La testosterona es una hormona esteroidea que desempeña un papel crucial en el desarrollo y mantenimiento de las características masculinas. Sin embargo, posee un papel fundamental en la salud de la mujer. Por ello, es importante conocer cómo podemos mantener unos niveles adecuados de esta hormona a partir de los 40 años.
De este tema, que hoy en día se conoce más profundamente, les voy a hablar a solicitud de Katherine. Ella es una madre de familia y administradora de una finca familiar. Ella me comenta, que desde muy joven se acostumbró a la vida tranquila de un pequeño pueblo, donde su pasión siempre fue mantener las tradiciones familiares.
En la actualidad Katherine tiene 42, y a pesar de considerarse joven y fuerte, ha experimentado algunos procesos negativos. Ella me dijo, que se comunicó conmigo porque soy una mujer joven y experta en salud integral. Para Katherine, esto hace una gran diferencia porque muchas personas como ella, no son tan afectas de acudir al médico.
Ella principalmente me comentó que estaba padeciendo algunos procesos que estaban obstaculizando su relación íntima con su esposo. Incluso me comentó, que a veces se sentía con mucha apatía y mal humor, una faceta que su esposo desconocía.
Ella principalmente quería saber acerca de mi opinión profesional sobre los cambios que estaba presentando.
Al responderle le destaqué, que generalmente después de los 40 años ocurren ciertos procesos en hombres y mujeres. Ellos ocasionan desequilibrios en algunas hormonas clave, vinculadas a diversos procesos metabólicos importantes para el hombre y la mujer.
Así, para ahondar más acerca de ello, le envié un dossier donde recogí algunas ideas de mi experiencia profesional y la del médico integral Dr. Antonio Hernández.
Dada la elevada incidencia de desequilibrios hormonales en la actualidad, consideré importante compartir esta información en mi página.
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¿Qué es la testosterona?
Tradicionalmente, la testosterona se ha considerado una hormona masculina, sin embargo, investigaciones recientes han arrojado luz sobre su importancia e influencia en la salud y bienestar de las mujeres.
La producción de testosterona es un proceso complejo regulado por el eje hipotalámico-hipofisario-gonadal (HPG), tanto en hombres como en mujeres.
Esta regulación forma parte de un circuito de retroalimentación que mantiene el equilibrio hormonal en el organismo. Los niveles normales de testosterona en varones adultos oscilan entre 280 y 1.100 nanogramos por decilitro (ng/dL) y entre 15 y 70 ng/dL en mujeres adultas.
Estos niveles pueden variar en función de la salud individual y la edad, y se miden mediante análisis de sangre.
En los hombres, la testosterona se produce principalmente en los testículos, concretamente en las células de Leydig. En las mujeres la testosterona es producida en los ovarios y glándulas suprarrenales.
Importancia de la testosterona
Comprender la regulación de la testosterona es crucial para diagnosticar y tratar los trastornos del aparato reproductor y controlar los efectos del envejecimiento. Aunque la testosterona suele asociarse a las características y funciones masculinas, desempeña un papel vital en la salud y el bienestar de ambos sexos.
La testosterona es una hormona que desempeña un papel crucial en el desarrollo de los tejidos reproductores masculinos, a saber los testículos y la próstata. Asimismo, favorece las características sexuales secundarias, entre ellas destacan el aumento de la masa muscular y ósea, y crecimiento del vello corporal.
Las investigaciones en curso siguen desvelando los matices del impacto de la testosterona en diversos sistemas corporales y sus posibles usos terapéuticos.
De acuerdo al Dr. Hernández, en los hombres el exceso de obesidad central y resistencia a la insulina genera o favorece el desplome de los niveles de testosterona. Ello también va asociado un aumento del estrógeno.
Por eso muchos hombres con aumento de grasa abdominal, pueden presentar ginecomastia, un crecimiento benigno de la mama. Además, suelen padecer de disfunción eréctil y crecimiento prostático benigno, como consecuencia del incremento del estradiol.
Todos estos efectos son ocasionados a consecuencia de la grasa abdominal y la resistencia periférica a la insulina.
A su vez, la testosterona en las mujeres influye en la sexualidad, estado de ánimo y composición corporal. De acuerdo a los estudios, su producción también sigue un ritmo circadiano con niveles máximos por la mañana. En las mujeres la testosterona interviene en la función ovárica, resistencia ósea y deseo sexual.
A pesar de que sus niveles son más bajos en las mujeres, tiene importantes efectos fisiológicos. El equilibrio de testosterona tanto en hombres como en mujeres es fundamental para la salud y bienestar.
¿Cuáles son los efectos de la testosterona en nuestro organismo?
De acuerdo al Dr. Hernández, la testosterona cumple dos funciones principales. Dentro de ellas destacan la función anabólica y función androgénica.
Función anabólica de la testosterona
La testosterona ejerce sus efectos anabólicos uniéndose a los receptores androgénicos de las células musculares. Esto estimula la síntesis de proteínas y favorece el crecimiento de las fibras musculares.
Alrededor del 98% de la testosterona circulante está unida a proteínas como la globulina fijadora de hormonas sexuales (SHBG) y la albúmina, y sólo una pequeña fracción está libre y es biológicamente activa.
Los efectos anabólicos de la testosterona no se limitan al crecimiento muscular. También incluyen el mantenimiento de la densidad ósea, producción de glóbulos rojos y regulación de la distribución de grasa.
Alternativamente, la testosterona puede convertirse en estradiol, una forma de estrógeno que diversifica sus acciones al unirse a los receptores de estrógeno. Estas vías metabólicas permiten a la testosterona ejercer una amplia gama de efectos en todo el organismo.
Esto permite que la testosterona no solo influya en el crecimiento muscular sino también en otros aspectos de la salud, y desarrollo masculinos.
Comprender las funciones anabólicas de la testosterona es crucial para reconocer su potencial terapéutico. Ello incluye los riesgos asociados a su uso indebido, como en el caso del abuso de esteroides anabolizantes. Por ello, es importante abordar el uso de la testosterona y sus análogos con precaución.
La función anabólica de la testosterona y su efecto sobre la salud en general
La acción anabólica favorece la construcción proteica de diferentes tejidos en el organismo, incluyendo el tejido óseo. Esto se produce porque se favorece el depósito de minerales en los huesos, otorgándoles una mayor densidad mineral ósea. De esta forma, pueden presentar una mayor resistencia a los golpes y caídas.
La función anabólica nos permite tener además colágeno y elastina en abundancia. Por ello, cuando alguien posee niveles adecuados de testosterona, presenta más tersa la piel y un mayor grosor del cabello.
Es importante señalar, que la concentración de testosterona influye en una adecuada masa muscular. De allí su importancia, especialmente a partir de los 40 años, cuando se inicia un proceso de transición climatérica en la mujer antes de la menopausia.
Cuando los niveles no son los adecuados, se produce sarcopenia o pérdida de masa muscular asociada al envejecimiento.
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Este efecto negativo acarrea diversas consecuencias, entre ellas destacan síndrome metabólico, acumulación de grasa abdominal, alteración de los niveles de lípidos sanguíneos, hipertensión y mayor predisposición a patologías cardiovasculares.
La pérdida de masa muscular genera paralelamente alteraciones del sistema inmune. Dicho efecto es muy bien conocido en oncología y en muchas especialidades médicas. De hecho, cuando un paciente cae en sarcopenia, hay mayor predisposición a neutropenia, procesos infecciosos y multisistémicos.
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De hecho, diversos estudios demuestran que es crucial mantener la masa muscular en pacientes oncológicos con sucesiones de quimioterapia. Se ha observado, que gracias al ejercicio, dietas hiperproteicas, incluso la inclusión de testosterona, se logran mayores índices de supervivencia.
La función androgénica de la testosterona y su efecto sobre la salud en general
El proceso androgénico genera en el hombre el desarrollo de las características sexuales secundarias. Sin embargo, en la mujer también es muy importante. Ya que una mujer con exceso de andrógenos presenta una mayor caída del cabello y probabilidad de desarrollar acné.
Lo que sí es deseable son las particularidades androgénicas que tiene la testosterona, especialmente un derivado de la testosterona denominado la dihidrotestosterona (DHT).
La testosterona en el cuerpo al transformarse en DHT genera las acciones androgénicas. Y en la mujer es importante a nivel del sistema nervioso, porque hay zonas como la prefrontal e hipocampo, que determinan nuestros comportamientos.
Cuando esta pequeña molécula (DHT) impacta dichas zonas, genera particularidades emocionales, cognitivas y sexuales. De hecho, cuando una mujer se encuentra expuesta a las concentraciones adecuadas, esto le permite seguir sosteniendo su personalidad.
¿Es posible mantener la testosterona estable después de los 40 años?
Según el Dr. Hernández, las mujeres hasta los 32-35 años, no suelen presentar problemas por déficit de testosterona. Sin embargo, muchos ginecólogos no integrales recomiendan anticonceptivos en mujeres con ovarios poliquísticos a muy temprana edad.
Por supuesto, este fármaco favorece la regulación de la progesterona, sin embargo, anula la testosterona.
A la larga, ello ocasiona retención de líquido, várices, libido e impulso sexual cada vez menor.
Según la experiencia del Dr. Hernández, los anticonceptivos deben acompañarse con una crema de testosterona. Ello permite la recuperación a nivel muscular y androgénico.
A partir de los 37 a 40 años, toda mujer debe acudir a un ginecólogo integral, valorando cuales son los niveles de testosterona. De hecho, es importante emplear dehidroepiandrosterona (DHEA).
En muchos países es de venta libre. Y a pequeñas dosis, funciona muy muy bien, logrando elevar los niveles de testosterona en ese plazo de diez, doce años, hasta el inicio de la menopausia.
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Esto permite que la mujer cuando alcance la perimenopausia, y la menopausia tenga unos niveles más estables, no tan dependientes del ciclo hormonal. Ojo, hay que controlar la dosis, en función de la mayor o menor actividad (una mujer que entrena varios días a la semana versus otra que lleva vida sedentaria).
Una dosis de DHEA para una mujer de 35 a 45 años que aún no ha entrado en la perimenopausia con 10 a 15 mg es más que suficiente.
Puede emplearse también una dosis de 25 mg un día de por medio. De acuerdo a los especialistas, las mujeres con mayor cantidad de compromisos, incluyendo los laborales y familiares, pueden compensar esta dosis sin padecer efectos colaterales.
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Otros factores importantes que pueden preservar la estabilidad de la testosterona
Dieta saludable
Una dieta saludable, que incluya proteínas de alta calidad, es fundamental para mantener niveles adecuados de testosterona. Según los expertos, incluyendo al Dr. Hernández, este es un factor crucial, ya que logra proporcionar los aminoácidos esenciales necesarios para la síntesis de esta hormona.
Un estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, mostró los efectos de la testosterona en la síntesis de proteínas musculares durante el déficit energético. Ello evidencia, un efecto retardado pero positivo de la testosterona exógena.
Otras revisiones, han analizado las necesidades de proteínas en la dieta de los adultos mayores. Ello mostró la necesidad de una ingesta adecuada de proteínas para mantener el equilibrio del nitrógeno y la salud en general. Se cree, que ello podría afectar indirectamente los niveles de testosterona.
La relación entre la ingesta de proteínas y la masa corporal magra, que está asociada a los niveles de testosterona, también se examinó en un estudio publicado en JAMA Internal Medicine, en el que se indicaba que una mayor ingesta de proteínas era beneficiosa para las personas mayores con limitaciones funcionales.
Para quienes deseen optimizar los niveles de testosterona mediante la dieta, es aconsejable centrarse en una ingesta equilibrada de macronutrientes. Incluye, proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables, junto con micronutrientes.
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Actividad física
Practicar una actividad física es una forma bien documentada de mantener unos niveles adecuados de testosterona. Para el Dr. Hernández, tanto la grasa corporal excesiva y el estrés son factores que afectan los niveles de testosterona.
Diversos estudios resaltan el efecto positivo del ejercicio sobre el combate de la obesidad y estrés. Por supuesto, puedes ayudar a tu organismo empleando STRESS RELIEF.
Un estudio publicado en Frontiers in Endocrinology halló una relación en forma de U entre la actividad física diaria y el riesgo de deficiencia de testosterona en varones adultos.
La actividad física de intensidad ligera a moderada se asoció a una menor probabilidad de deficiencia de testosterona, mientras que la actividad física de alta intensidad se vinculó a un mayor riesgo. Esto sugiere incluir un enfoque equilibrado del ejercicio.
El entrenamiento de resistencia, en particular los ejercicios que implican grandes grupos musculares, favorecen la producción de testosterona. Los movimientos compuestos como sentadillas, peso muerto y press de banca son especialmente eficaces.
Concluyendo
De acuerdo a lo mostrado, la testosterona es una hormona fundamental en la salud de hombres y mujeres. En los hombres, la testosterona es esencial para el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios masculinos, como el vello facial y una voz más grave.
También es crucial para la producción de esperma e influye en el deseo sexual, densidad ósea y fuerza muscular. En los hombres, los niveles de testosterona se controlan mediante un circuito de retroalimentación en el que intervienen el cerebro y la hipófisis. De allí, se envía señales a los testículos para que produzcan la hormona.
En las mujeres, los ovarios y las glándulas suprarrenales producen testosterona en menores cantidades. La testosterona en las mujeres contribuye a la salud ósea, masa muscular y función sexual. A pesar de que sus niveles son inferiores a los de los hombres, la testosterona es vital para el bienestar de la mujer, incluyendo el sexual.
Comprender el papel de la testosterona en la salud de la mujer es complejo, ya que implica no sólo aspectos físicos, sino también la salud emocional, de las relaciones y las experiencias previas.
La obesidad y el estrés son factores con mucha influencia sobre los niveles de testosterona. Por ello es importante mantener una dieta equilibrada, procurando emplear carbohidratos complejos, grasas saludables y proteínas de alta calidad.
Para Katherine la información recibida, la cual comparto en el post, fue de gran apoyo. De hecho me comentó, que decidió acudir a un ginecólogo integral, a fin de comenzar a fortalecer su sistema hormonal previo a la menopausia.
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Ella estaba muy emocionada, porque hasta ahora nunca había logrado visualizar la importancia de ciertas hormonas. De hecho, nunca había imaginado que un desequilibrio hormonal podría deteriorar de forma tan agresiva el sistema musculoesquelético.
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