisponibilidad que otras fuentes. Esto incide en que posea mayor efectividad y se requiera en dosis menores.
Ciertos estudios de laboratorio establecieron, que el aceite de krill incide favorablemente sobre los genes que controlan algunos procesos clave. Ente ellos, la mejoría del metabolismo de la glucosa a nivel del hígado.
Beneficios del aceite de krill
- Promueve una mejor salud cardiovascular
- Mejora la función cerebral
- Ayuda en la mejoría de procesos proinflamatorios
- Coadyuva a estabilizar los niveles de glucosa sanguíneo
- Favorece la reducción de lípidos sanguíneos (triglicéridos y colesterol)
- Previene el crecimiento de células cancerosas (comparable al fármaco empleado en quimioterapia denominado doxorrubicina)
- Fortalece el sistema inmunitario
- Restaura la integridad del revestimiento gastrointestinal y promueve el crecimiento de la flora intestinal benéfica
- Produce efectos positivos sobre la masa magra muscular y el incremento de la fuerza del sistema musculoesquelético
- Reduce las molestias ocasionadas por el síndrome premenstrual
- Combate la sequedad ocular.
¿Cómo el aceite de krill favorece la regulación de glucosa?
De acuerdo a los expertos, los genes poseen ciertos “interruptores” que controlan los procesos bioquímicos del cuerpo. Hasta donde se sabe, los Omega-3 presentes en el aceite de krill, pueden favorecer el control de estos interruptores. Cabe destacar que uno de los órganos más influenciados, es el hígado. Se sabe que el mismo posee un control estricto sobre el metabolismo de lípidos y carbohidratos.
Ciertos estudios han permitido establecer, que el aceite de krill empleado en forma de suplemento posee un efecto directo sobre el equilibrio del perfil de lípidos en la sangre. Un beneficio resaltante, es que el aceite de krill, no produce reflujo. Esto permite evitar el inconveniente que producen otras fuentes marinas de Omega-3.
Además de ello, el aceite de krill (AK) es capaz de disminuir la infiltración de grasa a nivel del hígado. Se ha observado que, a diferencia del aceite de pescado, el AK participa activamente en la remodelación de las estructuras celulares, así como en la optimización de su desempeño.
Vale destacar, que la presencia de fosfolípidos en el aceite de krill, ejerce efectos muy positivos en la reconstrucción de la membrana y mejoría de las funciones de las mitocondrias. Las mismas, son equiparables a unas mini centrales de energía. Y las investigaciones han demostrado que un correcto funcionamiento de las mitocondrias, pueden mejorar la sensibilidad a la insulina.
Ciertas investigaciones han demostrado que el aceite de krill, disminuye los niveles de glucosa a nivel sanguíneo. Se observó, que dicho efecto se produce al propiciar el incremento del consumo de glucosa en diversos tejidos corporales. Incluso se relaciona con una mejoría en el desempeño del hígado, al disminuir los niveles de triglicéridos.
Investigaciones relevantes sobre control de la glucosa empleando aceite de krill
Un estudio aleatorizado realizado por investigadores norteamericanos el año 2015, evaluó la suplementación de aceite de krill y enfermedades cardiovasculares. Los participantes fueron pacientes con diabetes tipo 2, a quienes se les hicieron diversas mediciones, incluyendo la hemoglobina glicosilada. Mediante este examen es posible establecer los niveles promedio de glucosa durante los últimos tres meses.
Además de ello, se midieron adicionalmente lípidos y glucosa en sangre, incluyendo el nivel de antioxidantes y las puntuaciones HOMA-IR. Esto representa las siglas en inglés de un modelo empleado en la evaluación de la resistencia a la insulina (“Homeostatic Model Assessment”). Dicho modelo, emplea parámetros sencillos de laboratorio tales como glucosa e insulina en ayunas.
Y de acuerdo a ciertos valores es posible determinar si existe algún “bloqueo o resistencia” a nivel periférico de la actividad de la insulina. Este parámetro permite además, evaluar de forma indirecta la función de las células beta del páncreas. En una condición normal, se produce un equilibrio entre la producción de glucosa a nivel del hígado y la secreción de insulina por las células beta del páncreas.
A los participantes de forma aleatoria se les suministró una suplementación con aceite de krill o aceite de oliva durante cuatro semanas. Luego de este lapso, se sometieron a un descanso de dos semanas, para realizar durante otras cuatro semanas más otra suplementación. Luego de ello, se realizó la suplementación con aceite de krill a todos los participantes durante diecisiete semanas.
De acuerdo a los resultados obtenidos, el aceite de krill mejoró los niveles de glucosa e insulina en ayunas, hemoglobina glicosilada y los niveles de colesterol bueno o HDL. Además de ello, se produjeron mejorías de la función endotelial y en los niveles del péptido C, un marcador de los niveles de insulina en sangre.
Estudios muestran diversas ventajas del aceite de krill sobre el aceite de pescado
Algunas investigaciones han permitido comparar el efecto del aceite de pescado y el de krill. Así, se ha observado que el aceite de krill, es más efectivo que el de pescado, sobre los niveles de triglicéridos. Ciertos estudios han observado que el aceite de krill puede reducir los niveles de grasa hepática en un 60%, en cambio el aceite de pescado solo la reduce en un 38%.
Igualmente otros estudios han establecido, que el aceite de krill actúa de forma más potente que el de pescado. Esto se debe a que el aceite de krill contiene fosfolípidos, una forma que se considera con mayor biodisponibilidad por parte de nuestro organismo. Además, al contener altos niveles de astaxantina, es menos proclive a oxidarse y es mucho más estable que el aceite de pescado.
El aceite de krill, al poseer altos niveles de fosfolípidos, se absorbe muy eficientemente, atravesando rápidamente la barrera hematoencefálica. Esto permite proteger las diversas estructuras cerebrales y evita el deterioro cognitivo. También, los fosfolípidos son compuestos claves para la formación de lipoproteínas de alta densidad (HDL o colesterol bueno).
Otra de las ventajas del aceite de krill, es que se obtiene en lugares que poseen métodos de captura biosostenible. De hecho, el método de extracción ecológico o en frío como el que empleo en la fórmula desarrollada en mi laboratorio, es la que provee los mayores beneficios. Esto evita que, esté contaminado con mercurio y otros metales pesados, como ocurre en el aceite de pescado.
Concluyendo
Siempre la naturaleza asombra con sus maravillas. En este artículo se recoge someramente algunas de las características relevantes del aceite extraído del krill. Como se pudo observar, dado su origen, posee menos probabilidad de presentar ciertos elementos tóxicos representados por metales pesados.
El krill forma parte importante del eslabón alimentario de muchos animales que se reproducen en el océano antártico. Y de acuerdo a los estudios, es una fuente promisoria de muchos nutrientes necesarios en la alimentación humana. Dentro de ellas destacan los aminoácidos esenciales, algunas vitaminas y minerales. Cabe destacar que el aceite de krill, posee compuestos con alto nivel antioxidante, entre ellos la vitamina A, vitamina E y astaxantina.
Este singular aceite ha sido comparado con el aceite de pescado y lo supera en muchas variables, incluyendo su alto nivel de digestibilidad y aprovechamiento, por efecto de su contenido de fosfolípidos. Además, sus niveles de Omega-3 inciden favorablemente en la función mitocondrial.
De acuerdo a las investigaciones un adecuado desempeño de las mitocondrias, en especial a nivel hepático, permiten la estabilización de los niveles de glucosa sanguínea. Esto permite que se produzcan efectos protectores sobre ciertos procesos como la resistencia a la insulina, evitándose enfermedades metabólicas.
Norah, mi seguidora, se sintió muy complacida con la información recibida, la misma es la que aparece en el post. Para ella, no hubo titubeos y probó mi fórmula de aceite de krill. A inicios de marzo, se comunicó conmigo y estaba muy complacida al sustituir los dañinos fármacos para el control de lípidos sanguíneos. En ese momento, sus niveles de colesterol malo habían descendido, los buenos aumentado y la glucosa estaba estable.
“Los peces krill provienen de las aguas antárticas, donde creo que las aguas no están llenas de la cantidad de basura hecha por el hombre como otros océanos del planeta que hemos arruinado sin cuidado. Ahora tengo 67 años y he utilizado este aceite religiosamente a diario desde mediados de mis treinta. Los resultados de los análisis de sangre e incluso las tomografías computarizadas de mi corazón y órganos internos siguen apareciendo igual que cuando era una persona muy sana de 35 años.”
Deb Lindstrom
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https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fgene.2011.00045/full
https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/1541-4337.12427